Análisis
El cómputo inclusivo
Indudablemente, en la Biblia, la forma usual de contar
intervalos de tiempo es el cómputo inclusivo. Es decir, contar los días, años,
etc. incompletos al principio y al fin de un período como si hubieran sido
unidades completas.
El ejemplo clásico es el del período de los tres días
de Cristo en la tumba, desde el viernes de tarde hasta el domingo de mañana
(ver "al tercer día", "en tres días" y "después de
tres días", expresiones todas usadas como equivalentes para el mismo
período por el mismo escritor: Mateo 17:23; 27:40, 63).
El ejemplo más claro del Antiguo Testamento está en 2
Reyes 18:9, 10, donde "al cabo de tres años" es lo que nosotros
computaríamos como un intervalo de dos años.
Sin embargo, esta costumbre aparece también en los
libros de Moisés.
José puso a sus hermanos "en la cárcel por tres
días", pero no tres días completos, pues "al tercer día" dejó
preso a Simeón y dejó que se fueran los otros (Gén. 42:17-19); y "el
segundo año" después del éxodo (Núm. 9:1) significa en realidad el año
inmediatamente siguiente; el primer año fue el año en que comenzó el período.
Por fuentes documentales es claro que no sólo los judíos sino también otros
pueblos antiguos empleaban el cómputo inclusivo, contando el comienzo y el fin
de un período.
Encontramos que los griegos llamaban a la olimpíada de
4 años - el lapso entre dos juegos olímpicos - un péntaeteris, o "período
de 5 años", y los romanos se referían al solsticio de invierno (entonces
el 25 de diciembre) como "el octavo día antes" del 1º de enero: el 8º
incluía tanto al 25º como al 1º.
Aun en tiempos posteriores encontramos, en el habla
común, una forma menos exacta de calcular, aunque en un cálculo matemático el
tiempo transcurrido se computaría exactamente.
Los años se cuentan según el cómputo inclusivo
Como ya se ha señalado, el método de computar el
tiempo comúnmente usado en la Biblia parece haber sido el
cómputo inclusivo, es decir, se
contaba tanto la primera unidad de tiempo como la última al calcular la
duración de un intervalo.
Este método también era corriente en otras naciones de
la antigüedad, según lo atestiguan sin lugar a duda ciertos documentos.
Una inscripción egipcia registra la muerte de una
sacerdotisa el 4.º día del 12.º mes y dice que su sucesora había llegado el día
15.º "cuando habían pasado doce días". Hoy diríamos que al haber
transcurrido 12 días a partir del 4.º, la fecha sería el 16.º día.
Los griegos siguieron también el mismo método
inclusivo: llamaban pentaêteris (período de cinco años) a la olimpíada, o sea el
período de cuatro años que transcurría entre los juegos olímpicos. También
usaban otros términos numéricos semejantes.
Lo habitual entre los romanos era también el cómputo
inclusivo. Teníannundinae (de nonus, noveno), o días de mercado cada noveno día, según el cómputo
inclusivo, pero en realidad al octavo día, según lo indican los antiguos
almanaques, donde los días llevaban los nombres de las letras de la A hasta la
H.
Por supuesto, los matemáticos y los astrónomos se daban cuenta de que esta
forma de computar era matemáticamente inexacta, pero persistió su empleo
habitual y aún hoy se la usa en el Oriente.
En el Occidente el idioma ha preservado algunos
vestigios de este sistema: la frase "ocho días" para referirse a una
semana, el término católico "octava" de una fiesta, que cae el mismo
día una semana después de la primera festividad, los intervalos musicales tales
como octava, tercera, quinta, etc., aun el término médico "fiebre
terciana", que indica una fiebre que se repite día por medio.
No debería pues sorprendernos encontrar en la Biblia el método inclusivo de
computar el tiempo.
La más clara demostración de esto es un doble sincronismo
en 2 Reyes 18: 9, 10.
