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domingo, 15 de marzo de 2020

JESUCRISTO ACABARÁ CON EL SUFRIMIENTO QUE NOS ESTÁN CAUSANDO LOS JINETES DEL APOCALIPSIS


s/TJ:

A pesar de los problemas que nos aportan los jinetes del apocalipsis: guerras mundiales y otros conflictos bélicos, hambre, epidemias y muerte prematura por diversas causas, pronto todo ello se acabará porque en la guerra de Armagedón, Jesús hará que Satanás no pueda ejer­cer influencia en la Tierra y eliminará a los huma­nos que apoyan al Diablo (Ap 20;1-3). Je­sús no solo acabará con todos estos males, sino que reparará los daños causados. ¿Cómo lo hará? Veamos lo que dice la Bi­blia.

En vez de la guerra, reinará la paz. Jehová "hace cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra. Quiebra el arco y verdaderamente corta en pedazos la lanza" (Sl 46;9). Las personas pacíficas "ha­llarán su deleite exquisito en la abundancia de paz" (Sl 37;11).

En vez de hambre, habrá alimentos para todos. "Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia" (Sl 72;16).
En vez de epidemias y muerte, todo el mundo tendrá salud perfecta y vida eterna. Dios "limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor" (Ap 21;4).
Cuando Jesús estuvo en la Tierra, ofreció un re­confortante anticipo de cómo será la vida bajo su gobierno. Fomentó la paz, alimentó milagrosamen­te a miles de personas, curó a los enfermos y hasta resucitó a muertos (Mt 12;15) (Mt 14;19-21) (Mt 26;52) (Jn 11;43-44). (“La Atalaya” núm. 3 de 2017, pág 3-8)
Análisis:

Observaciones acerca de las condiciones de vida en los mil años que durará el juicio de Jesús según la doctrina de los TJ suscitan preguntas que deberían contestar los propios TJ.
Veamos primero, los grupos de personas que tienen que habitar la Nueva Tierra:
     1) “Gran muchedumbre” (Vivos) justos que han sobrevivido al Armagedón.  
     2) “Tan grande nube de testigos” (Muertos) que serán nombrados príncipes en la Tierra.
     3) "Justos e injustos en general que vayan resucitando" (Muertos). Quizás 200.000 / día.
¿Qué se hará con todos los injustos iniciales? ¿Cómo se formará a tantos injustos? ¿Cómo se controlará todo el desarrollo de los acontecimientos? Recordemos que no hay nadie perfecto -ni justo ni injusto- sobre la nueva Tierra al principio de los mil años y en cambio, de entrada, millones de injustos (Casi 500/cada TJ). 
¿En qué lengua se hablará? Porque la confusión de lenguas es resultado del pecado.
La tierra física no será cambiada.  Por lo tanto, seguirán los terremotos, los cataclismos, las inundaciones, los tsunamis, los huracanes, etc… que harán sufrir, como ahora, a miles de personas. Si todo cesa por milagro, ¡entonces ya no es la misma Tierra! Aparte del milagro que representa mantener la tierra eternamente, cuando su destino “normal” es desaparecer en cualquier momento o cuando por las leyes termodinámicas le corresponda.  
Dicen los TJ que al principio del Día del juicio los que sobrevivan al Armagedón trabajarán para hacer de la Tierra un paraíso.   A este paraíso se dará la bienvenida a los que -supongo periódicamente- vuelvan de entre los muertos. Previamente, pues, tendrán el trabajo de limpiar la tierra y quitar las ruinas de este viejo sistema. Y, entonces, bajo la dirección del Reino, tendrán el privilegio de cultivar el terreno y hacer de la Tierra un hermoso lugar en el cual vivir. ¡Qué felicidad será hacer este trabajo! Dios bendecirá todo lo que se haga. El proveerá un clima apropiado para cultivar siembras y criar ganado, y se encargará de que las siembras y el ganado estén protegidos contra las enfermedades y perjuicio.  (Lc 23;43) (Sl 96;12-13) (Is 26) ("Usted puede vivir...", pág 159 y 177).  
