viernes, 15 de octubre de 2021

EL HOMBRE NO TIENE UN ALMA, VINO A SER UN ALMA VIVIENTE


s/TJ

Pero, ¿qué hay acerca  del alma?  ¿Es ésta una parte  del hombre que se separa del cuerpo cuando sobreviene la muerte y sigue viviendo? ("La verdad que lleva a la vida eterna", pág 35)
En  el relato  bíblico  de la  creación  no leemos  que  el hombre  haya recibido un alma, sino más bien que  al ser creado el hombre "vino a ser alma viviente": "Y procedió Jehová Dios a formar al hombre del polvo del suelo y a soplar  en sus narices el aliento de vida, y  el hombre vino a ser alma  viviente" (Gn 2;7). "El primer hombre  Adán vino a  ser alma ("néphesh" o "psykhé") viviente" (1Cor 15;45) 
El hombre no es del espíritu, espiritual. El hombre es  de la tierra, terrestre: "Procedió Jehová Dios a formar al hombre del polvo del suelo" (Gn 2;7) El cuerpo que Dios creó  para el hombre estaba compuesto de los elementos tomados de la tierra ("polvo  de la tierra") y de la atmósfera ("aliento  de vida"). No era un cuerpo espiritual,  y  no puede  ser espiritualizado de  modo que  se haga  invisible y  pueda habitar  en la región de los espíritus.  Era una  cuerpo físico, separado y distinto de un cuerpo espiritual como el que poseen los "hijos de Dios" celestiales. Es como dijo un comentador bíblico del primer siglo E.C.: "Si hay cuerpo físico, también lo hay espiritual".  Las  dos clases de cuerpos no deben ser confundidas, y la Biblia no las confunde (1Cor 15;44) ("El propósito de Dios...", pág 39). 
Análisis: 

Sin embargo, los  TJ enseñan que  el cuerpo  de los que forman parte de los 144.000 de sus adeptos, o sea, de los ungidos, que estén vivos en el momento del Armagedón) sí que son transformados pasando su cuerpo de terrestre a espiritual y pasando a habitar en la región  de los  espíritus, aunque  en el texto que  hemos leído de  ("El propósito eterno de  Dios...", pág 39) se dice que el hombre recibió un cuerpo terrestre, "que no era espiritual y por esto no puede  ser espiritualizado de modo que se haga invisible y pueda habitar en la región de los espíritus" ¿En qué quedamos? ¿Se puede o  no se puede espiritualizar? Porque si se puede con 144.000, o parte de ellos, ¿por qué no se va a poder hacer con todos los demás? No estoy hablando de las razones para hacerlo o no hacerlo, estoy hablando de si se puede o no se puede. 

s /TJ:

