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jueves, 26 de enero de 2017

JESÚS EXCLUYÓ A SUS SEGUIDORES DE ADORARLE


JESÚS EXCLUYÓ A SUS SEGUIDORES DE ADORARLE

Originalmente, se interpreta la adoración como el gesto de un pagano que se lleva la mano a la boca delante de su dios o de la imagen de éste en señal de su deseo de poseerlo, o de fundirse con él o de darse a él, p. e.  Job, defendiendo su inocencia de todo pecado   de idolatría, declara: “A la vista del sol… ¿se habría dejado seducir mi corazón en secreto y le habría mandado con la mano un beso de mi boca” (Job 31;26-27).

Por analogía se dicen adoraciones todos los gestos que expresan un homenaje de sujeción total: las postraciones, los sacrificios, ciertos actos del culto. Solo Dios debe ser adorado. “No te postrarás delante de otro dios” (Ex 34;14).

En el Nuevo Testamento, el sentido se purifica; la adoración que pide Dios no es un gesto exterior, sino una adoración en espíritu y en verdad (Jn 4;23-24); la actitud exterior educa o expresa el movimiento interior del espíritu, único que importa delante de Dios. (“Diccionario del cristianismo”, Herder)
s/TJ:
A lo largo de los siglos, muchos feligreses han venerado a Cristo como si fuera el Dios Todopoderoso. Sin embargo, el propio Jesús centró toda la atención en Jehová Dios y lo adoró exclusivamente a él. Por ejemplo, ante la incitación a rendir un acto de adoración al Diablo, respondió: “Es a Jehová tu Dios a quien tienes que adorar, y es solo a él a quien tienes que rendir servicio sagrado” (Mt 4;10)… Sí, la adoración reverente debe tener por único objeto a Dios. El culto a toda otra persona o cosa cae dentro de la idolatría, práctica condenada en las Escrituras Hebreas y Griegas por igual (Ex 20;4-5) (Gl 5;19-20).
“Pero —quizás replique alguien— ¿acaso no indica la Biblia que también debemos dar culto a Jesús? ¿No dijo el apóstol Pablo en (Hb 1;6): ‘Adórenle [a Jesús] todos los ángeles de Dios’?” (Reina-Valera, 1909.) ¿Cómo podemos entender este versículo a la luz de lo que señalan las Escrituras tocante a la idolatría?... Es patente que el verbo griego “proskynéo” que se emplea en este versículo y que se traduce por adorar en algunas versiones bíblicas, no se limita exclusivamente al culto que se debe a Jehová Dios. También puede referirse al respeto y honor que se tributan a otra persona… Por eso, junto con otras versiones en español, la Traducción del Nuevo Mundo, traduce el verbo proskynéo en (Hb 1;6) con la fórmula “rendir homenaje” (¡Despertad! 8/4/2000 “El punto de vista bíblico”)
Análisis:
Ya podemos ver de entrada que, para los TJ “proskynéo” dirigido a Jehová Dios se debe traducir: “adorar”. En cambio, la misma acción dirigida a Jesús o a otra persona cualquiera, debe ser traducida como “rendir homenaje”.
Debemos notar que Los TJ, en sus primeros años, aceptaban la adoración de Jesucristo paralela a la de Dios, como puede comprobarse, por ejemplo, en ("La Atalaya" de octubre de 1880), y ("La Atalaya" de 15 de julio de 1898).  E, incluso, en la Carta Constitutiva actual de los TJ, documento legal que aparece en el “Anuario 1945” de los TJ, se afirma la adoración de Cristo como uno de los propósitos fundamentales de la organización: “para la adoración cristiana y pública del Dios Todopoderoso y Cristo Jesús” (… “and for public Christian worship of Almighty God and Christ Jesus ...“ Sin efectuar ningún cambio en dicha Carta Constitutiva, los TJ modificaron, nueve años más tarde, en 1954, el contenido de su predicación al respecto y empezaron a enseñar que adorar a Cristo es “idolatría”
En efecto, en enero de 1954, los TJ publican claramente que no se debe adorar a Cristo: “Por lo tanto, ya que las Escrituras enseñan que Jesucristo no es una co-persona trinitariana con Dios el Padre, sino una persona distinta, el Hijo de Dios, ninguna adoración distinta se le debe rendir a Jesucristo, ahora glorificado. Nuestra adoración debe dirigirse a Jehová Dios. Adoración reverente debe expresarse solo a Dios. Rendir adoración a cualquier otra persona o cosa sería una forma de idolatría… “
Desde entonces, cada vez que la Carta Constitutiva es citada en alguna publicación de los TJ, los líderes rehúsan imprimir la frase que manda que adoren a Cristo. Así, por ejemplo, en el Anuario de 1969, pág 50, omiten las palabras, “y Cristo Jesús”, reemplazándolas con puntitos: “para la adoración cristiana y pública del Dios Todopoderoso …”, en cambio, en La Atalaya, 15 de diciembre 1971, pág 760, reemplazan “y” por “por”: “para la adoración cristiana y pública del Dios Todopoderoso [por] Cristo Jesús …”. Por otra parte, en La Atalaya del 15 de febrero de 1972, p. 115-122, se reemplaza la misma palabra "y" con la frase "[por medio de]" (incluidos -como en el caso anterior- los corchetes).
