jueves, 20 de julio de 2017

RETRIBUCION EN ESTA VIDA


Desarrollo de este título según la Biblia:

Pocas doctrinas habrá como esta de la Retribución (darle a uno su merecido) y vida de ultratumba que con más claridad muestren el progresivo avance de la Revelación que partiendo de las nociones oscuras y aun confusas de los más antiguos libros del Antiguo Testamento o Escrituras Hebreoarameas (AT), llega a su completa manifestación solo en la plena luz del Nuevo Testamento o Escrituras griegas cristianas (NT).

Dios no quiso manifestar a   los hebreos toda junta la doctrina escatológica, sino que poco a poco fue añadiendo enseñanzas a enseñanzas que fueran disipando el misterio que ha ocultado siempre "el más allá". De tal manera que es imposible encontrar en los primeros libros del AT, ni en todo él, una doctrina completa y total.  Esto estaba reservado para los tiempos mesiánicos.  Así, argüir sobre este tema, basándose casi exclusivamente en textos véterotestamentarios, como suelen hacer los TJ, lleva a concepciones fragmentarias e incompletas o simplemente erróneas, por no tener en cuenta esta noción de la revelación progresiva con que Dios quiso ir manifestando su secreto y a la que tantas veces, por otra parte, se acogen los TJ cuando les interesa para reforzar su posición doctrinal.

Desde los orígenes, ante la culpa del primer hombre, se establece una relación de causalidad entre el misterio de la muerte y el pecado.  La muerte es el castigo de la transgresión de Adán.  (Gn 2;17) (Gn 3;19); sin que se haga otra alusión a lo que pasa detrás de la tumba.

Los hebreos, desde antiguo creyeron en la pervivencia en el otro mundo. Por otra parte, pensamiento dominante en toda la literatura inspirada, y de las concepciones más arraigadas del pueblo de Israel, es la de la justicia de Dios. Desde los relatos más antiguos, apenas entra en escena Yahvé ejerce su justicia en el Paraíso, en el diluvio, etc recompensando a los que obran el bien y castigando a los que obran el mal.

¿Cómo de estas dos ideas -pervivencia del hombre y justicia de Dios- que son como los pilares maestros de toda concepción escatológica, no dedujeron los israelitas más que vagos atisbos y oscuras insinuaciones de lo que ocurre en el más allá?

La explicación de esto se halla quizás en el hecho de que la justicia de Dios se quiso entonces manifestar preferentemente en esta vida por medio de recompensas y castigos temporales: nada más claro desde las primeras páginas de la Biblia. Las sanciones infligidas por Dios a nuestros primeros padres y al fratricida Caín, aparecen todas como de orden temporal.  Y así en adelante, si bien en las más variadas formas.

La fidelidad a Dios reserva al justo lo que aquí abajo puede hacer su legítima felicidad: riquezas y bienestar, larga vida, posteridad crecida y poderosa, en una palabra, el justo halla éxito en todo, y después de su muerte su memoria será bendecida sobre la tierra.

Por el contrario, el pecador no hallará sino desgracias e infortunios, le herirá una muerte prematura y su recuerdo será objeto de maldición.

Nítidamente hallamos expuesta tal condición en el libro de los Proverbios: "Si el justo recibe en la tierra su paga, ¡cuánto más el malvado y el pecador!" (Pr 11;31).

Dios premiaba con muchos hijos varones. Recordemos el caso de Job. Al fin, sus hijos son duplicados (14 hijos), como su hacienda (Jb 42;13), pero el número de las hijas (3 hijas) es el mismo del prólogo del libro (Jb 1;2), pues darle más hijas -en la apreciación oriental antigua- hubiera sido un castigo, ya que el signo de bendición divina son los varones.

