NUEVOS CIELOS Y UNA NUEVA TIERRA
s/TJ:
El apóstol Juan vio en
visión lo que sucede inmediatamente antes del día del Juicio.
Escribió: "Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. De delante de él huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos. Y vi a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono, y se abrieron rollos. Pero se abrió otro rollo; es el rollo de la vida. Y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos. Y el mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados individualmente según sus hechos. Y la muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esto significa la muerte segunda: el lago de fuego. Además, cualquiera que no se halló escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego". (Ap 20;11-12) (NM) ("Usted puede vivir...", pág 181)
Escribió: "Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. De delante de él huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos. Y vi a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono, y se abrieron rollos. Pero se abrió otro rollo; es el rollo de la vida. Y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos. Y el mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados individualmente según sus hechos. Y la muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esto significa la muerte segunda: el lago de fuego. Además, cualquiera que no se halló escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego". (Ap 20;11-12) (NM) ("Usted puede vivir...", pág 181)
La tierra y el cielo que huyen del que
está sentado en el gran trono
blanco de juicio son, por supuesto, simbólicos, y no la Tierra y el cielo literales. De otra manera, ¿dónde
estaría la gente resucitada de pie delante del trono de juicio? O, ¿cómo podría
salir de las tumbas conmemorativas que están en la Tierra literal, o salir del
Hades, que es el sepulcro común de la
humanidad muerta en la Tierra literal, o salir del mar donde muchos se han
ahogado?. Por eso la tierra y el cielo que huyeron son simbólicos (Ap 16;13-16) (Ap
17;15-18) (Ap 19;19-21) (Ap
20;1-3) ("La Atalaya" de 1.6.1965, pág 337)
La tierra simbólica huye cuando se
destruye a Babilonia la Grande e inmediatamente después se
destruye en la guerra del
Armagedón a la simbólica bestia
salvaje y al "falso profeta" y a los reyes de la tierra y sus
ejércitos simbólicos. El cielo simbólico
huye cuando a Satanás el Diablo y sus
demonios se les encadena y encierra
en el abismo durante los mil años del
reinado de Cristo sobre la Tierra. Por lo tanto, esos poderes inícuos
terrestres y celestiales no
estarán presentes para estorbar
el juicio de los muertos terrestres durante los mil años del reinado de Cristo (Ap 16;13-16) (Ap
17;15-18) (Ap 19;19-21) (Ap 20;1-3) ("La Atalaya" de 1.6.1965,
pág 337)
¿Qué significa el fin del mundo?, ¿Que la Tierra será pasto del fuego, como enseñan algunas
religiones? No, ¿cómo podría ser así si
(Sl 104;5) afirma: "No se le
hará tambalear hasta tiempo
indefinido, ni para
siempre"?
Hallaremos la respuesta si nos remontamos muchos siglos, al mundo que precedió al actual. Por corromperse y rebelarse contra Dios, "el mundo
de aquel tiempo sufrió destrucción cuando fue
anegado en agua". No obstante,
cuando aquel mundo
-compuesto de cielos
y tierra- fue destruido
por el Diluvio del
día de Noé, los
cielos y la Tierra literales no desaparecieron. Del mismo
modo, el fin de este
mundo tampoco significará destrucción llameante para los cielos estrellados y el planeta
Tierra. (2Pe 3;5-6) (Gn 6;1-8)
La Biblia a
veces usa los términos
"cielos" y "tierra" de manera figurada. "Cielos" puede utilizarse para referirse a Satanás, el dios de este mundo; a los
gobernantes mundiales que están bajo su
control, y a las fuerzas
espirituales inicuas en los lugares
celestiales: todos estos ejercen
influencia demoníaca sobre
la humanidad (2Cor 4;4) (Ef 6;12). Tierra se utiliza con frecuencia para
referirse a los habitantes de este
planeta (Gn 11;1) (1Re 2;1-2) (1Cr
16;31) (Sl 96;1). Estos cielos y tierra simbólicos del actual
mundo inicuo son los que (2Pe 3;7) dice que van a ser destruidos por
"fuego" (Gl 1;4)
Seguidamente Pedro da la gozosa
noticia de que este viejo mundo será reemplazado por uno nuevo: "Hay nuevos cielos
y una nueva tierra que esperamos
según su promesa, y en estos la justicia
habrá de morar" (2Pe 3;13). ("¡Despertad!" de 22.3.93,
pág 9)
Por eso, antes de que comience el Día del Juicio este sistema de cosas actual compuesto de
"la tierra y el cielo" pasará. ("Usted puede
vivir...", pág 181)
Análisis:
La
frase: "huyeron la tierra y el
cielo y no se halló lugar para
ellos", ¿no querrá decir que
así el cielo como la tierra
(el universo, en sí) desaparecerán?
