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lunes, 17 de febrero de 2020

VAYAN Y HAGAN DISCÍPULOS

    VAYAN Y HAGAN DISCÍPULOS

Comentarios al Artículo 1 que los TJ han de estudiar del 2 al 8 de marzo de 2020, según “La Atalaya” - edición de estudio - de enero 2020.

s/TJ: 

En el apartado 1),2) se lee: “… un grupo de mujeres devotas se dirigen a la tumba en la que se enterró al Señor Jesucristo … un ángel les dice que Jesús ha sido levantado de entre los muertos y luego añade: ‘Va delante de ustedes camino a Galilea; allí lo verán’” (Mt 28;1-7). Cuando las mujeres abandonan el lugar, Jesús mismo se acerca a ellas y les dice: “Vayan, avisen a mis hermanos para que vayan a Galilea; allí me verán”.


Análisis:

Las mujeres han de transmitir un mensaje a los discípulos (O sea, a los apóstoles (Mt 10;1-2) (Mt 10;5) (Mt 11;1) (Mt 26;29), etc.). Este mensaje consistía en decirles que el Señor, resucitado, les esperaba en Galilea, pues allí les «precede». Que vayan allí. Pues allí le verán, cumpliendo la palabra que les dijo. ¿Cuándo fue hecha esta promesa? 


El recuerdo que el ángel les hace de que «les precederá a Galilea» es el anuncio que Jesús les hizo a sus apóstoles estando en el Cenáculo. Les anunció que «todos» se escandalizarían de Él aquella noche, pero «después de resucitado os precederé a Galilea» (Mt 26;32) (Mc 14;28). 


La ida a Galilea tenía por misión separarlos de aquel ambiente hostil, al tiempo de permitirles en la paz, confidencias de «hermanos» (Mt 28;10), después de los temibles días de la Pasión, hablarles durante cuarenta días del «reino de Dios» (Hech 1;3), confirmándoles con sus reiteradas apariciones la verdad de su resurrección y una preparación para su obra de evangelización. El Evangelio de Mateo omite las apariciones del Salvador en Judea, las cuales tuvieron por objeto convencer a los discípulos incrédulos de la resurrección del Maestro y ponerlos en camino de Galilea.


Con ello el ángel terminó su mensaje: «ya os lo he dicho» (Mt). La fórmula es bíblicamente conocida (Tob 2,14). Había cumplido su misión. No había por qué hacerle interrogaciones superfluas. Había, por el contrario, que obrar en consecuencia: ir «en seguida» (Mt) a decírselo a los discípulos.

s/TJ:

En el apartado 4) se lee: “… Jesús quiere que todos sus seguidores prediquen. Este mandato no era solo para los once apóstoles fieles ¿Por qué estamos tan seguros? Pues bien, los apóstoles no fueron los únicos que estuvieron en aquella montaña de Galilea cuando Jesús dio el mandato de hacer discípulos. Recordemos que el ángel les dijo a las mujeres que ellas verían a Jesús en Galilea. Así que es probable que, en aquella ocasión, también estuvieran presentes mujeres fieles. Además, el apóstol Pablo revela que Jesús “se les apareció a más de 500 hermanos a la vez” (1Cor 15;6) ¿Dónde?


Análisis:


En (Mt 28;6-7) el ángel dirigiéndose a las mujeres, dijo: “… Jesús, el crucificado, no está aquí … id luego y decid a sus discípulos que ha resucitado de entre los muertos y que os precede a Galilea, allí le veréis.”  Así, pues, en el mensaje que el ángel indica a las mujeres que deben comunicar a los discípulos, a estos se les hace saber que “Jesús ha resucitado”, que “os precede a Galilea” y que “allí le veréis”.


En esta solemne ocasión (Mt 28;16 y ss), Jesús se dirige únicamente a sus apóstoles quienes fueron a Galilea al monte que Jesús les había indicado (Mt 28;16-17) (no hay nada en el texto, ni fuera de él, que nos haga pensar que estaban presentes otras personas): “…  Se postraron ante Él … acercándose Jesús, les dijo: Me ha sido dado todo poder … “


Por otra parte, en (1Cor 15;6), San Pablo no intenta dar una lista completa de las apariciones, como tampoco lo intentaron los evangelistas. Por lo tanto, no debemos leer en el Texto Sagrado más de lo que dice o de lo que claramente se desprende del mismo. ¡Al fin y al cabo, es un consejo que los TJ han repetido en infinidad de ocasiones!

El contenido del apartado 5) del texto de los TJ, son puras especulaciones que no tienen ningún sentido más allá de pretender forzar el contenido de las Santas Escrituras cuya interpretación es meridianamente clara.

Finalmente, el apartado 6) del texto de los TJ, se refiere a la última enseñanza de Cristo en el evangelio de Mateo (Mt 28;20) en la que se promete directamente su presencia a los apóstoles presentes “vosotros”. Pero la promesa se extiende más allá de la vida de los mismos. Les promete asistirlos hasta la consumación del “siglo”. Este, incluso en la mentalidad rabínica, es el mundo presente, que pasará y tendrá fin. Se corresponde con (Mt 25;31): “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria y todos los ángeles con Él, se sentará sobre su trono de gloria… “

Análisis:

El análisis del resto del artículo 1 que proponen los TJ podríamos resumirlo ofreciendo una respuesta a la pregunta que formulan tras el apartado 6) “¿Qué podemos hacer para que la obra de hacer discípulos sea más productiva?”

Yo diría que la práctica de los TJ con sus interlocutores, cuando imparten la doctrina por ejemplo de “¿Qué nos enseña la Biblia?”, es variable según sea la respuesta que reciban a sus interpelaciones. Es realmente atenta cuando contactan con alguna persona que no conocen e inician con ella sus primeros escarceos. Cuando la fluidez de la conversación se atasca porque empiezan las preguntas, ya las caras no son tan sonrientes y se tensan las facciones. Si la conversación se prolonga incluso en nuevas entrevistas sin sacar un resultado positivo a los intereses de los TJ, empiezan a escucharse expresiones como: “falta de interés”, “ganas de embrollar las cosas”, “pérdida de tiempo”, “buscar tres pies al gato” etc. 

 

Y los TJ acaban en el mejor de los casos despidiéndose o desapareciendo de la circulación sin más. En una ocasión, hace unos años, se me ocurrió decirle a un TJ que, puesto que éramos hijos de un mismo padre, él y yo podíamos considerarnos hermanos. Me espetó un; “¡Nosotros no podemos ser hermanos porque no tenemos una misma fe!” Me quedé de una pieza. 

 

Por otra parte, cualquiera que no sea TJ debe estar dispuesto a dar razón de su fe. Pero el TJ, no da razón de la suya y además no tiene tiempo que perder ni para defenderla, ni para escuchar la razón del interlocutor pues su tiempo está dedicado totalmente a conseguir nuevos adeptos ¡¡debido a la urgencia del momento!!  Sus explicaciones se deben aceptar sin rodeos porque ellos, y solo ellos, son portadores de la verdad. Quien no la acepta es un impío cuyo destino es la destrucción en el Armagedón.


¿Cómo puede aceptarse que los TJ, habiendo iniciado sus actividades no antes de finales del siglo XIX, sean los encargados por el Hijo de Dios de la misión de dar a conocer a todas las gentes (Mt 28;18-20), no solo el contenido de la Biblia, sino también todo lo que el Espíritu Santo haya tenido a bien comunicarnos a lo largo de los siglos? ¿Cuáles son sus credenciales? ¿Cuáles han sido sus eventos que nos puedan fijar su evolución a lo largo de la historia?