miércoles, 5 de noviembre de 2014

JEHOVÁ PROVEE UN RESCATE EN CAMBIO POR MUCHOS


s/TJ:

El “rescate” es la mayor dádiva divina que ha recibido la humanidad. Posibilita la liberación del pecado y la muerte (Ef 1;7). Además, es la base de la esperanza de vida eterna, sea en el cielo o en una Tierra paradisíaca (Lc 23;43) (Jn 3;16) (1Pe 1;4)… El rescate se hizo necesario a consecuencia del pecado de Adán, quien al haber desobedecido a Dios, transmitió a sus descendientes un legado de enfermedades, penas, dolores y muerte (Gn 2;17) (Rom 8;20)… La  expresión de “rescate”, la utilizó el propio Jesús cuando dijo: “El Hijo del hombre no vino para que se le ministrara, sino para ministrar y para dar su alma en rescate en cambio por muchos (Mt 20;28). (Fragmentos de “Acerquémonos a Jehová”, cap 14, pág 138-147)

Análisis:

“Por muchos”. Este beneficio de la muerte del Hijo del hombre va a aprovechar a «muchos» [pollón]. La frase literaria podría desorien­tar, como si la redención de Cristo no fuese por todos los hombres, sino sólo por algunos, aunque éstos fuesen «muchos».

En primer lugar, esta forma «muchos» es evidentemente equiva­lente a «todos» los hombres en San Pablo. En un mismo pasaje permuta, para hablar de la redención de todos los hombres, el término «muchos» con «todos» (Rom 5;15) (Rom 5;18).En efecto, cuando habla de “los que son muchos”, ese “muchos” equivale a “todos”. Si pone “muchos” no es para excluir la universalidad, sino por contraste con “uno”, y significa “todos los otros”. Así, de una manera explícita se dice en el versículo 18: “Como por la transgresión de uno solo llegó la condenación a todos, así también  por la justicia de uno solo llega a todos la justificación de vida”.

A estos razonamientos se añade que se trata de un semitismo. Esta palabra corresponde al hebreo rabbim. Y rabbim en el hebreo postbíblico no significa “muchos” pura y simplemente, sino la multitud en general, el pueblo, es decir, todos los hombres sin distinción.

Parece que esta expresión “por muchos”, los TJ la entienden de igual manera como acabamos de exponerla. Veamos la continuación del tema anterior:

s/TJ:

¿Qué es un rescate? La palabra griega utilizada en el pasaje anterior se deriva de un verbo que significa “soltar, liberar”, y designa el dinero que se pagaba a cambio de la liberación de los prisioneros de guerra. Por consiguiente, la definición esencial de rescate es “lo que se paga para recomprar algo”. En las Escrituras Hebreas, el término correspondiente (kó·fer) procede de un verbo que significa “cubrir”. Por ejemplo, cuando Noé hizo el arca, Dios le indicó que debía “cubrirla” (una forma de la misma palabra) con alquitrán (Génesis 6:14). Esta información nos permite comprender que rescatar también significa cubrir los pecados (Salmo 65:3). Es digno de mención que, según el Theological Dictionary of the New Testament, este vocablo (kó·fer) “alude siempre a un equivalente”, a una correspondencia. Así, la cubierta del arca del pacto tenía una forma que correspondía a la de la propia arca. De igual modo, para rescatar del pecado, o cubrirlo, debe pagarse un precio que corresponda plenamente al daño ocasionado por este, o lo cubra en su totalidad…

“En Adán todos están muriendo”, dijo el apóstol Pablo (1 Corintios 15:22). Por lo tanto, el rescate tenía que implicar la muerte de alguien completamente igual al primer hombre: un ser humano perfecto (Romanos 5:14). Ninguna otra criatura equilibraría la balanza de la justicia, ya que solo un ser humano sin defecto alguno, que no se hallara bajo la sentencia de muerte adánica, sería capaz de ofrecer un “rescate correspondiente por todos”, un equivalente exacto de Adán (1 Timoteo 2:6). No sería necesario que un sinnúmero de millones de seres humanos se sacrificaran en correspondencia por cada descendiente de Adán. Pablo explicó: “Por medio de un solo hombre [Adán] el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado” (Romanos 5:12). Y “dado que la muerte es mediante un hombre”, Dios procuró lo necesario para la redención de la humanidad “mediante un hombre” (1 Corintios 15:21). ¿De qué manera?

Jehová dispuso que un hombre perfecto sacrificara voluntariamente su vida.

