INFORMACIÓN

domingo, 27 de septiembre de 2020

DOCTRINA DE LA JUSTIFICACIÓN

s/TJ:

“La Iglesia Católica enseña que la “justificación” es un acto de Dios mediante el cual la persona que se bautiza en la fe católica alcanza de hecho condición de justa y santa por el don de la “gracia” divina. También afirma que dicha justificación puede 1) aumentarse mediante mérito personal, o buenas obras; 2) perderse debido a un pecado mortal y a incredulidad; 3) recobrarse por medio del sacramento de la penitencia. (La Atalaya 1/12/1985, pág 4-7). 

Análisis:

Así es, pero podemos ampliarlo un poco.

Para los católicos, la justificación es "el tránsito del estado en que nace el hombre hijo del primer Adán, al estado de gracia y de adopción de los hijos de Dios por el segundo Adán, Jesucristo nuestro Salvador", incluida la transformación de un pecador del estado de injusticia al estado de santidad. Esta transformación es posible al acceder al mérito de Cristo, a través de la fe y los sacramentos. (Concilio de Trento). La Iglesia Católica enseña que "la fe sin obras está muerta" (Sant 2;26) y que “la fe se perfecciona por las obras” (Sant 2;22).

En la teología católica, todos nacemos en un estado de pecado original, lo que significa que la naturaleza pecaminosa de Adán es heredada por todos. Puede afirmarse que las personas no somos capaces de hacernos justas por nosotros mismos pues requerimos la gracia de la justificación. La teología católica sostiene que el sacramento del bautismo, que está estrechamente relacionado con la fe, "purifica, justifica y santifica" al pecador; en este sacramento, el pecador es "liberado del pecado" (original y personales).  Esto se denomina "limpieza del pecado" y permite la entrada a la vida cristiana (Mc 16;16) (Jn 3;5) (Hech 2;38).

A medida que el individuo progresa en su vida cristiana, continúa recibiendo la gracia de Dios tanto directamente a través del Espíritu Santo como a través de los sacramentos. Esto tiene el efecto de combatir el pecado en la vida del individuo, haciendo que se vuelva más justo tanto en el corazón como en la acción. Si uno cae en pecado mortal, pierde la justificación pero puede recuperarla a través del sacramento de la Reconciliación (Jn 20;21-23).

En el Juicio Final, las obras individuales, sin duda, serán evaluadas (Mt 25;31ss).