Para hacer que aquel primer cuerpo  humano estuviera vivo y funcionara a perfección, Dios  no tomó del cielo  un "alma" incorpórea que,  según la idea  pagana  griega, hubiera estado revoloteando  alrededor como una mariposa, y la sopló o insertó en  el cuerpo sin vida. Dios no sopló en el cuerpo una simple corriente de aire que expandiera  los pulmones del cuerpo.   No fue  nada como  la  revivificación de  boca a  boca que se efectúa en el caso de una persona  que se ha ahogado.  Lo que Dios sopló en las narices  del cuerpo es llamado  "el aliento de vida"  que no sólo llenó  de aire  los pulmones,  sino que  también impartió  al cuerpo  la fuerza de  vida que se  sostiene por medio  de la respiración.   De esta manera "el hombre vino a ser alma viviente". Por consiguiente, tanto "néphesh" (hebreo) como "psykhé" (griego), no designa a ningún espíritu invisible  que resida  en el hombre,  sino al hombre mismo. ("El propósito eterno de Dios va triunfando ahora", pág 39-40) 
Estas palabras se usan repetidamente de  manera que significan la entera persona (Gn 46;18)  (Lv 7;20) (Sl 35;13) (Jr 13;17) (Jonás  2;7) (Lv  5;4) (Dt  12;20) (Hech  2;43) (Dt  24;7) (Sl  7;5) (Sl 105;18).  En armonía con este hecho, la Biblia muestra claramente que el alma humana posee cualidades físicas.  Por ejemplo, la  Biblia dice que el alma  tiene deseo de alimento  físico: "Tu alma desea  con vehemencia comer carne" (Dt  12;20) (Lv 17;12) Dice, también, que  las almas tienen sangre que corre por sus venas, porque  habla de "la sangre de las almas de los pobres, de los inocentes" (Jr 2;34). En estos versículos vemos que el alma nace, llora, se desmaya, jura, puede ser secuestrada, perseguida, etc. Sí, el alma de usted es verdaderamente usted, con todas sus cualidades físicas y mentales (Pr 2;10) 
"Alma" también se puede referir a la  vida de que uno disfruta como alma o persona viviente.  Por  ejemplo, podemos decir que  alguien está vivo, queriendo decir que es una persona viva o viviente.  O podemos decir que tiene vida, queriendo  decir que  tiene vida  como persona.   Del mismo modo, el hombre, según la Biblia, es una alma; pero, mientras está vivo, se puede decir que "tiene alma".  De  modo que, tal como hablamos de que alguien pierde su vida, podemos  hablar de  que pierde su  alma.  Jesús dijo: " Porque ¿de qué aprovecha  al hombre, si granjeare todo el mundo, y perdiere su alma?" (Mt 16;26) Cuando Raquel se vio en dificultades al dar a luz a Benjamín, su alma ( o vida como alma)  salió de ella y ella murió (Gn 35;16-19) Ella cesó de ser una persona viva y llegó a ser un cadáver.  Y cuando el profeta  Elías hizo  un milagro en cuanto a un niño que había muerto, el  alma del niño (o su vida  como alma) volvió dentro de él y "llegó a vivir".  De nuevo era un alma viviente (1Re 17;17-23). ("El propósito eterno de Dios va triunfando ahora", pág 39-40) 
Puede Vd. leer en (Gn 1;20-30) y notará  que a los peces, las aves y los animales se les clasifica como "almas vivientes". Así, pues, las palabras "nephesh" y "psykhé", también se aplican a animales (Gn 1;20-24) (Nm 31;28) (Pr 12;10) (Ap 16;3)
Quizá les sorprenda saber que tanto a los animales como a los hombres se les llama "almas" en las Escrituras inspiradas. Por ejemplo: "Apartarás... un alma (hebreo = néphesh) de cada quinientas, del género humano y del ganado vacuno y de  los asnos y  del ganado lanar". (Nm 31;28).  Es patente que la Biblia se refiere a  los animales inferiores como almas. (Vea también (Ap 16;3) donde aparece la palabra griega para "alma", "psykhé".)
Ya que "néphesh" significa "respirar", la aplicación de esta palabra a los animales es muy apropiada, ya que un alma en  sentido literal es un "respirador" y los animales son ciertamente "respiradores".
La Biblia muestra que los animales, igual que los hombres, son almas vivientes que  simplemente cesan de  vivir, que simplemente perecen, al tiempo de  morir.  Este es  el destino  del hombre pecador  también, así como está escrito: "Porque lo que sucede  a los hijos de los hombres, lo mismo sucede a las bestias; es decir, un mismo suceso les acontece: como mueren estas, así  mueren aquellos; un mismo aliento tienen todos ellos de  modo que  ninguna  preeminencia  tiene el  hombre  sobre la  bestia; ¡porque todo es vanidad! Todos van a un mismo lugar; pues que todos son del polvo, y todos tornan otra vez al polvo" (Ecl 2;19,20).   
Pero, ¿es posible que por lo menos en unas cuantas referencias bíblicas las palabras del lenguaje original vertidas “alma” designen algo que sale del cuerpo al momento de la muerte y que sea inmortal? Por  ejemplo (Gn  35;18)  (1Re  17;21) (Hech  20;10)  ¿No indican  estos pasajes que  el alma  es algo  que existe sin  depender del  cuerpo?  El texto de  (Job 33;22), escrito  en estilo poético, suministra  una clave para  entender  estos pasajes. Allí "alma" y "vida" se  colocan  en paralelo, de  modo que las  dos palabras pudieran cambiarse una  por la otra sin cambiar  el sentido del pasaje. Leemos: "Su  alma se acerca al hoyo, y  su vida a los  que infligen muerte". De este paralelo podemos ver que la  palabra "alma" puede significar vida como persona y, por lo tanto, la partida del alma puede  entenderse como una referencia al fin de la vida como persona. 
Por ejemplo: Un hombre pudiera decir  que su perro 'perdió  la vida' al ser golpeado por un camión.   ¿Quiere decir él  que la vida  del animal salió del cuerpo y continuará existiendo? No,  simplemente está usando una  figura retórica para indicar  que el  animal murió. Lo mismo  es cierto cuando decimos que un hombre ha 'perdido la  vida'.  No queremos decir que  su vida existe sin  depender del cuerpo.  De  manera similar, 'perder uno el alma' significa 'perder uno la vida como alma' y no tiene ningún significado de una existencia que continúe después de la muerte.   
Análisis: 