Y así, en la primavera del año 33 E.C., Jesucristo –el Hijo Unigénito de Dios- se sometió por voluntad propia a una terrible serie de sucesos que culminaron con el pago del rescate. Permitió que lo detuvieran con cargos falsos, lo condenaran y lo clavaran a un madero de ejecución. (Fragmentos de “Acerquémonos a Jehová”, cap 14, pág 138-147)

Análisis:

En este comentario, los TJ indican clara y acertadamente que “rescate” alude “siempre a un equivalente” y explican: “Así, la cubierta del arca del pacto tenía una forma que correspondía a la de la propia arca. De igual modo, para rescatar del pecado, o cubrirlo, debe pagarse un precio que corresponda plenamente al daño ocasionado por este, o lo cubra en su totalidad…”. Y añaden: “Ninguna otra criatura equilibraría la balanza de la justicia, ya que solo un ser humano sin defecto alguno, que no se hallara bajo la sentencia de muerte adánica, sería capaz de ofrecer un “rescate correspondiente por todos”, un equivalente exacto de Adán”  Y rematan: “Dios procuró lo necesario para la redención de la humanidad”

Pero a pesar del “equivalente”, de la “totalidad”, del “por todos” y de la “humanidad”, los TJ siguen su comentario de la siguiente manera:

s/TJ:

En su carta a los colosenses, Pablo explica que Dios tuvo a bien valerse de Cristo para reconciliar consigo todas las otras cosas haciendo la paz mediante la sangre que este derramó en el madero de tormento. El apóstol señala asimismo que esta reconciliación abarca a dos grupos de personas, a saber, “las cosas en los cielos” y “las cosas sobre la tierra” (Colosenses 1:19, 20; Efesios 1:10). El primero consta de 144.000 cristianos que reciben la esperanza de servir de sacerdotes en el cielo y reinar con Jesucristo sobre la Tierra (Revelación [Apocalipsis] 5:9, 10; 7:4; 14:1-3). Mediante ellos se aplicarán los beneficios del rescate a la humanidad obediente de forma gradual, durante un período de mil años (1 Corintios 15:24-26; Revelación 20:6; 21:3, 4).

“Las cosas sobre la tierra” son las personas que se encaminan a disfrutar de vida perfecta en una Tierra paradisíaca. Revelación 7:9-17 indica que son “una gran muchedumbre” que sobrevivirá a la venidera “gran tribulación”. Pero no tienen que esperar hasta entonces para sacar provecho de la redención. Ya “han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”. Como demuestran fe en el rescate, reciben beneficios de esta amorosa disposición en la actualidad. Dios los ha declarado justos como amigos suyos (Santiago 2:23). Gracias al sacrificio de Jesús, pueden “acer[carse] con franqueza de expresión al trono de la bondad inmerecida” (Hebreos 4:14-16). Cuando cometen algún error, obtienen verdadero perdón (Efesios 1:7). Pese a ser imperfectos, disfrutan de una conciencia limpia (Hebreos 9:9; 10:22; 1 Pedro 3:21). Por consiguiente, su reconciliación con Jehová no es un suceso futuro, sino una realidad presente (2 Corintios 5:19, 20). Durante el Milenio, la totalidad de estos fieles irá siendo “libertada de la esclavitud a la corrupción” y finalmente “tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios” (Romanos 8:21). (Fragmentos de (“Acerquémonos a Jehová”, cap 14, pág 138-147)

Análisis:

Ya la reconciliación, según  los TJ, no abarca a la “humanidad” sino a la “humanidad obediente”, y por ello no a “todos” sino solo a “dos grupos de personas”: los ungidos 144.000 y la “Gran muchedumbre” que sobrevivirá a la Gran tribulación. “Estos han sido declarados “justos” y cuando cometen algún error, obtienen verdadero perdón. Pese a ser imperfectos, disfrutan de una conciencia limpia”.

Según estas explicaciones, la reconciliación por la que murió Jesucristo solo abarca a un puñado de personas. ¿Y los millones y millones que los TJ clasifican como “injustos”? ¿Jesucristo no murió por ellos? ¿Y los “impíos” que finalmente se condenarán? ¿Jesucristo tampoco murió por ellos?

O sea, que un Testigo de Jehová comete un error (o un pecado?), se arrepiente de él y Jehová lo perdona. ¿No ocurre lo mismo con un injusto o con un impío?. Si después de cometer un error o un pecado, el injusto o impío se arrepiente ¿Jehová no lo perdona? Pero no habéis escrito que “Jehová no le niega su bondad amorosa al arrepentido”?

“Como por la transgresión de uno solo llegó la condenación a todos, así también  por la justicia de uno solo llega a todos la justificación de vida” (Rom 5;18)