JUICIO DE LOS MIL
AÑOS. DIVERSOS GRADOS DE DIFICULTAD QUE CONVIERTEN A ESTE JUICIO EN UNA TOTAL
INJUSTICIA
s/TJ:
Un factor que afectará el derrotero que
uno emprenda después de su resurrección es su modelo de vida
previo. Jesús indicó esto cuando dijo que las cosas les serían más
soportables en el Día de Juicio a algunos resucitados - por ejemplo, los
habitantes de Sodoma y Gomorra o de Tiro y Sidón- que a los galileos
resucitados de Corazeín, Betsaida y Capernaum,
que obstinadamente lo rechazaron durante su ministerio
terrestre (Mt 10;15) (Mt 11;20-24) ("La Atalaya" de 1/9/68, pág
518)
En cuanto a aprender y poner en práctica la
justicia, se darán diversos grados de dificultad: Quienes más difícil lo
tendrán serán la mayoría de las personas a quienes él y sus
discípulos predicaron directamente, ya que rechazaron a
Jesús como el Mesías, aún después de haber oído su
predicación y ver los milagros que él ejecutó. Con
referencia a Capernaum, una de las ciudades dónde ejecutó
milagros, Jesús dijo: "Si las
obras poderosas que se efectuaron en ti se hubieran efectuado en
Sodoma, habría permanecido hasta este mismo día. Por consiguiente, les
digo a ustedes: Le será más soportable a la tierra de Sodoma en el Día de
Juicio que a ti". Por eso, para ciertos
"injustos" resucitados el aprender acerca de Dios y servirle será más
fácil que para ciertos otros "injustos" (Mt 11;20-24) (Mt
12;41-42) (Mt 10;5) (Gn
19;1-26) (Hech 24;15) ("Usted puede vivir...",pág
179)("La Atalaya" de 1/9/68, pág 518)
Entonces, ¿qué hay de los "justos"
a quienes se resucita... personas como Abrahán, Isaac,
Job, Débora, Rut, Daniel y otros? Antes de su muerte,
éstos esperaban con anhelo la venida del Mesías. ¡Qué alegría
tendrán durante el Día del Juicio cuando aprendan acerca de él, y sepan
que él está gobernando en el cielo! Por eso, en
aquel tiempo a estas personas "justas" se les hará mucho más
fácil que a cualquiera de los "injustos" el
practicar la justicia (Hech 24;15) ("Usted puede
vivir...", pág 180)
Considere, por ejemplo, aquella "tan grande nube
de testigos" de tiempos antiguos, incluyendo a Abrahán, Isaac, Jacob,
Moisés, el rey David, Juan el Bautista. Esperamos que a estos se
les haga "príncipes en toda la tierra". Tendrán mucho
que aprender, especialmente acerca del Mesías Jesús y el papel
que él desempeña en el propósito y arreglos de Dios. Tendrán que
llegar a un entendimiento de esto y serán probados en cuanto a esta
información que se les dé después de su resurrección.
Juan el Bautista fue decapitado unos dos años
antes de que Jesucristo muriera y fuera resucitado y
regresara al cielo. Por eso, Juan tiene
mucho que aprender y sobre lo cual ser probado
después que sea resucitado a la vida en la Tierra.
En consecuencia, hasta el fin de reinado de mil años de Cristo
los miembros de esa "tan grande nube de testigos" que
disfrutan de una "resurrección mejor", tendrán que probar que
son hacedores de cosas buenas ("La Atalaya" de 1/6/65, pág
340).
JESÚS ORGANIZARÁ UN PROGRAMA DE REHABILITACIÓN
ESPIRITUAL SOBRE LA TIERRA
s/TJ:
En calidad de Rey del Reino de Dios, Jesús utilizará
su 'autoridad sobre la Tierra' para organizar un programa de
rehabilitación espiritual. 'Justicia es lo que los habitantes de
la tierra productiva ciertamente aprenderán' (Is 26;9)
Todo el mundo podrá ver los beneficios de ese programa. La
Biblia nos asegura: "No harán ningún daño ("no cometerán
el mal") ni causarán ninguna ruina... porque la tierra
ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las
aguas cubren el mismísimo mar" (Is 11;9). En
la actualidad es posible vencer muchas inclinaciones malas.
