jueves, 10 de septiembre de 2020

CARTA ABIERTA A ROBERTO PACHECO, TESTIGO DE JEHOVÁ

CARTA ABIERTA A ROBERTO PACHECO, TESTIGO DE JEHOVÁ (setiembre 2020) 

Acabo de leer en JW.org la historia de tu vida. Soñabas en llegar a ser un sacerdote misionero católico y para ello estuviste estudiando varios años. Sería interesante conocer, ya que estabas en el último año de estos estudios, cuál fue el motivo exacto de tu decepción. No nos lo cuentas en tu historia… y me cuesta creer que las insinuaciones de una monja o la doble vida de “varios sacerdotes” fueran suficientes motivos para doblegar tu vocación. Yo creo que si esta está bien enraizada podría resultar incluso reforzada. Pero el hecho es que con el tiempo renunciaste a tu sueño… ¡Lástima!

Aunque decidiste dedicarte a la música, no te apartaste de la Iglesia, ya que, según explicas, después de casarte (supongo por la Iglesia Católica) trabajaste cantando en misa ¡Muchas misas deberías cantar para poder vivir de ello!

Si desde el mismo comienzo de tu matrimonio empezaron las discusiones con tu esposa debido a los celos de ambos y aguantaste de esta manera trece años, demostraste tener una voluntad férrea que ciertamente no esgrimiste en tu etapa de seminarista.

Por fin entras en contacto con los testigos de Jehová a quienes les lanzas una serie de “preguntas difíciles” que según tú no tenían respuesta, pero que ellos, para tu sorpresa, te respondieron con la Biblia en la mano. Lástima no nos hayas dicho que “preguntas difíciles” propusiste a los testigos de Jehová, que tú con todos tus conocimientos que sin duda adquiriste al estudiar para sacerdote, creías no tener respuesta. Claro que también sería interesante conocer la respuesta de los testigos que te hicieron dar cuenta de lo poco que sabías acerca de la Biblia, seguramente porque a pesar de los años -creo que son siete- que estuviste en el Seminario, casi ni te hablaron de la Biblia ¿¡a que sí!?

Dejaste de recibir a los testigos hasta unos años después en que reanudaste con ellos tu estudio de la Biblia.

Tu profundización en la Biblia te ha exigido -según nos cuentas- cambios importantes en tu comportamiento. Pero ahora tienes una vida feliz de familia ¡me alegro! Y, además, has descubierto como ayudar a la gente, ¡fantástico!

Solo te pido una cosa: si durante muchos años, y no solo de niño, sino también de adulto soñaste con ser sacerdote católico y nada menos que misionero, alguna cosa buena deberías observar en los sacerdotes con los que te relacionabas. ¿Has pensado alguna vez en estas cosas? ¿Has tratado de recordarlas? ¿Es de mentira la acción de la Iglesia y de los sacerdotes en la sociedad mundial? ¿Tú crees que todos y cada uno de los sacerdotes son una representación diabólica? ¡Ah, y no olvides el refrán que dice: ¡En todas partes cuecen habas!