jueves, 24 de abril de 2014

TIEMPOS SEÑALADOS DE LAS NACIONES O TIEMPO DE LOS GENTILES

s/TJ:

Después de hablar de la destrucción que le sobrevendría a la ciudad de Jerusalén, Jesús dijo: “Y Jerusalén será hollada por las naciones, hasta que se cumplan los “tiempos señalados de las naciones” (los tiempos de los gentiles” s/(Lc 21:24).
El período indicado por la expresión “tiempos señalados de las naciones” (gr. kai·rói e·thnn) ha dado origen a considerable discusión en cuanto a su significado e implicaciones.

Significado de “tiempos señalados”. 

La expresión “tiempos señalados” que se usa aquí se deriva de la palabra griega kai·rós (plural, kai·rói), que, según el Diccionario expositivo de Palabras del Nuevo Testamento (de W. E. Vine, vol. 4, pág. 153), “significaba un período fijo o definido, una sazón, en ocasiones un tiempo oportuno o en sazón”. La obra de Liddell y Scott Greek-English Lexicon (1968, pág. 859) la define como un “tiempo exacto o crítico”. Por lo tanto, kai·rós se usa para referirse a la “época” de la siega, la “época” de los frutos y “la época” de los higos (Mt 13:30; 21:34; Mr 11:13); el “tiempo apropiado” o ‘el debido tiempo’ para dar alimento (Mt 24:45; Lc 12:42); “el tiempo señalado” para el comienzo del ministerio de Jesús y el período de oportunidad que este brindó (Mr 1:15; Mt 16:3; Lu 12:56; 19:44), y el “tiempo señalado” para su muerte. (Mt 26:18.) Ciertos demonios que estaban a punto de ser expulsados de un hombre gritaron a Jesús: “¿Viniste aquí a atormentarnos antes del tiempo señalado?”. (Mt 8:29.)

Kai·rós también se emplea con respecto a ocasiones futuras en el horario de Dios, particularmente en relación con la presencia de Cristo y su Reino. (Hch 1:7; 3:19; 1Te 5:1.) Por ello, el apóstol Pablo habla del “secreto sagrado” que Dios reveló “para una administración al límite cabal de los tiempos señalados [kai·rn], a saber: reunir todas las cosas de nuevo en el Cristo, las cosas en los cielos y las cosas en la tierra”. (Ef 1:9, 10.) En vista del significado de la palabra kai·rós según se emplea en el texto bíblico, es lógico concluir que la expresión “los tiempos señalados de las naciones” no se refiere a algo vago o indefinido, sino, más bien, a un “período fijo o definido”, un “tiempo exacto o crítico”, con un comienzo y un fin determinados.

“Las naciones” y “Jerusalén”. 

El significado de las palabras de Jesús está ligado necesariamente a la ‘holladura de Jerusalén’, que, según dijo, continuaría hasta que se cumplieran los “tiempos señalados de las naciones”. El término “naciones”, o “gentiles”, es la traducción de la palabra griega é·thnē, que significa “naciones” y que los escritores de la Biblia utilizaron para referirse específicamente a las naciones no judías. Por esa razón, hay quien ha entendido que la profecía aplica al período durante el cual Jerusalén se hallaría bajo dominación gentil.

Si bien la ciudad literal de Jerusalén estaba implicada en la profecía de Jesús sobre la destrucción que debía venir y vino sobre aquella ciudad cuando los romanos la arrasaron en 70 dC, sus palabras acerca de  “los tiempos señalados de las naciones” proyectaban la profecía mucho más allá en el tiempo, y así lo han entendido varios comentaristas. Por ejemplo, la afamada obra Commentary, de F. C. Cook, dice que Lucas 21:24 “sirve para separar la parte estrictamente escatológica de la gran profecía [es decir, la que tiene que ver con los últimos días] de la parte que se refiere a la destrucción de Jerusalén propiamente dicha”. Por lo tanto, es esencial determinar el significado que se atribuye a “Jerusalén” en las Escrituras inspiradas a fin de averiguar si “los tiempos señalados de las naciones” tienen que ver únicamente con la ciudad literal de Jerusalén o están relacionados con algo diferente y de mayor trascendencia.

Jerusalén era la capital de la nación de Israel; se decía que sus reyes —pertenecientes a la línea de David— ‘se sentaban sobre el trono de Jehová’. (1Cr 29:23.) Como tal, Jerusalén representaba el asiento del gobierno constituido divinamente o el reino típico de Dios ejercido por medio de la casa de David. Con su monte Sión, era “el pueblo del gran Rey”. (Sl 48:1, 2.) En consecuencia, Jerusalén pasó a representar el reino de la dinastía del rey David, del mismo modo que Washington, Londres, París o Moscú representan los gobiernos de naciones actuales, y por esos nombres se hace referencia a ellos en los comunicados oficiales. Después de que los babilonios ‘hollaron’ Jerusalén, llevándose a su rey al destierro y dejando la tierra desolada, ningún miembro de la dinastía davídica volvió a reinar en la Jerusalén terrestre. Pero las Escrituras muestran que Jesús, el Mesías, nacido en la línea de David, gobernaría desde el monte Sión, o Jerusalén, celestial. (Sl 2:6, 7; Heb 5:5; Rev 14:1, 3.) (“Perspicacia”, vol 2, pág 1117-1121)

Análisis:


Todo este largo escrito de los TJ, podemos resumirlo en este otro también de los TJ: "El 'Tiempo señalado de las naciones' o 'Tiempo de los gentiles' se corresponde con el período  en el cual no habría  ningún gobierno representativo de Jehová en manos de la línea real del rey David que estorbara la dominación de la Tierra por los gentiles. Empezó en 607 aC, cuando Jerusalén la capital de gobierno representativo de Dios en la Tierra, fue destruida por el rey de Babilonia. Este período habría de durar siete tiempos simbólicos. Terminó, pues en el otoño de 1914 dC, dando paso al "Tiempo del fin". (La Atalaya de 15/9/1967, pág 549)

Así, pues, siempre según los TJ, desde David hasta la destrucción de Jerusalén los reyes  de Israel que gobernaban en esta ciudad eran  representativos de Dios en la Tierra.  Ya que los TJ enseñan que en 607 aC fue destruida Jerusalén  por Babilonia a causa de la corrupción, la capital paso a manos de gobiernos gentiles que a partir de entonces dominaron la Tierra sin que ningún otro gobierno representativo de Dios se interpusiera en dicho dominio. Este período de dominio gentil al que Jesucristo se refirió con la expresión "los Tiempos señalados de las naciones" o "Tiempos de los gentiles", habría de durar siete tiempos simbólicos según (Dn 4) equivalente a 2.520 años, o sea, hasta 1914 dC, entrando entonces en otra época de la humanidad que los TJ determinan con al expresión "Tiempo del fin".