CÓMO JESÚS DEJÓ A SUS APÓSTOLES AL IRSE AL CIELO Y CÓMO VOLVERÁ
s/TJ:
La Biblia
muestra claramente que Jesús
fue levantado de entre los muertos
y que fue al cielo. (Jn 14;1-3) (Lc
24;50-51) (Mc 16;19-20) (Hech 1;9-12) (1Pe 3;18) (Flp
3;20-21) (2Cor 5;1-2) (1Pe 3;22) ("Usted puede
vivir para siempre...", pág 172)
Pablo se refirió a Jesús como
"las primicias de los que se han dormido en
la muerte". Por consiguiente,
nadie pudo haber ido al cielo antes que él. (1Cor
15;20) (¡Despertad! de 8.1.95)
Más de
dieciocho siglos después de la muerte
de Abrahan, Jesucristo todavía pudo decir: "Ningún hombre ha
ascendido al cielo". Y el apóstol Pedro también
dio énfasis a que David no había ido al cielo (Jn
3;13) (Hech 2;34) (¡Despertad! de 22.7.68, pág 27-28)
Jesús clamó en el madero de tormento: "Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?". Pero en
el fondo Dios no lo
desamparó, pues... recompensó su integridad resucitándolo
a lo más elevado de los cielos (Mt 26;38-39)
(Mt 27;46) (Hech 2;32-36) (Hech 5;30)
(1Pe 2;21)" ("La Atalaya" de
1.1.95)
Cuando Jesús ascendió al
cielo cuarenta días después de su resurrección de entre
los muertos, no llevo
consigo al cielo su cuerpo humano
sacrificado -¡una imposibilidad!- sino que llevó consigo el valor de
su vida humana perfecta sacrificada, con el fin de presentar éste al
Padre celestial a favor de la humanidad.
Dios el Padre aceptó esta presentación sacrificatoria e hizo a
Jesucristo su Sumo sacerdote a favor del hombre (Hb 9;24-26) concediendo
también al Hijo el tener vida en sí mismo (Jn 5;26) y
ser por ello un "espíritu dador de vida" (1Cor
15;44,45)
Esto capacitó al
Hijo a obrar como juez no sólo de
los vivos, sino también de los muertos a quienes
podría levantar a la vida al tiempo de su reino
celestial. Por esta razón se "le ha dado
autoridad para hacer juicio, por cuanto es Hijo del hombre" (Jn 5;27)
Cuando Jesús habló acerca de
que se le había concedido poder dador de vida y acerca de
haber sido autorizado para hacer juicio, sin duda esto hizo que los
judíos que querían matarlo se maravillaran.
Pero si se maravillaron de
tales cosas, entonces todavía había algo más maravilloso
que había de acontecer. No había sido la culminación del
asunto.
Por eso, Jesús, prosiguió y dijo: "No
se maravillen de esto porque viene la hora en que todos los que están en las
tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán, los que hicieron cosas buenas a
una resurrección de vida, los que practicaron cosas viles a una resurrección de
juicio..." Saldrán en obediencia a él, el juez que tiene poder
dador de vida.
