viernes, 19 de junio de 2020

¿QUEDARÁ ALGO EN PIE DESPUÉS DEL FIN DEL MUNDO?


En la Web de los TJ podemos encontrar un artículo que se titula: “¿Cuándo será el fin del mundo?” Su contenido queda rematado con un bonito dibujo en el que se ve, en un primer plano, a unos niños cerca de la playa contemplando la fauna y la flora marina, sumergidos en un mar de agua pura y cristalina. Por otra parte, aparecen en la playa repleta de palmerales, varias escenas típicas del lugar: familias paseando por la arena, niñas refrescándose las piernas, otras tomando el sol, dos muchachos haciendo surfing …

En el último de los apartados de este artículo, se lanza la pregunta: "¿Quedará algo en pie después del fin del mundo?" 

Los propios TJ responden: “Sí. La Tierra seguirá en su sitito, pues la Biblia dice que no se le hará tambalear hasta tiempo indefinido, ni para siempre “(Sl 104;5).

¿Se darán cuenta los TJ que esta referencia refleja observaciones que eran resultado de la concepción que en aquellos tiempos se tenía de la tierra? Se creía y se aceptaba que la tierra era un edificio que descansaba en unas columnas que se sumergían en lo profundo del abismo. Y, precisamente, lo que llamaba la atención era la gran maravilla de la omnipotencia, consistía en que, a pesar de hacerla reposar sobre la masa líquida, “no vacila” (Véase Job 38;6) (Prov 8;29).

Las rotundas afirmaciones de los TJ en este tema no parecen estar de acuerdo con las comprobaciones que, al respecto, la ciencia nos presenta.

Así, la tierra se ralentiza 12 segundos cada 15.000 años. Esto se debe a los efectos de la gravedad lunar. Como resultado de estos cambios el día medio solar que nominalmente tiene 86.400 segundos se está volviendo progresivamente más largo y es actualmente medible mediante relojes atómicos de gran precisión.

Por otra parte, el futuro del planeta está estrechamente ligado al del sol. La luminosidad del Sol va creciendo de manera que el aumento de la radiación tendrá consecuencias nefastas en la Tierra, incluyendo la pérdida de los océanos del planeta. El Sol, siguiendo su evolución natural, como ha ocurrido ya con otros astros, se convertirá en una gigante roja expandiéndose hasta unas 250 veces su tamaño actual, alcanzando un radio cercano a unos 150 millones de km. El destino que sufrirá la Tierra entonces no está claro, pero se supone que la órbita de la Tierra decaerá ocasionando que el planeta penetre en la atmósfera estelar y se vaporice.

Ya dice Jesús en (Mt 5;18) que “antes pasarán el cielo y la tierra que falte una jota o una tilde de la Ley hasta que todo se cumpla” y por otra parte en (Mt 24;35) nos dice: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Quizás los TJ digan que Jesús no se refería al cielo y la tierra literal, ya conocemos sus habilidades para manipular lo literal y lo simbólico. Yo creo que sí, porque si no, ¿por qué nos aconseja que “no alleguéis tesoros en la Tierra” (Mt 6;19) Por otra parte, San Pedro nos dice: "Los cielos y la tierra actuales están reservados por la misma palabra para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los impíos"... (2Pe 3;7) “Pero nosotros esperamos otros cielos nuevos y otra tierra nueva” (2Pe 3;13). 

Además, los TJ siguiendo la respuesta a la pregunta del artículo que estamos examinando, nos dicen que “la Biblia promete que la tierra estará habitada cuando nos dice “los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella” (Sl 37;29)

Es cierto que en el Antiguo Testamento el objeto de la promesa era la posesión de la tierra en la que el pueblo de Dios gozaría de una existencia libre según la justicia (Dt 6;20-25) (Sl 37;3, 9,11,22,29,34). Pero en la Nueva Alianza el objeto de la promesa es el Reino de los cielos, la Vida eterna, la patria celestial (1Tes 4; 15-17).

Los TJ siguen su respuesta a la pregunta inicial diciendo: “Dios hará que se cumplan las condiciones que se propuso al principio de la creación: 1) La tierra será un paraíso (Is 35;1) (Lc 23;43); 2) Habrá seguridad y prosperidad (Miq 4;4); 3) Todo el mundo tendrá un trabajo útil y gratificante (Is 65;21-23) y 4) No habrá enfermedades ni vejez (Jb 33;25) (Is 33;24).

Respecto a la condición 1) “la tierra será un paraíso”: podemos decir que si Dios hará que se cumplan las condiciones que se propuso al principio de la creación tal como aseguran los TJ, entonces podemos ir despidiéndonos del surfing y de los bonitos vestidos que se lucen en el dibujo para ir por la playa, ya que estas cosas y todo lo que ellas comportan, no estaban previstas en los planes del creador. E incluso el mar habrá desaparecido del mundo nuevo que surgirá después de la gran purificación del juicio final. La Biblia es contundente a este respecto en (Ap 21;1).

Respecto a la condición 2) “Habrá seguridad y prosperidad”: Difícil será, pues habrán personas que se volverán inicuos a lo largo de los mil años y también cuando se realice la prueba definitiva, ya que entre los resucitados están -dice la Biblia- quienes lo han hecho para una “resurrección de juicio” y sus nombres no figurarán definitivamente en el Libro de la Vida.

Esto quiere decir que alguien sufrirá sobre sí las acciones “malas y viles” de los inicuos, y si al final, en la última prueba, cuando ya todos son perfectos, los inicuos son como “la arena del mar”, podemos imaginarnos que, a lo largo de los mil años, serán millones los que se perviertan y millones, por tanto, los que sufrirán sus vilezas. Los propios TJ reconocen que será tal el desafuero de algunas personas que incluso será necesario eliminarlas antes de que acabe el Día del Juicio (Ap 20;7-10).

Respecto a la condición 3) “Todo el mundo tendrá un trabajo útil y gratificante”: Difícil será sino se emplean máquinas modernas ni se utilizan las ventajas de la automatización trabajando solo con las herramientas que se empleaban hace cientos de años, como se ve en el dibujo de ("¡Despertad! de 22.10.93, pág 8) y en (“La Atalaya” de 1.4.64, pág 211-212). Tampoco será posible que todos tengan ropas adecuadas, vivan en verdaderos chalés con todas las comodidades y con unos sofisticados aparatos que no permitirán el mínimo accidente doméstico, tengan los campos de césped recortaditos, las carreteras sin baches etc.

Por fin, respecto a la condición 4) “No habrá enfermedades ni vejez”: Pero entonces, ¿cómo debemos entender (Is 65;20)? “Ya no llegará a haber de aquel lugar un niño de pecho de unos cuantos días de edad, ni un anciano que no cumpla sus días; porque uno morirá como mero muchacho, aunque cuente con cien años de edad; y en cuanto al pecador, aunque cuente con cien años de edad se invocará el mal contra él” (NM) “No habrá allí niño que muera de pocos días, ni viejo que no cumpla los suyos. Morir a los cien años será morir niño, y no llegar a los cien años será tenido por maldición.” (NC) Queda claro que en la “Nueva Tierra” ¡También se morirá!... porque “morir a los cien años será morir niño” y “no llegar a los cien años será tenido por maldición”

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