miércoles, 18 de noviembre de 2020

SE ABREN EXPECTATIVAS PARA EL 2034 COMO NUEVA FECHA DEL FIN DEL MUNDO

s/TJ:

En los días de Noé, Jehová declaró: “Ciertamente no obrará mi espíritu para con el hombre por tiempo indefinido, ya que él también es carne. Por consiguiente, sus días tendrán que llegar a ser ciento veinte años” (Génesis 6:3).
La promulgación de este decreto divino en 2490 a.E.C. marcó el principio del fin de aquel mundo impío. Imagine lo que eso significó para quienes vivían entonces. Apenas pasarían ciento veinte años, y Jehová traería “el diluvio de aguas sobre la tierra para arruinar de debajo de los cielos a toda carne en la cual está activa la fuerza de vida” (Génesis 6:17).

Noé recibió la advertencia de la venidera catástrofe con décadas de antelación y sabiamente se preparó durante ese tiempo para sobrevivir. “Habiéndosele dado advertencia divina de cosas todavía no contempladas —indica el apóstol Pablo—, [Noé] mostró temor piadoso y construyó un arca para la salvación de su casa.” (Hebreos 11:7.) ¿Qué hay de nosotros? Ya han transcurrido unos noventa años desde que en 1914 se iniciaron los últimos días de este sistema de cosas. Sin duda estamos en “el tiempo del fin” (Daniel 12:4). ¿Cómo debemos responder a las advertencias que se nos han dado? La Biblia dice que “el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:17). Por lo tanto, es el momento de hacer la voluntad de Dios con un intenso sentido de urgencia.

En tiempos modernos, los estudiantes sinceros de las Escrituras han aprendido en ellas que este sistema está condenado a la destrucción. ¿Lo creemos nosotros? Observemos que Jesucristo indicó claramente: “Habrá gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder” (Mateo 24:21). Jesús también dijo que vendría como el Juez nombrado por Dios y separaría a la gente como el pastor separa las ovejas de las cabras. Los considerados indignos “partir[ían] al cortamiento eterno, pero los justos a la vida eterna” (Mateo 25:31-33, 46).

Jehová ha mantenido estas advertencias ante su pueblo mediante oportunos recordatorios incluidos en el alimento espiritual que proporciona “el esclavo fiel y discreto” (Mateo 24:45-47). Además, a toda nación, tribu, lengua y pueblo se hace el llamamiento de “tem[er] a Dios y [darle] gloria, porque ha llegado la hora de juicio por él” (Revelación [Apocalipsis] 14:6, 7). La advertencia de que el Reino de Dios pronto eliminará la gobernación humana es una parte esencial del mensaje del Reino que predican los testigos de Jehová en toda la Tierra (Daniel 2:44). Esta advertencia no debe tomarse a la ligera, pues el Dios todopoderoso siempre cumple su palabra (Isaías 55:10, 11). Lo hizo en los días de Noé y lo hará en los nuestros (2 Pedro 3:3-7). (La Atalaya 15/12/2003, pág 14)

Análisis: 

En primer lugar, en el párrafo 6 de La Atalaya que he referenciado más arriba, se hace mención de las palabras del Génesis en las que Jehová avisó a Noé con 120 años de antelación para que se prepararan para el gran Diluvio, que se puede considerar como una especie de apocalipsis o fin del mundo de la época antigua, y además, cita exactamente la fecha de 2490 aC como la fecha en la que Jehová hizo tal advertencia. No se comenta la fecha exacta en la que el Diluvio ocurrió, pero si dice que ocurrió en esos 120 años, lo cual no es muy difícil concluir que el "fin del mundo" o Diluvio ocurrió en el 2370 aC, vamos, simplemente restando a 2490 los 120 años. Hasta ahí todo bien. Quien quiera que se crea esta historia, pero ahora mismo eso es lo que menos nos importa.

Nos vamos ahora al párrafo 7 de la misma Atalaya, que es donde se intenta aplicar todo esto al hombre actual, con la pregunta "¿Qué hay de nosotros?", vamos, que creo que queda claro que eso significa cómo nos afecta todo esto de Noé y el Diluvio a nosotros en la actualidad.

Y a continuación se cita una fecha exacta, 1914, como antes se citó la de 2490 aC, ambas fechas como comienzo de los últimos días, una en los días de Noé, y otra en los "últimos días" de verdad, y además, se dice literalmente que han pasado 90 años desde el inicio del fin en 1914, que ya, en el 2014 son 100 años, lo cual guarda una relación muy similar a lo que ocurrió en el tiempo de Noé con los 120 años.

Y para dejarnos claro todo esto, nos pregunta cómo responder a las "advertencias que se nos han dado", que por supuesto, se parece mucho a lo que hizo Noé en sus días, que es hacer la voluntad de Dios, que no es otra que predicar su obra. Y además nos dice que "es el momento de hacer la voluntad de Dios con un INTENSO SENTIDO DE URGENCIA". ¿Por qué esa urgencia?.

Es cierto que en ningún momento se menciona ninguna fecha del fin, pero ¿entonces por qué tanta comparación con los días de Noé?, ¿por qué tan claras alusiones a los 120 años desde el principio del fin hasta el fin?, ¿por qué el comentario de que ya han pasado 90 años (en 2003) desde el inicio del fin en 1914?, vamos si está clarísimo, 1914 más los 120 años que Jehová dejó a Noé nos da 2034, "a buen entendedor..... la palabras sobran".

¿Por qué entonces no mencionan directamente la fecha de 2034 como posible fin del mundo?, pues la verdad, la respuesta es muy sencilla, después de los sucesivos batacazos de 1879, 1914, 1915, 1918, 1933, 1975, creo que ya aprendieron la lección, y sería de idiotas volver a hacer una predicción del fin del mundo para 2034. ¿Qué hacemos entonces?, pues en vez de decir nosotros la fecha, lo que hacemos es proponer un ejercicio de matemáticas de preescolar en el que solo hace falta sumar dos números (1914 + 120), pero nosotros no te damos el resultado, de manera que si tú eres el que dices la fecha de 2034 has sido tú, y no nosotros.

Además, para dejar más claro aún que se trata de una profecía "sutilmente", en el párrafo 9, mencionan que "Jehová ha mantenido estas advertencias ante su pueblo mediante oportunos recordatorios incluidos en el alimento espiritual que proporciona el esclavo fiel y discreto". ¿Qué quieren decir estas palabras?, pues simplemente que Jehová habla a través de los Testigos de Jehová, o lo que es lo mismo, que los Testigos de Jehová hablan en nombre de Jehová, lo cual es una blasfemia enorme, y más aún cuando acaban de hacer una discreta profecía, saltándose por enésima vez las palabras Bíblicas de que no saben ni el día ni la hora más que el Padre, ni el Hijo, ni los ángeles, y qué curioso que ellos sí lo saben.