Desarrollo de este título según la Biblia:
Pocas doctrinas habrá
como esta de la Retribución (darle a uno su merecido) y vida de ultratumba que
con más claridad muestren el progresivo avance de la Revelación que partiendo
de las nociones oscuras y aun confusas de los más antiguos libros del Antiguo
Testamento o Escrituras Hebreoarameas (AT), llega a su completa manifestación
solo en la plena luz del Nuevo Testamento o Escrituras griegas cristianas (NT).
Dios no quiso
manifestar a los hebreos toda junta la
doctrina escatológica, sino que poco a poco fue añadiendo enseñanzas a
enseñanzas que fueran disipando el misterio que ha ocultado siempre "el más allá". De tal manera que es
imposible encontrar en los primeros libros del AT, ni en todo él, una doctrina
completa y total. Esto estaba reservado
para los tiempos mesiánicos. Así, argüir
sobre este tema, basándose casi exclusivamente en textos véterotestamentarios,
como suelen hacer los TJ, lleva a concepciones fragmentarias e incompletas o
simplemente erróneas, por no tener en cuenta esta noción de la revelación
progresiva con que Dios quiso ir manifestando su secreto y a la que tantas
veces, por otra parte, se acogen los TJ cuando les interesa para reforzar su
posición doctrinal.
Desde los orígenes,
ante la culpa del primer hombre, se establece una relación de causalidad entre
el misterio de la muerte y el pecado. La
muerte es el castigo de la transgresión de Adán. (Gn 2;17) (Gn 3;19); sin que se haga otra
alusión a lo que pasa detrás de la tumba.
Los hebreos, desde
antiguo creyeron en la pervivencia en el otro mundo. Por otra parte,
pensamiento dominante en toda la literatura inspirada, y de las concepciones
más arraigadas del pueblo de Israel, es la de la justicia de Dios. Desde los relatos
más antiguos, apenas entra en escena Yahvé ejerce su justicia en el Paraíso, en
el diluvio, etc recompensando a los que obran el bien y castigando a los que
obran el mal.
¿Cómo de estas dos
ideas -pervivencia del hombre y justicia de Dios- que son como los pilares
maestros de toda concepción escatológica, no dedujeron los israelitas más que
vagos atisbos y oscuras insinuaciones de lo que ocurre en el más allá?
La explicación de
esto se halla quizás en el hecho de que la justicia de Dios se quiso entonces
manifestar preferentemente en esta vida por medio de recompensas y castigos
temporales: nada más claro desde las primeras páginas de la Biblia. Las
sanciones infligidas por Dios a nuestros primeros padres y al fratricida Caín,
aparecen todas como de orden temporal. Y
así en adelante, si bien en las más variadas formas.
La fidelidad a Dios
reserva al justo lo que aquí abajo puede hacer su legítima felicidad: riquezas
y bienestar, larga vida, posteridad crecida y poderosa, en una palabra, el
justo halla éxito en todo, y después de su muerte su memoria será bendecida
sobre la tierra.
Por el contrario, el
pecador no hallará sino desgracias e infortunios, le herirá una muerte
prematura y su recuerdo será objeto de maldición.
Nítidamente hallamos
expuesta tal condición en el libro de los Proverbios: "Si el justo recibe en la tierra su paga, ¡cuánto más el malvado y
el pecador!" (Pr 11;31).
Dios premiaba con
muchos hijos varones. Recordemos el caso de Job. Al fin, sus hijos son
duplicados (14 hijos), como su hacienda (Jb 42;13), pero el número de las hijas
(3 hijas) es el mismo del prólogo del libro (Jb 1;2), pues darle más hijas -en
la apreciación oriental antigua- hubiera sido un castigo, ya que el signo de
bendición divina son los varones.
Otros pasajes en los
que se ve la misma idea anterior en cuanto a la bendición de los hijos, no de
las hijas: Salfad tiene tres hijas, al
morir se dice de él: "... ha muerto
por su pecado y no ha dejado hijos" (Nm 27;1-3). En otro lugar se dice que Raquel, esposa de
Jacob, acaba de dar a luz y la partera le dice: "¡Animo!, que también este es hijo" (Gn 35;17)
"Has de saber, pues, que Yahvé, tu Dios, es
Dios fiel, que guarda la alianza y la misericordia hasta mil generaciones a los
que le aman y guardan sus mandamientos; pero retribuye en cara al que le
aborrece, destruyéndole; no tarda en darle en cara su merecido. Guarda, pues,
tú sus mandamientos, las leyes y estatutos que te prescribe hoy, poniéndolos
por obra. Si escucháis sus mandatos, y los guardáis, y los ponéis por obra, en
retorno, Yahvé, tu Dios, te guardará su alianza y la misericordia que a tus
padres juró. Te amará, te bendecirá y te
multiplicará; bendecirá el fruto de tus entrañas y el fruto de tu suelo: tu
trigo, tu mosto, tu aceite, las crías de tus vacas y las crías de tus ovejas,
en la tierra que a tus padres juró darte.
