s/TJ: (Resumiendo este extenso tema):
¿ESTAMOS
PREPARADOS PARA VIVIR EN EL PARAÍSO?
LA
VIDA de verdad. ¿En qué piensa cuando lee esta expresión? El apóstol Pablo
dijo que la vida de verdad es “la vida eterna” (1Tim 6;12) (1Tim 6;19). Para
la mayoría de nosotros, esa vida es la que Dios ha prometido darnos en el
Paraíso, la que nos hará realmente felices; por eso estamos tan pendientes y
deseamos tanto que llegue…
Aunque
todo eso será increíble, lo que más alegría nos causará será servir a Jehová.
¡Qué felices nos sentiremos de que se haya limpiado el nombre y la reputación
de Dios! Por fin quedará claro que su gobierno es el mejor (Mat.
6:9, 10)…
CÓMO PREPARARSE
Imagínese
que está a punto de mudarse al extranjero…
Hoy
día, Satanás ha convencido a la mayoría de las personas de que pueden hacer lo
que quieran. Mucha gente cree que no tiene por qué darle cuentas a nadie,
y mucho menos a Dios…
Bajo
la dirección de Dios convertiremos la Tierra en un hermoso jardín y enseñaremos
a los resucitados…
Otra
manera de prepararnos para la vida en el Paraíso es estar contentos desde ahora
con lo que nos toca y estar dispuestos a cooperar con los representantes de la
organización de Jehová…
Vivir
en el Paraíso bajo el gobierno de Cristo es un privilegio que merece cualquier
esfuerzo…
Por
otra parte, en el nuevo mundo habrá veces en las que tendremos que ser
pacientes…
Algo
que también necesitaremos en el Paraíso es saber perdonar…
En el
Paraíso no necesariamente recibiremos todas las cosas justo cuando las
queramos…
PÓNGASE METAS ESPIRITUALES
Veamos
otra manera de prepararnos para la vida de verdad. Aunque en el nuevo mundo
tendremos todas nuestras necesidades físicas cubiertas, lo que más felicidad
nos causará será ver cubiertas nuestras necesidades espirituales y tener una
amistad perfecta con Jehová..
¿Qué
podemos hacer para servir a Jehová con más entusiasmo? Entre otras cosas,
ponernos metas claras. En caso de que seas joven y estés pensando en dedicarte
al servicio de tiempo completo...
LA MEJOR MANERA DE VIVIR
Quizás
alguien se pregunte: “Si dedico mi tiempo a prepararme para el futuro,
¿no estaré desperdiciando el presente?” ¡Claro que no! …
En el
nuevo mundo habrá tiempo para hacer las cosas que más nos gustan…
En el
Paraíso seremos muy felices, mucho más de lo que podemos imaginarnos… (LA ATALAYA 15 de agosto de 2015 (de
estudio) (pág 19-23)
Análisis:
Los TJ no
se cansan de repetir lo bien que se vivirá en el Nuevo Mundo que iniciará su
andadura después de la Gran Tribulación que tendrá lugar ¡pronto…! Pero a mí me
da la impresión que los TJ que patean a diario la calle y que llaman
incesantemente a las puertas de nuestras viviendas, no tienen las ideas muy
claras sobre cómo la doctrina de los TJ plantea llegar a esta supuesta
situación de bienestar. Vamos a ver:
No voy a
exponer con minuciosidad la situación de bienestar que los TJ ofrecen en el
Nuevo Mundo para quienes sigan su doctrina. La conocemos de sobra. Sólo
recordaremos que: No habrá enfermedades ni físicas ni mentales, la muerte ya no
existirá, los hijos se reencontrarán con los padres y con los abuelos y todos
juntos, con los amigos de unos y otros. No habrá guerras, ni hambre. Todo lo
bueno será abundante. Se edificarán casas y se ocuparán. Se plantarán viñas y
se comerá su fruto. Cada ser humano desarrollará sus habilidades y talentos y
será recompensado por sus esfuerzos sin prejuicios. Toda persona manifestará
las cualidades morales de integridad, amor, lealtad, etc, etc. etc.
