martes, 21 de abril de 2020

JEHOVÁ NO NOS HA HECHO PARA QUE VIVAMOS SOLO UNOS AÑOS EN LA TIERRA

s/TJ:
Desde el principio de los tiempos, la humanidad ha soñado con lo maravilloso que sería vivir eternamente joven… El deseo de vivir sin morir es intenso y es compartido por todos. La Biblia nos dice que ese deseo fue plantado por Dios en nuestros corazones, junto con el deseo de comprender la eternidad (Eclesiastés 3:11). ¿Sería razonable que un Dios que nos ama pusiera en nosotros un deseo imposible de satisfacer? Si su respuesta es no, está en lo correcto. La Palabra de Dios dice que la muerte es un enemigo y promete que será “reducida a nada” (1 Corintios 15:26).
Que la muerte es un enemigo, de eso no hay duda. Ninguna persona en su sano juicio la desea. Al contrario, en cuanto vemos acercarse un peligro, tratamos de huir a toda costa. Y cuando enfermamos, buscamos atención médica. Hacemos lo imposible por evitar las cosas que podrían quitarnos la vida.
¿De verdad es posible que este enemigo de tantos milenios desaparezca? Sí, lo es. Jehová, nuestro Creador, no nos hizo para vivir unos cuantos años. La muerte no era parte de su idea original. Él tenía la intención de que viviéramos para siempre en la Tierra, y lo que él se propone, lo cumple (Isaías 55:11). (La Atalaya 1/3/2015, pág 3)

s/ Análisis:
En este punto es necesario insistir en que uno de los principales temas doctrinales de los TJ, enseña que el propósito de Dios al poner al hombre sobre la tierra, fue que éste viviera para siempre sobre ella, convertida en un paraíso, y que a pesar de que el hombre pecó desobedeciendo a su creador, Dios mantiene su propósito original, por lo que ha enviado a su Hijo para “restaurar” todas las cosas, es decir, ofrecer la esperanza de vivir eternamente sobre la tierra y establecer sobre ella un paraíso.

La base principal de esta doctrina, está fundamentada en el relato del Génesis y en especial en las palabras de bendición de Dios al primer hombre y a la primera mujer, cuando les dijo: ‘Procread y multiplicaos y henchid la tierra; sometedla y dominad sobre los peces del mar, sobre la aves del cielo y sobre los ganados y sobre cuanto vive y se mueve sobre la tierra” (Gn 1;28).

Para los TJ, en estas palabras se resume el mencionado propósito original de Dios, y en ellas establecen diversas premisas: 1ª) que era intención de Jehová el poblar la tierra hasta que estuviera 'llena' con seres humanos perfectos, 2ª) que era intención de Jehová que ellos extendieran por toda la Tierra el Paraíso, con dominio pleno sobre la Tierra y los animales, y 3ª) que era propósito de Jehová que el ser humano viviera para siempre en esa situación, siempre respetando las normas impuestas por Dios, en este caso concreto, no comer de cierto fruto.

En realidad, deducir todo esto de (Gn 1;28) es bastante especulativo, pues no existen palabras concretas de parte de Dios, dirigidas al primer hombre y la primera mujer, que establezcan todo este conjunto de creencias que hemos leído de los párrafos anteriores. No existe una declaración formal de que esas palabras encierren el "propósito original de Dios", y que éste sea el motivo principal por parte de Dios, de haber puesto sobre la Tierra al hombre. Sólo son deducciones especulativas.

Buena prueba de ello, es que las palabras de (Gn 1;28) vuelven a ser repetidas literalmente 1.500 años después a Noé y su familia en (Gn  8;17) y en (Gn 9:1), al decirles, después del diluvio: "Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra.” Los TJ nunca señalan ni citan estas últimas palabras para hablar del “propósito original” de Dios.

¿Cambió el propósito original de Dios? Al principio los seres humanos eran perfectos (según los TJ), ahora, después del diluvio, no lo son. Hasta los animales y la naturaleza en general han cambiado (Gn 8;21). Si Dios expresó su propósito original antes que el hombre pecara, ¿qué es lo que expresa ahora cuando repite las misma bendición a personas pecadoras en este segundo comienzo de la vida sobre la tierra? Dios persiste en su objetivo de poblar la tierra, pero ya no se habla ni del paraíso perdido, ni de la perfección asimismo perdida. El reto es ahora cumplir con el objetivo inmediato de Dios de poblar la tierra y esparcirse sobre ella, a pesar de que el hombre asumió su independencia de Dios y éste retiró su favor del ser humano, y dejó en manos del propio hombre, el destino que había escogido.

