s/TJ:
¿Enseña la Palabra de Dios, la Biblia que todo el
mundo cuando muere pasa a una vida ininterrumpida en la región de los
espíritus? No, no lo hace. La Biblia presenta una maravillosa esperanza
de vida después de la muerte, pero no de la manera que muchos piensan.
Observe lo que dice la Biblia sobre nuestro primer
antepasado, Adán. Jehová lo formó "del
polvo del suelo" (Gn 2;7). Adán tenía la oportunidad de vivir para
siempre felizmente en la Tierra (Gn 2;16-17). Sin embargo, se rebeló contra su
Creador amoroso y, como resultado, murió.
¿Adónde fue Adán al morir? Dios le dijo: "[Volverás] al suelo, porque de él
fuiste tomado. Porque polvo eres y al
polvo volverás". (Gn 3;19)
¿Dónde estaba Adán antes de que Jehová lo creará del
polvo? En ningún lugar, no existía. De modo que cuando Jehová dijo que Adán
'volvería al suelo', sólo pudo querer decir que volvería a estar sin vida, como
el polvo. Adán no "pasó" a otro lugar para fundar un mundo de espíritus
ancestrales. No pasó ni a una vida de dicha en el cielo ni a una eternidad de
sufrimiento en un lugar de tormento. Su única transición fue de la vida a la no
vida, de la existencia a la no existencia.
¿Qué se puede decir del resto de la humanidad? ¿Dejan
también de existir los descendientes de Adán al morir? La Biblia responde:
"Todos [hombres y animales] van a un solo lugar. Del polvo han llegado a ser todos, y todos vuelven al polvo"
(Ecls 3;19-20) ("La Atalaya" de 15.5.95, pág 15)
Los pensamientos de los muertos han cesado, como
declara la Biblia: "No confiéis
en los príncipes, ni en hijo de hombre, porque no hay en él
salud. Saldrá su espíritu, se tornará a la tierra: en aquel día perecerán sus
pensamientos" (Sl 146;3-4) ("La verdad que lleva a la vida
eterna", pág 35)
Análisis:
Los TJ usan este último (Sl 146;3-4) para argüir
que no hay existencia consciente después de
la muerte, pues los "pensamientos" del
hombre han perecido. No obstante, ¿es ese el mensaje
que el escritor del (Sl 146) quería dar? ¿Se escribieron esos
versículos para instruir a los lectores acerca de
la condición en que se encuentran los muertos?
No. Claramente no. La lección
del (Sl 146) es que debemos poner nuestra confianza en Dios
antes que en los líderes humanos. En efecto, hay
que alabar a Dios (v.1-2). En contraste con el hombre,
Dios es un Ayudador que da una esperanza segura
(v.5), creó el cielo y la tierra (v.6), hace justicia a los
agraviados (v.7), sana a los enfermos (v.8), se preocupa por los desamparados
(v.9) y es Rey para siempre (v.10). El hombre, al contrario,
no ofrece una verdadera salvación (v.3), porque también muere y
todo lo que pensaba hacer muere con él (v.4)
Un buen ejemplo de la lección del (Sl
146) se encuentra en la muerte del presidente John F. Kennedy.
Él fue como un "príncipe" en quien confiaban muchas
personas para que les ayudara a mejorar su suerte en la vida; pero
cuando murió, "todos sus pensamientos perecieron", pues, al
desaparecer él, sus planes y programas pronto se vinieron
abajo. La gente que había puesto su confianza en él se encontraba
desalentada. Debían haber confiado primero en Dios, que ofrece justicia
y salvación reales, y que permanece Rey para siempre.
Cuando se lee el (Sl 146) en su contexto, es
evidente que el (v.4) no niega la vida consciente después de la
muerte. Los TJ usan mal el versículo cuando lo
sacan de su contexto.