Pero todo
esto que los TJ enseñan que será la manera cotidiana de vivir la vida eterna
aquí en la tierra y que la Sagrada Escritura promete a quienes se
esfuercen por conocer a Dios y a su enviado Jesucristo, repito según los TJ, no
será una situación inmediata. No será una forma de vida que se vaya a
experimentar en la tierra enseguida que tenga lugar la resurrección de justos e
injustos que Jesucristo nos ha anunciado. Esta vida tan bien ambientada que
explican los TJ, no tendrá lugar hasta que hayan transcurrido no sólo los mil
años de juicio de 365 días cada uno de ellos que Jehová, el creador del mundo,
“necesita” para que sus creaturas tengan una nueva oportunidad de demostrarle
su amor, sino también hasta que posteriormente a estos mil años, Satanás haya
sido soltado de su prisión y habiendo puesto a prueba a todas las personas de
esta tierra que todavía estén vivas, una gran cantidad de ellas, en número
enorme como la arena del mar, sean extraviados ¡Qué cosas!
Y es que
la forma de vida que se promete, no será regalada por Jehová ni a quienes
provengan de la Gran Tribulación, o sea, los TJ que en aquel momento
estén en activo, ni mucho menos a quienes resuciten cuando oigan la voz que los
llama a una nueva vida. La vida eterna deberá ganarse a pulso a lo largo de
los mil años que durará este período y además, como un examen final, se deberá
salir ileso del último embate de Satanás al fin de este larguísimo período y
dejar perfectamente demostrado que quienes subsisten son ya personas perfectas
curtidas en las tareas de servir a Jehová sin ningún resquicio.
Los TJ
–de acuerdo con el contenido de este artículo de La Atalaya que estamos
analizando: ¿Estamos preparados para vivir en el Paraíso?- vienen a decirnos lo
siguiente:
En el
milenio que durará el Juicio, los TJ procedentes de este mundo a través de la
Gran Tribulación y los miles y miles de millones de injustos que
escalonadamente resucitarán, deberán respetar el derecho de Jehová a ordenar lo
que deben hacer e intentar cumplirlo a rajatabla, pero no por milagro, sino por
voluntad propia. Exactamente como ahora deberían respetarse las instrucciones
que emanan de su organización aquí en la tierra…
Pero no
todos cumplirán las nuevas órdenes que nos dará Jehová. De hecho cuando se
resucite a justos e injustos, los TJ enseñan que se les juzgará no por lo que
han hecho en esta vida sino por lo que harán en el Nuevo Mundo. Y según nos
dice Jesucristo, a través del evangelista Juan, unos habrán hecho “cosas
buenas” pero otros “cosas viles”, y
estas, sin duda, repercutirán en la felicidad y el bienestar de los demás. Será
tal el desafuero de algunas personas que incluso será necesario eliminarlas
antes de que acabe el Día del Juicio. Lo dicen los propios TJ en ("Usted puede vivir...",
pág 180). Y es lógico que el desafuero de estos sea en detrimento, en
la mayoría de los casos, como ya he dicho, de la felicidad de otros. Y el
hacer “cosas viles” no
hemos de creer que sólo estará en la mente de muchos injustos, sino también en
la de muchos procedentes de la Gran Tribulación ya que tanto unos como otros
serán igualmente imperfectos hasta el fin del Día del Juicio.
Todos
deberemos trabajar duro para disponer de lo necesario a fin de que los
resucitados que irán apareciendo día tras día en continuas y sucesivas
oleadas a lo largo de cientos de años puedan ser debidamente acomodados. Bajo
la dirección de Dios, la Tierra deberá convertirse en un hermoso jardín
mientras los millones de resucitados serán debidamente instruidos. Si el
trabajo que se asigna a uno u a otro no es del total agrado de estos, deberán
esforzarse para hacerlo lo mejor posible tratando de encontrarle gusto a la
nueva tarea. Debemos, pues, estar contentos desde ahora con lo que nos toca y
estar dispuestos a cooperar con los representantes de la organización de
Jehová. Según mis números, si la resurrección tiene lugar a lo largo de 800
años, resucitarán diariamente unas 200.000 personas que necesitarán
casa-vivienda, vestido, comida, formación, etc. Puede calcularse cualquier
variante pero los números, en cualquier caso, serán escalofriantes.
