jueves, 10 de abril de 2014

LA DEVASTACIÓN (o desolación) DE LA TIERRA DE JUDÁ

s/TJ:

Los TJ traducen (Jer 25;11) (TNM): “( ... ). Y toda esta tierra tiene que llegar a ser un lugar devastado”. Después, interpretan esa “devastación” como un período de tiempo durante el cual no hubo en Judá habitantes ni animales domésticos, y aplican los setenta años de la profecía a ese período.

Análisis:


Los TJ nos afirman que esa “devastación” se cumplió mientras la tierra estuvo sin hombres ni animales domésticos; si eso fuera así, ¿cómo se hubiera cumplido la devastación si los últimos habitantes de Judá se hubiesen quedado en su tierra (según la voluntad de Jehová) sin irse a Egipto, y Jehová les hubiera prosperado en Judá según se lo prometía? Es evidente que, si la devastación consiste en que la tierra de Judá se tenía que quedar sin habitantes, Jehová se estaba contradiciendo al ordenar, a los últimos habitantes de Judá, que no se fueran a Egipto; porque, si no se iban, no podía haber devastación, es decir, si, para que hubiera devastación, no tenía que quedar nadie en la tierra de Judá, ¿por qué les dice que se queden en ella?
Veamos lo que significa, según la RAE la palabra “devastación” (o “desolación”)

“Devastación” =  Acción y efecto de devastar.” “Devastar = Destruir un territorio, arrasando sus edificios y asolando sus campos ( ... )”.

“Desolación” = Acción y efecto de desolar(…).  “Desolar” = Destruir, arrasar. ( ... )”.       

Evidentemente, la “devastación” ordenada por Jehová significa que el país de Judá sería destruido y arruinado; pero no que tuviera que quedar sin ningún habitante ni animales domésticos, pues Jehová no quería que Judá llegara a quedar sin ningún habitante, y, si después quedó así durante varios años, eso fue porque los últimos habitantes de Judá desobedecieron a Jehová y se fueron a Egipto; y, por haberle desobedecido, Jehová les hizo volver de Egipto para que fueran llevados cautivos por desobedientes. Entonces es cuando Judá llegó a quedar sin ningún habitante, cosa que no hubiera sido necesaria para que igualmente se cumpliera la profecía de Jeremías.

¿Cómo se cumplió esa profecía de la devastación de Judá.?

Evidentemente, la “devastación” de Jerusalén y Judá, en el sentido de ser todo destruido, empezó el año 586, que era el año 11 del reinado de Sedecías, y el año 19 del reinado de Nabucodonosor.

El año 536, como se demostrará más adelante, Ciro dio el edicto de libertad a los judíos autorizándoles para reconstruir el templo de Jerusalén (Esd. 1;1-3). Pero los enemigos de los judíos no les dejaron terminar dicha obra, la cual quedó interrumpida hasta el año segundo de Darío (Esd. 4;4,5,24). En el año segundo de Darío se reanudó dicha obra por un nuevo decreto que este rey dio al efecto (Esd 6;1-12). De esa forma el templo quedó terminado el año sexto de dicho rey Darío, y fue dedicado a Dios en esa fecha, en cuyo momento se reanudó el culto de adoración a Jehová en su templo recién construido (Esd. 6;13-18).

La Historia nos dice que Darío empezó a reinar  en el año 521. Los Testigos de Jehová están de acuerdo con esta fecha: “( ... ). Reinó (Gomata) por menos de ocho meses, y fue muerto por el primer rey persa llamado Darío, que así llegó a ser rey en 521 aC”. (Hágase tu voluntad… , pág 127)).
Por consiguiente, la fecha del año sexto de Darío viene a ser el 516/515; por lo tanto, unos historiadores sitúan la fecha de la terminación del, templo y su dedicación en el año 515, mientras que otros la fijan en el 516. Los TJ. están de acuerdo con esta última fecha del año 516: “( ... ). Con estímulo continuo de los profetas de Jehová, los edificadores completan el templo en menos de cinco años. Esto es en el mes de Adar del sexto año de Darío o cerca de la primavera de 516 a. de la E.C. y toda la construcción ha tomado casi veinte años. (Esd. 6:14,15). La casa de Dios se inaugura ahora con gran gozo y con sacrificios apropiados. ( ... )” (Toda Escritura… pág 86) (Hágase tu voluntad… pág 81)

Evidentemente, la devastación o desolación del templo (desde que fue destruido el año 586 hasta que se dedicó a Jehová de nuevo en 516) duró setenta años justos, durante los cuales no se adoró a Jehová en él.

Pero, con la reconstrucción del templo, no terminó la devastación de Jerusalén, ya que, en el año 20 del reinado del rey Artajerjes, la ciudad de Jerusalén estaba todavía “en ruinas”, y este rey dio un permiso a Nehemías para ir a Jerusalén y acabar la obra (Neh. 2;3).

Teniendo en cuenta que Artajerjes reinó desde el año 465 al 424, el año 20 de su reinado corresponde al año 445 ó 444 aC, según se calcule por el calendario judío, o el calendario caldeo, y según se tenga en cuenta o no el año ascensional. Calculándolo por el calendario hebreo y teniendo en cuenta el año ascensional resulta ser el año 444.

Por tanto, en el año 445/444 todavía no había terminado la devastación de Jerusalén. Así que esas ruinas que quedaban todavía en Jerusalén llevaban ya en ese estado devastación unos ciento cuarenta y dos años (desde el 586 hasta el 444).

En consecuencia, la devastación del templo duró setenta años justos, pero la devastación de Judá en lo más importante del país (que era Jerusalén) duró más de setenta años. Por tanto, sería un error aplicar los setenta años de (Jer 25;11) a la devastación del país de Judá; porque, en este caso, la profecía habría fallado, ya que, cómo hemos visto  parte de esa devastación duró más de setenta años. Y, si esa devastación se quiere aplicar al período que Judá quedó sin ningún habitante ni animales, resulta que ese período fue de 46 años, del 536 al 582 (586 – 4).

s/TJ:

Que los judíos en tiempos antiguos entendieron que los setenta años eran literales y que abarcaron la total devastación de la tierra se hace patente en las obras de Josefo, un historiador judío. En sus Antigüedades judaicas, Libro X, cap. 9, párr. 7, él cuenta que "toda Judea y Jerusalén, y el templo, continuaron siendo un desierto por setenta años." Cuando los israelitas pudieron volver a Judá y Jerusalén, esa desolación terminó.

Análisis:


Por lo que se refiere a la cita de Josefo, Antigüedades judaicas, libro X, cap. 9, se puede ver la aclaración del mismo Josefo en su obra “Contra Apión", capítulos 19-21, en la que Josefo reconoce que en las Escrituras está escrito, y es verdad -puntualiza-, que “el templo de Jerusalén desapareció durante 50 años”. (Se refiere al tiempo pasado entre la desolación de la ciudad y el tiempo de Ciro, según se ve en el capítulo 19, párrafo 132)