Esto requiere que haya
una resurrección de todos ellos, es decir, de
todos los muertos buenos y malos, a quienes se retenga en memoria
para ser resucitados. ("La Atalaya" de 1.6.65, pág 333 y ss)
Considere la descripción que da la Biblia de
la manera cómo Jesús dejó a sus apóstoles al irse al
cielo: "Estando ellos mirando, fue elevado y una
nube se lo llevó de la vista de ellos". De modo
que, cuando Jesús empezó a ascender al cielo, una nube lo escondió
de la vista literal de sus apóstoles. Por tanto Jesús
al partir, se hizo invisible a ellos. Estos no podían
verlo. Entonces ascendió al cielo en su cuerpo
espiritual. Así, pues, su regreso también sería invisible, en un
cuerpo espiritual (Hech 1;9-11) (1Pe 3;18) ("Usted puede
vivir...", pág 145)
El relato bíblico de la ascensión de
Jesús dice que "estando ellos (sus discípulos) mirando, fue
elevado y una nube se lo llevó de la vista de
ellos". Continuaron mirando al cielo hasta que los ángeles les
notificaron otra cosa, hasta que les informaron
que "Jesús que fue recibido de entre
ustedes arriba en el cielo vendrá así
de la misma manera que lo han contemplado irse al cielo" (Hech
1;9-11) ("La Atalaya" de 1.2.68, pág 95 y 96)
Cristo cuando resucitó, resucitó
en espíritu no con un cuerpo carnal. Era invisible
a los ojos de los humanos (Jn 14;3)
(1Cor 15;44) (Jn 14;19) (2Cor 5;16) (Mt 25;31) (Flp
2;8-11) (Jn 6;51) (Hb 10;10) (1Pe 3;18). Lo que ocurrió es que
para hacerse ver cuando durante 40 días se apareció a sus discípulos,
sencillamente se materializó, o vistió de un cuerpo
carnal, como lo habían hecho algunos ángeles en
el pasado: (Gn 18;8) (Hb 13;2) (Jn 20;14-16) (Jn 21;6-7) (Lc
24;30-31)
Siendo esto así, cuando Jesús parte hacia el cielo... ¿No dijeron los dos ángeles allí presentes a los apóstoles que Cristo "vendrá así de la misma manera que lo han contemplado irse al cielo"? (Hech 1;11) Sí, dijeron eso. Pero note que dijeron "de la misma manera", no en el mismo cuerpo. ¿Y cuál fue la manera como se fue Jesús? Fue callada sin ostentación pública. Sólo sus apóstoles supieron de ello. El mundo no. ("Usted puede vivir... pág 142-147)
Los ángeles dicen a los apóstoles
que vendrá así de la misma manera que lo han contemplado irse
al cielo. Así, pues, su regreso también sería invisible,
en un cuerpo espiritual. (Hech 1;11)
Y
cuando los ángeles les hablaron, ¿estaban viendo los apóstoles
físicamente toda la ascensión de Cristo al cielo?. No, una nube había
cubierto a Jesús y ya no se le veía. Poco después debió entrar en los
cielos espirituales como un
espíritu, invisible a los ojos humanos. (1Cor 15;50) De
modo que a lo sumo los apóstoles vieron el principio
Análisis:
Siendo coherentes con
sus razonamientos, los TJ deberían recordar que en (La Atalaya
del 15.1.92, pág 21) dicen que
"Jesús fue totalmente humano desde su
nacimiento hasta su muerte ya que Juan no dijo
que la Palabra o Verbo sencillamente se vistió de
carne. El 'vino a ser carne' y no fue en parte
carne y en parte Dios". Pues en
(1Cor 15;53) si que se emplea esta expresión: "Porque es
preciso que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y que este
ser mortal se revista de inmortalidad". Así, pues,
los TJ tendrían que
aceptar sin mayores dificultades
que el ser resucitado es el mismo ser
anterior a la muerte pero revestido de incorruptibilidad y de
inmortalidad. Exactamente lo que S. Pablo nos explica cuando diferencia
entre "cuerpo animal" y "cuerpo
espiritual" (Jn 1;14)
Como este
misterio parecía difícil a los
hombres por ello el apóstol les
propone las Escrituras, porque en ellas
estaba ya anunciado que así ocurriría. Como así afirma
el propio Jesús en (Lc 24; 44-46). Así, pues,
Jesucristo resucitó con verdadero cuerpo
humano, pero glorificado, y esto es lo
que Cristo quiso probar y persuadir a sus discípulos cuando les
dijo: (Lc 24;36-39) "Ved mis manos y mis pies, que
yo soy. Palpadme y ved, que el espíritu no tiene
carne ni hueso, como veis que yo tengo".
