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martes, 21 de junio de 2016

CÓMO NOS CONSUELA DIOS


En la página 4 de La Atalaya núm. 5 de 2016, los TJ desarrollan brevemente un artículo que titulan “Cómo nos consuela Dios”. Y en la pág 5, resumen la actuación de Dios al respecto. Así, nos dicen, que Dios nos consuela de cuatro formas principales: 1.-Por la Biblia, 2.-Por el espíritu santo, 3.- Por la oración y 4.- Por la hermandad cristiana.
Analicemos cada una de estas formas.
s/TJ:
1.- LA BIBLIA. "Todas las cosas que fueron escri­tas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza" (Rom 15;4). 
Análisis:
“Todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción”. Perfecto. Lo que ocurre, es que gran parte de ellas los TJ se han preocupado, y mucho, para rectificarlas y ajustarlas a su fe, y la Biblia que hoy manejan los TJ para su instrucción y para la de quien quiera escucharlos, ya no contiene los escritos realizados en “tiempo pasado” sino en “tiempo presente”, o sea, los escritos originales rectificados hoy en día.
Podemos recordar algunas de estas rectificaciones:
En Juan 1;1 de la Traducción del Nuevo Mundo se puede leer: “la Palabra era un dios” (en vez de: “La Palabra era Dios”).  (En 1Pe 4;15-16, precisamente cuando el título de “cristiano” se emplea por primera vez en un escrito cristiano, se dice que en el nombre de “cristiano” se está glorificando a Dios, no a “un dios” como los TJ tratan a la Palabra o Hijo de Dios en (Jn 1;1).
En Heb 1;6 se puede leer: “Pero cuando introduce de nuevo a su Primogénito en la tierra habitada, dice: Y que todos los ángeles de Dios le rindan homenaje (en vez de: “Pero cuando introduce de nuevo a su Primogénito en la tierra habitada, dice: Y que todos los ángeles de Dios le adoren”) (La edición de 1967 de Traducción del Nuevo Mundo está correcta. Las posteriores, rectificadas).
En Mt 26;26 se puede leer: “Tomen, coman, esto significa mi cuerpo (en vez de “esto es mi cuerpo”) (En los libros y revistas, según les interese, los TJ ponen una cosa u otra).
En Mt 16;24 se puede leer: “Si alguien quiere venir en pos de mí, repúdiese a sí mismo y tome su madero de tormento y sígame” (en vez de: “Si alguien quiere venir en pos de mí, repúdiese a sí mismo y tome su cruz y sígame”) (Hasta los años 30 del siglo XX, los TJ hablaban de la “cruz”, después rectificaron al “madero de tormento”).

En Hech 2;21 se puede leer: “Y todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo” (en vez de: “Y todo el que invoque el nombre del Señor será salvo”) (Los TJ cambian “Señor” por “Jehová” en los versículos de la Biblia que les interesa, porque dicen que así estaba escrito en los originales, cuando no pueden aportar ni un solo ejemplo documental de ello).

En el Sl 45;6 se puede leer "Dios es tu trono hasta tiempo indefinido..." en vez de "Tu trono, ¡oh Dios, es por siempre jamás" (El texto se refiere al Hijo. Por eso los TJ lo cambian para ajustarlo, como siempre, a su previa doctrina establecida en la que el Hijo no es Dios).
Y así podríamos seguir en decenas de versículos que podéis encontrar bajo la etiqueta “Biblia Nuevo Mundo de los TJ. Errores y diferencias en la traducción” de esta misma web.
Finalmente podemos recordar que los propios TJ reconocen en La Atalaya 2016/1, pág 5, que mentir es "decir algo falso a alguien que tiene derecho a saber la verdad. También incluye manipular o distorsionar hechos para confundir a alguien, omitir detalles clave con el fin de engañar..." Y terminan diciendo: "Así que dejen las mentiras y díganse siempre la verdad" (Ef 4;25). ¿A qué esperan los TJ a cumplir con sus propias palabras?

s/TJ:
2.- EL ESPÍRITU SANTO.  ¿Qué permitió a los cristia­nos disfrutar de un período de paz poco después de la muerte de Jesús? La Biblia dice que la congrega­ción cristiana "andaba en el temor de Jehová y en el consuelo del espíritu santo" (Hech 9;31). El es­píritu santo o fuerza activa de Dios tiene muchísi­mo poder, y Dios puede emplearlo para consolar a cualquier persona en cualquier situación. 