DESPUÉS
DEL ARMAGEDÓN, SATANÁS Y SUS DEMONIOS SERÁN ATADOS Y ARROJADOS A UNA CONDICIÓN
DE OLVIDO
s/TJ:
En (Ap 20;1-6) se representa
a Cristo Jesús como "un ángel que desciende del cielo con la llave del abismo y una
gran cadena en la
mano". Se apodera del
dragón, la Serpiente original, que es
el Diablo y Satanás, lo ata, lo arroja al abismo y cierra y sella el abismo sobre él.
Una vez abismado Satanás de modo que
ya no pueda extraviar a las naciones, da comienzo el glorioso Reinado Milenario del Cordero y su novia.
¡Ya no hay lágrimas de tristeza!
¡No hay más muerte adánica!
¡No hay lamento, ni clamor, ni
dolor! "Las cosas anteriores han pasado" (Ap 21;4) ("La
Atalaya" de 1.5.93, pág 26)
Después del Armagedón,
Satanás y sus demonios serán atados y arrojados a una condición de olvido (Mt 24;3) (Ap 16;14-16) (Ap 20;1-6) durante el milenio que seguirá
después de que el presente e inicuo sistema de cosas sea destruido
en el Armagedón.
Habiendo presenciado primero
la destrucción del imperio
mundial de religión falsa, luego el Armagedón desde su
comienzo hasta su fin,
serán vejados severamente por la
humillación de ver que los aparentemente indefensos adoradores de Jehová a
quienes sus títeres humanos trataron de eliminar son los únicos que quedan en la Tierra. ("La
Atalaya" de 1.12.67, pág 734)
SATANÁS, POR CONSIGUIENTE, ESTARÁ INACTIVO A LO
LARGO DE ESTOS MIL AÑOS.
Satanás , por consiguiente, estará inactivo a lo
largo de estos mil años. En
efecto hasta el mismísimo fin de
la batalla de Armagedón, Satanás
se encuentra impotente para aplastar a
los que temen a Dios. Habiéndose
completado el Armagedón no habrá ningún peligro para estos fieles en la Tierra (Ap
7;9-10) (Ap 7;15). Pero habría
peligro para ellos si Satanás
y sus demonios invisibles fueran dejados para hacer guerra contra ellos. Por lo tanto,
Juan describe el siguiente paso que habrá de darse: "Y vi a un ángel que descendía del cielo con la llave del abismo y
una gran cadena en su mano.
Y prendió al dragón, la serpiente original, que el el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años. Y lo arrojó al
abismo y lo cerró y lo
selló sobre él, para que no extraviase más a
las naciones hasta
que terminasen los mil
años. Después de estas cosas tiene que ser desatado por un poco de
tiempo" (Ap 20;1-3). Es irrazonable
pensar que este "ángel" sea
alguien que no sea Jesucristo mismo (Lc 8;31) (Ap 9;1) (Ap 1;18) (Rm 10;7) (Dn
12;1) (Jd 9) (1Tes 4;16) (Lc 11;20-22) ("La Atalaya" de
1.12.67, pág 734)
Pero pronto Satanás será
totalmente restringido de modo
que no pueda influir en nadie (Ap
20;1-3) ("La Atalaya" de 1.2.93, pág 6)
Satanás y sus demonios son arrojados al "abismo" -no al Hades o Seol- porque Satanás y
sus demonios no son terrestres, visibles, como los humanos, sino que son de naturaleza diferente, angélica o
espíritu. El atarlos y arrojarlos en el
"abismo" por lo tanto, será
algo invisible a los ojos de
los sobrevivientes de
la guerra del
gran Dios el Todopoderoso. Ya
estas personas espíritus invisibles
han sido echadas fuera del cielo
y nadie en la Tierra
vio esto, porque fue algo que sucedió en la
región invisible. Cuando
Jesús estuvo en el "abismo" estuvo muerto, inconsciente, fuera de
acción. El que Satanás
y los demonios estén en el "abismo" significa que estarán en
una condición semejante a la
muerte., muy probablemente una condición inconsciente, sin habilidad alguna para hacer nada en
absoluto para perturbar a la
humanidad y extraviar a las
naciones y meterlas en cautiverio
para formar otro opresivo sistema de cosas como el que vemos hoy.