Así, pues, su cambio de "le adoren" por "le rindan homenaje" en (Hb 1;6) en sus diversas ediciones de su Traducción del Nuevo Mundo, es el resultado de uno de los tantos cambios que, a lo largo de su corta historia están efectuando los TJ en la Biblia en su esfuerzo de adaptarla a sus prejuicios religiosos.
s/TJ:
Entrando en más detalle acerca de la palabra griega "proskynéo" que hemos citado más arriba, podemos decir que   se usa en (Sl 97;7) en la Septuaginta para verter un término hebreo,"scha-jáh", que significa "inclinarse" o "postrarse". Este puede ser un acto aceptable de respeto a humanos (Gn 23;7) (1Sam 24;8) (2Re 2;15).   O puede relacionarse con la adoración del Dios verdadero o la que se da erróneamente a dioses falsos (Ex 23;24) (Ex 24;1) (Ex 34;14) (Dt 8;19).  Por lo general "proskynéo" como acto hacia Jesús corresponde al homenaje que se rinde a reyes y a otras personas (Compárense (Mt 2;2,8) (8;2) (9;18) (15;25) (20;20) con (1Sam 25;23-24) (2Sam 14;4-7) (1Re 1;16) (2Re 4;36-37).   A menudo se hace patente que a Jesús no se le rinde homenaje como a Dios, sino como al "Hijo de Dios" o como al mesiánico "Hijo del hombre" (Mt 14;32-33) (Lc 24;50-52) (Jn 9;35-38) 
Análisis: 
Bien con carácter profano (dirigida al rey o a cualquier otro personaje importante), bien con carácter religioso, la adoración, tal como se practicaba en el Oriente antiguo y a partir de allí en el mundo helenístico y romano, implicaba   a menudo   la prosternación, conservada en el islam.  Así que los términos hebreo y griego   que se   utilizan literalmente significan "prosternarse" y con frecuencia se traducen por "adorar". 
En diferentes ocasiones menciona el AT el homenaje profano que puede constituir la adoración.  Este es el caso de (Gn 43;26) (2Sam 9;8) (2Sam 14;22-23). Pero es el acto religioso el que retiene particularmente la atención de los autores de la Biblia, cuya insistencia obsesiva sobre la prohibición de la idolatría revela la potente atracción de los "dioses extranjeros" sobre los israelitas. Por eso no faltan los conjuros a la adoración del Dios único. En el NT el tema de la adoración está en el centro del diálogo de Jesús con la samaritana junto al pozo de Jacob en Sicar (Jn 4:19-25).
Así, pues, las Escrituras Griegas emplean la misma palabra para referirse al acto de homenaje o adoración a Jesucristo que para referirse al acto de homenaje o adoración a Dios, pero los TJ, siempre con su interpretación a priori de que Jesucristo no es Dios, sino "un dios", menos todavía, es totalmente hombre, traducen la misma expresión, "proskynéo", de dos maneras totalmente distintas según vaya dirigida a Dios o a Jesucristo.
