s/TJ:
El “rescate” es
la mayor dádiva divina que ha recibido la humanidad. Posibilita la liberación
del pecado y la muerte (Ef 1;7). Además, es la
base de la esperanza de vida eterna, sea en el cielo o en una Tierra
paradisíaca (Lc 23;43) (Jn 3;16) (1Pe 1;4)… El rescate se hizo necesario a consecuencia del pecado de Adán,
quien al haber desobedecido a Dios, transmitió a sus descendientes un legado de
enfermedades, penas, dolores y muerte (Gn 2;17) (Rom 8;20)… La expresión de “rescate”, la utilizó el propio Jesús cuando dijo: “El Hijo del hombre no vino para que se le ministrara, sino para
ministrar y para dar su alma en rescate en cambio por muchos”
(Mt 20;28). (Fragmentos de “Acerquémonos a Jehová”, cap
14, pág 138-147)
Análisis:
“Por muchos”. Este beneficio de la muerte del Hijo
del hombre va a aprovechar a
«muchos» [pollón]. La frase literaria podría desorientar, como si la redención de Cristo
no fuese por todos los hombres, sino sólo por algunos, aunque éstos fuesen «muchos».
En primer lugar, esta forma «muchos»
es evidentemente equivalente a «todos»
los hombres en San Pablo. En un mismo pasaje permuta, para hablar de la
redención de todos los hombres, el término «muchos» con «todos» (Rom 5;15) (Rom 5;18).En efecto,
cuando habla de “los que son muchos”, ese “muchos” equivale a “todos”. Si pone “muchos”
no es para excluir la universalidad, sino por contraste con “uno”, y significa “todos
los otros”. Así, de una manera explícita se dice en el versículo 18: “Como por
la transgresión de uno solo llegó la condenación a todos, así también por la justicia de uno solo llega a todos la
justificación de vida”.
A estos razonamientos se añade que se trata de un
semitismo. Esta palabra corresponde
al hebreo rabbim. Y rabbim en el hebreo postbíblico no significa “muchos” pura
y simplemente, sino la multitud en general, el pueblo, es decir, todos
los hombres sin distinción.
Parece que esta expresión “por muchos”, los TJ la
entienden de igual manera como acabamos de exponerla. Veamos la continuación
del tema anterior:
s/TJ:
¿Qué es un
rescate? La palabra griega utilizada en el pasaje anterior se deriva de un
verbo que significa “soltar, liberar”, y designa el dinero que se pagaba a
cambio de la liberación de los prisioneros de guerra. Por consiguiente, la
definición esencial de rescate es “lo que se paga para recomprar algo”.
En las Escrituras Hebreas, el término correspondiente (kó·fer) procede de un verbo que significa
“cubrir”. Por ejemplo, cuando Noé hizo el arca, Dios le indicó que debía
“cubrirla” (una forma de la misma palabra) con alquitrán (Génesis 6:14). Esta información
nos permite comprender que rescatar también significa cubrir los pecados (Salmo 65:3). Es digno de mención que, según el Theological Dictionary of the New Testament, este vocablo (kó·fer) “alude siempre a un equivalente”, a
una correspondencia. Así, la cubierta del arca del pacto tenía una forma que
correspondía a la de la propia arca. De igual modo, para rescatar del
pecado, o cubrirlo, debe pagarse un precio que corresponda plenamente al daño
ocasionado por este, o lo cubra en su totalidad…
“En Adán todos
están muriendo”, dijo el apóstol Pablo (1 Corintios 15:22). Por lo tanto, el rescate tenía que implicar la muerte de alguien
completamente igual al primer hombre: un ser humano perfecto (Romanos 5:14). Ninguna otra
criatura equilibraría la balanza de la justicia, ya que solo un ser humano sin
defecto alguno, que no se hallara bajo la sentencia de muerte adánica,
sería capaz de ofrecer un “rescate correspondiente por todos”, un equivalente
exacto de Adán (1 Timoteo 2:6). No sería necesario que un sinnúmero de millones de seres
humanos se sacrificaran en correspondencia por cada descendiente de Adán. Pablo
explicó: “Por medio de un solo hombre [Adán] el pecado entró en el mundo, y
la muerte mediante el pecado” (Romanos 5:12). Y “dado
que la muerte es mediante un hombre”, Dios procuró lo necesario para la
redención de la humanidad “mediante un hombre” (1 Corintios 15:21). ¿De qué manera?
Jehová dispuso
que un hombre perfecto sacrificara voluntariamente su vida.