("La Atalaya" de 1.12.67, pág 734 y 735)
Análisis:
Pero,
¿es que habrán naciones en la Nueva Tierra?
Hemos leído que Satanás fue arrojado al abismo "para que no
extraviase más a las naciones hasta que
terminasen los mil años".
("La Atalaya" de 1.12.67, pág
734). Y en esta expresión, "nación" quiere decir lo que hoy en día
entendemos por "nación", no hay que buscarle otros significados.
Tiene exactamente el mismo significado que le da, por ejemplo, ("Vd puede
vivir...", pág 16): "La Biblia muestra claramente que una persona
inteligente invisible ha estado controlando tanto a hombres como a naciones. En
la Biblia, Jesucristo llama a este personaje poderoso "el gobernante de
este mundo" (Jn 12;31) (Jn 14;30) (Jn 16;11)... Este personaje es Satanás
el Diablo.
Los
TJ dicen que "cuando Jesús estuvo en el abismo estuvo..." No es esto
lo que dicen las Escrituras ni tampoco lo que dicen los propios TJ en otros
libros. Así, por ejemplo, en ("Asegúrense de todas las cosas..", pág
445) dicen: "Jesucristo estuvo en
el Hades (Hech 2;31)". También en
("Cosas en las cuales es imposible que Dios mienta", pág 346) dicen:
"Hasta Jesucristo pasó tres días en el Hades...". Véase, por otra
parte, todos estos puntos de las
Escrituras: (Ef 4;9-10) (Hb 13;20) (1Pe 3;18-19) (1Pe 4;6)
En
los textos bíblicos, se habla del abismo u océano primordial como el fundamento
de la plataforma circular terrestre, y el lugar del cual salen las fuentes de
agua dulce y los mares. Bajo la tierra se sitúa también el país de los muertos
o lugar donde van a residir todos los muertos (la tradición más antigua no
hacía distinción entre el destino de los justos y de los pecadores). En los
últimos libros del AT y en el NT, el
abismo se convierte en residencia de los demonios y en el lugar donde irán los
injustos después del juicio divino. A menudo se identifica con la Gehenna o el
Infierno.
s/TJ:
¿Son derrotados también los
demonios junto con su caudillo
Satanás aunque no se menciona aquí
en la visión del Ap?
Sí, esto está en armonía con la costumbre de mencionar al caudillo de un ejército como quien perdía
la batalla, sobreentendiéndose, por supuesto,
que su ejército realmente perdió
bajo su acaudillamiento ("La Atalaya" de 1.12.67, pág
734)
Análisis:
Juicio
final delante del trono de Dios.
20,11-15.
Vi
un trono alto y blanco, y
al que en él se sentaba, de cuya presencia huyeron el cielo y la
tierra, y no dejaron rastro de sí.
Vi a los
muertos, grandes y pequeños, que
estaban delante del trono; y fueron abiertos los libros, y fue abierto otro
libro, que es el libro de la vida.
Fueron juzgados los muertos, según sus obras, según las obras que estaban
escritas en los libros. Entregó el mar los muertos que tenía en su seno, y asimismo la muerte y el infierno entregaron
los que tenían, y fueron juzgados cada uno según sus obras. La muerte y el
infierno fueron arrojados al estanque de
fuego; ésta es la segunda muerte, el estanque de fuego, y todo el que no fue
hallado escrito en el libro de la vida fue arrojado en el estanque del
fuego.
El
autor sagrado pone con esta escena punto
final a todas las luchas y agitaciones terrestres. Toda oposición contra Cristo
y su Iglesia es desterrada para siempre. De este modo se podrá volver a una paz
y a una felicidad que superarán con
mucho la paz y la felicidad de nuestros primeros padres en el paraíso terrenal.
Será la felicidad ininterrumpida del cielo.
San
Juan contempla a Jesucristo sentado en un trono, en disposición de juzgar al
mundo. Es el juicio final, con el cual se pone término al drama terrestre. Dios
va a asignar a cada uno la suerte que le han merecido sus obras por toda la
eternidad. Dios mismo es el que juzga.