Aquí se nos dice que deben ser los propios sobrevivientes del Armagedón quienes han de trabajar para hacer de la Tierra un paraíso y que además han de tenerlo dispuesto para recibir en él a los que vuelvan de entre los muertos.  Supongo que, en ésta, como en tantas otras situaciones, los TJ, sin decirlo, sobreentienden milagro tras milagro porque, si no, esto es humanamente imposible. Quizá, por esto, en ("Que Dieu..." pág 278, 281-283) ya se añaden a este inicial grupo de "trabajadores" todos los cristianos justos, muertos antes del Armagedón. Pero ni así, ¡si Dios no echa una mano...! 
Observar que las ilustraciones que aparecen en la mayoría de las publicaciones de la Watch Tower, aunque son bellas estampas que a todos nos ocasionan placer y felicidad, ocultan la necesaria realidad del hombre, y son ciertamente engañosas e irreales.
En ellas no se ven carreteras, coches, fábricas, bidones de basura. Sin embargo, estas personas tienen que haber llegado a donde se encuentran, por algún medio de transporte. Van vestidas con hermosa y colorida ropa, por lo que tienen que tener fábricas para obtenerla, tienen que tener casas para vivir, se necesitan ladrillos, ó leña, o maquinaria de construcción.
¿Son estas imágenes una ilustración del paraíso? ¿Es así como conciben los testigos de Jehová el paraíso, sin edificios, sin carreteras, sin fábricas, sin los medios modernos que utiliza el hombre para trabajar, para recrearse, para vivir diariamente? 
¿Es el paraíso de los Testigos, un volver a reandar todo lo que el ser humano ha andado hasta nuestros días? ¿Es volver a nuestros orígenes, cuando el ser humano no se movía apenas de su hábitat, trabajaba la tierra con sus propias manos, y vivía de lo que cultivaba? Si cada testigo de Jehová va a tener unas hectáreas donde vivir, va a necesitar máquinas para trabajar la tierra. ¿Hemos observado cómo un labrador cultiva, trabajando día y noche en su pedazo de tierra? ¿O es que, en el paraíso, las patatas, el trigo u otros cultivos saldrán solos, sin riego, sin abonos, sin recogida, etc.? Si para alguien, realizar el duro trabajo del campo es un paraíso, hay que encomiarle, pero sabemos que, para millones de personas, tener la perspectiva de realizar esa labor para siempre, eso, en vez de un paraíso, es un infierno eterno.
No se habla de la recogida de basura diaria, de los trabajos mecánicos y rutinarios que muchas personas tendrían que realizar para que otros vivan en un 'paraíso', de las cloacas, de las aguas negras... Y es que, una vez que estemos en el paraíso, habrá personas cuyo trabajo deberá ser ocuparse del drenaje de las ciudades y destapar las tazas de las cloacas. ¿Será un paraíso para estas personas trabajar diariamente en esto?
Para que una persona disfrute de un día de playa o campo, o para que una persona tenga todas las comodidades en su hogar, muchas personas tienen que trabajar rutinariamente, otras tienen que viajar, distribuyendo y llevando a los hogares, alimentos, ropa, correspondencia, reparando calles, líneas de teléfonos, útiles del hogar, pues de otra manera la comodidad se convertiría en incomodidad. Es decir, la comodidad de unos, dependen de trabajos rutinarios y tediosos de otros. ¿Se dan cuenta de esto, los Testigos?
Además del milagro continuo que subyace en esta preparación del paraíso, los TJ nos dicen que Dios "proveerá un clima apropiado para cultivar siembras y criar ganado, y se encargará de que las siembras y el ganado estén protegidos contra las enfermedades y perjuicio".  Todo esto está en contra de lo que nos dicen los propios TJ en ("De paraíso perdido a paraíso recobrado", pág 18):  "El fin del sexto día creativo significa que Dios dejará de hacer cosas para la tierra ... pues Dios descansa en este séptimo día de toda la obra que había hecho...  Por eso él no ha hecho ninguna cosa nueva aquí desde que terminó el sexto día creativo, hace casi seis mil años...  y él continuará descansando de hacer obras creativas hasta que terminen los mil años que quedan de su séptimo día", sin olvidarnos de lo que nos dice ("La Atalaya" de 1.9.68, pág 518), con relación a los resucitados:  "Dios recreará con exactitud infalible en un cuerpo la personalidad idéntica que amigos y parientes reconocerán como el amado que perdieron en la muerte".  En qué quedamos, ¿Dios descansará en su obra creativa hasta que termine el Milenio, o en la resurrección volverá a su obra de creación y luego a lo largo de todo el milenio?