Se ve, pues, que en las palabras de (Gn 1:28), Dios no estaba expresando el 'propósito original' que tenía para el ser humano, sino el fin inmediato a conseguir en ese momento: poblar la tierra. Ese fin inmediato era el mismo, cuando la mayoría de los seres humanos fueron muertos en el Diluvio: poblar la tierra de nuevo aún después de pecar.

En cuanto a extender el Paraíso por toda la tierra, no existe una expresión concreta con la que se ordenara al hombre tal hecho. Los Testigos creen que en la frase "sojúzguenla" se encuentra recogida dicha orden.

Otro detalle a tener en cuenta, tiene que ver con la promesa de Jesucristo de vida eterna. La Biblia es clara al decir: “Porque tanto amó Dios al mundo que le dio su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna” (Jn 3;16 y ss). Pero ¿dónde? ¿Dijo Jesús en algún lugar, que la vida eterna se tendría en la Tierra? ¿Hay algún indicio bíblico que indica que la esperanza de vida eterna para la humanidad se realizaría en una Tierra física como la nuestra? En ningún lugar ni en ningún pasaje bíblico, Jesucristo hizo la promesa, o insinuación de que la vida eterna se recibiría en la Tierra. Todas sus referencias con respecto al destino del ser humano tienen que ver con el cielo o los lugares celestiales.

Cuando en dichos pasajes se hace una clara alusión al cielo, los Testigos han dicho que tal promesa se está haciendo a un grupo reducido de 144.000 personas, y cuando no se menciona específicamente el destino, que tal promesa de 'vida eterna' va dirigida a la humanidad en general que vivirá en la tierra.

Jesucristo sólo fijó un destino para el hombre que creyera en Él y éste es el cielo. Por otra parte, los TJ nos enseñan que en la resurrección Cristo será las “primicias” y después le seguirán “los que pertenecen al Cristo” (Usted puede vivir..., pág 172).  “Es interesante –dicen los TJ-  el hecho de que Pablo haya llamado a Cristo “primicias” o el primero en ser resucitado, pues eso significa que habría más personas que resucitarían.  Jesús mismo dijo que “todos los que están en las tumbas oirán su voz” (La Atalaya 1/3/2015, pág 6). Y es que el término “primicias” es muy usado  entre los  judíos, con  el que designaban los primeros frutos de la cosecha, consagrados a Dios, y en los que se consideraba incluido, en  cierto modo, todo el  resto, que quedaba con  ello  bendecido y santificado. Las  "primicias", pues, suponen otros frutos en retaguardia, de la misma naturaleza que esos que constituyen las primicias.

Pues fíjense que de los 144.000 en (Ap 14;4) se dice de ellos que “fueron comprados de entre la humanidad como “primicias” para Dios y para el Cordero. Si los 144.000 van al cielo como “primicias”, los TJ han de ser coherentes con sus interpretaciones y aceptar que así como muchos seguirán a Cristo en la resurrección porque Él es “las primicias”, también muchos seguirán a los 144.000 hacia el cielo porque ellos son “las primicias”… todos aquellos que crean en Jesucristo ¡seguro!

Pero alguien razonará: ¿No dice la Biblia: "Felices son los de genio apacible, puesto que ellos heredarán la tierra?" 

En realidad este es el único texto que se puede citar, donde Cristo menciona la tierra como herencia. Pero estas palabras las dijo en un contexto donde expresó nueve Bienaventuranzas que los TJ han aplicado invariablemente a los ungidos o seres humanos con esperanza celestial.

¿Es razonable pensar que Cristo, en una de las bienaventuranzas se dirigió –casi de una manera encubierta- a alguien que tuviera esperanza terrenal, y en las otras ocho, a los que tenían esperanza celestial? ¿No es más lógico pensar que las bienaventuranzas se dirigían en general a todos los seres humanos, porque a todos se les abría la oportunidad de tener en 'posesión el reino de los cielos' o ‘la tierra’ representación de lo que tanto habían soñado sus antepasados, todos 'verían' a Dios, todos serían llamados 'hijos de Dios', a todos ellos pertenecería el reino de los cielos que en tantas otras ocasiones Jesús lo ofrecía como único destino a sus fieles seguidores?