El
Juez supremo aparece sobre su trono. Y
ante su presencia se produce un cataclismo, pues desaparecen el cielo y la
tierra (v.11). El profeta Isaías también emplea una imagen bastante parecida:
"La milicia de los cielos se disuelve, se enrollan los cielos como se
enrolla un libro; y todo su ejército caerá como caen las hojas de la vid, como
caen las hojas de la higuera". A la apertura del sexto sello se produjo una escena muy
semejante, en la cual se debe de inspirar nuestro pasaje. Cuando Dios
interviene en la historia, los elementos
del cosmos se conmueven ante la presencia de su soberano Señor. La magnitud del
cataclismo presente -el cielo y la tierra huyeron sin dejar rastro de sí-
indica la importancia de la intervención divina.
El
trono sobre el cual aparece sentado
Dios, el Juez supremo, era alto, para significar de algún modo la alta dignidad
de quien se sienta en él. Su color era blanco, propio de los personajes
celestes, y que simboliza la victoria, la santidad, la justicia y al mismo
tiempo la misericordia. La majestad del que se sienta en el trono es
tan grande, que los cielos y la tierra no pueden soportarla y desaparecen
sin dejar ningún vestigio. Serán reemplazados por un cielo nuevo y una tierra
nueva.
San
Juan ve después delante del trono a los muertos que habían de ser juzgados
(v.12). Eran los hombres que habían muerto, pero que ahora habían vuelto a la vida.
La multitud estaba compuesta de personajes que en el mundo fueron socialmente
poderosos y grandes; pero tampoco faltaban los
humildes y de condición baja. Todos estaban de pie delante del trono,
esperando la sentencia del Juez supremo. Cuando todos estuvieron reunidos,
fueron abiertos varios libros. En unos estaban escritas las obras buenas y
malas de cada uno de los hombres que habían de ser juzgados; pues, como dice el
Libro de Henoc, "todo pecado es anotado día por día en el cielo en presencia
del Altísimo".
Según lo que resultare de estos libros, recibirá
cada uno la sentencia. Para unos será la bienaventuranza, para otros la
condenación eterna. La Sagrada Escritura nos habla con frecuencia de los libros
de Dios, como para indicar que en el juicio divino se sabrán todas las cosas
que hicieron los mortales. Es un modo humano de concebir y expresar las cosas
divinas, que de otra manera no podemos declarar. En realidad, como dice San
Agustín, Dios no necesita de libros ni memoria para acordarse de lo que ha
hecho cada uno. Su presciencia divina lo conoce todo y nada podrá escapar
a su juicio infalible. Todos serán juzgados según sus obras. De donde se sigue que no
basta la sola fe para salvarse, sino que son necesarias las obras buenas.
En otro libro, es decir, en el
libro de la vida, están escritos los nombres de los predestinados para
la vida eterna. Cuantos no estén
inscritos en este libro serán arrojados al conocido lago de fuego (v.
15). Del libro de la vida se habla bastantes veces en la Biblia.
Todos
los muertos tendrán que comparecer a
juicio. Nadie se librará de él. Porque tanto el Mar, como la Muerte y el
Infierno o Seol entregaron los muertos que tenían en su seno para que fueran
juzgados según sus obras (v.13). El Mar,
el Seol (Infierno) y la Muerte están aquí personificados como tres monstruos
insaciables o como poderosos carceleros que tenían a los muertos encerrados en
remotísimas prisiones. Sin embargo, ante el mandato de Dios, tienen que
entregar dócilmente las presas que consideraban suyas. En el salmo 139;8-9, el
cielo, el mar y el seol son símbolos de los lugares más secretos e
inaccesibles. Aquí significan que no hay
lugar, por muy oculto que sea, que no tenga que restituir todos los
muertos. Ni uno solo de ellos podrá
librarse del juicio de Dios. El Seol, que frecuentemente se traduce por infierno, no designa el lugar
en donde los condenados serán atormentados por toda la eternidad. El seol, en
el Antiguo Testamento, designaba una región tenebrosa, una especie de caverna
adonde iban las almas de todos los
hombres, buenos y malos, después de la
muerte. En él no se daban ni premios ni castigos. Los muertos vivían en
el seol en un estado se semiinconsciencia y
eran considerados como
sombras de la existencia terrena. Por consiguiente, el seol, en el pasaje del Apocalipsis que
estamos comentando, designa un lugar
provisional que ha de desaparecer cuando Dios llame a juicio a los muertos.