A pesar de las claras palabras de
Jesucristo en este último pasaje de Lucas, los TJ enseñan que el Cristo
resucitado es un espíritu y que: "El cuerpo humano de
carne, que Jesucristo entregó para siempre
como sacrificio de rescate, lo eliminó el poder de Dios,
pero no por fuego sobre el altar
del templo de Jerusalén. La carne de
un sacrificio siempre se elimina y se le
quita la existencia, para que no
se corrompa" ("Cosas en las cuales
es imposible que Dios mienta" de
1965). También dicen: "Después de su resurrección,
Jesús no siempre apareció en el mismo cuerpo
de carne tal vez para reforzar en su mente
el hecho de que El era entonces un espíritu" ("Razonando
las Escrituras" de 1985)
Es evidente que los TJ quisieran que
creyéramos lo contrario de lo que las Escrituras enseñan
en este punto. Insisten en que el cuerpo
de Cristo no resucitó sino que se eliminó y El se convirtió en
espíritu. Si eso fuera cierto entonces
sus declaraciones de (Lc 24;36-39) habrían sido mentiras; y el
mostrar a sus discípulos las cicatrices de los clavos en las manos y los pies,
e invitarlos a tocar su carne y huesos habría sido
una artimaña hecha con astucia para engañarlos.
Jesucristo predijo lo que
pasaría a su cuerpo: "En respuesta, Jesús les
dijo:
'Derriben este templo, y en tres días lo
levantaré. Por eso dijeron los judíos: 'Este templo fue edificado
en cuarenta y seis años, ¿y tú en tres días lo levantarás?' Pero él
hablaba del templo de su cuerpo" (Jn 2;19-21) (NM).
Ascensión del
Señor Jesús al cielo: (Lc 24;50-53)(Mc
16;19-20) (Hech 1;9-12)
Un día Jesús lleva a sus apóstoles hacia
Betania (Lc), en el monte de los olivos (Hech 1;12). Jesús hablaba
con ellos (Mc) y después levantando sus manos, los bendijo (Lc) Y
mientras los bendecía se alejaba de ellos y era elevado al cielo
(Lc) Los apóstoles vieron cómo se elevaba (Hech 1;9) y
mientras estaban mirando al cielo fija la vista en él,
que se iba, dos varones con hábitos blancos se les pusieron delante (Hech
1;10)
Parece, pues, que la acción fue más bien
lenta, pues los apóstoles estaban mirando al cielo
mientras "se iba". Los dos personajes
"con hábitos blancos" son dos ángeles con forma humana,
igual que los que se aparecieron a las mujeres junto al
sepulcro vacío de Jesús (Lc 24;4) (Jn 20;12)
Estos
dos personajes anuncian a los apóstoles que Jesús
reaparecerá de
nuevo de la misma manera que lo ven ahora
desaparecer.: "varones galileos, ¿Qué estáis mirando
al cielo? Ese Jesús que ha sido llevado de
entre vosotros al cielo vendrá así como le habéis visto ir al cielo” (Hech
1;11) (Sobre las nubes: (Mt 24;30) (Mt 26;64) (Mc
13;26) (Lc 21;27) (Ap 1;7) (Ap 14;14)
(1Tes 4; 16-18). También se traduce: "vendrá de
la misma manera..." (Manera: modo como se ejecuta una cosa)
Alusión, sin duda, al retorno glorioso de
Jesús en la parusía, que desde este momento se convierte en la
suprema expectativa de la primera generación cristiana y cuya
esperanza alentaba y sostenía en sus trabajos (Mc 13;26) (Hech
30;20,21) (1Tes 4;16-18) (2Pe 3; 8-14) (Dn 7;13)
Por fin, una
nube ocultó al Señor Jesús a los ojos de los
apóstoles (Hech 1;9) y se sentó a la diestra de Dios (Mc)
El lenguaje de Marcos, recuerda la
"ascensión" de Elías (2Re 2;11)(Ecli 48;9). La proclamación
de su gloria se expresa con el (Sl 110;1) en que se reconoce a Cristo
"sentado a la diestra de Dios".
Los apóstoles se
postraron ante Jesús mientras éste se elevaba
(Lc) Era el acto de acatamiento ante la majestad de
Jesucristo, que así subía a los cielos.
