miércoles, 9 de agosto de 2017

ACONTECIMIENTOS PREVIOS A LA CREACIÓN

ACONTECIMIENTOS PREVIOS A LA CREACIÓN

s/TJ:


Hubo un tiempo en el cual Dios estuvo completamente solo (Is 42;5) (Ef 3;9). No existía creación. Durante todo ese pasado eterno antes de la creación Dios pudo deleitarse consigo mismo. (“El propósito eterno de Dios va triunfando ahora”, pág 26) (“Ud puede vivir…”, pág 37)  

Puesto que el cuerpo espiritual de Dios es invisible al hombre (“Usted puede vivir…” pág 58), debe tener un lugar donde viva. Y así, la Biblia nos dice que Dios vive en los “cielos espirituales” (“La Atalaya, 1/8/2011”, pág 27) 

Análisis:
Se encuentren donde se encuentren los “cielos espirituales” que nos proponen los TJ para la morada de Dios, han de constituir algún lugar creado por Dios y por lo tanto, anterior a la creación que nos explica la Biblia, lo que estaría en contradicción con la propia expresión de los TJ que asegura “no existía creación” mientras Dios estaba completamente solo.
s/TJ:
Llegó el tiempo cuando Dios se propuso hacerse Padre. Eso no quiso decir llegar a ser el Creador de cosas sin vida, cosas desprovistas de inteligencia. Significó dar existencia a inteligencias vivientes, a hijos que tuvieran algún parecido a él como Padre de ellos. ¿Qué clase de hijos se propuso producir primero? No hijos humanos, porque en ese caso hubiera tenido que producir primero un globo terráqueo sobre el cual pudieran vivir. Razonablemente, Dios produciría hijos que, como Él mismo, fueran celestiales, espíritus tal como Él es espíritu. (“El propósito eterno de Dios…”, pág 26) Así se crea a los querubines, a los ángeles y a los serafines. La cantidad de todos estos celestiales “hijos de Dios”, llega a millones. Ya hemos dicho que es invisible al ser humano la región donde viven los espíritus, o sea, donde viven Dios, su Hijo primogénito, los querubines, los ángeles y los serafines. (“Qué enseña realmente la Biblia”, pág 87)
Análisis:
En este caso, siguiendo la doctrina de los TJ, Dios no tuvo que producir primero el lugar donde tendrían que vivir los espíritus, porque este lugar, como hemos visto anteriormente, ya estaba creado. Sigue, pues, en pie, el problema del momento de su creación, ya que el arcángel Miguel que, como luego veremos, es el elegido para ser el Hijo de Dios, perdería su primacía o primogenitura en el ranking de la creación si no fuera la primera cosa creada.
s/TJ:
El Génesis se abre con esta sencilla y poderosa declaración: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra” (Gn 1;1). Algunos eruditos coinciden en que aquí se describe una acción distinta de la actividad que tuvo lugar en los días creativos mencionados a partir del versículo 3. Las palabras de apertura de la Biblia son de gran trascendencia, pues indican que el universo, incluida la Tierra, ya había existido por una cantidad indefinida de tiempo antes de que comenzaran los días creativos.
Los geólogos calculan la edad de la Tierra en cuatro mil millones de años, y los astrónomos estiman la del universo en quince mil millones. ¿Contradicen estas cifras, o los nuevos cálculos que puedan venir en el futuro, las palabras de (Gn 1;1)?  No, pues la Biblia no precisa la edad real de “los cielos y la tierra”. Así que la ciencia no desmiente el texto bíblico (“Obra de un creador”, pág 24,25).
Análisis:
Las palabras de apertura de la Biblia son de gran trascendencia, pues según los TJ, indican que el universo, incluida la Tierra, ya había existido por una cantidad indefinida de tiempo antes de que comenzaran los “días creativos”.
Y es que los TJ no aceptan que la frase inicial de la Biblia: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”, expresa, en resumen, toda la obra creadora de Dios que se detalla a continuación. No se dan cuenta los TJ que además de ser la interpretación que pide el contexto lo dice muy claro el Éxodo: “Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la Tierra, el mar y todo lo que hay en ellos” (Ex 20;11) (Ex 31;17) No se trata, pues, de dos actuaciones o momentos diferentes. Hay un solo principio y en este se crearon, con todo detalle, los cielos y la Tierra.
s/TJ:
Hace cuarenta y dos mil años, se iniciaron los “Seis días creativos” (6 días x 7.000 años) (Gn 1;3ss), o sea, la preparación del planeta tierra, ya existente como hogar de la humanidad, y colocación de vida sobre ella. (“Vida eterna en libertad de los hijos de Dios”, cap. 1)

