martes, 28 de abril de 2020

CUÁNTOS PARTICIPAN DE LOS EMBLEMAS EN LA CONMEMORACIÓN


s/TJ:

En el año 2019, afirmaron tener esperanza celestial 20.526 personas, ya que estas son las que, en tal año, participaron de los emblemas en la correspondiente conmemoración anual de la Cena del Señor o memorial que celebran los testigos de Jehová (Anuario 2020).

Análisis:
Es curioso seguir la evolución, a lo largo de los años, del número de estas personas que afirman tener la esperanza celestial. Lógicamente, cada vez tendrían que haber menos, porque a mediados de los años treinta del siglo pasado quedó completo el cupo de selección de los 144.000 que, de acuerdo con la doctrina de los testigos, han de reinar en el cielo con Jesús y los más antiguos van naturalmente falleciendo. Y esto es lo que ocurría con fuerza entre 1935 -cuando se inició este control- y 1965, pasando de 52.465 a 11.550 (Atalaya 15/8/1996, págs. 30-31). Luego, hasta 2005, cuarenta años después, se produjo una ralentización sostenida que situó este número en 8.524 (Anuario 2006). Y a partir de esta fecha ocurrió lo inesperado. En vez de seguir disminuyendo que, es lo lógico y lo único posible a medio y largo plazo si no se manipulan las cifras, el número en cuestión inicia incomprensiblemente un fuerte incremento de manera que, en estos catorce últimos años, ha pasado de 8.524 a 20.526 en el año 2019 (Anuario 2020) situándose a niveles de hace más de sesenta años. ¿Cuál es la explicación que da el Cuerpo Gobernante a este fenómeno? Podemos leerla en (La Atalaya de estudio de enero 2016, págs. 25-26), pero si la masa de los TJ acepta las razones que aduce el Cuerpo Gobernante sin tener nada que decir, podemos asegurar que la situación es altamente preocupante. 

s/TJ:

Al referirse a la gran tribulación, Jesús dijo: “A menos que se acortaran aquellos días, ninguna carne se salvaría; mas por causa de los escogidos aquellos días serán acortados” (Mt 24;21,22). Parece ser, por lo tanto, que algunos “escogidos” de Cristo todavía estarán en la Tierra cuando empiece la gran tribulación. (La Atalaya 15/1/2000, págs. 9-14) (La Atalaya 15/2/2009, págs. 24-28). 

Análisis:

La Grande Muchedumbre mencionada en (Ap 7; 9, 13, 14) se refiere a una multitud de salvados que están en el cielo ante el trono de Dios. Y tanto Charles Russell, primer líder religioso de los testigos, como su sucesor Joseph Rutherford así lo creían y lo enseñaron por más de 60 años. Según los TJ, hasta 1935 todos los creyentes bautizados, no de los testigos sino de entre católicos y protestantes, componían esa Grande Muchedumbre que finalmente heredarían el cielo como recompensa. Precisando que éstos en el cielo ocuparían una posición secundaria con los 144.000. (Profecía, pág. 240) (El plan divino de las edades, págs. 204, 246-246).

"Se había sabido y se había enseñado desde el principio del ministerio del Pastor Russell que, además de los que heredarían la vida celestial como coherederos de Cristo, la humanidad en general sería restaurada a la vida perfecta sobre la Tierra. Pero por mucho tiempo The Watch Tower había publicado el punto de vista de que todavía otro grupo finalmente entraría en el favor de Dios y también seria bendecido con vida de espíritu en el cielo, pero en un nivel secundario al de los coherederos de Cristo. Éste, se alegaba, formaba la gran multitud mencionada en (Ap 7; 9, 13, 14)” (“Los testigos de Jehová en el propósito divino”, págs. 141, 142).

Ahora veamos lo que dice (Ap 7;9 ,13, 14): "Después de estas cosas vi, y ¡miren! una grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar de todas las naciones (...) una de las personas de mayor edad me dijo: éstos que están vestidos de larga ropa blanca, ¿quiénes son y de dónde vinieron? (...) Y me dijo: Estos son los que salen de la grande tribulación" (NM). De esta lectura se deduce lo siguiente: que la gran muchedumbre son personas que aparecen después de la gran tribulación, salen de la gran tribulación y no antes. Y eso es precisamente lo que enseño Russell, que la gran muchedumbre no se haría presente hasta justo el Armagedón y que la mayoría de éstos serían católicos y protestantes.

