s/TJ:
Esta expresión solo aparece en el libro
de Revelación (Apocalipsis) y es claramente simbólica. La Biblia da
su propia explicación y definición de ese símbolo al decir: “Esto significa la muerte segunda: el
lago de fuego”. (Ap 20;14) (Ap 21;8.) ("Perspicacia", vol.
2, Lago de fuego, pág 180-181)
El sentido simbólico del lago de
fuego queda corroborado por el contexto de las referencias que aluden a él en
el libro de Revelación. Se dice que la muerte es arrojada al lago de fuego (Ap
19;20) (Ap 20;14), pero es evidente que no se puede quemar la muerte
en sentido literal. Además, también se arroja a este lago al Diablo, una
criatura celestial invisible, pero el fuego literal no puede hacer daño
alguno a la naturaleza celestial. (Ap 20;10; compárense Ex
3;2 con Jc 13;20.)
Puesto que el lago de fuego representa la
“muerte segunda” y en (Ap 20;14) se dice que tanto
“la muerte” como “el Hades” serán arrojados en él, es obvio que el lago
no puede representar la muerte que el hombre ha heredado de
Adán (Rom 5;12), ni se puede referir al Hades (Sheol), pues el Hades y
la muerte serán destruidos en el lago de fuego. Por consiguiente,
debe ser un símbolo de otra clase de muerte de la que no hay
retorno, puesto que el registro no dice en ninguna parte que el
“lago” entregue a los muertos que hay en él, como en el caso de
la muerte adámica y del Hades (Sheol). (Ap 20;13.) Los que
no están escritos en “el libro de la vida” —los opositores impenitentes de
la soberanía de Dios— son arrojados al lago de fuego, que significa destrucción
eterna o muerte segunda. (Ap 20;15.)
Aunque los textos anteriores indican
claramente que el lago de fuego es simbólico, hay quien lo ha utilizado para
apoyar la idea de que existe un lugar literal de fuego y tormento. También
se han basado en (Ap 20;10), debido a que allí dice que el Diablo, la
bestia salvaje y el falso profeta son “atormentados día
y noche para siempre jamás” en el lago de fuego. Sin embargo, estas
palabras no pueden referirse a tormento consciente, pues los que están en
el lago de fuego experimentan la muerte segunda. (Ap 20;14) En la
muerte no hay consciencia, sentimientos, dolor o sufrimientos. (Ecls
9;5) ("Perspicacia", vol 2, pág 180-181)
Análisis:
Los TJ, refiriéndose al “lago de fuego” de (Ap 20;14),
traducen: “Esto significa la muerte
segunda…”, cuando el original griego dice: “Esta es la muerte segunda”. Es el mismo error intencionado que cometen
al traducir las palabras de Jesús al instituir la Eucaristía: “Esto significa mi cuerpo”, cuando los
propios TJ reconocen en La Atalaya de 1.3.65, pág 154, entre otros lugares, que
Jesús dijo: Esto es mi cuerpo”.
¡Ah!, y además, tanto en uno como en el otro caso, no aparecen por ninguna
parte los famosos corchetes que nos aseguran los TJ siempre ponen cuando añaden
o cambian alguna palabra para una mayor consistencia del texto …
Así, pues, este tema, o sea, el del "lago de
fuego" es iniciado por los TJ dejando ya de entrada, bien sentado, antes
de cualquier comentario al respecto, que "esta expresión … es claramente simbólica" e insisten que este
sentido simbólico “queda corroborado por
el contexto de las referencias en el Libro de Revelación”. Después de unas
sucintas explicaciones, insisten de nuevo: "Aunque los textos anteriores -se refieren a sus explicaciones- indican claramente que el "lago de
fuego" es simbólico, hay quien lo ha utilizado para apoyar la idea de que
existe un lugar literal de fuego y tormento"
Pero veamos si podemos llegar a sus mismas conclusiones, revisando los distintos contextos, y entender qué quieren decir los TJ cuando nos aseguran que la expresión "el lago de fuego" "es claramente simbólica". Así, en "La Atalaya" del 15 de junio de 1965, escribían en sus páginas 360-361: "Si el mar literal fuese arrojado dentro del "lago de fuego", apagaría el "lago de fuego" y este dejaría de existir ¡Pues vaya simbolismo! Está claro que los TJ nos están diciendo en este comentario que hay que entender que el "Lago de fuego" es totalmente literal.
