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viernes, 28 de abril de 2017

JUICIO DE LOS MIL AÑOS. UNA TOTAL INJUSTICIA


JUICIO DE LOS MIL AÑOS. DIVERSOS GRADOS DE DIFICULTAD QUE CONVIERTEN A ESTE JUICIO EN UNA TOTAL INJUSTICIA

s/TJ: 

Un factor que afectará el derrotero que uno emprenda después de su resurrección es su modelo de vida previo.  Jesús indicó esto cuando dijo que las cosas les serían más soportables en el Día de Juicio a algunos resucitados - por ejemplo, los habitantes de Sodoma y Gomorra o de Tiro y Sidón-  que a los galileos resucitados de Corazeín, Betsaida y Capernaum, que obstinadamente lo   rechazaron durante su ministerio terrestre (Mt 10;15) (Mt 11;20-24) ("La Atalaya" de 1/9/68, pág 518)

En cuanto a aprender y poner en práctica la justicia, se darán diversos grados de dificultad: Quienes más difícil lo tendrán serán la mayoría de las personas a quienes él y sus discípulos predicaron directamente, ya que rechazaron a Jesús como el Mesías, aún después de haber oído su predicación y ver los milagros que él ejecutó. Con referencia a Capernaum, una de las ciudades dónde ejecutó milagros, Jesús dijo: "Si las obras poderosas que se efectuaron en ti se hubieran efectuado en Sodoma, habría permanecido hasta este mismo día. Por consiguiente, les digo a ustedes: Le será más soportable a la tierra de Sodoma en el Día de Juicio que a ti".  Por eso, para ciertos "injustos" resucitados el aprender acerca de Dios y servirle será más fácil que para ciertos otros "injustos" (Mt 11;20-24) (Mt 12;41-42) (Mt 10;5)  (Gn 19;1-26)  (Hech 24;15) ("Usted puede vivir...",pág 179)("La Atalaya" de 1/9/68, pág 518) 
Entonces, ¿qué hay de los "justos" a quienes se resucita... personas como Abrahán, Isaac, Job, Débora, Rut, Daniel y otros?  Antes de su muerte, éstos esperaban con anhelo la venida del Mesías.  ¡Qué alegría tendrán durante el Día del Juicio cuando aprendan acerca de él, y sepan que él está gobernando en el cielo!   Por eso, en aquel tiempo a estas personas "justas" se les hará mucho más fácil que a cualquiera de los "injustos" el   practicar la justicia (Hech 24;15) ("Usted puede vivir...", pág 180) 
Considere, por ejemplo, aquella "tan grande nube de testigos" de tiempos antiguos, incluyendo a Abrahán, Isaac, Jacob, Moisés, el rey David, Juan el Bautista.   Esperamos que a estos se les haga "príncipes en toda la tierra".  Tendrán mucho que aprender, especialmente acerca del Mesías Jesús y el papel que él desempeña en el propósito y arreglos de Dios. Tendrán que llegar a un entendimiento de esto y serán probados en cuanto a esta información que se les dé después de su resurrección.   
Juan el Bautista fue decapitado unos dos años antes de que Jesucristo muriera y fuera resucitado y regresara al cielo.  Por eso, Juan tiene mucho que aprender y sobre lo cual ser probado después que sea resucitado a la vida en la Tierra.  En consecuencia, hasta el fin de reinado de mil años de Cristo los miembros de esa "tan grande nube de testigos" que disfrutan de una "resurrección mejor", tendrán que probar que son hacedores de cosas buenas ("La Atalaya" de 1/6/65, pág 340).
JESÚS ORGANIZARÁ UN PROGRAMA DE REHABILITACIÓN ESPIRITUAL SOBRE LA TIERRA
s/TJ: 

