viernes, 1 de septiembre de 2023

REFLEXIÓN AL TEMA 23: "El Bautismo: una meta que vale la pena alcanzar" ¡DISFRUTE DE LA VIDA PARA SIEMPRE!

 Bautismo cristiano

El discurso que se presenta en las asambleas contiene dos preguntas a los candidatos del bautismo que anteriormente se efectuaban de esta manera:

¿Ha reconocido usted ante Jehová Dios que es un pecador que necesita salvación, y ha reconocido ante El que esta salvación procede de Él, el Padre a través de su hijo Jesucristo?

Sobre la base de esta fe en Dios y en sus provisiones para salvación, ¿se ha dedicado sin reservas a Dios, para hacer su voluntad en adelante, de la forma como él se la reveló a usted a través de Jesucristo, y a través de la Biblia, bajo la luz que provee el Espíritu Santo?

Sin embargo, algunos testigos de Jehová manifestaron que no tienen compromisos y obligaciones hacia la organización (Sociedad Watchtower). Su compromiso exclusivo era para con Jehová y Jesucristo. Esto trajo dificultades e implicaciones legales para la Sociedad Watchtower cuando pretendió expulsar a una persona de la congregación. Debido a ello, efectuaron cambios en estas preguntas. Actualmente son los siguientes:

Sobre la base del sacrificio de Jesucristo, ¿se ha arrepentido usted de sus pecados y se ha dedicado a Jehová para hacer la voluntad de él?

¿Comprende usted que su dedicación y bautismo lo identifican como testigo de Jehová asociado con la ORGANIZACIÓN que Dios dirige mediante Su espíritu?

Al contestar “Sí” a estas preguntas, los candidatos manifiestan que tienen una condición de corazón correcta y están listos para el bautismo cristiano.

Para la Iglesia Católica, el sacramento del Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el Espíritu y la puerta de acceso a los otros Sacramentos. Por el Bautismo, administrado en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, somos liberados del pecado y “regenerados” como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y hechos partícipes de su misión.

La palabra clave de la definición es "regenerados" o sea, que somos generados nuevamente, nacidos de nuevo. En efecto, cuando el fariseo Nicodemo, de noche, visita a Jesucristo, recibe del Señor la siguiente noticia: "En verdad te digo, nadie puede ver el Reino de Dios si no nace de nuevo, de lo alto" (Jn 3;3-7) (Gl 3;26) (Gl 4;6) (1Jn 5;1) (Rom 8;14-16) (Rom 8;1-9). Así como nacemos a la vida natural por medio de los padres, nacemos a otra vida superior en el Bautismo. Cuando Jesús dijo: "He venido para que tengan Vida y la tengan en abundancia" (Jn 10;10), nos estaba prometiendo no la vida natural que se adquiere por la unión conyugal, sino la Vida Divina que él tiene desde la eternidad, como Hijo de Dios. Es designio eterno de Dios el que los hombres, por el sencillo rito del Bautismo, lleguemos a participar de su Divinidad. Es lo que llamamos Gracia Santificante. La Gracia es evidentemente el don más extraordinario y preciado del cristiano.