En cuanto a la convivencia a lo largo de los mil años, el diablo no intervendrá, y, por tanto, no dominará a los terrestres. Sin embargo, habrán personas que se volverán inicuos (¿?) a lo largo de los mil años y también cuando se realice la prueba definitiva, ya que entre los resucitados están -dice la Biblia- quienes lo han hecho para una “resurrección de juicio” y sus nombres no figurarán definitivamente en el Libro de la Vida.
Esto quiere decir que alguien sufrirá sobre sí las acciones “malas y viles” de los inicuos, y si al final, en la última prueba, cuando ya todos son perfectos, los inicuos son como “la arena del mar”, podemos imaginarnos que, a lo largo de los mil años, serán millones los que se perviertan y millones, por tanto, los que sufrirán sus vilezas. Los propios TJ reconocen que será tal el desafuero de algunas personas que incluso será necesario eliminarlas antes de que acabe el Día del Juicio (Ap 20;7-10). ("Usted puede vivir...", pág 180,183).
Con relación al trabajo, según los TJ, no surgirán problemas, por ejemplo, por la cuestión del empleo debido a las máquinas del día moderno que ahorran trabajo y la llamada automatización. El Rey mantendrá a todos sus súbditos completamente ocupados. El trabajo estará debidamente distribuido entre todos, nunca habrá causa para desempleo, y llegarán a ser trabajadores perfectos.   ("La Atalaya" de 1.4.64, pág 211-212) 
Lo dicho, milagro tras milagro. No se emplearán máquinas modernas ni se utilizará las ventajas de la automatización. 0 sea, que se piensa dar la comida con la abundancia y variedad que aparece en los dibujos que recrean el Nuevo Mundo a los miles de millones que resucitarán, trabajando con las herramientas que se empleaban hace cientos de años, como se ve en el dibujo de ("¡Despertad! de 22.10.93, pág 8). ¡Ah!, además se tendrá tiempo para estudiar fuerte para enseñar a los que vayan resucitando a lo largo de los años y tiempo para relajarse para disfrutar de formas sanas de recreación. 
Al mismo tiempo, todos tendrán ropas adecuadas, vivirán en verdaderos chalés con todas las comodidades y con unos sofisticados aparatos que no permitirán el mínimo accidente doméstico, tendrán los campos de césped recortaditos, las carreteras sin un mínimo bache que pueda causar un imposible accidente, etc, etc, 
No se pagarán impuestos ya que con Jesucristo no serán necesarios, también nos dicen los TJ.  Pero si todo se arregla a golpe de milagro, ¿para qué necesita Jesucristo a los 144.000 gobernadores en el cielo y a sus príncipes en la Tierra?
Habrá paz entre el hombre y los animales. (¿Qué enseña realmente la Biblia?, pág 36). Esto quiere decir que habrá cambio de la naturaleza animal después de Armagedón ya que los animales serán los mismos que habían antes, ¡otro milagro! El pecado no puede haber afectado a los animales.
Los TJ nos dicen, por otra parte, que el Creador no hizo a los animales para que vivieran para siempre” (2Pe 2;12) ('Usted puede sobrevivir...' pág 33). Entonces, ¿por qué nos dicen que los animales serán amigables? Ante los sentimientos humanos, a medida que vayan muriendo causarán pena y dolor, lo que está en contra de la felicidad absoluta que -s/TJ- debería reinar. ¿O es que las personas ya no tendrán sentimientos? Y, en la etapa definitiva del Reino de Dios, ¿No habrá desaparecido la muerte? ¿O es que la muerte de los animales no es 'muerte'?
