s/TJ:
En el año 2019, afirmaron tener esperanza celestial 20.526 personas, ya que estas son las que, en tal año, participaron de los emblemas en la correspondiente conmemoración anual de la Cena del Señor o memorial que celebran los testigos de Jehová (Anuario 2020).
En el año 2019, afirmaron tener esperanza celestial 20.526 personas, ya que estas son las que, en tal año, participaron de los emblemas en la correspondiente conmemoración anual de la Cena del Señor o memorial que celebran los testigos de Jehová (Anuario 2020).
Análisis:
Es curioso seguir la evolución, a lo largo de los
años, del número de estas personas que afirman tener la esperanza celestial.
Lógicamente, cada vez tendrían que haber menos, porque a mediados de los años
treinta del siglo pasado quedó completo el cupo de selección de los 144.000 que,
de acuerdo con la doctrina de los testigos, han de reinar en el cielo con Jesús
y los más antiguos van naturalmente falleciendo. Y esto es lo que ocurría con
fuerza entre 1935 -cuando se inició este control- y 1965, pasando de 52.465 a 11.550
(Atalaya 15/8/1996, págs. 30-31). Luego, hasta 2005, cuarenta años
después, se produjo una ralentización sostenida que situó este número en 8.524 (Anuario
2006). Y a partir de esta fecha ocurrió lo inesperado. En vez de seguir disminuyendo
que, es lo lógico y lo único posible a medio y largo plazo si no se manipulan
las cifras, el número en cuestión inicia incomprensiblemente un fuerte
incremento de manera que, en estos catorce últimos años, ha pasado de 8.524 a 20.526
en el año 2019 (Anuario 2020) situándose a niveles de hace más de
sesenta años. ¿Cuál es la explicación que da el Cuerpo Gobernante a este
fenómeno? Podemos leerla en (La
Atalaya de estudio de enero 2016, págs. 25-26), pero si la masa de los TJ acepta las razones que aduce el Cuerpo
Gobernante sin tener nada que decir, podemos asegurar que la situación es
altamente preocupante.
s/TJ:
Al referirse a la gran tribulación, Jesús dijo:
“A menos que se acortaran aquellos días, ninguna carne se salvaría; mas por
causa de los escogidos aquellos días serán acortados” (Mt 24;21,22). Parece
ser, por lo tanto, que algunos “escogidos” de Cristo todavía estarán en la
Tierra cuando empiece la gran tribulación. (La Atalaya 15/1/2000, págs.
9-14) (La Atalaya 15/2/2009, págs. 24-28).
Análisis:
La Grande Muchedumbre mencionada en (Ap 7; 9, 13, 14) se refiere a una
multitud de salvados que están en el cielo ante el trono de Dios. Y tanto Charles
Russell, primer líder religioso de los testigos, como su sucesor Joseph Rutherford
así lo creían y lo enseñaron por más de 60 años. Según los TJ, hasta 1935 todos
los creyentes bautizados, no de los testigos sino de entre católicos y
protestantes, componían esa Grande Muchedumbre que finalmente heredarían el
cielo como recompensa. Precisando que éstos en el cielo ocuparían una posición
secundaria con los 144.000. (Profecía,
pág. 240) (El plan divino de las edades, págs. 204, 246-246).
"Se había sabido y se había enseñado desde el principio del
ministerio del Pastor Russell que, además de los que heredarían la vida
celestial como coherederos de Cristo, la humanidad en general sería restaurada
a la vida perfecta sobre la Tierra. Pero por mucho tiempo The Watch Tower había
publicado el punto de vista de que todavía otro grupo finalmente entraría en el
favor de Dios y también seria bendecido con vida de espíritu en el cielo, pero
en un nivel secundario al de los coherederos de Cristo. Éste, se alegaba,
formaba la gran multitud mencionada en (Ap 7; 9, 13, 14)” (“Los testigos de
Jehová en el propósito divino”, págs. 141, 142).
Ahora veamos lo que dice (Ap 7;9 ,13, 14): "Después de estas
cosas vi, y ¡miren! una grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar de
todas las naciones (...) una de las personas de mayor edad me dijo: éstos que
están vestidos de larga ropa blanca, ¿quiénes son y de dónde vinieron?
(...) Y me dijo: Estos son los que salen de la grande tribulación"
(NM). De esta lectura se deduce lo siguiente: que la gran muchedumbre son
personas que aparecen después de la gran tribulación, salen de la gran
tribulación y no antes. Y eso es precisamente lo que enseño Russell, que la
gran muchedumbre no se haría presente hasta justo el Armagedón y que la mayoría
de éstos serían católicos y protestantes.