Tengamos presente que para 1914 o 1915, los TJ esperaban el fin del mundo, y que, para entonces, todos los seguidores de Russell, unos 15.000, se consideraban ungidos y que, en consecuencia, se irían al cielo. Entonces creían que esos 15.000 eran los que faltaban para completar el cupo de 144.000. Tras el fracaso de 1914 volvieron a señalar otra fecha para el Fin del Mundo, a diez años vista o sea para 1925, pero que tampoco sucedió nada. Las cosas se complicaban para los TJ, ya que para el año 1925 la asistencia a la Cena del Señor ascendió a un total de 90.434, y a ese ritmo de crecimiento pronto sobrepasarían el cupo de 144.000 y sin acontecer el Fin del Mundo el problema sería insoluble. La lógica más elemental hacía pensar que si este cupo de 144.000 se seleccionó durante los casi dos mil años transcurridos desde Cristo hasta entonces, dicho cupo tendría que haberse completado hacía muchos años o siglos. Ante esta situación, ¿qué hacer?

"La obra (‘Vindicación’, tomo 1, de 1931) identificó a las personas a quienes se marcaba en la frente para preservación (Ez cap. 9) como las 'ovejas' de la parábola de Cristo. En 1932 se llegó a la conclusión de que esta clase de las 'ovejas' de tiempos modernos había sido prefigurada por Jonadab el asociado de Jehú. Fue originalmente en 1934 que se declaró que esos Jonadabs con esperanzas terrestres podían 'consagrarse', o entrar en relación de dedicación con Jehová, y ser bautizados. Pero la identidad de la gran muchedumbre a que se hacía referencia en el capítulo 7 de Apocalipsis todavía se entendía como antes se había sostenido" (Anuario de los testigos de Jehová, 1975, pág. 156).

Las ovejas que dicen marcar en la frente, para preservación, no son los 144.000 que se les pone el sello. Otro detalle es que estas personas, aunque estuviesen con los testigos de entonces, no se "consagraban", dicho de otra manera, no se dedicaban a Dios ni se bautizaban. Veían que cada día iban aumentando en miembros y que tendrían que hacer algo con ellos ya que el Fin se tardaba. Por lo cual en 1934 Rutherford les anunció que la Grande Muchedumbre eran ellos, las otras ovejas: "Las incertidumbres acerca de la grande muchedumbre fueron removidas cuando el hermano Rutherford consideró este tema durante la asamblea de los Testigos de Jehová del 30 de mayo al 3 de junio de 1935 en Washington (...) J. Rutherford preguntó: ¿Quisieran ponerse de pie, por favor, todos los que tienen la esperanza de vivir para siempre en la Tierra? Según el hermano Roe, 'más de la mitad del auditorio se puso de pie y el orador dijo entonces: ¡Ved! ¡La grande muchedumbre! (...)

Después de la asamblea de 1935, algunos que anteriormente participaban del pan y del vino emblemáticos en las observaciones de la Cena del Señor dejaron de participar. ¿Por qué? No debido a infidelidad, sino debido a que ahora se daban cuenta de que sus esperanzas eran terrenales no celestiales. Y mientras que las publicaciones de la Sociedad en años anteriores habían sido preparadas principalmente para los seguidores ungidos de Cristo, desde 1935 en adelante La Atalaya y otra literatura cristiana suministró alimento espiritual para beneficio tanto de la clase ungida como de sus compañeros que tenían expectativas terrenales. Con esta hábil maniobra solucionaron el problema. Los TJ veían cómo aumentaban y que no tardando muchos años los miembros sobrepasarían el número de 144.000. Y esto en mira, tendrían que adelantarse y no esperar que eso sucediera. Pues si el número de los ungidos o de la Iglesia no puede sobrepasar de 144.000 ¿qué hubiera su­cedido si este cupo se pasara? Así que para comprobar lo que sucedería en años venideros, a partir del año 1935 comenzaron a registrar el número de los participantes, en la celebración anual de la Cena del Señor (“Los Testigos de Jehová en el propósito divino”, pág. 316). 