Serás bendito sobre todos los pueblos, no habrá estériles en ti ni en
tus ganados. Yahvé alejará de ti las
enfermedades, no mandará sobre ti ninguna de las plagas malignas de Egipto que
tú conoces y afligirá con ellas a los que te odian". (Dt 7;9-15)
"Si vosotros obedecéis los mandatos que os
prescribo, amando a Yahvé, vuestro Dios, y sirviéndole con todo vuestro corazón
y con toda vuestra alma, yo daré a vuestra tierra la lluvia a su tiempo, la
temprana y la tardía; y tú cosecharás tu trigo, tu mosto y aceite. Yo daré también hierba en tus campos para
tus ganados, y de ellos comerás y te saciarás. Pero cuidad mucho de que no se
deje seducir vuestro corazón y desviándoos, sirváis a otros dioses y os
prosternéis ante ellos; porque la cólera de Yahvé se encendería contra vosotros
y cerraría el cielo, y no habría más lluvia, y la tierra no daría más sus
frutos, y desaparecerías presto de la buena tierra que Dios os da. Poned, pues, en vuestro corazón y en vuestra
alma las palabras que yo os digo; atadlas por recuerdo a vuestras manos y
ponedlas como frontal entre vuestros ojos.
Enseñádselas a vuestros hijos, habladles de ellas, ya cuando estés en tu
casa, ya cuando vayas de viaje, al acostarte
al levantarte. Escríbelas en los
postes de tu casa y en tus puertas, para que vuestros días y los días de vuestros
hijos sobre la tierra que a vuestros padres Yahvé juró darles sean tan numerosos
como los días de los cielos sobre la tierra". (Dt 11;13-21)
"Bienaventurado el varón que teme a Yhavé y se
deleita en gran manera en sus mandamientos... su descendencia será poderosa
sobre la tierra... Habrá en su casa hacienda y riquezas... el justo será en eterna memoria... Verá esto el impío, y se llenará de despecho,
rechinará los dientes y se repudrirá.
Los deseos del impío se frustrarán" (Sl 112)
"Servirás a Yahvé, tu Dios, y El bendecirá tu
pan y tu agua y alejará de en medio de vosotros las enfermedades y no habrá en
vuestra tierra mujer que se quede sin hijos y vivirás largos años" (Ex
23;25-26)
"Y hablo Dios todo esto, diciendo: ... Honra a tu
padre y a tu madre, para que vivas largos años en la tierra que Yahvé, tu Dios,
te da... " (Ex 20;12)
Dice Dios a Abram:
"Mira el cielo y cuenta, si puedes,
las estrellas; así de numerosa será tu descendencia" (Gn 15;5) (Gn
17;1-8).
Promesas de toda
clase de bendiciones aquí en la tierra: (Lv 26; 1-13). Amenazas a los
prevaricadores de toda clase de maldiciones aquí en la tierra: (Lv 26;14-46)
También en el pasaje
de Abraham, en Guerar, con sus problemas con Abimelec, se reflejan estas
teorías sobre las sanciones divinas en esta tierra (Gn 20;1-18)
Otros pasajes: (Dt
8;6-20) (Gn 38;6-10)(Gn 24;35)(Gn 24;60) (Gn 26;12) (Gn 35;17)(Gn 38;10)(Gn
25;8) (Gn 35;29) (Ex 1;21) (Ex 19;12) (Sl 111) (Sl 127) (Sl 128) (Lv 25;18) En los libros
del Pentateuco hay infinidad de pasajes en los que se castiga con la muerte la infidelidad del
hombre hacia las leyes dictadas por
Dios, y otros muchos pasajes en los que se premia con larga vida a quien guarda
las leyes y mandamientos de Dios.
Entonces no se
pensaba que pudiera existir un medio de aplicar una discriminación neta entre
los buenos y los malos después de la muerte.