Comentarios
sobre el apéndice “1914: año importante
en las profecías bíblicas” del libro “¿Qué
enseña realmente la Biblia?”, publicado por los Testigos de Jehová y del que en una conversación con uno de
ellos me aconseja su lectura.
Análisis:
Selecciono los siguientes fragmentos:
Selecciono los siguientes fragmentos:
Pág 215: “Jerusalén será hollada (o pisoteada) por las naciones, hasta que se cumplan los tiempos señalados de las naciones, o los tiempos de los gentiles (Lc 21;24)”.
Pág 216: “¿Cómo y cuándo comenzaron las naciones a pisotear el gobierno de Dios?. Esto ocurrió en el año 607 a.e.c. cuando los babilonios tomaron Jerusalén”.
Pág: 216-217: “El trono de Jehová quedó vacío y se interrumpió la línea de reyes que descendían de David (2Re 25;1-26) ¿Se mantendría ”hollada” a Jerusalén para siempre? No, pues en el libro profético de Ezequiel se da esta orden a Sedequías, el último rey de esta ciudad: “Remueve el turbante, y quita la corona. Esta (…) no llegará a ser de nadie hasta que venga aquel que tiene el derecho legal, y tengo que dar esto a él” (Ez 21;26,27). La persona con el “derecho legal” a heredar la corona de David es Jesucristo (Lc 1;32,33). Por lo tanto Jerusalén dejaría de ser “hollada” cuando Jesús se convirtiera en Rey”.
Pág 217: “El período de 2.520 años comienza en octubre del 607 a.e.c. –cuando los babilonios tomaron Jerusalén y quitaron del trono al rey descendiente de David- y terminó en octubre de 1914. Fue entonces cuando terminaron “los tiempos señalados de la naciones” y cuando Dios colocó a Jesucristo en su puesto de Rey celestial (Salmo 2;1-6) (Dn 7;13,14)”.
¿Qué
ocurrió en octubre del 607 aC según explican los Testigos de Jehová? Pues que
“los babilonios tomaron Jerusalén y quitaron del trono al rey descendiente de
David”. Su detalle se encuentra –según apuntan los Testigos de Jehová- en (2Re
25;1-26).
Este
acontecimiento, según los historiadores, arqueólogos y astrónomos, cristianos y
no cristianos e incluso judíos, está fechado y aceptado universalmente en el 586 aC (los judíos recuerdan cada año la catástrofe de Jerusalén ocurrida en el
586 aC en el ayuno que celebran el 10 de tebet). A pesar de la universal
aceptación del 586 aC para la destrucción de Jerusalén los Testigos de
Jehová, que no son especialistas en ninguna de las anteriores disciplinas, sino
“estudiantes de la Biblia”, como a ellos les gusta denominarse, se atreven a
cambiar esta fecha por la del año 607 aC. ¿Alguna razón especial de carácter
histórico, arqueológico o astronómico?
Ninguna, simplemente que 586 no
les permite dar por correcta su particular interpretación de la profecía
bíblica, cosa que consiguen con el 607. Por lo tanto, no es que confíen en lo
que dice la Biblia, como aseguran, pues la Biblia no dice nada al respecto del
año, sino que confían en su particular interpretación de lo que dice la Biblia
y para ello les va bien el año 607 a.e.c.
¿Y
por qué les va bien el 607 aC? Pues, sencillamente, porque el 607 aC.
se encuentra a 2.520 años de distancia del
1914 que es el año que definitivamente interesa fijar (véase la
interpretación que de Dan 4:23-24 hacen los Testigos de Jehová). Y esto está
claro, porque antes del 607 los Testigos de Jehová habían defendido el 606 que –erróneamente-
también les llevaba al 1914. Cuando se dieron cuenta de sus equivocados cálculos,
modificaron el 606 por el 607 y todo quedó arreglado. Lo que demuestra que tanto
el 606 como el 607 dependen del 1914 y no a la inversa como los Testigos de
Jehová quieren hacernos creer.