Otros pasajes en los que se ve la misma idea anterior en cuanto a la bendición de los hijos, no de las hijas:  Salfad tiene tres hijas, al morir se dice de él: "... ha muerto por su pecado y no ha dejado hijos" (Nm 27;1-3).  En otro lugar se dice que Raquel, esposa de Jacob, acaba de dar a luz y la partera le dice: "¡Animo!, que también este es hijo" (Gn 35;17)

"Has de saber, pues, que Yahvé, tu Dios, es Dios fiel, que guarda la alianza y la misericordia hasta mil generaciones a los que le aman y guardan sus mandamientos; pero retribuye en cara al que le aborrece, destruyéndole; no tarda en darle en cara su merecido. Guarda, pues, tú sus mandamientos, las leyes y estatutos que te prescribe hoy, poniéndolos por obra. Si escucháis sus mandatos, y los guardáis, y los ponéis por obra, en retorno, Yahvé, tu Dios, te guardará su alianza y la misericordia que a tus padres juró.  Te amará, te bendecirá y te multiplicará; bendecirá el fruto de tus entrañas y el fruto de tu suelo: tu trigo, tu mosto, tu aceite, las crías de tus vacas y las crías de tus ovejas, en la tierra que a tus padres juró darte.  Serás bendito sobre todos los pueblos, no habrá estériles en ti ni en tus ganados.  Yahvé alejará de ti las enfermedades, no mandará sobre ti ninguna de las plagas malignas de Egipto que tú conoces y afligirá con ellas a los que te odian".  (Dt 7;9-15)

"Si vosotros obedecéis los mandatos que os prescribo, amando a Yahvé, vuestro Dios, y sirviéndole con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, yo daré a vuestra tierra la lluvia a su tiempo, la temprana y la tardía; y tú cosecharás tu trigo, tu mosto y aceite.   Yo daré también hierba en tus campos para tus ganados, y de ellos comerás y te saciarás. Pero cuidad mucho de que no se deje seducir vuestro corazón y desviándoos, sirváis a otros dioses y os prosternéis ante ellos; porque la cólera de Yahvé se encendería contra vosotros y cerraría el cielo, y no habría más lluvia, y la tierra no daría más sus frutos, y desaparecerías presto de la buena tierra que Dios os da.  Poned, pues, en vuestro corazón y en vuestra alma las palabras que yo os digo; atadlas por recuerdo a vuestras manos y ponedlas como frontal entre vuestros ojos.   Enseñádselas a vuestros hijos, habladles de ellas, ya cuando estés en tu casa, ya cuando vayas de viaje, al acostarte   al levantarte.  Escríbelas en los postes de tu casa y en tus puertas, para que vuestros días y los días de vuestros hijos sobre la tierra que a vuestros padres Yahvé juró darles sean tan numerosos como los días de los cielos sobre la tierra".  (Dt 11;13-21)

"Bienaventurado el varón que teme a Yhavé y se deleita en gran manera en sus mandamientos... su descendencia será poderosa sobre la tierra... Habrá en su casa hacienda y riquezas...  el justo será en eterna memoria...  Verá esto el impío, y se llenará de despecho, rechinará los dientes y se repudrirá.  Los deseos del impío se frustrarán" (Sl 112)

"Servirás a Yahvé, tu Dios, y El bendecirá tu pan y tu agua y alejará de en medio de vosotros las enfermedades y no habrá en vuestra tierra mujer que se quede sin hijos y vivirás largos años" (Ex 23;25-26)

"Y hablo Dios todo esto, diciendo: ... Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas largos años en la tierra que Yahvé, tu Dios, te da...  " (Ex 20;12)

Dice Dios a Abram: "Mira el cielo y cuenta, si puedes, las estrellas; así de numerosa será tu descendencia" (Gn 15;5) (Gn 17;1-8).

Promesas de toda clase de bendiciones aquí en la tierra: (Lv 26; 1-13). Amenazas a los prevaricadores de toda clase de maldiciones aquí en la tierra: (Lv 26;14-46)

También en el pasaje de Abraham, en Guerar, con sus problemas con Abimelec, se reflejan estas teorías sobre las sanciones divinas en esta tierra (Gn 20;1-18) 

Otros pasajes: (Dt 8;6-20) (Gn 38;6-10)(Gn 24;35)(Gn 24;60) (Gn 26;12) (Gn 35;17)(Gn 38;10)(Gn 25;8) (Gn 35;29) (Ex  1;21) (Ex  19;12) (Sl 111)  (Sl 127) (Sl 128) (Lv 25;18) En los libros del Pentateuco hay infinidad de pasajes en los que  se castiga con la muerte la infidelidad del hombre hacia las leyes dictadas  por Dios, y otros muchos pasajes en los que se premia con larga vida a quien guarda las leyes y mandamientos de Dios.

Entonces no se pensaba que pudiera existir un medio de aplicar una discriminación neta entre los buenos y los malos después de la muerte.