Después, los apóstoles se
volvieron a Jerusalén con grande gozo, estando
de continuo en el templo
bendiciendo a Dios (Lc), perseverando unánimes
en la oración (Hech 1;14) y predicando por
todas partes, "cooperando con ellos el
Señor y confirmando su palabra con las señales
consiguientes" (Mc 16;20)(Mt 28;20)
Este final
reconoce la obra misionera
de los apóstoles y la confirmación de
ella que Cristo hacía
con milagros. Es ya la predicación y extensión
de la fe, vista desde la perspectiva histórica
de unas decenas de años. Mt y Jn dan por supuesto el hecho de
la ascensión, aunque explícitamente nada dicen (Mt
28;16-20) (Jn 21;25)
s/TJ:
"Un poco más y
el mundo ya no me contemplará
, mas ustedes me contemplarán, porque
yo vivo y ustedes vivirán" (NM) (Jn 14;19) Puesto
que Cristo había entregado su cuerpo carnal en sacrificio
por los pecados de los humanos creyentes,
y fue resucitado como criatura espíritu, invisible, por lo tanto pudo declarar
positivamente: "El mundo no me verá más"
Análisis:
"Dentro de poco": indica
el corto espacio que media entre el
discurso y la muerte. El mundo no lo volverá
a ver más. Hasta
ahora lo ve el mundo,
aunque no cree en él
(Jn 6;40) Los discípulos lo seguirán viendo, es decir, gustando
de su presencia. La palabra griega que emplea
Juan, tiene variedad de sentidos. Generalmente se refiere
a la vista corporal, como aquí relacionado con el mundo, pero también equivale
a conocer y aun a
experimentar. (Jn4;19) (8:51) (12;19) (12;45) Este sentido
general, de experiencia vital y perfección en
el conocimiento espiritual, es el que tiene aquí referido a los
discípulos.
La razón por la cual no se
interrumpirá la presencia paternal de Cristo en
los suyos está en
la vida. Jesús sigue viviendo. "Vivo",
presente de perfección y continuación. Aunque desaparezca de la
vista del mundo, sigue viviendo. Esta vida de Cristo es
ya totalmente sobrenatural, aun en su humanidad, transformada, puesta
en estado de potencia y de gloria
divina. "Y vosotros", con énfasis y contraste, "viviréis".
¿Qué vida? No se trata solamente de la vida natural, se trata
principalmente de la vida sobrenatural, por la gracia,
que une al creyente con Cristo. La vida de los fieles se
deberá al influjo vital de Cristo glorificado en ellos.
Seguirá, pues, siendo verdadero padre de ellos como el tronco lo es del sarmiento.
Es verdad que no los deja huérfanos.
s/TJ:
Algunos han suscitado objeciones al relato
de la ascensión, diciendo que transmite el concepto
primitivo de que el cielo está
"arriba" de la Tierra. Sin embargo,
para satisfacer a tales críticos, en efecto, se
requeriría la eliminación virtual de las
palabras "arriba", "encima", etc.
del idioma humano. Aún en esta era
espacial, todavía leemos en cuanto a que los astronautas
que han estado en órbita alrededor de la Tierra
han "ascendido a 739 millas náuticas" por
encima de la Tierra, mientras que sabemos que
técnicamente " se movieron hacia
afuera o lejos" de la superficie de la Tierra por esa
distancia.
Es interesante que el
relato de la delegación angelical que coreó el
anuncio del nacimiento de Jesús informa
que, cuando se terminó su misión, "los
ángeles hubieron partido de ellos al cielo"
(Lc 2;15) (Compare con (Hech 12;10)) Por eso
la ascensión de Jesús al cielo, aunque comenzó con
un movimiento hacia arriba,
relacionado con la localidad terrestre donde estaban sus
discípulos, es posible que después haya emprendido alguna dirección
requerida para llevarlo a la presencia celestial de su
Padre. Fue una ascensión no sólo
en un sentido direccional, sino, de más importancia, en
cuanto a la esfera de actividad y nivel de
existencia en la región de los espíritus y en la
presencia excelsa del Altísimo Dios, una
región no gobernada por dimensiones o direcciones humanas. (Compare con (Heb
2;7,9) ("La Atalaya" de 1.2.68, pág 95 y 96)