En calidad de Rey del Reino de Dios, Jesús utilizará su 'autoridad sobre la Tierra' para organizar un programa de rehabilitación espiritual. 'Justicia es lo que los habitantes de la tierra productiva ciertamente aprenderán' (Is 26;9) Todo el mundo podrá ver los beneficios de ese programa.  La Biblia nos asegura: "No harán ningún daño ("no cometerán el mal") ni causarán ninguna ruina... porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar" (Is 11;9).  En la actualidad es posible vencer muchas inclinaciones malas.  Pero cuando desaparezca la influencia demoníaca, sin duda será mucho, muchísimo más fácil 'apartarse de lo que es malo y hacer lo que es bueno' (1Pe 3;11).  Podemos estar seguros de que el bien vencerá al mal porque Dios es bueno, y con su ayuda los que desean hacer el bien pueden vencer al mal, como demostró el ejemplo de Jesús (Sl 119;68)  (Sl 85;10-11)  ("La Atalaya" de 1.2.93, pág 6 y 7) 
Entonces, después de su resurrección, se les hizo fácil -a los "injustos"- servir a Jehová porque vivían en el paraíso sin oposición alguna procedente del Diablo... (Ap 20;12) (Ap 20;15) ("Usted puede vivir...", pág 182)
Pero hasta en medio de estas circunstancias, las mejores que pudiera haber, algunas personas rehusarán servir a Dios. Como dicen las Escrituras: (Is 26;10) Por eso, después que se les haya dado plena oportunidad de cambiar de proceder y aprender la justicia, se destruirá a tales inicuos.  A algunos se les dará muerte hasta antes de que termine el Día del Juicio (Is 65;20). No se les permitirá permanecer para corromper o echar a perder la Tierra paradisíaca ("Usted puede vivir...", pág 178). 
LOS RESUCITADOS TENDRÁN TIEMPO DE REALIZAR NUMEROSAS OBRAS POR LAS QUE SEAN JUZGADOS 
s/TJ:

Aunque Cristo Jesús regirá desde el Cielo, su gobernación beneficiará a todo el que viva en la Tierra, tanto a los sobrevivientes de la guerra del Armagedón como a los millones y millones que posteriormente serán levantados de entre los muertos.  Con el gobierno en las manos de Jesucristo, y con el apoyo de sus 144.000 reyes y sacerdotes subordinados, la gente podrá rehacer con éxito su personalidad y practicar justicia completa.   (Is 26;9) Aunque es probable que estos resucitados no serán traídos todos de vuelta al mismo tiempo, serán recibidos de entre los muertos a medida que progrese el programa educativo y de juicio y a medida que los que vivan puedan equiparse para atender a los muchos que regresen de las tumbas.  El Día del juicio será lo suficientemente largo para que los resucitados tengan tiempo de realizar numerosas obras por las que sean juzgados (Hech 17;31) (Is11;3,4) (Hech 10;42) (2Cor 5;10) (1Tim 6;14).  No es un día literal de 24 horas.  Se refiere a un período que durará 1.000 años.  (1Cor 6;1-3) (Ap 20;4-6) (2Pe 3;13), ya que "para el Señor un día es como mil años; y mil años como un día" ("Usted puede vivir...", pág 176) ("La Atalaya" de 1.6.1965, pág 337) 

La Biblia, por otra parte, aclara este apartado cuando habla de los que participarán con Jesucristo en juzgar (1Cor 6;1-3): "Vi tronos -dice el escritor bíblico- y hubo quienes se sentaron sobre ellos, y se les dio poder para juzgar".   Estos jueces son los fieles seguidores ungidos de Cristo, quienes, como continúa diciendo la Biblia, "llegaron a vivir y gobernaron como reyes con el Cristo por mil años".  De modo que el Día del Juicio durará mil años.  Este es el mismo período de 1.000 años durante el cual Cristo y sus 144.000 fieles seguidores ungidos han de gobernar como "nuevos cielos" sobre la "nueva tierra".  (Ap 20;4-6) (2Pe 3;13) ("Usted puede vivir...", pág 180) 