Los
Testigos de Jehová consideran el año 607 como el año desde el que debe empezarse
a contar no sólo los 2.520 años de la profecía de Daniel, como ya hemos dicho, sino
también los 70 años de la profecía de Jeremías.
¿Y
qué dice la profecía de Jeremías? “Toda esta tierra tiene que llegar a ser un lugar devastado, un
objeto de pasmo, y estas naciones tendrán que servir al rey de Babilonia
setenta años. Y tiene que ocurrir que cuando se hayan cumplido setenta años
pediré cuentas al rey de Babilonia y a aquella nación” (TNM) (Jer 25;11-12).
Esta profecía es proclamada por Jeremías en el año 4º de Joaquim, rey de Judá, o
sea, en el 1º de Nabucodonosor (Jer 25;1-11). Jeremías profetiza, pues, dos
acontecimientos, por un lado la devastación de Judá con Jerusalén: “Toda esta
tierra tiene que llegar a ser un lugar
devastado, un objeto de pasmo”, y por otro, la cautividad: “y estas naciones
tendrán que servir al rey de Babilonia setenta años”.
Si
empezamos por la cautividad, ésta se inicia en el año ascensional de
Nabucodonosor. Ver como se van sucediendo las distintas etapas de la misma en (Dn
1;1-6) (2Re 24;1) (Jer 52;28) (2Re 24;8-16), etc. hasta el reinado de Sedecías,
último rey de Jerusalén.
La
Biblia nos dice que reinando Sedecías, Jeremías envía un mensaje de parte de
Yahvéh, a los cautivos de Babilonia
diciéndoles que cuando se cumplan
los 70 años de cautiverio en Babilonia, Yahvéh los traerá otra vez a su
tierra (Jer 29;1-10, 30;3). Evidentemente, esta carta fue enviada a los
cautivos de Babilonia llevados allí antes de la destrucción de Jerusalén, de la
desolación de la tierra de Judá y del destronamiento de Sedecías, y en esta
carta es Yahvéh quien les dice que después de setenta años los traerá otra vez
a su tierra. A estos cautivos se unirán otro grupo, años más tarde, en el
decimonono del reinado de Nabucodonosor, cuando sea destruida Jerusalén y
destronado Sedecías.
¿Y
cuándo empezó a reinar Nabucodonosor, fecha que nos interesa para conciliar
toda esta información?. Según los historiadores y demás científicos en el 605
a.e.c. pero según los Testigos de Jehová, en el 625 aC. ¿Por qué esta
variación? Porque al haber situado la destrucción de Jerusalén en el 607,
veinte años abajo, los Testigos de Jehová han de hacer lo mismo con el principio
del reinado de Nabucodonosor a fin de que la destrucción de Jerusalén, como
dice la Biblia, ocurra en el 19º año del reinado de Nabucodonosor (2Re 25;8). Y
así, sin ningún rubor, fijan el comienzo del reinado de Nabucodonosor en el 625 aC.
Al
haber procedido a este cambio artificial en el año de inicio del reinado de
Nabucodonosor, los Testigos de Jehová se ven obligados a cambiar el sentido de
la profecía de Jeremías, y en vez de considerar los setenta años para el
cautiverio tal como claramente se desprende de la profecía -lo que les
obligaría a considerarlo de aprox. 90 años-, los consideran para la “desolación”
de Jerusalén como si se tratara de un período de tiempo durante el cual no hubo
en Judá habitantes ni animales domésticos, o sea, según los Testigos de Jehová, del 607 al 537.
Pero es evidente que si la devastación consiste en que la tierra de Judá se
tenía que quedar sin habitantes, Jehová se estaba contradiciendo al ordenar a
los últimos habitantes de Judá que no se fueran a Egipto; porque si no se iban
no podía haber devastación, es decir, que si para que hubiera devastación no
tenía que quedar nadie en la tierra de Judá ¿por qué les dice que se queden en
ella?