Análisis:

Los TJ escriben: "El Espíritu Santo no es persona.  Esta creencia se debe a una mala traducción. Literalmente es soplo o viento. Puede admitirse como poder, energía o influencia, pero no una persona." (Espíritu santo: Biblioteca en línea Watchtower)
Así, pues, los TJ niegan no solo la deidad sino también la personalidad del Espíritu Santo, afirmando que es sólo una "fuerza activa" impersonal. Pero en (Jn 16;13) Jesucristo promete a sus apóstoles la venida del Espíritu Santo, del Abogado, y claramente se refiere a Él con el pronombre personal "él" -o "aquél" según otras traducciones- y describe a continuación al Espíritu con actividades de naturaleza personal como “guiar”, “hablar”, “oír” y “hacer saber”.
El Espíritu Santo puede hablar (Hech 13;2), dar testimonio (Jn 15;26), oír (Jn 16;13), interceder por nosotros (Rm 8;26-27) y sentir (Is 63;10).
En (Hech 5;3-4) se puede leer: "Y dijo Pedro: 'Ananías,  ¿por qué  dejaste  que Satanás se apoderara de ti  hasta el punto de engañar al Espíritu Santo, guardándote una parte del dinero del campo?  ¿Acaso no eras dueño de quedarte con él?  Y después de venderlo, ¿no podías guardarte el dinero? ¿Cómo se te ocurrió hacer esto? No has mentido a los hombres sino a Dios."
¿A quién mintió Ananías?: Mintió al Espíritu Santo, mintió a Dios.
Esto revela que el Espíritu Santo es una persona. ¿Cómo podría alguien mentir a una fuerza, por muy "fuerza activa de Jehová" que sea? También revela que esta persona es Dios ya que sustituye al Espíritu Santo por Dios en la conclusión final del incidente.
Podemos leer más adelante: “El Espíritu Santo y nosotros mismos (los apóstoles) hemos decidido no imponerles ninguna carga más que las indispensables” (Hech15;28) ¿Cómo puede decidir una fuerza? Está claro que el Espíritu Santo ha de ser un ente personal capaz de razonar y decidir.
Por último, veamos (2Cor 3;17). La mayoría de las traducciones dicen: "El Señor es el Espíritu". La Traducción del NM, dice: "Jehová es el Espíritu" (sic con mayúscula).  Está claro, pues, que las Escrituras enseñan que el Espíritu Santo es una persona divina, nada menos que Dios mismo.
Por otra parte, en "La Atalaya" 1/8/2006, pág 31, se puede leer acerca de la Sabiduría (Prov 8; 1,22): "Esta Sabiduría habla y actúa por lo que tiene que tratarse de una persona". Ante este comentario, yo les diría a los TJ que podrían aplicar el mismo razonamiento al Espíritu Santo, porque este también habla, actúa y muchas cosas más como hemos visto, y concluir en que, como la Sabiduría, "tiene que tratarse de una persona".
 
s/TJ:

3.- LA ORACIÓN. La Biblia dice: "No se inquieten por cosa alguna". Y aconseja: "Dense a conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales" (Flp 4;6-7). 
Análisis:

