lunes, 1 de marzo de 2021

VALOR DEL RESCATE O SACRIFICIO DE JESÚS. ¿POR QUÉ MURIÓ JESÚS?

 s/TJ:

 “Jesús, ni más ni menos que un humano perfecto, llegó a ser un rescate que compensó exactamente por lo que Adán había perdido: el derecho a la vida humana perfecta en la Tierra”.  

“Por eso, el apóstol Pablo bien podía llamar a Jesús "el último Adán", y decir en el mismo contexto: "Así como en Adán todos están muriendo, así también en el Cristo todos serán vivificados" (1 Corintios 15;22,45).  La vida humana perfecta de Jesús era el "rescate correspondiente" exigido por la justicia divina... ni más ni menos”. ("¿Debería creer usted en la trinidad?", pág 15)  

 Análisis:

Pero el valor del sacrificio de Jesús, según asimismo por los propios TJ en (“La Atalaya 15/11/2001) es muy superior al valor del mal o delito cometido por Adán.

En efecto. Leemos en dicha Atalaya en su pág 6: “Adán puede asemejarse a un padre que murió y nos dejó una deuda tan grande (el pecado), que es imposible saldar. Por otro lado, Jesús es como un padre bueno que murió legándonos una cuantiosa herencia, la cual no solo nos libra de la enorme deuda que nos transmitió Adán, sino que también nos da los medios para seguir viviendo eternamente”. 

Está claro: Para ser estrictamente equivalente y así estar, según los TJ, en conformidad con la justicia de Dios, el rescate debería cubrir sola y estrictamente el precio de lo que Adán había perdido y que está todo incluido en la enorme deuda que nos transmitió. Pero los propios TJ reconocen que, por la muerte de Jesús, el hombre recibió, además de la posibilidad de liquidar la enorme deuda que nos transmitió Adán, los medios para seguir viviendo eternamente (o sea, por un tiempo infinito) como maravillosa provisión para nuestro futuro.

Debido a ello, podemos leer en ("¿Debería creer usted en la trinidad?", pág 15), a continuación del fragmento citado más arriba: “No obstante, si Jesús hubiera sido parte de una Deidad trinitaria, el precio de rescate habría sido infinitamente superior a lo que exigían las propias leyes de Dios (Ex 21;23-25) (Lv 24;19-21). Y esto es, precisamente lo que ocurrió, por lo que el equilibrio de la balanza Adán / Jesús se desequilibró totalmente a favor de Jesús, quien por ser Dios y no solo hombre, ha pagado un precio infinitamente superior al estrictamente justo, debido al amor que Dios tiene para todos sus hijos. 




                                                                        Como así mismo reconocen los                                                                           propios testigos de Jehová