lunes, 12 de mayo de 2014

QUÉ ES BABILONIA LA GRANDE ¿LOS TJ SON UNA RELIGIÓN?

QUÉ ES BABILONIA LA GRANDE ¿LOS TJ SON UNA RELIGIÓN?

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¿Qué es Babilonia la Grande? Es el sistema religioso mundial que lleva el sello distintivo de la antigua Babilonia (Revelación, capítulos 17, 18). Analicemos algunas similitudes entre ambas:
• La clase sacerdotal de la Babilonia antigua participaba activamente en la política nacional. Así sucede hoy día en muchas religiones.
• Los sacerdotes babilonios a menudo fomentaban la guerra. En nuestro tiempo, los ministros religiosos han sido muchas veces los primeros en apoyar a las tropas en los conflictos bélicos.
• Las enseñanzas y prácticas de la antigua Babilonia la convirtieron en una nación sumamente inmoral. Los guías religiosos de hoy día pasan por alto las normas morales de la Biblia; en consecuencia, se observa una inmoralidad desenfrenada tanto entre el clero como entre los laicos. Además, conviene destacar que en Revelación se califica a Babilonia la Grande de ramera, debido a que se prostituye al ponerse al servicio del mundo y su sistema político.
• Las Escrituras indican también que Babilonia la Grande vive “en lujo desvergonzado”. En la antigua nación, los templos poseían grandes extensiones de terreno, y los sacerdotes mantenían una destacada actividad comercial. Hoy día, además de los lugares de culto, Babilonia la Grande es dueña de un verdadero imperio comercial. Sus doctrinas y festividades les proporcionan grandes ganancias tanto a ella como al mundo de los negocios.
• Las imágenes, la magia y la brujería eran comunes en la Babilonia antigua; hoy día son igual de habituales. La muerte se consideraba como una transición a otra vida. Los babilonios, que levantaron multitud de templos y capillas en honor a sus deidades, estaban en contra de los siervos de Jehová. Esas mismas creencias y prácticas identifican a Babilonia la Grande.
En la antigüedad, Jehová se valió de potencias políticas y militares para castigar a quienes repetidamente se negaban a hacer su voluntad. Así, los asirios destruyeron Samaria en 740 a.E.C.; Jerusalén fue arrasada por los babilonios en 607 a.E.C. y por los romanos en 70 E.C.; a su vez, los medos y los persas conquistaron Babilonia en 539 a.E.C. La Biblia predice que los gobiernos de la actualidad se comportarán como una bestia salvaje: atacarán a “la ramera”, la desnudarán —es decir, revelarán su verdadera naturaleza— y la destruirán por completo (Revelación 17:16).

¿Será posible que los gobiernos mundiales lancen semejante ataque? Según las Escrituras, Dios pondrá “en sus corazones” la idea de hacerlo (Revelación 17:17). No será un comportamiento predecible ni gradual, sino repentino, imprevisto y desconcertante.

¿Qué debe hacer usted? Pregúntese: “¿Pertenezco aún a alguna organización religiosa manchada con enseñanzas y prácticas que la identifican con Babilonia la Grande?”. Incluso aunque no fuera así, piense en lo siguiente: “¿Me he dejado influenciar por su espíritu?”. ¿En qué consiste dicho espíritu? Se trata de una actitud en la que predomina la aceptación de valores morales degradados, el apego a los bienes materiales y a los placeres más bien que a Dios o el desprecio deliberado por las Escrituras (incluso en detalles aparentemente insignificantes). Medite antes de responder.

Para conseguir el favor de Jehová, es vital que tanto nuestros deseos como nuestros actos evidencien que no somos parte de Babilonia la Grande. No podemos demorarnos, pues la Biblia nos advierte así de su repentino fin: “Con lanzamiento veloz será arrojada abajo Babilonia la gran ciudad, y nunca volverá a ser hallada” (Revelación 18:21).

Se avecinan más cambios. En “la hora del juicio”, Jehová Dios también pedirá cuentas al sistema político mundial, a sus gobernantes y a cuantos pasen por alto el justo dominio de su Reino celestial en manos de Jesucristo (Revelación 13:1, 2; 19:19-21). En la visión profética de Daniel 2:20-45 se representa la dominación política desde los días de Babilonia hasta la actualidad mediante una gigantesca imagen hecha de oro, plata, cobre, hierro y barro. En alusión a nuestro tiempo, la profecía dijo: “El Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas”. Y la Biblia revela qué más hará este Reino durante “la hora del juicio” de Jehová: “Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos” (Daniel 2:44).


