lunes, 10 de febrero de 2014

TAMBIÉN ADÁN ESTÁ INCLUIDO ENTRE LOS RESCATADOS

s/TJ:  

Jesús, ni más  ni menos que un  humano perfecto, llegó a  ser un rescate que compensó exactamente por lo que  Adán había perdido: el derecho a la vida humana perfecta en la Tierra.


Por eso, el apóstol Pablo bien podía llamar a Jesús "el último Adán", y decir en el mismo contexto: "Así como en  Adán todos  están muriendo, así también en el Cristo todos serán vivificados".  (1 Corintios 15;22,45) La vida humana perfecta de Jesús era el "rescate correspondiente" exigido  por la justicia  divina... ni más ni menos. Un principio fundamental hasta de la  justicia humana es que el  precio que  se paga  debe corresponder  con el  mal que  se haya cometido. 

No obstante,  si Jesús hubiera sido  parte de una Deidad  trinitaria, el precio de rescate habría sido  infinitamente superior a lo  que exigían las propias leyes de Dios.  (Ex  21;23-25) (Lv 24;19-21) Quien  pecó en Edén fue solo un humano perfecto, Adán, no Dios.  Por  eso, para que en verdad  el rescate estuviera en conformidad con la justicia de Dios tendría que ser estrictamente equivalente... un humano  perfecto, "el último Adán". Así pues, cuando Dios  envió a Jesús  a la  Tierra como rescate, hizo  de Jesús lo  que satisfaría la justicia: no que  Dios se hiciera carne, no  un Hombre-Dios, sino un hombre  perfecto, "inferior a los ángeles". (Hb 2;9); compárese con (Sl  8;5-6) ¿Cómo  podría parte alguna de  una Deidad  todopoderosa -Padre, Hijo  o espíritu  santo- ser alguna vez inferior a los ángeles? ("¿Debería creer usted en la trinidad?", pág. 15)   

Análisis:  

La Biblia no dice nada en cuanto a si Adán resucitará o no.  Pero el apóstol Pablo dice que el rescate de Cristo fue para todos.  En (1Tim 2;5-6), dice: "Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, el cual se dio a sí mismo como rescate correspondiente para todos" (NM)  

En tiempos del primer presidente de los TJ, Russell, los TJ creían que sí, que Adán sería redimido con la sangre de Cristo.  Ahora enseñan que no. O sea que, si Dios les iluminó y les sigue iluminando, ¿cómo antes les dijo que sí y ahora les dice que no?  ¿Cuál de las dos "iluminaciones" es la acertada? 

El libro ("Estudios de las Escrituras", tomo I, pág 135), dice: "Una vida no perdida podría redimir a otra perdida, pero no más. El hombre perfecto, el hombre Cristo Jesús que redimió al perdido Adán (y a nuestra pérdida por él"). 

 El libro ("Sea Dios Veraz", pág. 118/15), trae mucha información para querer probar que Adán será destruido para la eternidad sin posibilidad de rescate o de ser redimido y así leemos: "El hombre Adán no está incluido entre los rescatados. ¿Por qué no? Porque fue un pecador voluntarioso, fue sentenciado justamente a muerte, y murió merecidamente, y Dios no revocará su juicio justo para dar vida a Adán. Él tenía la vida perfecta   y la   dejó ir deliberadamente.   No se hace provisión alguna para Adán en el rescate previsto por Dios."

Cuando Adán pecó, el daño que debía repararse no era el que se hizo a sí mismo, sino la reparación de la bondad de Dios que había sido mancillada. 

Cuando un hombre comete un daño, la máxima justicia está en que el daño causado quede reparado y además el causante del daño reciba un correctivo tal que si es posible evite vuelva a cometerlo.  La pérdida de su perfección, con todo lo que ello supuso, no fue el daño cometido, fue el castigo recibido. 

Si uno roba una cartera, la justicia no pide solamente que se devuelva la cartera, sino que al ladrón se le meta en la cárcel durante un tiempo adecuado proporcional al objeto robado. Si una persona da una bofetada a un compañero de trabajo, la justicia no exigirá el mismo castigo que si esta misma persona da exactamente la misma bofetada al jefe de la nación. En este último caso la justicia exigirá una mayor pena ya que el “atrevimiento" ha sido muy superior.  

Adán se atrevió a dar una bofetada al mismo Dios. Su castigo había de ser de tal magnitud que le era imposible a él y a cualquier otro hombre perfecto satisfacer la pena merecida, ya que nadie es capaz de satisfacer una pena que llegue a compensar un daño hecho al mismo Dios. ¿Quién, pues, podía solucionar este dilema?: 

"Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio su unigénito Hijo...' (Jn 3;16). En efecto, sólo el propio Dios, por su infinito amor al hombre, pudo hacerlo... porque el Hijo era de su misma naturaleza. En caso contrario, la Redención no hubiese sido posible.  

Y Adán está incluido entre los rescatados ya que todos descendemos directamente de él, y él de Dios, y el amor de Dios no puede hacer diferencias entre sus hijos. Si Adán y Eva se arrepintieron o no, no somo nosotros quienes debemos juzgarlos como sí se atreven a hacerlo los TJ (“¿Es esta vida todo cuanto hay?”, pág 34). La misericordia de Dios es infinita.