Tengamos presente que para 1914 o 1915, los TJ esperaban el fin del
mundo, y que, para entonces, todos los seguidores de Russell, unos 15.000, se
consideraban ungidos y que, en consecuencia, se irían al cielo. Entonces creían
que esos 15.000 eran los que faltaban para completar el cupo de 144.000. Tras
el fracaso de 1914 volvieron a señalar otra fecha para el Fin del Mundo, a diez
años vista o sea para 1925, pero que tampoco sucedió nada. Las cosas se
complicaban para los TJ, ya que para el año 1925 la asistencia a la Cena del
Señor ascendió a un total de 90.434, y a ese ritmo de crecimiento pronto
sobrepasarían el cupo de 144.000 y sin acontecer el Fin del Mundo el problema
sería insoluble. La lógica más elemental hacía pensar que si este cupo de 144.000
se seleccionó durante los casi dos mil años transcurridos desde Cristo hasta entonces,
dicho cupo tendría que haberse completado hacía muchos años o siglos. Ante esta
situación, ¿qué hacer?
"La obra (‘Vindicación’, tomo 1, de 1931) identificó a las
personas a quienes se marcaba en la frente para preservación (Ez cap. 9) como
las 'ovejas' de la parábola de Cristo. En 1932 se llegó a la conclusión de que
esta clase de las 'ovejas' de tiempos modernos había sido prefigurada por
Jonadab el asociado de Jehú. Fue originalmente en 1934 que se declaró que esos
Jonadabs con esperanzas terrestres podían 'consagrarse', o entrar en relación
de dedicación con Jehová, y ser bautizados. Pero la identidad de la gran
muchedumbre a que se hacía referencia en el capítulo 7 de Apocalipsis todavía
se entendía como antes se había sostenido" (Anuario de los testigos de
Jehová, 1975, pág. 156).
Las ovejas que dicen marcar en la frente, para preservación, no son los
144.000 que se les pone el sello. Otro detalle es que estas personas, aunque
estuviesen con los testigos de entonces, no se "consagraban", dicho
de otra manera, no se dedicaban a Dios ni se bautizaban. Veían que cada día
iban aumentando en miembros y que tendrían que hacer algo con ellos ya que el
Fin se tardaba. Por lo cual en 1934 Rutherford les anunció que la Grande
Muchedumbre eran ellos, las otras ovejas: "Las incertidumbres acerca de la
grande muchedumbre fueron removidas cuando el hermano Rutherford consideró este
tema durante la asamblea de los Testigos de Jehová del 30 de mayo al 3 de junio
de 1935 en Washington (...) J. Rutherford preguntó: ¿Quisieran ponerse de pie,
por favor, todos los que tienen la esperanza de vivir para siempre en la
Tierra? Según el hermano Roe, 'más de la mitad del auditorio se puso de pie y
el orador dijo entonces: ¡Ved! ¡La grande muchedumbre! (...)
Después de la asamblea de 1935, algunos que anteriormente participaban
del pan y del vino emblemáticos en las observaciones de la Cena del Señor
dejaron de participar. ¿Por qué? No debido a infidelidad, sino debido a que
ahora se daban cuenta de que sus esperanzas eran terrenales no celestiales. Y
mientras que las publicaciones de la Sociedad en años anteriores habían sido
preparadas principalmente para los seguidores ungidos de Cristo, desde 1935 en
adelante La Atalaya y otra literatura cristiana suministró alimento espiritual
para beneficio tanto de la clase ungida como de sus compañeros que tenían
expectativas terrenales. Con esta hábil maniobra solucionaron el problema. Los
TJ veían cómo aumentaban y que no tardando muchos años los miembros
sobrepasarían el número de 144.000. Y esto en mira, tendrían que adelantarse y
no esperar que eso sucediera. Pues si el número de los ungidos o de la Iglesia
no puede sobrepasar de 144.000 ¿qué hubiera sucedido si este cupo se pasara?
Así que para comprobar lo que sucedería en años venideros, a partir del año
1935 comenzaron a registrar el número de los participantes, en la celebración
anual de la Cena del Señor (“Los Testigos de Jehová en el propósito divino”,
pág. 316).