Los TJ enseñan que “Si queremos que  Jehová, el Dios de la Biblia, nos escuche, tenemos que orarle solo a él”, y añaden, subrayando lo dicho, que “No debemos orar a ningún otro dios ni a nuestros antepasados….”. (La Atalaya de 1 de octubre de 2015 ¿Por qué ora la gente?)  Está claro que los TJ nos están diciendo claramente que no debemos orar, que no debemos hablar –que al fin y al cabo esto es orar- con el Hijo de Dios. Ya sabemos que para los TJ, el Hijo de Dios es solamente un dios, un dios de segunda categoría, y por lo tanto no debemos relacionarnos con Él para nada ¡No tenemos nada que contarle, ni nada que suplicarle, ni nada que agradecerle! ¡No podemos hablar de cualquier aspecto de nuestra vida con el Hijo de Dios hecho hombre! En fin, debemos considerarlo como un cero a la izquierda. A Jesús, ¡ni agua, como en la cruz! Debemos hacer lo que nos ha ordenado, pero ni una palabra de conversación. Nuestra relación con Él ha de ser ¡cero! Ya podemos clamar ¡Es el Hijo de Dios! Los TJ nos dicen ¿y qué?, ¡Murió por nosotros, resucitó y está en el cielo! ¿y qué nos importa?
Definitivamente, los TJ no han entendido qué es orar por muchas páginas que llenen de su revista hablando sobre el tema. No han comprendido la grandeza del Hijo de Dios y lo que ha hecho por nosotros, y no tienen ni idea de los sentimientos humanos de agradecimiento, de afecto, de súplica, de miedo, de alegría, de compasión, de angustia… que perviven en todo hombre y que ante la figura y la obra del Hijo de Dios necesitan expresarse con toda la fuerza del corazón.
Pero, aparte de la razón, veamos que nos dice la Biblia sobre el tema que nos ocupa: (1Jn 5;13-15) Estos versículos son decisivos.
Veámoslo en las versiones de Nacar Colunga y Nuevo Mundo.:
“Esto os escribo a los que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que conozcáis que tenéis la vida eterna. Y la confianza que tenemos en Él es que, si le pedimos alguna cosa conforme con su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que nos oye en cuanto le pedimos, sabemos que obtenemos las peticiones que le hemos hecho.” (NC) (1Jn 5;13-15)
“Les escribo estas cosas para que sepan que tienen vida eterna, ustedes que ponen su fe en el nombre del Hijo de Dios. Y esta es la confianza que tenemos para con él, que, no importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos oye. Además, si sabemos que él nos oye con respecto a cualquier cosa que estemos pidiendo, sabemos que hemos de tener las cosas pedidas puesto que se las hemos pedido a él.” (NM) (1Jn 5;13-15)
Más claro, el agua: “… si pedimos al Hijo de Dios alguna cosa ... él nos oye ... y si sabemos que él nos oye … sabemos que hemos de tener las cosas pedidas puesto que se las hemos pedido a él”.
Pero los TJ en (¡Despertad! de febrero de 2012, pág 15), dicen que esto no es así, que Juan no se refiere al Hijo de Dios en este párrafo, sino al propio Dios. Creo que no hay que esforzarse mucho para ver que Juan, en estos versículos, se refiere efectivamente al Hijo cuando dice estas palabras. Simplemente hay que saber leer. 
Otros versículos que confirman este análisis: (Hech 3;6) (Jn 14;6) (Jn 10;9) (Jn 4;10) (Jn 14;21) (Jn 14;13,14) (Hech 8;22-24) 
s/TJ:

4.- LA HERMANDAD CRISTIANA. Otros cristianos pueden ser verdaderos amigos a los que acudir en busca de consuelo. El apóstol Pablo describió a sus compañeros como "un socorro fortalecedor" en momentos de "necesidad y tribulación" (Col 4;11)(1Tes 3;7). 

Análisis: 

Verdaderamente, en caso de necesidad y tribulación, el amor cristiano de nuestros hermanos en la fe es de agradecer, pero también la disposición de otros amigos y la de los familiares más directos: padres, hijos, hermanos y, en fin, la de cualquiera que de buen corazón esté dispuesto a echar una mano. Es fundamental, sin embargo, que todos, los TJ también, entendamos que el objeto de nuestro amor no debe ser en todo caso solo otro hermano en la fe. La parábola del buen samaritano es claramente aleccionadora en este sentido y las palabras de Jesucristo en el sermón del monte cuando nos habla de amar al prójimo, de amar a nuestros enemigos e incluso de orar por los que nos persiguen, porque todos somos hijos del mismo Padre que está en los cielos, son definitivas para entender que en el amor no se puede aplicar el “derecho de admisión”. Cualquiera que tenga una necesidad, espiritual o material, un problema que no le permita detentar su plena dignidad humana, tiene que ser objeto de nuestro amor no solo pensando en la otra vida o en después de la muerte, sino también en esta vida. Jesucristo no solo perdonaba los pecados, sino que también curaba enfermos y resucitaba a los muertos.