Ha surgido una pregunta en cuanto a la posibilidad de que todos los muertos regresen para juicio sin abrumar a los que están en la Tierra que representarán al Reino celestial al dirigirlos, ayudarlos y educarlos.  En cuanto al número de personas que han vivido en la Tierra, se ha hecho un cálculo bastante liberal de veinte mil millones.  Si se divide esta cifra por mil, da veinte millones al año o cerca de 55.000 al día.   Este es un gran número de personas para quienes tendría que proveerse alimento, alojamiento, ropa y ocupación.  Pero consideremos el problema a la luz de los tratos pasados de Jehová con su pueblo.  ("La Atalaya" de 15/1/68, pág 44) 
Entre los Testigos de Jehová cuyo trabajo es predicar y enseñar las buenas nuevas del Reino, es una tarea grande el estudiar la Biblia con una persona, ayudarla a aplicar principios bíblicos a su vida para ponerla en armonía con el camino de Dios, entrenarla en el ministerio y ayudarla a llegar a ser una cristiana madura, capaz a su vez, de ayudar a alguien más.  En su trabajo, los Testigos han visto aumentos anuales en número, de 2 por ciento a 20 por ciento o más.  Se ha considerado normal un aumento de 10 por ciento, dando una proporción de una nueva persona por diez que pueden ayudarla durante todo un año.   Esto se ha efectuado con éxito de modo que ha existido una organización firme, sólida, con un porcentaje muy pequeño de los que se separan o apostatan. El número que predica casi se duplicó en el período de diez años de 1955-1965 ("La Atalaya" de 15/1/68, pág 44) 
Por lo tanto, sin hacer una profecía, sino simplemente con el propósito de ilustrar el punto, comencemos nuestro cálculo con la cifra de un millón de sobrevivientes al Armagedón.  Aun con este pequeño comienzo, y sólo con, digamos, un aumento de 3 por ciento cada año (una proporción de un resucitado por cada treinta tres que viven en la Tierra), el número de personas que vivan se duplicaría, aproximadamente, cada veinticuatro años.  Si son resucitados veinte mil millones, esto podría hacerse en menos de cuatrocientos años.  Así se concedería bastante tiempo y bastante ayuda estaría disponible para educar y disciplinar a todos, trayendo a los obedientes al grado en que, a su vez, podrían enseñar a otros sin perturbar nada el progreso de ese nuevo orden de cosas.   Con la producción y recursos de la Tierra traídos a su potencialidad y distribuidos apropiadamente y usados para provecho de la humanidad, no habría problema de alimentación, como se representan mentalmente los economistas del día presente ("La Atalaya" de 15/1/68, pág 44) 
Por supuesto, vendrá el tiempo cuando se detendrá la resurrección. El Hades y el mar habrán entregado el último de los muertos que estén en ellos ("La Atalaya" de 15/1/68, pág 44) 
Asimismo, la muerte adámica, la muerte que resultó a toda la humanidad del pecado original de Adán, cesará; será el "último enemigo" que habrá de ser reducido a la nada.  Esto aplicará cuando no haya nadie que tenga algún rasgo de los efectos heredados del pecado de Adán.  Primero habrán ejercido fe en el sacrificio de Jesucristo y se les habrá aplicado su mérito limpiador con el perdón de sus pecados confesados, y, además, habrán practicado obras en armonía con su fe, y obediencia a los rollos escritos ("La Atalaya" de 15/1/68, pág 44)  
Sólo cuando la imperfección y debilidad mentales y físicas hayan sido sacadas de ellos y éstos estén en la perfección humana que tuvieron originalmente Adán y Eva inocentes en el jardín de Edén, sólo cuando el último vestigio de pecado, que es el aguijón que produce la muerte, sea destruido, podrán obedecer toda la ley de Dios perfectamente, incluso las cosas escritas en los rollos (1Cor 15;56) ("La Atalaya" de 15/1/68, pág 45)
Análisis:
Si comparamos las condiciones en las que el hombre tiene que desenvolverse en esta vida, y las condiciones que previsiblemente gozará durante los mil años que durará el Juicio proclamado por los TJ, se ve de inmediato que nos encontramos ante una gran injusticia que hace imposible que este proceder sea propuesto por el propio Dios. Y, finalmente, para alcanzar “la perfección humana que tuvieron originalmente Adán y Eva”, o sea, con la posibilidad de volver a pecar y… ¡empezar de nuevo! … Los propios TJ no lo ven claro cuando escriben: “En la actualidad es posible vencer muchas inclinaciones malas.  Pero cuando desaparezca la influencia demoníaca, sin duda será mucho, muchísimo más fácil 'apartarse de lo que es malo y hacer lo que es bueno'.  Podemos estar seguros de que el bien vencerá al mal porque Dios es bueno, y con su ayuda los que desean hacer el bien pueden vencer al mal…” ("La Atalaya" de 1.2.93, pág 6 y 7)
Sí, pero nuestros primeros padres, Adán y Eva, ya demostraron -a pesar de la perfección que se les atribuye- que la malicia humana es tremendamente demoledora, y a pesar de que Dios es bueno, el que desee hacer el mal, también podrá -dentro de la lógica de los TJ- vencer al bien …