jueves, 20 de agosto de 2015

¿EN QUÉ CREEN LOS TJ?

¿EN QUÉ CREEN LOS TJ?

s/TJ:

Los Testigos de Jehová creemos que “toda escritura es inspirada de Dios y provechosa” (2Tim 3;16) Usamos la Biblia para aprender sobre el Creador, y también como una guía para llevar vidas significativas. (La Atalaya 1 septiembre 2015 (pág 5) ¿En qué creen?)
Pero, ¿podemos estar seguros de la Palabra de Dios?, ¿podemos confiar en sus promesas?... Jesucristo, el hombre más  sabio que ha andado  en la Tierra,  no encontró  ninguna  razón para  poner en  tela  de juicio  la confiabilidad de la  Palabra escrita de Dios.  Creyó lo  que ella decía. De  hecho,  repetidamente   la  citó  como  autoridad,   y,  en  oración apreciativa a su Padre, confesó: "Tu palabra es la verdad" (Jn 17;17) ("La Atalaya" de 1.5.64, pág 261)

Análisis:

Ahora mismo puedo escribir un libro en el que se afirme que es palabra inspirada de Dios, ¿lo será por esto?  También lo afirma el Avesta, y el  Corán y tantos y tantos otros libros sagrados de las demás religiones. 

Cuando  Jesucristo  dijo  “Tu palabra es la verdad” (Jn 17;17) ¿por  qué  tenía que referirse  a la  Palabra precisamente escrita? Realmente  los TJ tienen obsesión  por la  Palabra escrita, parece  que no  haya más manera de  comunicarse.  No se  dan cuenta que la palabra escrita normalmente  antes ha  sido hablada  y que  no todo  lo hablado  o hecho, ni mucho menos, ha sido escrito.  (Jn 20;30) (Jn 21;25) (Hech 20;35).  En este caso concreto, en el mismo  capítulo, 17 de Juan, unos versículos antes, Jesucristo dice en oración  al Padre: "Yo les he comunicado  las palabras que tú me  diste, y ellos ahora las recibieron...  Yo les  he dado tu palabra" y después añade... "Santifícalos en la  verdad, pues tu palabra es  verdad" (Jn  17;8) (Jn  17; 14)  (Jn 17;17).   ¿De qué palabra está diciendo Jesucristo que  es verdad?  De toda palabra de Dios, pero en el contexto  se refiere a la que concretamente él les ha comunicado.  ¿Y ya estaba entonces escrita está palabra?... Todavía tenían que pasar muchos años antes no empezaran a circular entre los cristianos documentos escritos que la contuvieran.  Y ya hemos visto que no todo fue escrito. Así, pues, la interpretación de la Biblia tiene que ser sin prejuicios y sin apasionamientos y, como los mismos TJ dicen, “sin leer más de lo que dice”… ni menos, podemos añadir. 

Cuando se dice que parte de esta Palabra nos ha llegado por “tradición”, no debemos entender una serie de doctrinas o preceptos inventados en el transcurso de los siglos, sino que parte de la Revelación  ha llegado hasta nosotros únicamente por "tradición", o sea de uno a otro a través de los siglos, hasta nosotros. Además, es evidente, que las enseñanzas que Jesús dio a los apóstoles durante los dos años que pasó con ellos, no pudieron encerrarse completamente en un centenar de páginas del NT. Otras verdades reveladas a los apóstoles han podido transmitirse en primer lugar de viva voz y luego por tradición oral y escrita a la vez. Ya hemos visto que Juan dice   expresamente al final de su Evangelio que "Jesús hizo otras muchos milagros en presencia de sus discípulos, que no están escritos en este libro" (Jn 20;30) y “que si se escribiese acerca de ellos alguna vez con todo detalle, supongo que el mundo mismo no podría contener los rollos escritos” (Jn 21;25) Ver también (Hech 20;35). Así, pues, la tradición no está en contradicción con la Biblia. Al contrario, puede completarla en ciertas verdades que nos han sido transmitidas, ayudando a comprender mejor las palabras de Nuestro Señor y de los apóstoles.

Lógicamente, llegó un momento en que la predicación verbal se hizo insuficiente. Es entonces cuando se empieza a escribir. Parece que sólo seis de los trece apóstoles escribieron algo. Y aún eso sólo ocasionalmente casi siempre cartas de circunstancias, para arreglar determinados asuntos, dar encargos o avisos, etc. Nunca tratados doctrinales completos. Los mismos Evangelios, no son biografías de Jesús, sino breves esquemas catequéticos de las narraciones mucho más amplias y comentadas de la predicación apostólica. Por eso no es de extrañar que los apóstoles remitan a los fieles no a sus tratados sino a su predicación oral. 