En el NT hemos de observar, sin embargo, que Nuestro Señor recibió el homenaje o la adoración de los Magos (Mt 2;8-11), del leproso (Mt 8;29), del principal (Mt 9;18), de sus discípulos después de que Él hubiera calmado la tormenta (Mt 14;33), de la mujer cananea (Mt 15;25), de Salomé (Mt 20;20), del ciego (Jn 9;38) y de sus discípulos después de la resurrección de Él (Mt 28;9) (Mt 28;17). Los TJ interpretan que éste es un homenaje, podríamos decir educado, y que le fue ofrecido a Jesús en señal de respeto y gratitud.  Pero, ¿fue esto así en todos los casos?  ¿Acaso el ciego de nacimiento cuyos ojos fueron abiertos por Jesucristo no significó algo más que un mero homenaje educado cuando se postró ante Él al oír que su benefactor era el Hijo de Dios?   ¿No significaba más que un mero homenaje educado el que le rindieron los discípulos cuando se postraron delante de su Señor resucitado?, etc.
Y puede preguntarse legítimamente si el Señor habría permitido que se le hubiera ofrecido tal homenaje o adoración a no ser que Él fuera digno de recibirla.  Puede haber la certeza de que en tal caso no lo hubiera permitido.  Habría dicho, como Pedro a Cornelio cuando éste se postró a sus pies y adoró: "Levántate, pues yo mismo también soy hombre" (Hech 10;26). Habría dicho como el ángel al apóstol Juan, al hacer éste lo mismo: "Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo...: Adora a Dios" (Ap 18;10) (Ap 22;9). La verdad es que, al recibir el homenaje o la adoración de los hombres, Jesucristo estaba asumiendo para sí mismo el derecho del Primogénito, de quien el Señor había dicho: "Adórenle todos los ángeles de Dios" (Hb 1;6).  Ver, también (Ap 5;11-14) donde hay una adscripción de bendición y honor, y gloria, y poder para siempre jamás a Aquél que se sienta en el trono, y al Cordero.
s/TJ: 
Cuando Jesucristo contesta a Satanás:  "Al Señor tu Dios adorarás, y a Él sólo servirás" (Mt 4;10), está excluyendo a sus seguidores de adorarle" ("La atalaya" de 15.2.65, pág 127) 
Análisis: 
Ya hemos visto en los pasajes anteriores que eso no fue así. Jesucristo permitió en varias ocasiones que se demostraran hacia Él los mismos sentimientos que también se demostraban ante Dios. 
s/TJ: 
Según los TJ, Jesucristo fue hecho menor que los ángeles (Hb 2;7) mostrando con claridad que el Hijo de Dios era en realidad un ser humano que “vino a ser carne” (Perspicacia, vol 1, págs 1148-1149)
Análisis: 
Según la Biblia, el Hijo es "el reflejo" de la gloria del Padre "y la representación exacta de su mismo ser, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder", lo que ningún ángel puede hacer, ni según la propia traducción de los TJ (Hb 1;3) (NM)
Además, los ángeles buenos siempre rechazan la adoración que les ofrecen.  Cuando el apóstol Juan cayó a los pies de un ángel para adorarlo, este lo regañó y dijo: "¡Ten cuidado! ¡No hagas eso!...  Adora a Dios" (Ap 22:8-9) (NM); pero el mandamiento del Padre en cuanto al Hijo es "y que todos los ángeles de Dios le adoren" (Hb 1;6) (NM). La misma palabra griega "proskynéo" (adoración) se usa en (Ap 22;8,9) y (Hb 1;6). El "proskynéo" que los ángeles no aceptan, pero dicen que se dé solo a Dios, es la misma "proskynéo" (adoración) que el Padre manda que se dé al Hijo en (Hb 1;6). De modo que el Hijo no puede ser un ángel, sino que debe ser Dios.  
Pero podríamos preguntarnos: ¿Es propio dar al Hijo la misma honra de adoración que se da al Padre? Una respuesta se encuentra en (Jn 5;23): "Para que todos honren al Hijo, como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió".  Es como un colofón a la maravillosa verdad de que el Hijo es Dios como el Padre.
Lamentablemente, aquí -como en tantos otros lugares de los Libros Sagrados- los TJ han altera­do el sentido del texto, introduciendo en su Traducción del Nuevo Mundo, una partícula que no está en el texto griego y que parece insigni­ficante: «Para que todos honren al Hijo así como honran al Padre». Leído superficialmente se diría que el significado es idéntico; pero si se observa bien la traducción se verá que no dice lo mismo y notaremos en seguida la diferencia que des­virtúa la identidad de adoración debida a ambas Personas.