Cualquier
asignación de un servicio deberá aceptarse con gusto y llevarlo a cabo con
entusiasmo. Por lo que si este hecho se aprende a hacerlo hoy, será más
fácil luego en el Paraíso. Aprendamos, pues, a estar contentos con lo que
tenemos y pidámosle a Dios que nos ayude a dar lo mejor de nosotros mismos a
pesar de vivir en estos tiempos tan difíciles.
Tal vez
tengamos bien claro en nuestra mente dónde nos gustaría vivir, pero ¿y si nos
piden que vivamos en otro lugar, al otro extremo de la tierra?. Pues nada, es
igual. Si tenemos un espíritu de cooperación, estaremos satisfechos
y serviremos felices a Jehová sin importar dónde vivamos.
Habrá
veces en las que se tendrá que ser paciente. Imaginemos esta situación: nos
enteramos de que algunas familias están contentísimas porque ya han resucitado
sus seres queridos. En cambio, nosotros quizás llevamos quinientos años
esperando a que resuciten los nuestros. ¿Qué haremos? Nos alegraremos por esas
familias. Por lo tanto, si ahora aprendemos a ser pacientes y esperamos a
que Jehová cumpla sus promesas, en el futuro nos costará menos hacerlo.
En el
Paraíso no necesariamente recibiremos todas las cosas justo cuando las
queramos. Si somos agradecidos y estamos contentos con lo que tenemos
desde ahora, será más fácil aceptar ese hecho. En el nuevo mundo
necesitaremos todo lo que estamos aprendiendo hoy. Acostumbrémonos a vivir tal
como lo haremos en el futuro; así tendremos cualidades que nos serán
útiles por toda la eternidad.
Algo que
también necesitaremos en el Paraíso es saber perdonar. ¿Por qué? Porque durante
el Reinado de Mil Años de Jesús, todos —tanto justos como injustos— seremos
imperfectos, y nuestros defectos no desaparecerán de la noche a la mañana.
¿Seremos capaces de resolver nuestras diferencias y tratarnos con cariño?
Si aprendemos a perdonarnos y a llevarnos bien desde ahora, en el nuevo
mundo se nos hará más fácil.
¿Qué
podemos hacer para servir a Jehová con más entusiasmo? Entre otras cosas,
ponernos metas claras. Si somos jóvenes, nada de estudios ni carreras mundanas
en esta vida. Podemos estar seguros de que no hay mejor escuela para
servir a Jehová en el Paraíso que dedicarse al servicio de tiempo completo.
Empecemos, pues, pensando en serio sobre esta opción ya en este momento y
preparémonos para la vida que nos espera en el futuro. Ya sabemos que deben
construirse millones de casas-viviendas como nos han enseñado la organización a
lo largo de años en sus folletos, disponer de millones de metros cuadrados de
superficie para los animalitos que sin duda nos acompañarán en nuestra vida, no
gatos ni perros, sino leones, tigres, panteras, construir sin duda miles de
kilómetros de nuevas carreteras repletas de flores por ambos lindes,
instalaciones de miles de kilómetros de tendido eléctrico, no sabemos si
proveniente de centrales atómicas, pantanos o molinos eólicos, pero todo se
andará y se decidirá, alguien efectuará estos trabajos porque Jehová es sabio y
previsor… Pero es que además, en el Nuevo Mundo, además de colaborar en todo
ello, a pesar de que los días seguirán teniendo 24 horas, tendremos tiempo para
hacer las cosas que más nos gusten, música, arquitectura, ciencias, etc, y
lógicamente estudiar a fondo la Biblia y las nuevas instrucciones que Jehová
tenga a bien facilitarnos. Después de todo, Jehová nos creó con el deseo de
sentirnos realizados y disfrutar de la vida al máximo. Él puso en nosotros
ese deseo y él se encargará de satisfacerlo. ¡Digo yo!
“Así,
pues, en el Paraíso seremos muy felices, mucho más de lo que podemos
imaginarnos. Demostremos que queremos vivir allí preparándonos ahora:
esforcémonos por ser las personas que Jehová quiere que seamos, prediquemos con
entusiasmo y pongamos el Reino en primer lugar. El nuevo mundo será una
realidad muy pronto; Jehová no va a fallarnos. ¡Vivamos como si ya
estuviéramos allí!”
Con estas
palabras exactamente termina el artículo de los TJ que hemos analizado: “¿Estamos preparados para vivir en
el Paraíso?”