Para los TJ no existe un alma humana en el sentido cristiano de la palabra: o sea, principio estrictamente  espiritual.  La prueba que presentan, como hemos leído, se apoya en que el hebreo "néfesh" traducido por la palabra  alma, no designa un principio espiritual,  sino el  ser viviente mismo, hombre o animal. 

Pero los TJ  olvidan que la creencia  en el alma humana  -repito, en el sentido cristiano de la palabra-  no ha estado jamás fundada sobre la palabra hebrea "néfesh". 

¿Qué significaba  para  los  hebreos la  expresión "néfesh"? Para los hebreos evocaba directamente la respiración, signo de vida; y, por consiguiente, designaba, en  general, la vida en un cuerpo, o incluso todo el ser viviente, bajo cualquiera de las manifestaciones de la vida, el soplo o el aliento.  

El texto  del Génesis , aunque  no pruebe de manera  perentoria la espiritualidad del alma, la insinúa fuertemente; no precisamente a causa de la palabra "néfesh", sino  a causa del conjunto del texto y del contexto.  El versículo dice: "El Señor Dios formó al hombre del polvo de la  tierra, sopló en sus narices un  hálito de vida y el hombre se hizo un ser viviente (Gn 2;7). 

Cuando creó  los animales  había dicho  solamente: "Que  la tierra produzca seres  vivientes por  especies..." (Gn 1;24)  Pero cuando creo al hombre, Dios le infundió directamente "un hálito de vida". ¿No es insinuar que el hombre tiene algo más que los animales, un principio espiritual, que nosotros llamamos "alma"?. Esta intervención especial de Dios al crear el alma explica perfectamente sus propias palabras (Gn 1;26-27): "Dijo Dios: "hagamos  al hombre  a  nuestra imagen, según nuestra semejanza... y Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó".

Sean cuales  fueren las  palabras empleadas, la  Sagrada Escritura habla  con frecuencia  de algo  en el  hombre que  supera al  plan corporal: digamos de  un principio espiritual, sin que se precise el sentido de  esta palabra a través de los  siglos: "Acuérdate de tu Creador antes que  el polvo vuelva a la tierra  como vino, y el aliento se torne a Dios que lo  dio" (Ectes 12;7).  "No temáis a los que matan el cuerpo, pero no  pueden matar el alma; temed más bien al que  puede perder  alma y  cuerpo en  el infierno"  (Mt 10;28). "Acoged con docilidad la palabra  injertada en vosotros, que puede salvar vuestras almas" (Stg 1;21).   "La salvación de las almas es objeto de fe" (1Pe 1;9)