Debe dejarse constancia ya en
este lugar que cuando en el (Sl 146;3-4) se dice: "Saldrá su espíritu, se tornará a la tierra", "espíritu" es
traducción no de "nephesh” (hebreo) -que
en al AT se traduce por alma y que se refiere a todo ser viviente, animal
u hombre- sino de "ruach"
(hebrero) que significa viento o aliento. En tanto que este aliento se
mantiene en el hombre, vive (Jb 27;3), cuando parte, él vuelve a la tierra
(Sl 146;3-4). Véase, también: (Jos 2;11) (Jc 8;3) (1Sam 1;15) (Gn 26;35) (Pr
29;11) (Ez 20;32) (Hab 1;11). Está claro que el viento en la Escritura es
como un emblema apropiado del gran y penetrante poder del Dios
invisible. Además, el aliento se presenta no sólo como símbolo de los
profundos sentimientos que se generan dentro del
hombre, como dolor e ira, sino también sentimientos
asociados en la naturaleza de Dios. Dios no es presentado en la
Escritura como un alma -esto es, el centro del apetito físico y el principio
animador de un cuerpo- sino como un espíritu, esto es, un invisible ser
viviente capaz de profundas emociones. Además, se revela que Dios y
solamente Dios, tiene la facultad de comunicar Su
Espíritu o vida a Sus criaturas, que quedan así capacitadas
para sentir, hablar, pensar y actuar en armonía con la voluntad
de Dios.
s/TJ:
“Los
vivos tienen conciencia de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en absoluto,
ni tienen ya más salario, porque el recuerdo de ellos se ha olvidado" (Ecls 9;5)...
"Todo lo que tu mano halle que hacer, hazlo con tu mismo poder, porque no hay trabajo ni formación de
proyectos ni conocimiento ni sabiduría en el Sheol el lugar adonde vas.” (Ecls 9;10) (La
palabra hebrea “Sheol” y la correspondiente griega “Hades” significan
“sepulcro”, “sepultura” o “tumba”)
Al mencionar el Sheol, la Biblia se
refiere al sepulcro. Se trata de un lugar simbólico donde no hay
consciencia ni actividad. Piense, por ejemplo, en lo que el fiel Job
entendía cuando hablaba del sepulcro. En un solo día perdió a todos sus
hijos y todas sus posesiones. Después se le llenó el cuerpo de úlceras
dolorosas. Entonces le suplicó a Dios: “que en el Sheol me ocultaras, que me
mantuvieras secreto” (Jb 1;13-19) (Jb 2;7) (Jb14;13). (La
Atalaya 1 de agosto de 2015, pág 3-4)
Esto significa que los muertos no pueden
hacer nada y no pueden sentir nada. ("La verdad que lleva a la vida
eterna", pág 35)
Por lo tanto, según la Palabra de Dios, la
gente tiene conciencia de la muerte mientras vive. Sin embargo, cuando
sobreviene la muerte, no tienen conciencia de nada. No se quedan al lado de su
propio cadáver observando lo que se hace con él. En la no existencia no hay ni
placer ni dolor, ni gozo ni aflicción. Los muertos no son conscientes del
paso del tiempo. Se hallan en un estado de inconsciencia más profunda que el
sueño.
Job, un siervo de Dios de tiempos antiguos,
sabía que la gente no sigue viviendo después de la muerte. También entendía que
sin la intervención de Dios no hay ninguna esperanza de volver a vivir. (Jb
14;10-12) Job no esperaba que al morir se reuniría con sus antepasados en un
mundo de espíritus. ("La Atalaya" de 15.5.95, pág 4-5)
Análisis:
Los TJ
usan con frecuencia los versículos (Ecls 9;5) y (Ecls 9;10) al argüir
que la muerte trae la aniquilación, la
inexistencia completa. Para apoyar este punto de manera más
concluyente, la traducción del (NM), como hemos visto, dice así:
"… los vivos tienen conciencia de que morirán; pero en
cuanto a los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en
absoluto..." (NM).
Ahora, pues, si se saca ese versículo del contexto y
se cita como autoridad, parece probar que los TJ tienen la razón; pero el
sacar tal pasaje de contexto puede ser muy peligroso, porque el escritor
inspirado presenta un contraste de opiniones: El punto de vista
materialista secular en oposición al espiritual y piadoso.