Así, pues, Jesús ha revelado todo a sus apóstoles (Jn 15;15) y aún en el caso que el Evangelio lo contuviera todo -que no lo contiene como ya hemos visto- no podría ser la única norma de fe, ya que un libro puede ser mal entendido por quien lo lee. Se impone la necesidad de un maestro vivo, que resuelva dificultades, que enseñe, puesto que ninguno está autorizado para interpretar a su gusto la Biblia (2Pe 1;20). Aunque la Escritura sea el libro de la Palabra de Dios, tiene el grandísimo defecto de todos los libros del mundo, Q sea, que se deja leer, pero no explica, a quien no entiende, ni corrige a quien entiende mal, como hace un maestro cuando enseña de viva voz. Dios hubiese demostrado muy poca sabiduría, si nos hubiese impuesto como única regla de fe, unos libros que contienen pasajes de difícil interpretación, escritos con aforismos de hace cientos de años y que no pueden comprenderse en nuestro tiempo si no se posee una recia formación histórica. Existe muchísima gente que no está preparada para entender las Sagradas Escrituras si no se les explica debidamente. ¿Y los analfabetos?    El 50% de la población mundial hoy en día no puede -contra su voluntad- conocer la Palabra de Dios directamente. Además, antes de inventarse la máquina impresora en 1445, muy poca gente, comprensiblemente, sabía leer. ¿Cómo podía haber mandado Dios que la única regla de fe, fuera unos libros escritos?

Cuando en las sinagogas se leía la Ley o los Profetas, había un celador o corrector, el cual estaba muy atento a que los lectores pronunciasen todas las palabras con suma claridad y distinción, sin dar lugar a que se omitiesen en ellas ni un solo ápice. Y esta exactitud en el pronunciar la fueron conservando de unos a otros por tradición, y fue también el principal fundamento para fijar después la lectura por medio de los puntos o vocales que se añadieron. Todo lo cual demuestra la grandísima vigilancia con que atendían a que se conservase el texto sagrado en toda su integridad. Se tiene que aceptar, por otra parte, que al menos los primeros cristianos creían en libros y en tradición, pues Cristo murió en el año 33 y el primer evangelio no se escribió hasta el año 50 aproximadamente. ¿Quién dijo y cuándo lo dijo que de creer en libros y en palabras se tenía que pasar a creer en libros solamente? 

La tradición no puede contradecir a la Biblia porque la propia Biblia ha surgido de la tradición que ha aceptado su contenido. Pero la tradición, además, nos ha hecho llegar otros hechos y palabras no escritas en la Biblia, que de alguna manera completan alguna de las verdades que quedaron apuntadas en las páginas sagradas. 

Los apóstoles transmitían sus enseñanzas de viva voz (2Jn 12,13) (3Jn 14). Es típico el caso de Pablo -el que más escribió sin duda y el que más doctrina dio en sus escritos a pesar de ser cartas ocasionales- que remite constantemente a su predicación oral, o lo más, a una carta anterior en que la recuerda. Por ejemplo: Pablo escribe a los tesalonicenses: "Guardad firmemente las tradiciones que aprendisteis ya sea de viva voz ya sea por carta nuestra" (2Tes 2;15); y a los gálatas: "Si un ángel bajado del cielo os anuncia un Evangelio fuera del que os hemos predicado, sea anatema" (Gl 1;8-9). Y podríamos añadir muchos pasajes más: (2Tes 2;3) (1Tes 2;13) (Rm 10;10-17) (1Cor 1;17) (1Cor 11;2) (1Cor 15;1-14) (1Cor 9;16) (1Tim 1;11) (Hech 2;32) (Hech 3;15) (Hech 4;18-20) (Hech 5;32) (Hech 10;39-42) (Hech 13;31) (Hech 26;16-18). Para Pablo, en definitiva, el Evangelio designa siempre un Evangelio predicado, no escrito. Por otro lado, Pablo escribe a los gálatas hacia el año 50 o 53 y los primeros evangelios escritos datan del 55 o 60. De hecho, en todos los escritos cristianos del siglo I y principios del siglo II, la palabra Evangelio significa siempre la proclamación oral del mensaje de salvación. El primer ejemplo en que se designa con ella un escrito data de Justino, hacia el año 150. 