Y si el mar, que es real, los TJ dicen que, si fuese arrojado dentro del "lago de fuego", que lo entienden como simbólico, concluyen que apagaría el fuego de este lago ¿Qué pasa, entonces, con las personas malas, que son reales, que son arrojadas al "lago de fuego"? Si en el primer caso, el mar apagaría el fuego, y por eso los TJ creen que no será arrojado al "lago de fuego", en el segundo, que los cuerpos de los malos que han sido resucitados sí serán arrojados al fuego, ¿qué pasará con ellos? Forzosamente deberán quemarse de alguna manera ... porque si en el primer caso hay un efecto real, también debe haberlo en el segundo.
Pero sigamos. Si tal como explican, el "lago de fuego" representa la "muerte segunda", o sea, una muerte distinta a la que el hombre heredó de Adán y se trata, por tanto, de otra clase de muerte de la que no hay retorno y de donde quienes allí sean arrojados serán "atormentados día y noche para siempre jamás", ¿por qué los TJ le aplican a esta "otra clase de muerte" las condiciones que ellos atribuyen a la muerte adámica, o muerte primera, sin ningún apoyo para ello?
¿Por qué los TJ nos aseguran que el "Lago de fuego" es simbólico y
luego le dan un comportamiento totalmente literal? ¿Por qué si la muerte segunda
es "otra clase de muerte”, distinta a la adámica, los TJ le aplican a
aquella las condiciones de esta? ¿Por qué los TJ traducen correctamente en su
versión del Nuevo Mundo "serán atormentados día y noche para siempre
jamás" y luego nos dicen que a pesar de que la Biblia dice lo que ellos
han aceptado en su traducción, no puede referirse a tormento consciente y, por
tanto, debemos entender que "atormentar día y noche" quiere decir
"destruir para siempre" (¿?)
Los TJ han de darse cuenta que en algunas de las figuras o sujetos que
aparecen en este tema, puede darse una fuerte dosis de simbolismo, pero no
podemos cambiar el fondo del tema jugando como siempre con las traducciones de
algunas palabras o frases. Puede haber simbolismo en la personificación del
Hades y de la muerte. Puede asimismo haberlo, en el propio "lago de
fuego" y desde luego en el propio fuego, pero no puede haberlo cuando
hablamos del diablo, de los que no están escritos en el Libro de la Vida, de
ciertos aspectos de la Bestia salvaje y del Falso profeta. Todos ellos son
seres reales que como dice (Ap 20;10) serán "atormentados (de alguna
manera) día y noche para siempre jamás". No hay aquí simbolismos por
ninguna parte, sino ejecución de la justicia divina.
El fuego puede ser simbólico, ya lo hemos dicho, pero la existencia de un lugar
en el que definitivamente se “consuma” eternamente de alguna manera todo
aquello que ha estado en contra de Dios es real. Un tenebroso lugar que
satisfaga las terribles expectativas que la Biblia nos ha hecho conocer a lo
largo de sus páginas como destino inexorable de los cuerpos y de las almas de
los malos, de los inicuos, de los que han ensuciado el buen nombre de Dios, y
también de los demonios por muy espíritus que sean e incluso de la muerte, del
Hades, etc. El Apocalipsis la denomina la Segunda muerte, el Lago de fuego de
la que no habrá retorno.
Anotar, para finalizar, que la expresión “Segunda
Muerte” se emplea cuatro veces en la Biblia: (Ap 2;11) (Ap 20;6) (Ap 20;14) (Ap
21;8) para designar la condición de los que en el otro mundo serán separados de
Dios.