La maniobra psicológica yo me la imagino de esta manera; con varios años
de antelación fueron preparando el terreno, condicionando las mentes de los
miembros para que al tiempo debido aceptaran la nueva "verdad" como
algo natural. Con muchos pasajes bíblicos que hablan de una tierra de paz, sin
dolor, sin muerte, todos hermanos, con frutos en abundancia, donde el cordero
pacerá con el león, etc. etc. Por contra les convencerán que, al cielo, sólo
irán unos poquitos bien elegidos por Cristo y que serán ungidos para ser reyes
y gobernantes del Nuevo Mundo, algo que no está en el ánimo de la mayoría de
los humanos, pues la mayoría está, como es normal, apegado a los placeres
sensuales y las cosas buenas y deleitables que hay en la tierra, cosas
tangibles, que se ven y se palpan. El cielo está muy alto y eso de ser rey a
cualquiera le cae ancho. Que esto es así lo vemos en el hecho de que muchos al
enterarse de que podrían vivir en la tierra, aunque fuese de hortelano, lo
cambiaron por el puesto de rey o gobernante en el cielo. Además, en los
discursos del Memorial, se recalca que quien come y bebe sin hacer antes un
serio examen se acarrea condenación, y el premio celestial es algo excepcional
para poquísimos, que además tienen que recibir una llamada de tú a tú con Dios.
s/TJ:
El número de los que participan comiendo del pan
y bebiendo del vino en la Conmemoración, ¿debemos entender que ese es el número
de ungidos que quedan en la Tierra? No necesariamente. Tengamos en cuenta
que algunas personas, por diversos motivos —desde antecedentes religiosos hasta
problemas emocionales o mentales—, pueden creer por error que han recibido la
llamada celestial. En realidad, no tenemos manera de establecer fuera
de toda duda cuántos ungidos hay en la Tierra; pero tampoco lo necesitamos.
El Cuerpo Gobernante no mantiene una lista con los nombres de los que
participan de los emblemas ni tampoco ha establecido ningún tipo de red
mundial entre los ungidos. (La Atalaya 15/8/2011, págs. 22).
Análisis:
De todas maneras, este número se presta a manipulación ya que sólo los
jefes, se lo guisan y se lo comen, y nadie más que ellos conocen los manejos de
este importante asunto, a pesar de que ahora digan que este dato “no lo
necesitan” (La Atalaya 15/8/2011, pág. 22). Con los 20.526 que en
2019 han participado en la Conmemoración se puede jugar todo lo que se quiera
para alargar indefinidamente los acontecimientos finales y la llegada del Día
del Juicio, según convenga.
Los TJ publicaron en su día que el decrecimiento del número de ungidos es
evidencia que estamos en los últimos días (La Atalaya de 15/2/2009, págs.
27-28). Pero a lo largo de los últimos años, contrariamente, está creciendo
este número que de 8.524 en 2005 ha pasado a 20.526 en 2019... y los TJ, a
pesar de ello, siguen enseñando que estamos de pleno en los últimos días... ¿?
Los TJ también han escrito: “… el número que compone a este resto habría
de disminuir a medida que los miembros de éste terminen su carrera terrestre en
fidelidad” … “es posible que se hayan añadido algunos cristianos bautizados al
resto ungido, no para aumentar el número, sino para reemplazar a cualquiera de
ellos que hubiesen resultado infieles a la llamada celestial y que por lo tanto
dejarían una vacante que tendría que ser llenada. Pero a pesar de la
introducción de estos como reemplazos, el número del resto ungido siguió
disminuyendo, debido a que más de estos morían fieles y eran recibidos en el
reino celestial que el número de reemplazos que se traían” … (Vida eterna en
libertad de los hijos de Dios, págs. 148,149). ¡Hace años que ocurre todo
lo contrario!
Hoy, los TJ enseñan que al cielo van únicamente los 144.000 y que éstos
tendrán que ser o haber sido TJ. Los otros, la Gran Muchedumbre de otras
ovejas, todos los cuales también tendrán que pertenecer a los TJ, recibirán
como premio vida eterna relativa aquí en la tierra (y digo relativa porque
todavía deberán superar en el nuevo mundo dos complicadas pruebas: la de
superar con nota los mil años y la de superar la prueba final cuando se suelte
al diablo).
El Cuerpo Gobernante de los TJ tendría que dar una explicación convincente al tema del número de los que participan en los emblemas en la conmemoración.
El Cuerpo Gobernante de los TJ tendría que dar una explicación convincente al tema del número de los que participan en los emblemas en la conmemoración.