jueves, 27 de febrero de 2014

JESUCRISTO "ENTREGA EL REINO A SU DIOS Y PADRE"

s/TJ:  
Jesucristo, una  vez que haya  hecho todo lo  que Dios le  ha encargado, "entrega el reino  a su Dios y  Padre".  Esto sucede al fin  del Día del Juicio  de 1.000  años. 

Para  entonces todos  los enemigos  habrán sido eliminados  ... "El (Cristo) tiene  que reinar  hasta que Dios haya puesto a todos los enemigos  debajo de sus pies Como el último enemigo, la muerte  ha de ser reducida a nada"  (1Cor 15;25-26) Entonces el  Reino  llega  a  ser  propiedad de  Jehová  Dios.   El  lo  gobierna directamente como Rey  ("Usted puede vivir...", pág 182). 
¡Qué maravilloso será ese día!.   Una vez eliminados eternamente Satanás y sus demonios, Jehová será "todas las cosas para con todos".  Y todo el mundo verdaderamente hallará  "su deleite exquisito en  la abundancia de paz" (1Cor 15;28) (Sl 37;11)  ("La Atalaya" de 1.2.94, pág 7) 
Análisis:

RESUMEN Y FINAL DE LA DOCTRINA DE LOS TJ SOBRE EL DÍA DEL JUICIO DE MIL AÑOS 
La doctrina que  enseñan los TJ acerca del Juicio  de los mil años podemos  resumirla   de  la  siguiente  manera:  En   un  momento determinado, al iniciarse  el Día del Juicio de mil  años, los que están  en  las tumbas  conmemorativas  oirán  la  voz de  Jesús  y saldrán. Debe  notarse que  quienes  salen de las  tumbas conmemorativas han de ser los  "justos" y los "injustos". A estos se añadirán los justos que sobrevivan al Armagedón  y cualesquiera hijos que estos tengan. Tenemos, pues,  para ser juzgados: Los vivos que sobrevivirán al Armagedón  (justos) y  los  muertos que se  encuentren en  las tumbas conmemorativas, "justos"  e "injustos". El que haga "cosas buenas" a  lo largo del Día del Juicio, su resurrección habrá  sido de  vida. El que  haga "cosas  viles o malas" a lo largo del Día del Juicio será destruido al final o durante el Día del Juicio viniendo a ser de juicio su resurrección (Muerte Segunda). Es indiferente, para el caso, que se hayan  cometido pecados  en esta  vida porque cuando una persona muere queda absuelta de los pecados que haya podido cometer en el presente. Por otra parte, el haber sido "justo" en  esta vida no es garantía para que al fin del Día del Juicio se reciba "vida eterna";  ni el  haber sido "injusto" en esta vida  presupone de ninguna manera el destino final. De todas maneras, el "injusto" para llegar a ser de los que hacen "cosas buenas" deberá hacer, lógicamente, un esfuerzo superior al  que haga el "justo" para al  fin estar en la misma disposición de  afrontar la prueba final cuando Satanás sea soltado. Quien supere esta última prueba  merecerá estar escrito en el Libro o rollo de  la Vida y, finalmente, tendrá como premio: la vida eterna perfecta sin pecado. Jesucristo entregará el Reino a su Dios y Padre.