Pero incluso cuando se suscita una cuestión doctrinal o de forma de vivir las enseñanzas, se nos dice en (Mt 18;15-17) y (Hech 15;1 y ss) que el juez supremo no es la Biblia, sino la Iglesia (Congregación). En (Hech 20;35) Pablo dice que Cristo enseñó lo siguiente: "Mejor es dar que recibir". Pero este dicho no se halla en ninguno de los evangelios. Luego Pablo no lo pudo conocer sino por tradición oral. Y ha quedado en la Sagrada Escritura como algo inspirado por el Espíritu Santo...

Así, pues, podríamos concluir diciendo que de hecho tres son las fuentes en las que podemos encontrar la Palabra de Dios: La Tradición, la Biblia y el magisterio de los apóstoles y de sus sucesores bajo la inspiración continua del Espíritu Santo y que se ha ido recopilando a lo largo de los siglos.

s/TJ:

Las Escrituras dicen: “Que la gente sepa que tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra” (Salmo 83:18). Es por eso que adoramos únicamente a Jehová Dios. Además, nos esforzamos por dar a conocer su nombre ya que somos sus testigos (Isaías 43:10-12) (La Atalaya 1 septiembre 2015 (pág 5) ¿En qué creen?)

Análisis:

Digamos, en primer lugar, que para los TJ el nombre de Dios es Jehová. Pues bien, Jesucristo no emplea el nombre de Jehová en ningún momento de su ministerio porque así lo atestiguan los Evangelios y a pesar de que los TJ nos digan: “Jesús dio a conocer el nombre de Dios empleándolo en su ministerio” (La Atalaya 1/3/2019, pag 3-9).

¿Y cómo prefiere Dios que se le llame? Los propios textos de los Evangelios nos lo dicen: “Cuando oréis, decid: Padre..." (Lc 11;2);  "Vuestro Padre sabe muy  bien lo  que necesitáis... Así pues,  orad de  esta manera: Padre nuestro...  " (Mt 6;8-9). ¿Es  que cuando un hijo se dirige a su padre es  más adecuado que le llama Ramón o  Juan o Pedro, en vez de ¡Padre!? ¿Es que un hijo  por el hecho de llamar ¡Padre! a su padre natural no se siente cerca de él?  ¿Acaso un niño, aunque sepa  cómo se  llama  su padre  o su  madre,  cuando se  encuentra delante de  cualquier peligro  no le sale  de su  corazón: ¡mamá!, ¡papá!?

El apóstol Pablo  dice que los cristianos al tener  el espíritu de Dios claman: "Abba Padre", no claman Jehová o  Yahweh.  (Rm 8;15) (Gl 4;6).   El propio Jesús unas horas antes de  ser ajusticiado, estaba  en el  huerto  de  Getsemaní y  oró  clamando  a su  Padre diciendo: "Abba Padre, todas las  cosas te son posible; remueve de mí esta copa" (Mc 14;36). Y bien, ¿qué  significa la  palabra "abba"? Lo  más entrañable y cariñoso de  un  hijo  hacia  su progenitor.  Proviene del arameo y  encierra el sentido de "papá"; algo muy apropiado para dirigirse a Dios.

Pero es que para rematar el tema podríamos preguntarnos ¿Qué pronunciación consideran los TJ como más correcta?  En la página 25 del prefacio de la Traducción del  Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas en  inglés, publicada por  la Sociedad Watch Tower Bible and Tract  en  1950, los  traductores  declararon que   se inclinaban a "considerar la pronunciación 'Yahweh' como  la manera más correcta".  ("La Atalaya" de 1.12.64, pág 711) Ver también (Usted puede vivir… pág 43 y 44).  Por otra parte reconocen que “Toda persona desea no solamente que su nombre sea tratado con el debido respeto, sino también, que se pronuncie correctamente” (“Santificado sea tu nombre”, pág 15)

Así, pues, los TJ dan a conocer una pronunciación del  nombre de Dios que saben sobradamente que es falso y además se empeñan en que Jesucristo lo utilizaba en su ministerio cuando éste el único nombre que empleo fue el de Padre. Los Evangelios son el único testimonio de ello y es fácil comprobarlo.

s/TJ:

Somos cristianos y creemos que Jesús es “el Hijo de Dios”, que vino a la Tierra y llegó a ser el Mesías (Juan 1:34, 41; 4:25, 26). Tras su muerte, Jesús fue resucitado y regresó al cielo (1 Corintios 15:3, 4). (La Atalaya 1 septiembre 2015 (pág 5) ¿En qué creen?)

