LO QUE VERDADERAMENTE PREVÉ Y PREDICE LA BIBLIA PARA TODO AQUÈL QUE RESPONDA A LA LLAMADA DE DIOS.
Dios promete un maravilloso futuro para todo aquél que haga caso a sus palabras y guarde sus mandamientos. Así, pues, si sigo este camino, conseguiré un “tesoro en el cielo” y me “salvaré eternamente”.
Lo que me puede ocurrir si no quiero hacer caso a las palabras divinas será de mi directa incumbencia y solo corrigiendo en profundidad mis actitudes personales, lograré beneficiarme de ese futuro prometido.
¿Por qué me ha de preocupar saber a ciencia cierta si los “últimos
días” comenzaron o no en 1914, y si en este año empezó a gobernar el Reino de
Dios siendo el diablo y sus demonios expulsados de los cielos? ¡Estamos en
2021! ¿En qué cambian mis obligaciones?
¿Por qué tengo que asumir que los últimos días son “tiempos
críticos” o “difíciles” e inquietarme por ello? ¿Por qué tengo que estar
preocupado por las circunstancias y sucesos que puedan ocurrir en la conclusión
del actual sistema de cosas o fin del mundo?
¡Dios está conmigo si yo estoy con Él! Y realmente esto es
lo único que ha de preocuparme en serio.
¿Por qué he de machacarme la cabeza un día y otro día
pensando en que se está acercando el fin de los tiempos? ¿Por qué he de estar
atento a si hoy en día hay más o menos guerras, hambrunas, terremotos, pestes,
pandemias, crímenes que hace unos años? ¿Por qué he de discutir con uno o con
otro la veracidad o no de que la Tierra vaya a ser destruida en cualquier
momento por fuego o por cualquier otro medio? ¿Por qué he de dejarme llevar por
todas estas cuestiones?
No hay revista de los testigos de Jehová que no hable de los
“últimos días” o del “fin de los tiempos”. Cuándo en la Biblia a Jesucristo se
le pregunta “¿qué he de hacer para ganar la vida eterna?”, su respuesta es clarísima
en este sentido: “Guarda los mandamientos y no tengas apego a las riquezas”. ¡Solo
de este modo entraremos en el cielo y en él viviremos eternamente! (Mt 19;16-26) (Mc 10;17-27) (Lc
18;18-27).