En JW.org, en “¿Qué es el Armagedón?”, los testigos de Jehová nos recuerdan que, en cualquier momento, puede saltar el Armagedón entre nosotros ya que, según sus cálculos, nos hallamos plenamente inmersos en el período en el que ha de suceder, período que se conoce como la “presencia de Jesús” y que, cómo ya sabemos, los testigos de Jehová aseguran que empezó en 1914.
Y no es que los
testigos de Jehová aseguren esta fecha por los efectos que hayan podido
comprobar desde entonces y que cumplen con el contenido del texto sagrado, sino
que, en su momento, sus dirigentes, se autoconvencieron de que, aunque en 1914
no sucedió lo que esperaban que sucediera, empezó, sin embargo, la presencia de
Jesús no en la tierra sino en el cielo y de modo invisible. Y el que no lo
crea, ¡es su problema!
Y es que la fecha
de 1914 había sido prevista con antelación por los “historiadores” de la
organización, finalizando sus cálculos con una endemoniada operación aritmética
que partiendo del número 607 que, según ellos corresponde al año de la
destrucción de Jerusalén, alcanzaban el año 1914.
Pero la
Historia y los historiadores de verdad, ya en aquellos tiempos y con más
razones en el día de hoy, fijan la fecha de la destrucción de Jerusalén en el
año 586 aC, por lo que los cálculos de los testigos de Jehová no sirven para nada
y 1914 no es significativo de nada que nos interese en este tema. Una vez más
se hacen buenas las frases de la Biblia que nos dicen: “Respecto a aquel día
y hora nadie sabe, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre” (Mt
24;36) y “El profeta que ose decir en nombre mío lo que yo no le haya
mandado decir … debe morir. Es cosa que no ha dicho Dios; en su presunción habló
el profeta …” (Dt 18;20-22).
Los Testigos de Jehová han anunciado en diversas ocasiones la inminente llegada del Armagedón. En 1914 tuvo lugar el más sonado de estos anuncios sin ningún éxito. Pero todavía somos muchos quienes recordamos el anuncio del Armagedón para 1975. Desde varios años antes, la posibilidad de que ocurriera en 1975 era el argumento central de toda la literatura jehovista en sus libros, revistas y conversaciones personales. Tras el sonado fiasco de esta fecha, se esperaba que la Watchtower aprendiese y dejase de poner fechas para el tan esperado “Armagedón”, pero no fue así. A pesar de las claras advertencias de Jesús sobre el fijar fechas, los TJ han seguido dando o insinuando fechas. Así, en “Las naciones sabrán”, pág 113,141,217,254, se asegura que la batalla del día de Jehová “sucederá en este siglo veinte”. También se puede leer un anuncio similar en (“La Atalaya” 1.1.1989, pág 12), aunque en la actualidad se ha corregido, en su copia digital, cambiando la expresión “en este siglo veinte” por “en nuestros tiempos”.
Ya entrados en el siglo XXI, en (“La Atalaya”
15.12.2003, pág 15, párrafos 6 y 7), de nuevo la Watchtower crea expectativas
sobre cuándo podría ser el fin de este sistema de cosas, la venida del Armagedón.
Se sugieren unos elementales cálculos que nos llevan al año 2034. ¡Y ahí queda!
Por más que la Biblia advierte de que no escuchemos a los que nos intentan
engañar con mensajes como los que desde hace casi 150 años se vienen leyendo en
las publicaciones de la Watchtower, millones de personas siguen sin abrir sus
ojos a la evidencia.
De todas maneras, los testigos de Jehová siguen manteniendo en su estructura doctrinal, la fecha del año 1914 como fundamental en su desarrollo. Teniendo esto en cuenta, podemos comprender que los esfuerzos que hacen sus dirigentes para mantener en pie la cronología que les lleva por medio de sus cálculos a 1914, no son esfuerzos para justificar solo esta fecha, sino para defender y justificar toda su doctrina, sus creencias, su sociedad, su organización y … su medio de vida.