La Biblia advierte a los adoradores sinceros de Dios que no amen “las cosas que están en el mundo”, es decir, el estilo de vida que promueve este sistema de cosas alejado del Dios verdadero (1 Juan 2:15-17). ¿Muestran sus decisiones y acciones que apoya usted sin reservas el Reino de Dios? ¿Ocupa ese Reino el primer lugar en su vida? (Mateo 6:33; Juan 17:16, 17.) Todo el tema proviene ("Alerta", págs 12-15)

Análisis:

Los TJ, a lo largo de los años y a través de su “literatura”,  se declaran enemigos de todas las religiones. Veamos:

“El clero, tanto católicos como protestantes, no representa a Jehová Dios ni a Cristo, sino que representa y sirve a Satanás” (“Luz y verdad”,1933, pág. 12).

“...los guías religiosos, católicos, protestantes y judíos, están bajo la influencia y el poder de los demonios (...) Por esta razón los practicantes de la reli­gión se describen en el capítulo 18 de Apocalipsis como habitantes de Babilonia y por consiguiente, como aves sucias y aborrecibles, que ensu­cian su propio nido y todo lo que les rodea” (Religión, pág. 88).

“...esa institución religiosa [el catolicismo] es el instrumento principal que los demonios usan en la tierra para engañar a la gente y ciegamente conducirlas a la destrucción” (“Religión” pág. 100).

“...la organización de Satanás, y en particular la Cristiandad, que cons­tituye la parte principal de esa organización terrena del enemigo está ya madura y lista para la destrucción” (“Religión”, pág. 346).

“¿Y quién es el principal responsable de las presentes terribles condicio­nes? El autor de la religión, Satanás, así como los practicantes de la reli­gión, que, por consiguiente, son sus visibles agentes” (“Religión”, pág. 352).

“Babilonia es la madre de todas las religiones y el diablo es el padre de ellas” (“Enemigos”, pág. 68).

Aunque el ataque de los TJ va dirigido contra todas las reli­giones, el blanco principal es el Catolicismo, contra el cual dirigen sus dardos más ponzoñosos. Manifiestan un odio impropio de quienes afirman ser cristianos. Resulta absurdo pensar que los miles de religiosos de la cristiandad que han consagrado su vida a cuidar lepro­sos y enfermos en general, y los millones de fieles que viven entrega­dos a cumplir el Evangelio, están perdiendo el tiempo inútilmente, da­do que, como aseguran los TJ, están sirviendo al diablo. Y más absurdo resulta aún suponer que los comparativamente pocos TJ del mundo con todo su bagaje de mentiras, contradicciones y disparates, sean los que sirven al Dios Verdadero.

¿Pero no son una religión los Testigos de Jehová? Aquí se nos presenta otra vez el tema de la “Parrala”. Primero dijeron que sí, después que no, y finalmente, o mejor dicho últimamente, han vuelto a decir que sí.

Russell –el fundador de los TJ- y los suyos se consideraban una religión y ellos religiosos. Veamos: “...principio fundamental de nuestra santa religión”  (“Anuario de los TJ 1975”, pág. 38).

“Desde que el escepticismo prevalece, el mismo fundamento de la ver­dadera religión y de la verdad con frecuencia se pone en duda...” (“El plan divino de las edades”, pág. 10).

Durante por lo menos los 25 años del mandato de Rutherford, de 1917 a 1942, los TJ negaron, despreciaron y vilipendiaron la religión como siendo cosa del diablo. Ellos no se consideraban una religión.

Tanto el resto [los testigos que esperan heredar el cielo} como las otras ovejas [los testigos que esperan vivir en la tierra] reciben apropiada­mente el nombre de `cristianos' (...) Ninguno de estos practica la religión, sino que la evitan como un mortal enemigo” (“Religión”, pág 115)

Y ya nos hallamos en la época actual. ¿Cuál es su postura ante la re­ligión y las religiones? Aunque continúan en abierta oposición y des­precio a todas las religiones, con el cristianismo a la cabeza, ahora ha­cen una clara distinción entre religión falsa y verdadera. Ahora pre­gonan que existe religión falsa y religión verdadera; ellos tienen la úni­ca religión verdadera -¡faltaría más!- y todas las demás: cristianos, budistas, Islam, etc.; todas son falsas.  

“…la religión co­rrecta que queda es la de los Testigos de Jehová. No es presunción el que digamos eso (...) Después que las religiones falsas son descartadas uno debe llenarse de la religión verdadera, para su protección y salvación” (“La Atalaya”, 1955, págs. 405, 412, 413) ¡No sé por qué estas palabras me recuerdan "la parábola del fariseo y del publicano"! (Lc 18;9-14)

Dado que ahora los TJ también se con­sideran una religión, sus propias palabras, con todo lo que escribieron contra la religión, les condena, y diremos como Pilato: “Lo escrito, es­crito está” (Juan,19,21).