Los primeros diez versículos de (Ecls 9) reflejan el lado secular de
la lucha. El escritor dice en el versículo cinco que
los muertos nada saben y también añade que "nunca más
tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol" (v.6)
¿Creen
los TJ que los muertos han desaparecido para siempre? No, porque creen
en una resurrección futura en esta tierra debajo
del sol. El (v.2) expresa que "todo acontece
de la misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al justo y al
impío... como al bueno, así al que peca", idea que contradice
a todo el resto de las Escrituras. ¿Creen los TJ que corren la
misma suerte el justo y el impío? No, seguro que no.
Resumiendo: Cohelet, el personaje
bíblico del Eclesiastés, contrapone sencillamente la condición de
los vivos y la condición que, según la concepción del AT, esperaba
a los muertos, y es en contraste con ésta como hay que
interpretar aquella. Podemos, pues, sacar la
conclusión que (Ecls 9; 5), que presentan los TJ, está situado
en medio de una sección que expresa la opinión secular, no la de
Dios.
¿En qué quedamos? ¿Es el Sheol el sepulcro, sepultura o tumba, por lo
tanto, un lugar real, un nicho de cualquiera de nuestros cementerios donde está
depositado el cuerpo del difunto, o es un lugar simbólico donde no hay
consciencia ni actividad y que, por lo tanto, no tiene nada que ver con el
sepulcro físico que alberga el cadáver? Porque las dos cosas nos dicen los TJ.
Ya
sabemos, por otra parte, cuál es la doctrina que en general nos explican los TJ
sobre este particular. Lo hacen en la actualidad, por ejemplo, en (¿Qué enseña
realmente la Biblia?, pág 212 y 213) cuando escriben: “… ¿Quiere decir esto
que el Sheol es cada tumba en la que enterramos a un ser querido? No…
Tampoco aplica el nombre “Sheol” a una tumba donde se pone juntas a varias
personas, como un panteón familiar o una fosa común (Génesis
49:30, 31). Entonces, cuando la Palabra de Dios habla del “Sheol” o
“Hades”, ¿a qué se refiere? A un lugar mucho mayor que una enorme fosa
común… No se trata, por lo tanto, de un sitio literal que se encuentre en
un punto determinado. Más bien, se refiere a la sepultura colectiva a la que
van los difuntos o, lo que es lo mismo, al lugar simbólico donde la mayoría
de la humanidad duerme el sueño de la muerte”.
La
interpretación de los TJ yerra cuando interpreta el Sheol como un lugar
simbólico porque creen que no es literal. En la mente judía de los
tiempos bíblicos el Sheol o Hades significaba: lugar subterráneo profundo
e invisible donde van las almas de todos los que mueren, buenos y malos.
Este concepto aparece plenamente confirmado por el erudito y famoso
historiador judío Flavio Josefo, en su libro: "Discurso a los griegos
acerca del Hades".
Es
interesante observar al respecto, el lenguaje de la Biblia en (Jb
33;24) (Sl 30;9) (Am 9;2) (Is 14;9-15) (Ez 32;21-31) (Num 16; 28-34)
(Mt 12;40) (Lc 16;23) (Hech 2;27,31) (Ef 4;9-10), etc. En todos
estos pasajes las palabras "Sheol" o "Hades" son empleadas en términos que dan a entender una región, un lugar,
una residencia de los espíritus, no un estado de
inconsciencia.
