domingo, 2 de marzo de 2014

TEXTOS DEL ESPÍRITU SANTO EN LAS ESCRITURAS

TEXTOS DEL ESPÍRITU SANTO EN LAS ESCRITURAS
Textos de las Sagradas Escrituras en los que se habla del Espíritu Santo (además de todos los relacionados en los demás apartados que se analizan):
"No  seréis vosotros los que  habléis,  sino el Espíritu de vuestro Padre el que hable  en vosotros" (Mt 10;20).
"Diciendo esto, sopló y les dijo: Recibid el Espíritu Santo" (Jn 20;22).
"Por eso os digo: Todo pecado y blasfemia les será perdonado a los  hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu Santo no será perdonado ni en este siglo ni en el venidero" (Mt  12;31).
"Fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas las palabras que el Espíritu Santo ponía en su boca". (Hech 2;4).
"Pues Dios  nos lo  ha revelado  por su Espíritu, que el Espíritu todo  lo escudriña, hasta las profundidades de Dios. Pues ¿qué hombre conoce  lo que en el hombre hay sino el espíritu del hombre que en él está? Así también las cosas de Dios nadie las conoce sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu de Dios, para que conozcamos los dones que Dios nos ha concedido." (1Cor 2;10-12)
"Nadie puede decir: "¡Jesús es Señor!" sino por influjo del Espíritu Santo" (1 Cor 12, 3).
"Respondió Jesús:  En verdad en verdad  te digo que quien no naciere del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de los cielos" (Jn 3;5)
"...¡cuánto más  la sangre de Cristo, que por el Espíritu eterno a sí mismo se ofreció inmaculado a Dios, limpiará nuestra conciencia de las obras muertas para servir al Dios vivo!" (Heb 9;14)
"David, inspirado por el Espíritu Santo, dice:" Dijo el Señor a mi Señor" (Mt 22;43,44).
“El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra” (El poder del Altísimo se equipara con el del Espíritu Santo) (Lc 1;35)
"Pues debeis ante todo saber que  ninguna profecía de la Escritura es de privada interpretación, porque la profecía no ha sido en los tiempos pasados proferida por humana voluntad, antes bien, movidos del Espíritu Santo, hablaron los hombres de Dios" (2 Pe 1;20)
"Cuando  empero  venga  el  Espíritu  de  Verdad,  él  os enseñará la verdad total" (Jn 16;13)
"...mientras celebraban la liturgia en honor  del  Señor  y  guardaban  los ayunos.  dijo  el  Espíritu  Santo: Segregadme a  Bernabé y  a Saulo para  la obra a  que los  llamo." (Hech 13;2-4)
"...Dijo el  Espíritu a Felipe: Acércate  y llegate a este  coche" (Hech 8;29)
"...Meditando Pedro  sobre la visión,  le dijo  el Espíritu :  Ahí están unos hombres que te buscan..." (Hech 10;19)
"...Porque  ha parecido  al Espíritu  Santo  y a  nosotros no  imponeros ninguna otra carga más que estas necesarias" (Hech 15;28)
"...Atravesada la Frigia y el  país de  Galacia, el Espíritu  Santo les prohibió predicar  en Asia.  Llegaron  a Misia e intentaron  dirigirse a Bitinia,  más tampoco  se lo  permitió  el Espíritu  de Jesús..."  (Hech 16;6-7)
"...Ahora encadenado por el Espíritu,  voy hacia Jerusalén, sin saber lo que allí me  sucederá, sino que en todas las  ciudades el Espíritu Santo me advierte, diciendo que me esperan cadenas y tribulaciones..." (Hech 20;23)
"Y el mismo Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza, porque nosotros no  sabemos pedir lo que nos conviene; mas el mismo Espíritu aboga por nosotros con gemidos inefables, y el que escudriña los  corazones conoce  cuál es el  deseo del  Espíritu, porque intercede por los santos según Dios." (Rom 8;26,27)
Comparemos ahora dos pasajes bíblicos, uno del Nuevo Testamento (Hech 28;24-28) y otro del Antiguo (Is 6;8-10), lo que nos permitirá asomarnos a la existencia y a la divinidad de la tercera persona de la Santísima Trinidad:
Unos se convencían con sus palabras, pero otros se resistían a creer,y mientras ellos se retiraban sin haberse puesto de acuerdo, Pablo dijo esta sola frase: “Son muy ciertas las palabras que el Espíritu Santo dijo a los padres de ustedes, por medio del profeta Isaías: "Ve a decir a este pueblo: Por más que oigan no comprenderán, por más que vean, no conocerán. Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, se taparon los oídos y cerraron los ojos, por temor de que sus ojos vean, que sus oídos oigan, que su corazón comprenda, que se conviertan, y que yo los cure". Sepan entonces que esa salvación de Dios va a ser anunciada a los paganos. Ellos sí que la escucharán’” (Hech 28;24-28).
Y oí la voz del Señor que decía: «¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?» Y respondí: «Aquí me tienes, mándame a mí.» El me dijo: «Ve y dile a este pueblo: Por más que ustedes escuchen, no entenderán; por más que ustedes miren, nunca ven.» ¡Puedes ir! Se pondrá más pesado el corazón de este pueblo, se volverán sordos sus oídos y se les pegarán sus ojos. ¿Acaso se atreverían a ver con sus ojos, y a oír sus oídos, para que comprenda su corazón, y se conviertan y recuperen la salud?» (Is 6;8-10).
Como puede verse, en estos dos textos que hemos comparado, se identifica al Espíritu Santo con el Señor Dios que se manifestó al profeta Isaías.
En el Antiguo Testamento:
(Gn 1;2)  (Sl 50;13) (Sl  103;30) (Sb 1;7)  (Is 11;1,2) (Is  61;1,2) (Is 63;10) Estos y  parecidos textos no se refieren  propiamente al Espíritu Santo como  persona, sino a una  virtud divina que confiere  la vida, la fortaleza y  que ilumina  e impulsa el  bien.  Sólo a  la luz  del Nuevo Testamento,  los Santos  Padres y  la Liturgia  aplican muchos  de estos pasajes a la persona del Espíritu Santo.
Algunos  creyeron ver  una clara  alusión al  misterio trinitario  en el famoso trisagio de Isaías: "¡Santo, Santo, Santo, Yavé Sabaot!  ¡Está la tierra toda llena de su gloria!" (Is 6;3)
Pero es muy frecuente en el Antiguo Testamento triplicar una expresión para  aumentar su  fuerza o expresar simplemente  el superlativo  de la misma.
En el libro  de la Sabiduría se  nombran junto a Yavé su  sabiduría y su espíritu  santo: "¿Quién  conoció  tu  consejo si  tú  no  le diste  la sabiduría y enviaste de lo alto tu espíritu santo?" (Sb 9;17)
Pero esta sabiduría y este espíritu santo  no aparecen  como personas propiamente dichas junto a Yavé, sino como  potencias o  actividades divinas.