Y
es que, dejando al margen los malabarismos cronológicos de los Testigos de
Jehová, los setenta años de Jeremías, se pueden contar tranquilamente sin
forzar nada, desde el 605 hasta el 536 a.e.c. (año que según el texto detallado
de la Biblia corresponde al de regreso de los judíos) según el método
inclusivo, o sea, considerando completos el primero y el último, sistema muy
utilizado en la Biblia.
Ya
hemos visto anteriormente que los Testigos de Jehová han de salvar como sea la
fecha de 1914. Primero, en una cuenta hacia atrás, obtienen la de 606, después
la corrigen al 607, de ésta pasan a la de 537 cambiando la interpretación
correcta de la profecía de Jeremías y sin tener en cuenta el propio texto de la
Biblia, para situarse a dos años aproximadamente de la de 539 y ya está, asunto
zanjado porque el 539 también lo aceptan “tantos doctos”… Se olvidan de que
estos mismos “doctos” aceptan el 586, el 536 y el 605.
Lógicamente,
cambiar una fecha influye en otras que de alguna manera están relacionadas con
la primera. Así, los Testigos de Jehová al cambiar el 586 por el 607, provocan
una diferencia de 20 años que como una ola repercute en otras fechas de la
historia y que los Testigos de Jehová cambian tranquilamente como si aquí no
pasara nada. La dos primeras y más llamativas son 1) el inicio del reinado de
Nabucodonosor que los historiadores tienen debidamente fijado en el 605 aC y que los Testigos de Jehová –como ya hemos visto- fijan contra viento y marea
en el 625 aC y 2) la duración del reinado de Nabonido que está fijado en 17
años y que los propios Testigos de Jehová admiten (“Asegúrense de todas las
cosas”) pero que en cambio partiendo del 625 de Nabucodonosor, los 17 años se
convierten en 37 (?). Esta diferencia es
importante porque aunque los Testigos de Jehová digan que tienen esperanza de
que algún día (?) este vacío de 20 años se pueda rellenar, esto es totalmente
imposible debido a su artificialidad pero aún concediéndoles esta posibilidad,
fijar una profecía tan importante como la de 1914 en unas fechas que no están
debidamente fundamentadas (607, 625) es un atrevimiento que puede considerarse
suicida.
Otras
fechas que los Testigos de Jehová presentan afectadas por esta diferencia son,
por ejemplo: La Toma de Samaría –del 722 al 740- la Conquista de Nínive –del
612 al 632- La muerte de Josías a manos del faraón Neco, (según los
historiadores egipcios de la dinastía XXVI reinó del 610 al 595 aC) que los
historiadores tienen fijada en 609, los Testigos de Jehová la tienen fijada en
el 629. La batalla de Carquemis en la
que Nabucodonosor venció a Neco de Egipto y que los historiadores fijan en el
605, los Testigos de Jehová la fijan en el 625 cuando todavía faltan, según los
egipcios, quince años para que empiece el reinado de Neco, etc. etc.
Como
curiosidades, se pueden apuntar 1) que el nacimiento de Buda que ocurre en el
563 a.e.c. se respeta por los Testigos de Jehová cuando ya ha empezado el baile
de los 20 años (todos los anteriores al 539) y que como han hecho con todas las
demás fechas podrían haberla colocado en el 583 aC 2) La dinastía XXVI de
Egipto que no respetan en su detalle como hemos visto más arriba, en cambio se
acepta como correcto el año en que terminó dicha dinastía, el 525 aC.
Los
Testigos de Jehová deberían buscar científicos de cierto renombre que apoyen
sus fechas clave: 537, 607 y 625. Mientras esto no sea así, repetimos que su
profecía de 1914 está construida sobre arena y este no es el sistema que
recomienda Jesucristo (Mt 7;24-27).