Los
apóstoles que habían convivido con Cristo (o habían recibido
especiales revelaciones de Él, como es el caso de Pablo, que había sido
arrebatado al tercer cielo) (2Cor 12;2), tenían la absoluta seguridad
de que la muerte no era un estado de inconsciencia, sino que iban a estar
en espíritu inmediatamente con su amado Señor. Bien claramente lo
expresa el apóstol Pablo en (Flp 1;23) hasta el punto de preferir
la muerte a la vida, de no ser por los intereses
de la obra de Dios que requerían su presencia en la
tierra. He aquí las palabras literales del gran apóstol: "Porque
para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Mas si
el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé
entonces que escoger. Porque de ambas cosas estoy
puesto en estrecho, teniendo deseo de ser desatado y estar
con Cristo, lo cual es muchísimo mejor"
¿Qué
harán los TJ ante semejante declaración? El clarísimo
texto no se puede eludir. Aquí está el gran apóstol
diciendo que el morir "es ganancia". ¿Cómo lo
sería si la muerte fuese un simple estado de inconsciencia? Y luego, ¿qué
significa ser desatado o partir y estar con Cristo? Las palabras del
original griego traducidas literalmente dicen: "Estoy apretado de
dos partes, teniendo el deseo de ser soltado y estar con
Cristo, lo cual es muchísimo mejor".
Antes de
la expresión "ser soltado y estar con Cristo", la frase,
en griego, lleva un solo artículo, to, para los dos verbos,
lo cual indica que los dos efectos (ser soltado y estar con Cristo)
guardan una mutua relación cronológica: El apóstol desea soltar las
amarras del cuerpo mortal, como condición para gozar inmediatamente
de la presencia del Señor.
Pero los
TJ, a fuerza de añadir palabras y cambiar los tiempos de los verbos griegos,
tratan de lograr un efecto menos chocante y opuesto a su
doctrina de la inconsciencia de las almas. Veamos como
traducen el pasaje entero: "Porque en mi caso,
el vivir es Cristo y el morir, ganancia. Ahora bien, si es el
seguir viviendo en la carne, esto es fruto de mi trabajo... y aun así cual
cosa a elegir no lo sé. Estas dos cosas me tienen
en premura, pero lo que sí deseo es la liberación y el
estar con Cristo, porque esto de seguro es mucho mejor. "
(Flp 1;21-24)
Los TJ,
fieles a su método, hacen toda clase de esfuerzos para romper en dos una
frase que es única y seguida en el original, al
escribir: "lo que sí deseo es la liberación y el estar
con Cristo", como si fuesen dos cosas diferentes. De este
modo intentan hacer caber entre las dos el período de inconsciencia que propugna
su peculiar doctrina. A pesar de lo raro e
incomprensible que resulta en tal caso la preferencia que
el apóstol expresa por la muerte, pues dormir en un sepulcro nunca
puede considerarse mejor que gozar de los privilegios
y oportunidades de la vida.
No,
Pablo no era ningún neurótico inclinado al suicidio, sino un
servidor de Cristo que entre dos cosas buenas, renunciaba a la más
excelente por amor a quienes necesitaban su testimonio del
Evangelio sobre la tierra. Pablo sabe, por haber estado ya temporalmente
en un éxtasis espiritual en aquel lugar que Cristo fue a
preparar para sus redimidos (2Cor 12;2), que la muerte es solamente
ser desligado del cuerpo, hallarse sin acceso al mundo físico, pero
gozando de la presencia de Cristo, lo cual es muchísimo mejor que la
libertad que Nerón podía concederle.
El apóstol
Pedro compartía la misma esperanza cuando viene a escribir
en (2Pe 1;12-15): "Sabiendo que en breve he de abandonar el
cuerpo…, procuraré que después de mi partida (v.15) podáis
en todo momento tener memoria de estas cosas" (NM). Y
lo raro del caso es que aquí los TJ traducen correctamente
"después de mi partida" (“exodon”). ¿Pero
no se dan cuenta que esta simple palabra “partida”, derriba todo su
artilugio de argumentos a favor de la inconsciencia después de la muerte? Los
israelitas que salieron "exodon"
de Egipto a través del mar Rojo, no fue para quedar
inconscientes, sino para seguir existiendo en otro lugar que aquél
de donde habían salido. “Salir”,
nunca es desaparecer o dejar de existir, sino trasladarse de un
lugar a otro.
"La Traducción del Nuevo Mundo"
nos da la parábola del rico y Lázaro (Lc 16;19-31) tal como es en el
original. ¿Por qué esta historia, contada por nuestro
Señor Jesucristo, que tan claramente derriba la teoría del sueño e
inconsciencia de los difuntos, la han dejado los traductores de los TJ tal cómo
es? Porque es demasiado clara. Por eso han optado
por darle una interpretación totalmente absurda a fin de que
resulte coherente con su doctrina.