La maniobra psicológica yo me la imagino de esta manera; con varios años de antelación fueron preparando el terreno, condicionando las mentes de los miembros para que al tiempo debido aceptaran la nueva "verdad" como algo natural. Con muchos pasajes bíblicos que hablan de una tierra de paz, sin dolor, sin muerte, todos hermanos, con frutos en abundancia, donde el cordero pacerá con el león, etc. etc. Por contra les convencerán que, al cielo, sólo irán unos poquitos bien elegidos por Cristo y que serán ungidos para ser reyes y gobernantes del Nuevo Mundo, algo que no está en el ánimo de la mayoría de los humanos, pues la mayoría está, como es normal, apegado a los placeres sensuales y las cosas buenas y deleitables que hay en la tierra, cosas tangibles, que se ven y se palpan. El cielo está muy alto y eso de ser rey a cualquiera le cae ancho. Que esto es así lo vemos en el hecho de que muchos al enterarse de que podrían vivir en la tierra, aunque fuese de hortelano, lo cambiaron por el puesto de rey o gobernante en el cielo. Además, en los discursos del Memorial, se recalca que quien come y bebe sin hacer antes un serio examen se acarrea condenación, y el premio celestial es algo excepcional para poquísimos, que además tienen que recibir una llamada de tú a tú con Dios.

s/TJ:

El número de los que participan comiendo del pan y bebiendo del vino en la Conmemoración, ¿debemos entender que ese es el número de ungidos que quedan en la Tierra? No necesariamente. Tengamos en cuenta que algunas personas, por diversos motivos —desde antecedentes religiosos hasta problemas emocionales o mentales—, pueden creer por error que han recibido la llamada celestial. En realidad, no tenemos manera de establecer fuera de toda duda cuántos ungidos hay en la Tierra; pero tampoco lo necesitamos. El Cuerpo Gobernante no mantiene una lista con los nombres de los que participan de los emblemas ni tampoco ha establecido ningún tipo de red mundial entre los ungidos. (La Atalaya 15/8/2011, págs. 22).

Análisis:

De todas maneras, este número se presta a manipulación ya que sólo los jefes, se lo guisan y se lo comen, y nadie más que ellos conocen los manejos de este importante asunto, a pesar de que ahora digan que este dato “no lo necesitan” (La Atalaya 15/8/2011, pág. 22). Con los 20.526 que en 2019 han participado en la Conmemoración se puede jugar todo lo que se quiera para alargar indefinidamente los acontecimientos finales y la llegada del Día del Juicio, según convenga.

Los TJ publicaron en su día que el decrecimiento del número de ungidos es evidencia que estamos en los últimos días (La Atalaya de 15/2/2009, págs. 27-28). Pero a lo largo de los últimos años, contrariamente, está creciendo este número que de 8.524 en 2005 ha pasado a 20.526 en 2019... y los TJ, a pesar de ello, siguen enseñando que estamos de pleno en los últimos días... ¿?

Los TJ también han escrito: “… el número que compone a este resto habría de disminuir a medida que los miembros de éste terminen su carrera terrestre en fidelidad” … “es posible que se hayan añadido algunos cristianos bautizados al resto ungido, no para aumentar el número, sino para reemplazar a cualquiera de ellos que hubiesen resultado infieles a la llamada celestial y que por lo tanto dejarían una vacante que tendría que ser llenada. Pero a pesar de la introducción de estos como reemplazos, el número del resto ungido siguió disminuyendo, debido a que más de estos morían fieles y eran recibidos en el reino celestial que el número de reemplazos que se traían” … (Vida eterna en libertad de los hijos de Dios, págs. 148,149). ¡Hace años que ocurre todo lo contrario!

Hoy, los TJ enseñan que al cielo van únicamente los 144.000 y que éstos tendrán que ser o haber sido TJ. Los otros, la Gran Muchedumbre de otras ovejas, todos los cuales también tendrán que pertenecer a los TJ, recibirán como premio vida eterna relativa aquí en la tierra (y digo relativa porque todavía deberán superar en el nuevo mundo dos complicadas pruebas: la de superar con nota los mil años y la de superar la prueba final cuando se suelte al diablo).

El Cuerpo Gobernante de los TJ tendría que dar una explicación convincente al tema del número de los que participan en los emblemas en la conmemoración.