Desaparecen las enfermedades. (¿Qué enseña realmente la Biblia?, pág 36) Los hogares y jardines serán hermosos. Las personas serán amorosas y bondadosas. Los animales serán amigables. Pero es que, además, ni enfermaremos ni envejeceremos ni moriremos. Los que son viejos hasta rejuvenecerán (ls 33;24) (Job 33;25) ('Usted puede vivir...”, pág l64-165) ("¡Despertad!” de 8.12.67, pág 5 y ss)   
Pero entonces, ¿cómo debemos entender (Is 65;20)? “Ya no llegará a haber de aquel lugar un niño de pecho de unos cuantos días de edad, ni un anciano que no cumpla sus días; porque uno morirá como mero muchacho, aunque cuente con cien años de edad; y en cuanto al pecador, aunque cuente con cien años de edad se invocará el mal contra él” (NM) “No habrá allí niño que muera de pocos días, ni viejo que no cumpla los suyos. Morir a los cien años será morir niño, y no llegar a los cien años será tenido por maldición.” (NC) Queda claro que en la “Nueva Tierra” ¡También se morirá!... porque “morir a los cien años será morir niño” y “no llegar a los cien años será tenido por maldición”
Con relación a la vida conyugal, los TJ afirman que los sobrevivientes del Armagedón mantendrán su eventual estado de casados y que tendrán hijos, pero que los que resuciten de las tumbas conmemorativas vivirán con una mentalidad y unos instintos no carnales. Y es que las palabras de Jesús en (Lc 20;34-36) deben aplicarse a la resurrección terrenal, según “Preguntas de los lectores” en (“La Atalaya” 1/6/1968): “Jesús está hablando acerca de la resurrección terrenal y acerca de lo que será la situación para los miles de millones levantados de entre los muertos a la vida terrenal. A muchos siervos fieles de Dios que tienen la esperanza de vivir para siempre en la Tierra y cuyos cónyuges han muerto les gustaría tener apoyo para su esperanza de que podrían ser reunidos como esposo y esposa en la resurrección… tenemos que admitir -sin embargo- que las palabras de Jesús indican que los resucitados no se casarán ni serán reunidos en una relación de matrimonio con cónyuges anteriores… Esta conclusión, es difícil de aceptar para algunos debido a la fuerte influencia de las emociones humanas” Y yo me pregunto, ¿es que no sentirán nada cuando vean a su esposa pasar por delante, no sentirán deseos de abrazarla, besarla y convivir con ella? ¿Es que la perfección cambiará la mentalidad de los que resuciten con respecto al sexo y a la familia? No es esto lo que se desprende de los dibujos que nos ofrecen los TJ en sus revistas.
De los muchos ejemplos que podríamos presentar de esta contradicción en su doctrina, tenemos el que se lee en (¡Despertad! agosto/2010, pág 22,23). Se refiere a una joven que se ve involucrada en un accidente del que sale ilesa, pero en el que fallecen sus padres. Dice: “Al principio me preguntaba por qué le había sucedido algo tan terrible a mi familia… También recordaba el amor de Jehová al darnos la fantástica esperanza de la resurrección. Podremos ver de nuevo a nuestros familiares… ¡y esta vez será en un paraíso terrestre! … Cuando me encuentro con personas que también han pasado por alguna desgracia, me entristece que no conozcan la hermosa promesa de la resurrección… ¡Cuánto anhelo el nuevo mundo de Dios y la resurrección! Entonces ya no habrá más dolor ni muerte. Saber que todos volveremos a estar juntos me motiva a seguir adelante. Estoy deseando abrazar con todas mis fuerzas a mamá, papá, y decirles: “¡Todos estamos aquí!”.
Vemos, pues, que una de las situaciones que más presentan los TJ –la del reencuentro en el nuevo mundo de los familiares- como motivadora de la fe en la doctrina de la resurrección y de la vida eterna en la Tierra, está claramente en contra –como hemos visto- de las palabras de Jesús en (Lc 20;34-36) y de las propias palabras y comentarios de los TJ. 
Estoy convencido de que el grueso de los Testigos de Jehová, o sea, los que van por las calles y casas repartiendo revistas, no se ha dado cuenta de que interpretar a Isaías queriendo que sus palabras nos proporcionen para el futuro la garantía de  una vida feliz, de acuerdo con los parámetros actuales de felicidad, es cerrar los oídos a la Palabra de Dios que nos está prometiendo, de continuo, un Reino de Dios o de los Cielos que no tiene nada que ver con nuestro mundo actual, sino que es infinitamente superior e imposible de captar con nuestros sentidos y con nuestra inteligencia, y que para introducirnos en su comprensión,  lo hace a través del profeta presentándonos al máximo de la perfección las cosas de este mundo que aquí nos harían sumamente felices: salud, comida, amistad, vivienda, familia, etc pero que sólo son un símbolo de lo que se nos está prometiendo en realidad. Por eso San Pablo nos dice que “el corazón humano no puede imaginar lo que tiene Dios preparado para aquéllos que le aman” (NC). O, dicho de otra forma por los propios TJ: “No se ha concebido en el corazón del hombre las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman” (NM) (1Cor 2;9). Los TJ, sin embargo, creen haberlo imaginado y concebido…