Pero cuando desaparezca la influencia demoníaca, sin duda será mucho,
muchísimo más fácil 'apartarse de lo que es malo y hacer
lo que es bueno' (1Pe 3;11). Podemos estar seguros de que el
bien vencerá al mal porque Dios es bueno, y con su ayuda los que desean hacer
el bien pueden vencer al mal, como demostró el ejemplo de Jesús (Sl
119;68) (Sl 85;10-11) ("La Atalaya" de 1.2.93, pág 6 y
7)
Entonces, después
de su resurrección, se les hizo fácil -a los
"injustos"- servir a Jehová porque vivían en el
paraíso sin oposición alguna procedente del Diablo... (Ap
20;12) (Ap 20;15) ("Usted puede vivir...", pág 182)
Pero hasta en medio de
estas circunstancias, las mejores que pudiera haber, algunas
personas rehusarán servir a Dios. Como dicen las Escrituras:
(Is 26;10) Por eso, después que se les haya dado plena
oportunidad de cambiar de proceder y aprender la justicia, se destruirá a
tales inicuos. A algunos se les dará muerte hasta antes
de que termine el Día del Juicio (Is 65;20). No se les permitirá
permanecer para corromper o echar a perder la Tierra paradisíaca
("Usted puede vivir...", pág 178).
LOS RESUCITADOS TENDRÁN TIEMPO DE REALIZAR NUMEROSAS
OBRAS POR LAS QUE SEAN JUZGADOS
s/TJ:
Aunque Cristo Jesús regirá desde el Cielo, su
gobernación beneficiará a todo el que viva en la Tierra, tanto a
los sobrevivientes de la guerra del Armagedón como a
los millones y millones que posteriormente serán levantados de entre
los muertos. Con el gobierno en las manos de Jesucristo, y con
el apoyo de sus 144.000 reyes y sacerdotes subordinados, la
gente podrá rehacer con éxito su personalidad y practicar justicia
completa. (Is 26;9) Aunque es probable que estos resucitados
no serán traídos todos de vuelta al mismo tiempo, serán recibidos de entre
los muertos a medida que progrese el programa educativo y de juicio y a
medida que los que vivan puedan equiparse para atender a los muchos que
regresen de las tumbas. El Día del juicio será lo suficientemente largo para
que los resucitados tengan tiempo de realizar numerosas obras por las
que sean juzgados (Hech 17;31) (Is11;3,4) (Hech 10;42) (2Cor 5;10) (1Tim
6;14). No es un día literal de 24 horas. Se refiere a un período que
durará 1.000 años. (1Cor 6;1-3) (Ap 20;4-6) (2Pe 3;13), ya que "para
el Señor un día es como mil años; y mil años como un día" ("Usted
puede vivir...", pág 176) ("La Atalaya" de 1.6.1965, pág
337)
La Biblia, por otra parte, aclara este apartado
cuando habla de los que participarán con Jesucristo en juzgar (1Cor
6;1-3): "Vi tronos -dice el escritor
bíblico- y hubo quienes se sentaron sobre ellos, y se les dio poder para
juzgar". Estos jueces son los fieles seguidores ungidos de
Cristo, quienes, como continúa diciendo la Biblia, "llegaron a vivir
y gobernaron como reyes con el Cristo por mil años".
De modo que el Día del Juicio durará mil años. Este es el
mismo período de 1.000 años durante el cual Cristo y
sus 144.000 fieles seguidores ungidos han de gobernar como
"nuevos cielos" sobre la "nueva tierra". (Ap 20;4-6)
(2Pe 3;13) ("Usted puede vivir...", pág 180)
Ha surgido una pregunta en cuanto a la
posibilidad de que todos los muertos regresen para juicio sin
abrumar a los que están en la Tierra que representarán
al Reino celestial al dirigirlos, ayudarlos y educarlos. En
cuanto al número de personas que han vivido en la Tierra, se ha hecho un
cálculo bastante liberal de veinte mil millones. Si se divide esta cifra
por mil, da veinte millones al año o cerca de 55.000 al día.
Este es un gran número de personas para quienes tendría que proveerse
alimento, alojamiento, ropa y ocupación. Pero consideremos el problema a
la luz de los tratos pasados de Jehová con su pueblo. ("La
Atalaya" de 15/1/68, pág 44)
Entre los Testigos de Jehová cuyo trabajo
es predicar y enseñar las buenas nuevas del Reino, es una tarea
grande el estudiar la Biblia con una persona, ayudarla a aplicar
principios bíblicos a su vida para ponerla en armonía con el
camino de Dios, entrenarla en el ministerio y ayudarla a llegar a ser una
cristiana madura, capaz a su vez, de ayudar a alguien más.