Análisis:
Esta cronología ha tenido que desestimarse porque el año 1975 tenía que marcar el fin del sexto día de mil años de la existencia del hombre, pero es evidente que, a este respecto, este año ha pasado sin pena ni gloria. Hoy en día, los TJ nos explican que contrario al pensamiento de algunos fundamentalistas, Génesis no enseña que el universo -incluidos la tierra y todos los seres vivos que la pueblan- fue creado en un espacio breve de tiempo en un pasado no muy lejano. Al contrario, diversos aspectos de la descripción que allí se da sobre la creación del universo y la aparición de la vida en el planeta armonizan con los últimos descubrimientos científicos.

s/TJ:
¿Fueron los días creativos períodos de veinticuatro horas? Hay quienes afirman que como Moisés —el escritor de Génesis— relacionó el día de descanso que siguió a los seis días creativos con el sábado semanal, cada uno debió durar veinticuatro horas literales (Ex 20;11). ¿Avalan las palabras de Génesis esta conclusión?
No. El caso es que la palabra hebrea que se traduce “día” puede designar espacios de tiempo de diversa duración, no solo de veinticuatro horas. Por ejemplo, al resumir la obra creativa de Dios, Moisés englobó los seis días de la creación en uno solo (Gn 2;4). Por otra parte, el primer “día” creativo, “Dios empezó a llamar a la luz Día, pero a la oscuridad llamó Noche” (Gn 1;5). Aquí, el término “día” se aplica a una fracción del período de veinticuatro horas. Queda claro, pues, que la hipótesis de que cada día creativo duró veinticuatro horas es arbitraria y carece de fundamento bíblico.
Entonces, ¿cuánto duraron los días creativos? Aunque la Biblia no lo especifica, la redacción de los capítulos 1 y 2 de Génesis indica que se trató de extensos períodos de tiempo.
Posteriormente, Dios se propuso llegar a ser padre de hijos de una nueva naturaleza. Esto significaba que no serían de naturaleza de espíritus, que no serían de naturaleza celestial. Su naturaleza sería de carne y sangre, o naturaleza humana.
Primero, sin embargo, Dios tenía que suministrar los materiales con los cuales crear a esta familia de la naturaleza humana y también un lugar apropiado en el cual viviera y que ocupara esta familia humana. Con esto como mira, Dios creó la tierra, un planeta que pertenece al sistema solar que es parte de la gran galaxia de estrellas ahora conocida como la Vía Láctea.
En este punto abre la Biblia su maravillosa historia, diciendo: “En [el] principio creó Dios los cielos y la tierra” (Gn 1;1) Con cuidado amoroso, Dios preparó las condiciones y el medio para sus habitantes humanos durante el transcurso de seis períodos de creación, que él mismo llamó días.
Análisis:
Si las primeras palabras de la Biblia: “En el principio creo Dios…” no se refieren a un principio absoluto, sino que se refieren sólo a la creación efectuada por Dios a partir del momento en que crea la tierra y su contenido, o sea, millones y millones de años después de que Dios creara los “cielos espirituales”, a su Hijo y a millones de otros seres espirituales, quiere decir que toda esta creación es anterior a la que narra la Biblia y que por lo tanto no tiene nada que ver con la creación que la Biblia explica  y contiene. ¿Cómo pueden los TJ considerar al arcángel Miguel primogénito de la creación que cuenta la Biblia, si no forma parte de ella, e incluso no fue la primera creación de Dios ya que los “cielos espirituales” -según su propia doctrina- fueron creados con anterioridad? Para ser el primogénito -primera creación- de todas las cosas creadas que explica la Biblia, su creación debería formar parte ineludiblemente de ella y ser la primera. Por esto, los TJ, en su esfuerzo para hacer más entendible su doctrina, traducen en varios lugares de su Biblia, no sólo en (Col 1;13-15), la expresión “todas las cosas” por la de “todas las otras cosas”, expresión que no figura en la Biblia pero que les ayuda a unir al Hijo a la creación que explica la Biblia como si formara parte de ella. Esta traducción, que es la que les interesa a los TJ, trastoca todo el contenido bíblico sobre la personalidad del Hijo de Dios que de ninguna manera se presenta en la Biblia como una creación de Dios sino como su único Hijo (unigénito) engendrado y por tanto de su propia naturaleza.
Para el fin del sexto período de creación las cosas habían sido preparadas sobre la Tierra y alrededor de ella y el Padre celestial iba a pasar a dar comienzo a la familia humana. Entonces fue que anunció lo que sería la culminación de su obra de creación terrestre: “Hagamos un hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza…” (NM) (Gn 1;26-31) (Gn 2;7-9)