La
Muerte y el Seol, personificados, son castigados como culpables: fueron arrojados
al estanque del fuego (v.14). Este castigo significa la ruina de su poder sobre la humanidad
restaurada, es decir, sobre los elegidos. Su tiranía no se ejercitará ya más
sobre los predestinados, sino sobre los
réprobos.
La
victoria de Cristo sobre el pecado lleva consigo la victoria sobre la muerte,
que nació del pecado. San Pablo nos dice que "el último enemigo reducido a
la nada será la muerte". En el mundo futuro no existirá la muerte, como
sucedía en el paraíso terrenal antes del pecado original. Y, sin la muerte, el seol no tendrá ya más
razón de ser.
El
estanque de fuego, adonde fueron arrojados la muerte y el seol, es identificado
con la segunda muerte, es decir, la condenación eterna. Se le llama segunda
muerte por contraposición a la primera muerte, que se da cuando el hombre sale de este mundo. Esta segunda
muerte, que supone la condenación eterna, es lo mismo que el infierno o
estanque de fuego. En él serán arrojados todos los hombres
culpables y en él padecerán eternos suplicios los que no están inscritos en el
libro de la vida (v.15). Son todos
aquellos que no quisieron aprovecharse de las
gracias de Jesucristo y su Iglesia les ofrecían.
Esos tales serán arrojados al lago de fuego y azufre, al fuego eterno, en donde
habrá llanto y crujir de dientes, fuego reservado para el Diablo y para cuantos
le siguieron. Con esto termina la historia del mundo.
El autor del Apocalipsis hace hincapié, sobre
todo, en la resurrección de los que no
estaban inscritos en el libro de la vida. Después nos declarará la suerte
dichosa de los justos en la nueva Jerusalén. Hay, pues, una resurrección final
para buenos y malos. Pero para los buenos
será resurrección para la vida;
en cambio, para los malos será resurrección para la muerte eterna, para el
juicio eterno.
LOS QUE
TEMEN A DIOS SERÁN SOBREVIVIENTES DEL ARMAGEDÓN
s/TJ:
Por supuesto, la
guerra del gran día
contra los opositores de
la soberanía del Dios
Todopoderoso reducirá tremendamente la
población de la Tierra, tal como lo hizo
el diluvio global de los días de
Noé. Muy probablemente los
sistemas de transporte
y los varios
medios de comunicación rápida se rompan o paralicen por el momento.
Quizás pase algún tiempo
antes de que los sobrevivientes del fin
de este viejo sistema de cosas puedan ponerse en comunicación unos con otros en los muchos
países. Por ejemplo, se
informa que los adoradores del Dios Soberano Jehová están en 194
países alrededor del globo
terráqueo hoy día.
No menos que ahora, en
verdad más que ahora, los TJ estarán
deseosos de comunicarse y reunirse después de
la guerra universal de Armagedón.
El Rey Jesucristo, a quien Jehová pone
a cargo de los habitantes de la Tierra, verá que sí se comuniquen unos con otros y trabajen juntos en hermandad cristiana porque
en cuanto al Rey de Jehová está escrito:
"En sus días el justo brotará, y la
abundancia de paz hasta que la luna ya
no sea. Y tendrá súbditos de mar a mar y desde el río hasta los cabos de la tierra" (Sl 72;7-8).
El no dejará aislado a
ninguno de sus súbditos. ("La
Atalaya" de 1.4.64, pág 206-207)
Muchos humanos
que temen a
Dios serán sobrevivientes de
este impresionante acontecimiento
y verán comenzar el pacífico
reinado de Cristo Jesús,
escapándose de este modo de la muerte.