En su trabajo, los Testigos han visto aumentos anuales en número, de
2 por ciento a 20 por ciento o más. Se ha considerado normal
un aumento de 10 por ciento, dando una proporción de una nueva
persona por diez que pueden ayudarla durante todo un año.
Esto se ha efectuado con éxito de modo que ha existido
una organización firme, sólida, con un porcentaje muy pequeño de los que
se separan o apostatan. El número que predica casi se duplicó
en el período de diez años de 1955-1965 ("La
Atalaya" de 15/1/68, pág 44)
Por lo tanto, sin hacer una profecía, sino
simplemente con el propósito de ilustrar el punto, comencemos
nuestro cálculo con la cifra de un millón de sobrevivientes al
Armagedón. Aun con este pequeño comienzo, y sólo con, digamos, un
aumento de 3 por ciento cada año (una proporción de un
resucitado por cada treinta tres que viven en la Tierra),
el número de personas que vivan se duplicaría, aproximadamente, cada
veinticuatro años. Si son resucitados veinte mil millones, esto
podría hacerse en menos de cuatrocientos años. Así se
concedería bastante tiempo y bastante ayuda estaría disponible para
educar y disciplinar a todos, trayendo a los obedientes al
grado en que, a su vez, podrían enseñar a otros sin
perturbar nada el progreso de ese nuevo orden de
cosas. Con la producción y recursos
de la Tierra traídos a su potencialidad y distribuidos
apropiadamente y usados para provecho de la humanidad, no habría problema
de alimentación, como se representan mentalmente los economistas del
día presente ("La Atalaya" de 15/1/68, pág 44)
Por supuesto, vendrá el tiempo cuando se
detendrá la resurrección. El Hades y el mar habrán entregado el último
de los muertos que estén en ellos ("La Atalaya" de
15/1/68, pág 44)
Asimismo, la muerte adámica, la muerte que
resultó a toda la humanidad del pecado original de Adán, cesará; será
el "último enemigo" que
habrá de ser reducido a la nada. Esto aplicará cuando no haya nadie que
tenga algún rasgo de los efectos heredados del pecado de Adán. Primero
habrán ejercido fe en el sacrificio de Jesucristo y se les habrá
aplicado su mérito limpiador con el perdón de sus pecados
confesados, y, además, habrán practicado obras en armonía con su fe, y obediencia
a los rollos escritos ("La Atalaya" de 15/1/68, pág 44)
Sólo cuando la imperfección y debilidad mentales
y físicas hayan sido sacadas de ellos y éstos estén en la perfección
humana que tuvieron originalmente Adán y Eva inocentes en el jardín
de Edén, sólo cuando el último vestigio de pecado, que es el aguijón que
produce la muerte, sea destruido, podrán obedecer toda la ley de Dios
perfectamente, incluso las cosas escritas en los rollos (1Cor 15;56)
("La Atalaya" de 15/1/68, pág 45)
Análisis:
Si comparamos las condiciones en las que el hombre tiene que desenvolverse
en esta vida, y las condiciones que previsiblemente gozará durante los mil años
que durará el Juicio proclamado por los TJ, se ve de inmediato que nos
encontramos ante una gran injusticia que hace imposible que este proceder sea
propuesto por el propio Dios. Y, finalmente, para alcanzar “la perfección humana que tuvieron
originalmente Adán y Eva”, o sea, con la posibilidad de volver a pecar y… ¡empezar
de nuevo! … Los propios TJ no lo ven claro cuando escriben: “En la actualidad es posible
vencer muchas inclinaciones malas. Pero cuando desaparezca la influencia
demoníaca, sin duda será mucho, muchísimo más fácil
'apartarse de lo que es malo y hacer lo que es bueno'.
Podemos estar seguros de que el bien vencerá al mal porque Dios es bueno,
y con su ayuda los que desean hacer el bien pueden vencer al mal…” ("La
Atalaya" de 1.2.93, pág 6 y 7)
Sí, pero
nuestros primeros padres, Adán y Eva, ya demostraron -a pesar de la perfección
que se les atribuye- que la malicia humana es tremendamente demoledora, y a
pesar de que Dios es bueno, el que desee hacer el mal, también podrá -dentro de
la lógica de los TJ- vencer al bien …