En los tiempos de Jesucristo, la gente encontraba tesoros enterrados,
daba fiestas de bodas, dejaba a los esclavos encargados mientras viajaban por
el extranjero y arrendaba viñas, los jóvenes, en realidad salían de sus
hogares y malgastaban su herencia y Jesús usaba el conocimiento de sus oyentes de
esas situaciones para ilustrar cosas espirituales. La historia del rico y
Lázaro no tiene porque ser diferente al resto de las parábolas o historias
de Jesús, también debe usar una situación real para ilustrar cosas
espirituales. La gente en realidad debe tener una existencia consciente después
de la muerte, y algunos deben estar atormentados y profundamente
arrepentidos de su vida pasada. Aparte de lo que la parábola ilustre, la
historia fundamental, como las demás historias que Jesús contó, debe ser tomada
de la vida real.
Los TJ a
lo largo de los años han venido explicando esta historia, o parábola, de
diferente manera. Ahí va una: Esta parábola se aplica a las
dos clases de personas que existen hoy día sobre la
tierra. El rico representa la clase ultra-egoísta, que es el clero
de la cristiandad, el cual se halla separado de Dios y muerto en
cuanto a su favor, y aún más, atormentado por las verdades que
proclaman los "Testigos de Jehová". Lázaro representa el pequeño
residuo del cuerpo de Cristo" y también las personas de
buena voluntad. Estas, al abandonar su
religión reciben el favor de Dios y consuelo por su Palabra ("Let God be True", ed. 1946, pág 79).
¿Cómo es
posible que Jesucristo llame "hades" al estado de tormento de gente
que vive en este mundo, cuando los TJ declaran que "hades" significa un estado de inconsciencia? Es insensato
decir del clero de la cristiandad que sufre un castigo como el que el
hombre rico sufría en el "sheol", después
de su muerte, si no hay sheol alguno donde sufren o gocen los
que han partido. Hoy explican esta parábola con algunas
variantes o incluso de diferente manera, pero es evidente el
absurdo de cada una de estas interpretaciones.
Al recordar lo que la Biblia nos revela acerca de la misericordia,
compasión y amor de Dios, sabemos que Dios no es un monstruo cruel y sin
sentimientos que se deleite en atormentar a la gente. Si no podemos
reconciliar la bondad de Dios con las enseñanzas sobre la condición de los
muertos, el problema debe ser nuestro, por nuestra comprensión limitada, y no
de Dios. Abraham tuvo el mismo problema cuando supo que Dios estaba a
punto de hacer llover fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. Él
puso en duda el propósito de Dios y aun le preguntó: "El Juez de toda
la Tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?" (Gn 18;25) Por eso,
la persona que se sienta incómoda con la enseñanza de Jesús debe seguir el
ejemplo de Abraham al presentar el asunto a Dios en oración, y pedir ayuda para
confiar del todo en El, aún en asuntos que estén fuera del alcance de nuestro
entendimiento humano.
s/TJ:
Como los vivos dejan de existir cuando mueren, la
pregunta que planteó Job a continuación es clave: "Si un hombre físicamente
capacitado muere, ¿puede volver a vivir?" Job mismo dio la respuesta; "Todos los días de mi trabajo
obligatorio [en el sepulcro] esperaré, hasta que llegue mi relevo. Tú [Jehová]
llamarás, y yo mismo te responderé. Por la obra de tu mano sentirás anhelo"
(Jb 14;14-15)
En otras palabras: aunque Job iba a pasar a la no
existencia, Dios no se olvidaría de él. Job tenía fe en que en el futuro
Jehová Dios lo 'llamaría' de vuelta a
la vida mediante una resurrección.