No pasará esta generación antes de
que esto suceda (Ap 7; 9-15)
Aunque él -Jesús- regirá desde el
cielo su gobernación beneficiando a todo
el que viva en la Tierra... tanto a los sobrevivientes de la guerra del Armagedón como a los
millones y millones que posteriormente
serán levantados de entre los
muertos" escapándose de este modo de
la muerte.(1Jn 2;17) (1Cor;
15,51) (2Cor5;3) (1Tes4;17) (Mt 24;37-39) (2 Pe 3;5-7,13) (2 Pe 2;5)("La
Atalaya" de 15.6.91, pág 7)
La mayor parte de los yonadabs de hoy se escaparán de este modo de la muerte, pues ya hemos visto, que "no pasará esta generación, antes que todo esto suceda"
(Lc 21;32). Ellos serán los primeros
habitantes de la tierra renovada. ("Que Dieu..." pág
290-292)
Sólo los que estén sirviendo
a Dios sobrevivirán. La realidad es que
no todos los que reciben vida eterna
tendrán que ser resucitados. Muchos siervos de Dios que viven ahora en estos "últimos días" de este
sistema de cosas vivirán a través del
Armagedón. Y entonces, como parte de la justa "nueva tierra", nunca tendrán que
morir. Lo que Jesús
dijo a Marta puede ser cierto respecto a ellos de modo literal: "Y todo el que vive y
ejerce fe en mí no morirá jamás".(1Jn 2;17) (Jn 11;26) (2Tim 3;1) ("Usted
puede vivir...", pág 181)
No todos
lo cristianos espirituales que
serán jueces asociados de Jesucristo en su reino estarán muertos al
tiempo de su llegada. Algunos
tendrán que terminar su vida
terrestre en muerte
sacrificatoria más tarde, cuando
terminen su trabajo dado por Dios en la tierra.
Por eso no habrá una
resurrección simultánea de todos ellos
al tiempo de la llegada de Jesús,
sino que el apóstol Pablo, dice:
"El Señor mismo descenderá
del cielo con una llamada imperativa,
con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y
los que están muertos en unión
con Cristo se levantarán primero.
Después nosotros los vivientes que
sobrevivamos seremos arrebatados,
juntamente con ellos, en nubes al
encuentro del Señor en el aire; y
así siempre estaremos con el Señor (1Tes 4;16-17) ("La
Atalaya" de 1/6/65, pág 336)
Análisis:
Dicen
los TJ que "sólo los que están
sirviendo a Dios sobrevivirán".
Se supone que entre estos que sobrevivirán también se debe contar
a los "injustos"(s/definición de los TJ) que vivan cuando ocurra el Armagedón...
porque alguno vivirá en aquel momento... y estos tienen que entrar en el reino de Dios. Y además, yo me pregunto, ¿Y
los que hacen cosas buenas sin conocer
la voluntad de Dios?, ¿sobrevivirán?. Pero esto quizá es adelantarnos en
el tema. Enseguida tendremos ocasión de estudiarlo.
Los
TJ comentando el pasaje de la Biblia (Hb 11;5) en el que se dice: ""Por
la fe fue trasladado Henoc sin pasar por la muerte, y no fue hallado,
porque Dios le trasladó" (NC), nos dicen en ("El propósito eterno de Dios va triunfando ahora", pág 70):
"El (Sl 89;48) hace esta pregunta:
"¿Qué hombre físicamente capacitado hay vivo que no haya de ver la muerte?
¿Puede proveerle a su alma escape de la mano del Seol? Así, también, Enoc,
había recibido del pecador Adán la herencia de la muerte, y él también se vio
obligado a morir, a pesar de haber andado con el Dios verdadero". Los
TJ traducen (Hb 11;5): "Por fe Enoc
fue transferido para que no viese la muerte, y no fue hallado en ningún lugar
porque Dios lo había transferido" (NM). Y ¿cómo explican los TJ el
pasaje de Hb. Lean: "De modo que Dios removió de súbito a Enoc de la
escena de sus contemporáneos, y no se sabe dónde murió Enoc, ni de algún
sepulcro de él. No murió una muerte violenta a manos de sus enemigos. Puesto
que era profeta, pudiera haber sido posible que mientras estaba en un trance
profético tuviera una visión del nuevo orden de cosas de Dios en el cual Dios
"realmente se tragará a la muerte para siempre" (Is 25;8). En este
nuevo orden Enoc esperaba vivir en una Tierra paradisíaca. Mientras Enoc
estuviera bajo el poder de tal visión de donde Dios por su provisión
misericordiosa quitará de la humanidad la muerte, Dios pudo haberlo removido de
la escena y terminado su vida del momento, de manera que Enoc no se diera
cuenta de que murió. De esta manera maravillosa se cumpliría lo que está
escrito en (Hb 11;5).
A
pesar de todo este esfuerzo interpretativo de los TJ, por el que quieren demostrar que Enoc, forzosamente, tuvo
que morir, a pesar del texto (Hb 11;5), no aplican la misma interpretación
en (1Cor 15;51-52) cuando aceptan "sin
discusión" que los que temen a Dios serán sobrevivientes del Armagedón.
Y
del caso de Elías (2Re 2;11) ¿Qué opinan los TJ? ¿También murió?