También es otra respuesta a la pregunta que nos hemos hecho: "Y a toda criatura que está en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra y sobre el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, les oí decir: "Al que está sentado en el trono y al Cordero sea la bendición y la honra y la gloria y la potencia para siempre jamás': Y las cuatro criaturas vivientes se pusieron a decir: "iAmén!" y las personas de mayor edad cayeron y adoraron." (Ap 5;14) (NM)
Esta adoración va dirigida "al que está sentado en el trono y al cordero" La palabra que se traduce por adoración, es la misma que aparece en (Lc 4;8) referida al Señor Dios y en (Hb 1;6) referida al Hijo de Dios.  
Y también el apóstol Juan ratifica esta igualdad divina que hace que Dios y Cristo sean uno en esencia, cuando escribe: «Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna»: (1 Jn 5:20) (NC).
Pero también los TJ han tergiversado maliciosamente este texto al traducir: «Pero nosotros sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado capa­cidad intelectual para que adquiramos el conocimiento del verdadero. Y esta­mos en unión con el verdadero, por medio de su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y vida eterna» (NM).
La expresión «en unión con» es otra interpolación injustificada, y sin corchetes. Y la frase «por medio de» cambia el sentido exac­to del texto original, porque la preposición griega «en» que aquí se usa, por el contexto significa «en», y en consecuencia no es correcto darle el valor de «por medio de».
Sin embargo, a pesar de todos sus errores y deficiencias, la Traducción del Nuevo Mundo termina el versículo anterior afirmando literalmente que Cristo es Dios: «Este es el Dios verdadero y vida eterna» (Claro que, si comentamos con un TJ el contenido de este texto, nos dirá, en contra de toda regla gramatical, que “Este” no se refiere a Jesucristo sino a Dios) La partícula griega «outos» (este) es pronombre masculino y se refiere siempre (en griego y en español) al nombre más próximo, en este caso, Jesucristo.
Resumiendo y repitiendo las primeras palabras de este análisis: Cuando cotejamos la palabra griega "proskynéo" que quiere decir "postrarse", utilizada en referencia a Jesucristo, es traducida por los TJ como “rendir homenaje”. En las otras ocasiones se traduce como “adoración”.
Así, por ejemplo, en (Mt 2;2) (Mt 2;8) (Mt. 2;11) (Mt 14;33) (Mt 28;9) (Mt 28;17) (Mc 5;6) (Lc 24;52) (Jn. 9;38) “proskynéo” es traducida en la Biblia del NM por los TJ, como "rendir homenaje" porque se refiere al Señor Jesucristo, pero cuando la misma exacta palabra Griega se utiliza en (Mt 4;10) (Lc 4;8) (Jn. 4;20) (Ap 5;13-14) (Ap7;11) (Ap 11;16) (Ap 19:4) (Ap 20;4) (Hb. 11;21) (Ap 22;8) (Ap 19;10) … es traducida como "adoración" porque no se refiere a Jesucristo. Es una interpretación puramente subjetiva.
 
Así, pues, sin ninguna justificación lingüística las nuevas ediciones del "Nuevo Mundo" traducen el verbo griego “proskynéo” como "adorar" las 19 veces que se refieren al Padre, pero "rendir homenaje" las 15 veces que se refieren al Hijo. Y es que los TJ no aceptan que el Padre y el Hijo sean el mismo Dios y quieren marcar la diferencia. Para los TJ, el Padre es el Dios Todopoderoso único que puede recibir adoración. El Hijo, en cambio, es un dios poderoso solo digno de recibir un rendido homenaje. 
Está claro que, objetivamente, "proskynéo" quiere decir "postrarse" pero este signo de acatamiento, de subordinación, de reconocimiento de nuestra inferioridad ante el que tenemos delante, tendrá el sentido de "adoración" (máximo reconocimiento) o simplemente de "rendir homenaje" (si no es nuestra intención llegar a este extremo). Así, pues, también está claro, que sea cual sea la interpretación que se aplique, la traducción debería tratar de ser lo más objetiva posible a fin de evitar trasladar a la interpretación nuestro personal punto de vista. Quizás la más pacífica sería traducir en todos los casos “postrarse”.