Jesucristo, el Hijo de Dios, indicó que la esperanza
de Job en la resurrección era realista. Él demostró que los muertos pueden
resucitar. ¿Cómo? Resucitando él mismo a otras personas. (Lc 7;11-15) (Lc
8;41, 42, 49-56) (Jn 11;38-44). Además de ejecutar estos milagros, Jesús
habló de una gran resurrección futura: (Jn 5;28,29) Posteriormente, el apóstol
Pablo, también manifestó su fe en una resurrección futura: (Hech 20;7-12) (Hech
24;15)
Las referencias de la Biblia a una resurrección futura
no tienen nada que ver con una vida ininterrumpida en la región de los
espíritus. Señalan al tiempo en que millones de muertos volverán a la vida con
cuerpos físicos aquí mismo en la Tierra. Estos resucitados recordarán su vida anterior
en la Tierra. No nacerán de nuevo como niños, sino que serán las mismas
personas que cuando murieron, con los mismos recuerdos y la misma personalidad.
Se reconocerán a sí mismos y los demás también los reconocerán. Qué gozo
será para esas personas reunirse de nuevo con sus amigos y familiares. Y cuánto
nos emocionará encontrarnos con nuestros antepasados. ("La
Atalaya" de 15.5.95, pág 5)
Por eso, otra manera de saber cuál es la condición
de los muertos es leer relatos bíblicos acerca de personas que resucitaron.
Ninguna de aquellas personas mencionó haber estado ni en un lugar de dicha
absoluta ni en un lugar de tormento. Si hubieran ido a algún lugar
así, ¿no cree que lo habrían contado? ¿No piensa que habría quedado registrado
en la Biblia para que se supiera adónde fueron? Sin embargo, las Escrituras
no mencionan nada al respecto. Estas personas no contaron nada,
porque no tenían nada que contar. Estuvieron inconscientes, como si
estuvieran profundamente dormidas. De hecho, la Biblia usa en ocasiones el
término “sueño” para referirse a la muerte. Por ejemplo, hablando del rey
David, la Biblia dice que “se durmió en la muerte”, y lo mismo comenta
del discípulo Esteban (Hechos 7:60; 13:36). (La
Atalaya 1 de agosto de 2015, pág 4)
Lo que le pasó a Lázaro, quien estuvo muerto por
cuatro días, nos ayuda a entender la condición de los muertos: Jesús
había dicho a sus discípulos: "Nuestro amigo Lázaro está descansando,
pero yo me voy allá para despertarlo del sueño". Sin embargo,
los discípulos respondieron: "Señor, si está
descansando sanará". Jesús
entonces les dijo claramente: "Lázaro ha muerto".
¿Por qué dijo Jesús que Lázaro estaba durmiendo cuando en realidad Lázaro había
muerto? Pues porque Jesús sabía que Lázaro, ya muerto, estaba
inconsciente, como dice la Biblia (Ecl 9;5) y ahora iba a mostrar que, mediante
el poder de Dios que le había dado, su amigo Lázaro podía ser despertado de la
muerte. ("Usted puede vivir...", pág 76-80)
Análisis:
En el caso del amigo del Señor, Lázaro, dicen los TJ: “¿Por qué dice Jesús que Lázaro
estaba durmiendo cuando en realidad Lázaro había
muerto? (Jn 11;33-44) Pues porque Jesús sabía que Lázaro,
ya muerto, estaba inconsciente (Ecls 9;5)” ("Usted puede vivir...", pág 76-80)
¿Qué es dormir en el Señor? Los textos que
hablan de la muerte bajo la figura de un sueño,
son citados también por los TJ como probatorios de la inconsciencia del
alma después de la muerte. Debemos decir aquí que la expresión "dormir en el Señor", refiriéndose a
la muerte se hizo peculiar entre los cristianos primitivos después
de haber visto a Jesús resucitado, y probablemente recordando lo que
él había dicho de los muertos a quienes resucitó (Lc
8;52) (Jn 11;11); pero que la expresión dormir, tanto
en labios de Jesús como en los de los apóstoles, se aplica
al cuerpo, pero no a la parte espiritual
y consciente de nuestro ser, lo demuestra el caso de
Esteban en donde, al lado de la frase "durmió en el Señor", oímos al propio mártir exclamar: "Señor Jesús, recibe
mi espíritu". Bien claramente
prueban estas palabras que lo que duerme, no es el espíritu, sino el cuerpo; en cambio el espíritu desatado de su envoltura
carnal o de su tienda de campaña, como nos dice Pablo en (Flp 1;23)
y el apóstol Pedro en (2Pe 1;14) vive una vida más feliz y mucho
mejor que la que se disfruta acá abajo.