"En el cuarto año del rey Ezequías, que era el año séptimo de Oseas
hijo de Ela, rey de Israel, subió Salmanasar rey de los asirios contra Samaria,
y la sitió, y la tomaron al cabo de tres años. En el año sexto de Ezequías, el
cual era el año noveno de Oseas rey de Israel, fue tomada Samaria".
El sitio de Samaria duró desde el cuarto hasta el
sexto año de Ezequías, años que correspondieron con el séptimo y noveno años de
Oseas, respectivamente. Sin embargo, se dice que la ciudad fue tomada "al
cabo de tres años". Según el uso moderno, hablaríamos de dos años,
restando un número del otro. Evidentemente el autor bíblico hizo el cómputo en
forma inclusivo, contando como tres años, el cuarto, quinto y sexto años.
Un niño hebreo era circuncidado a la "edad de ocho días" (Génesis 17:
12), es decir, "al octavo día" (Levítico 12: 3).
Lucas habla de la circuncisión "al octavo
día" o "cumplidos los ocho días" (Lucas 1: 59; 2: 21).
Evidentemente esto no significaba que debían pasar
ocho días completos desde el nacimiento hasta que se circuncidase al niño, sino
que se hacía un cómputo inclusivo.
Jeroboam II, rey de Israel, sucedió a su padre Joás en el 15.º año de Amasías,
rey de Judá (2 Reyes 14: 23), y Amasías "vivió después de la muerte de
Joás ... de Israel, quince años" (2 Reyes 14: 17). El lector moderno haría
una suma mental de 15 más 15 para llegar al 30.º año de Amasías, pero Amasías
sólo reinó 29 años (vers. 2). La explicación lógica está en el cómputo
inclusivo, puesto que contando en esa forma, 15 años, a partir del 15.º llevan
al 29.º, año en que evidentemente murió.
Hay otros ejemplos:
Después de la muerte de Salomón, cuando se pidió a
Roboam que disminuyera el yugo sobre los israelitas, les dijo que partieran
para volver "de aquí a tres días" (1 Reyes 12: 5; 2 Crónicas 10: 5).
Volvieron "al tercer día ... según el rey lo había mandado, diciendo:
Volved a mí al tercer día" (1 Reyes 12: 12; cf. 2 Crónicas 10: 12).
Ester pidió a los judíos de Susa que ayunasen e
implícitamente que orasen por ella por espacio de "tres días, noche y
día", antes de que se presentara ante el rey sin ser llamada. Luego se
dice que "al tercer día" entró a ver al rey (Ester 4: 16; 5: 1).
Evidentemente un período de "tres días" finalizaba al tercer día, no
cuando se hubiesen completado los tres días, como nosotros lo computaríamos.
Todo esto ayuda a explicar la supuesta dificultad que surge de los tres días
que median entre la crucifixión y la resurrección de Jesús. Los textos dicen
así:
"En 3 días" - Mateo 26:61; 27:40; Marcos 14:58;
Juan 2:19-21.
"Después de 3 días" - Mateo 27:63; Marcos 8:31.
"3 días y 3 noches" - Mateo 12:40.
"Tercer día" -
Mateo 16:21; 17:23; 20:19; 27:64; Marcos 9:31; 10:34; Lucas 9:22; 24:7, 21, 46.
Por estos textos resulta evidente que las cuatro expresiones son equivalentes.
Mateo usa las cuatro formas para referirse al mismo período. El intervalo del
viernes de tarde al domingo por la mañana consta de tres días, según el cómputo
inclusivo. Puesto que es claro que este sistema de computar el tiempo era común
en los tiempos bíblicos y muy difundido en muchos países, es inútil afirmar que
se trataba de un período de tres días completos, o sea de 72 horas, según la
forma de pensar a la manera occidental. Eso sería violar tanto la práctica
histórica como la declaración bíblica, y crearía una dificultad que no
existiría si se tomase en cuenta la forma común de hablar y los ejemplos
bíblicos.