Análisis:

Aquí sí. Los TJ confiesan abiertamente ser cristianos: “Somos cristianos” ¿Pero cómo pueden decir los TJ que creen “en Jesús como el Hijo de Dios, que vino a la Tierra y que regresó al cielo después de su muerte y resurrección”?  De hecho, los TJ aseguran que  el Hijo de Dios es un ser espiritual creado, o sea, que apareció de la nada. Por tanto, sin un ápice de naturaleza divina, ya que no fue generado particularmente por Dios Padre,  sino puramente creado como después lo serían millones de otros espíritus. Fue el primero, eso sí, pero creado, no engendrado.

Por otra parte, los TJ nos dicen que fue uno de los tantos hijos de la región de los espíritus de la “mujer” celestial de Dios  quien se “prestó” a dar vida a Jesús. Éste ser espiritual fue el arcángel Miguel, que resultó ser ese primer espíritu creado por Dios y cuya fuerza de vida fue transferida al óvulo de María para que naciera un ser "totalmente humano desde su nacimiento hasta su muerte” y que  fue llamado Jesús. Miguel, por tanto, totalmente espíritu, desaparece del cielo y da paso a Jesús, totalmente humano, aquí en la tierra. Si Jesús fue totalmente humano y no tenía ni rastro del espíritu del que provenía, ¿cómo pudo decir “antes de Abraham era yo” (Jn 8;58)? o ¿Cómo pueden decir los TJ que  “Jesús dejó gustosamente su gloria celestial para descender a la Tierra y vivir entre seres humanos pecadores”? Y Jesús muere y resucita ¿Cómo pueden decir los TJ que por su resurrección Dios permitió a Jesucristo regresar al cielo? ¡Pero si Jesucristo no estuvo nunca en el cielo! Si acaso Miguel ¡Pero si Miguel había desaparecido! Todo es una sarta de despropósitos que no tiene ni pies ni cabeza.  ¿Quién subió al cielo y está sentado a la diestra del Padre esperando el día del juicio? ¿Miguel? ¿Jesús? Si es Miguel ¿Dónde está Jesús? Y si es Jesús ¿dónde está Miguel?. El pensamiento de los TJ sobre este tema se contiene en (La Atalaya 1.9.92, pág 10) (La Atalaya 15.6.65, pág 359) ("La Atalaya" de 15.1.92, pág 21) ("El propósito eterno de Dios va triunfando ahora", pág 136 y ss)  y en tantos otros libros y revistas.

s/TJ:

Tiempo después fue nombrado Rey del Reino de Dios (Ap 11;15). Ese Reino es un gobierno que ya existe y que hará que la Tierra vuelva a ser un paraíso (Daniel 2:44). “Los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz”, promete la Biblia (Salmo 37:11, 29) (La Atalaya 1 septiembre 2015 (pág 5) ¿En qué creen?)

Análisis:

El “Tiempo después” nos lleva nada menos que a 1914, año en el que los TJ esperaban que empezara el Juicio de Dios en un nuevo mundo aquí en la tierra. Pero al ver que no ocurría nada de lo previsto, propusieron otros acontecimientos y el escenario fue totalmente cambiado. Lógicamente, si hubiese ocurrido lo previsto, cada uno de los humanos lo hubiese experimentado en sí mismo. Pero al no ocurrir nada, tuvieron que hacer un esfuerzo de imaginación y, finalmente, la cosa quedó de la siguiente manera: En 1914 tuvo lugar el Fin del tiempo señalado de las naciones o Tiempo de los gentiles y el inicio del Tiempo del fin o Últimos días. Jesús fue nombrado rey y tomó las riendas del Reino de Dios empezando, de un modo invisible, a reinar, que no a juzgar. El diablo, que hasta este momento tenía su hogar en el cielo (¿?) es arrojado a la tierra iniciándose los “dolores de angustia”. Finalmente, en 1914 se inicia la primera resurrección, o sea, la que corresponde a los 144.000 cristianos ungidos que se prolongará hasta el Día del Juicio de Mil Años. Los TJ señalan expresamente que el Reino de Dios hará que la Tierra vuelva a ser un paraíso.