Si alguien podía conocer el pensamiento y la enseñanza de Cristo acerca
del más allá eran los mártires de los tres primeros siglos, que habían estado
en contacto con los apóstoles o con los más inmediatos discípulos de
éstos. Pues bien, ¿qué nos dicen estos primeros "testigos" de
la fe cristiana?
De las "Actas de los Mártires", copiamos
textualmente los siguientes párrafos:
"Les amenazó con la
muerte el Prefecto, y dirigiéndose a Justino le preguntó: '¿Suponéis que si
fuerais azotados y vuestras cabezas cortadas subiríais al cielo par ser
recompensados?'. Justino le contestó: ' No lo supongo, lo sé y estoy
plenamente convencido de ello'... y efectivamente, los prisioneros después de
azotados, fueron conducidos al suplicio donde murieron glorificando a
Dios. Sus cuerpos fueron recogidos secretamente y sepultados con
honor". (Año 165 dC)
Acerca de otro famoso mártir, Policarpo de Smirna, leemos que cuando le
estaban martirizando decía: "Dios... te bendigo por haberte dignado
conducirme hasta este día y hasta esta hora para que tome parte en el consorcio
de los mártires y en el cáliz de tu Cristo... te ruego sea yo recibido
hoy en tu presencia como sacrificio agradable y acepto..."
Obsérvese cómo estos antiquísimos mártires del siglo II, cuando todavía
no había sido fijada por concilios humanos la doctrina y el dogma cristiano,
declaran, juntamente con la esperanza de la resurrección del
cuerpo, la esperanza de la inmortalidad del alma y de un inmediato disfrute de
gloria y presencia de su Señor en el mismo día de su martirio.
Siguiendo con el tema de la condición de los muertos, otro versículo a
revisar puede ser: "Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del
altar las almas de los que fueron muertos atrozmente, a causa de la
Palabra de Dios y a causa de la obra de testimonio que
tenían. Y clamaron con voz fuerte diciendo: ¿Hasta cuándo Soberano
Señor, santo y verdadero, te abstienes de juzgar y de vengar nuestra sangre en
los que moran en la tierra?" (Ap 6;9-10) (NM)
Aquí se trata naturalmente de una visión y de una escena
figurativa, pues no podemos imaginarnos las almas de millones de mártires
debajo de un altar. Sin embargo, sea cual sea la idea que se tenga
de la narración, tiene un significado y una enseñanza, y júzguese como se
quiera, es evidente que el escritor del Apocalipsis no creía que
las almas de los mártires se hallaran en estado inconsciente.
El Señor que le dio la visión, no
pretendería engañar al apóstol dándole una idea falsa contraria a la
verdadera situación de los mártires cristianos. Tanto en este caso como en
el del rico y Lázaro la figura es expresión más o menos literal
de la realidad. Pero si aceptáramos la teoría de la inconsciencia de
los difuntos no habría ninguna realidad detrás de los hechos que
narran estos pasajes bíblicos, y en vez de ser ilustraciones de
la "verdad que es Cristo" vendrían a ser motivo de
confusión y engaño por el hecho de dar a los lectores del NT una
impresión totalmente falsa acerca del estado de los fallecidos.
Leemos en
el Apocalipsis: "Y oí una voz del cielo
que decía: Felices son los muertos que mueren en unión con
el Señor desde este tiempo en adelante ..." (NM) (Ap
14;13). "Desde este tiempo en adelante" = "ya
desde ahora". ¿Cómo podrían ser felices los muertos
si quedaran en un estado inconsciente? Su descanso no puede
significar inconsciencia pues en la inconsciencia no hay ninguna
felicidad ni infelicidad.