Y así, en la
primavera del año 33 E.C., Jesucristo –el Hijo Unigénito de Dios- se sometió
por voluntad propia a una terrible serie de sucesos que culminaron con el pago
del rescate. Permitió que lo detuvieran con cargos falsos, lo condenaran y lo
clavaran a un madero de ejecución. (Fragmentos
de “Acerquémonos a Jehová”, cap 14, pág 138-147)
Análisis:
En este comentario, los TJ
indican clara y acertadamente que “rescate”
alude “siempre a un equivalente” y explican:
“Así, la cubierta del arca del pacto tenía una forma que correspondía a la de
la propia arca. De igual modo, para rescatar del pecado, o cubrirlo, debe
pagarse un precio que corresponda plenamente al daño ocasionado por este, o lo cubra
en su totalidad…”. Y añaden: “Ninguna
otra criatura equilibraría la balanza de la justicia, ya que solo un ser humano
sin defecto alguno, que no se hallara bajo la sentencia de muerte adánica,
sería capaz de ofrecer un “rescate
correspondiente por todos”, un equivalente exacto de Adán” Y rematan: “Dios procuró lo necesario para la redención de la humanidad”
Pero a pesar del “equivalente”,
de la “totalidad”, del “por todos” y de la “humanidad”, los TJ siguen su
comentario de la siguiente manera:
s/TJ:
En su carta a
los colosenses, Pablo explica que Dios tuvo a bien valerse de Cristo para
reconciliar consigo todas las otras cosas haciendo la paz mediante la sangre
que este derramó en el madero de tormento. El apóstol señala asimismo que
esta reconciliación abarca a dos grupos de personas, a saber, “las cosas en los
cielos” y “las cosas sobre la tierra” (Colosenses 1:19, 20; Efesios 1:10). El primero consta de 144.000 cristianos que reciben la
esperanza de servir de sacerdotes en el cielo y reinar con Jesucristo sobre la
Tierra (Revelación [Apocalipsis] 5:9, 10; 7:4; 14:1-3). Mediante
ellos se aplicarán los beneficios del rescate a la humanidad obediente de forma
gradual, durante un período de mil años (1 Corintios 15:24-26; Revelación 20:6; 21:3, 4).
“Las cosas sobre
la tierra” son las personas que se encaminan a disfrutar de vida perfecta en una
Tierra paradisíaca. Revelación 7:9-17 indica que son “una gran muchedumbre” que sobrevivirá a la venidera
“gran tribulación”. Pero no tienen que esperar hasta entonces para sacar provecho
de la redención. Ya “han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la
sangre del Cordero”. Como demuestran fe en el rescate, reciben beneficios de
esta amorosa disposición en la
actualidad. Dios los ha declarado justos como amigos suyos (Santiago 2:23). Gracias al
sacrificio de Jesús, pueden “acer[carse] con franqueza de expresión al trono de
la bondad inmerecida” (Hebreos 4:14-16). Cuando
cometen algún error, obtienen verdadero perdón (Efesios 1:7). Pese a ser
imperfectos, disfrutan de una conciencia limpia (Hebreos 9:9; 10:22; 1 Pedro 3:21). Por consiguiente, su reconciliación con Jehová no es un
suceso futuro, sino una realidad presente (2 Corintios 5:19, 20). Durante el Milenio, la totalidad de estos fieles irá siendo
“libertada de la esclavitud a la corrupción” y finalmente “tendrá la gloriosa
libertad de los hijos de Dios” (Romanos 8:21). (Fragmentos de (“Acerquémonos
a Jehová”, cap 14, pág 138-147)
Análisis:
Ya la reconciliación, según los TJ, no abarca a la “humanidad” sino a la “humanidad
obediente”, y por ello no a “todos” sino solo a “dos grupos de personas”: los
ungidos 144.000 y la “Gran muchedumbre” que sobrevivirá a la Gran tribulación. “Estos han sido declarados “justos” y cuando
cometen algún error, obtienen verdadero perdón. Pese a ser imperfectos,
disfrutan de una conciencia limpia”.
Según estas explicaciones,
la reconciliación por la que murió Jesucristo solo abarca a un puñado de
personas. ¿Y los millones y millones que los TJ clasifican como “injustos”? ¿Jesucristo
no murió por ellos? ¿Y los “impíos” que finalmente se condenarán? ¿Jesucristo
tampoco murió por ellos?
O sea, que un Testigo de
Jehová comete un error (o un pecado?), se arrepiente de él y Jehová lo perdona.
¿No ocurre lo mismo con un injusto o con un impío?. Si después de cometer un error
o un pecado, el injusto o impío se arrepiente ¿Jehová no lo perdona? Pero no
habéis escrito que “Jehová no le niega su bondad amorosa al arrepentido”?
“Como por la transgresión de uno
solo llegó la condenación a todos, así también
por la justicia de uno solo llega a todos la justificación de vida” (Rom
5;18)