martes, 21 de diciembre de 2021

LA RELIGIÓN, ¿UN GRAN NEGOCIO? LOS TESTIGOS Y EL DINERO

LA RELIGIÓN, ¿UN GRAN NEGOCIO? LOS TESTIGOS Y EL DINERO

En JW.org se puede leer un artículo titulado: “La religión, ¿un gran negocio?” Dice así: “¿Se ha fijado en que muchas religiones parecen estar más centradas en ganar dinero que en darle guía espiritual a la gente? Ofrecen productos y servicios a cambio de dinero. Muchos de sus líderes cobran salarios muy altos y viven rodeados de lujo. Veamos algunos ejemplos: Una investigación sacó a la luz que un obispo católico estuvo más de trece años usando los fondos de la Iglesia para pagarse casi 150 viajes en jet privado y unos 200 en limusina. También se gastó más de 4 millones de dólares en remodelar la casa de la iglesia donde él vivía.”

Queda claro en estas pocas líneas que, según los TJ, la iglesia católica está dirigida por “muchos” líderes que, aprovechándose de su situación o cargo, han usado fondos de la Iglesia para su escandaloso beneficio personal. Como ejemplo, exponen el conocido caso del obispo norteamericano Michael Bransfield.

No es mi intención entrar en un rifirrafe con los testigos de Jehová para dirimir en que grupo religioso cristiano podríamos contar con más aprovechados de su situación de liderato. ¡Seguro que todos tenemos de qué avergonzarnos y de qué pedir perdón al Padre!

A veces he pensado que el rifirrafe podríamos mantenerlo, a fin de espolearnos mutuamente con buenas intenciones y sin ánimo vanidoso, para ver qué grupo cristiano invierte más recursos económicos y personales en programas de ayuda a personas y grupos necesitados. Quien no tiene nada que esconder, tiene sus informes publicados y, por lo tanto, visibles y comparables.

Pero creo que tampoco nos sentiríamos satisfechos moralmente si realizáramos esta competición. Los cristianos sabemos que ni una cosa ni otra daría tranquilidad de ánimo a nuestras vidas. Por lo tanto ¿por qué no dejamos las críticas y las acusaciones a un lado -de ellas se cuidan los medios de comunicación- y nos dedicamos a algo tan sencillo como lo que Cristo nos ordenó que hiciéramos, ¡amarnos los unos a los otros!?

Yo no me siento capaz de acusar a los TJ de una actitud malévola en este escabroso tema, fundamentalmente porque no he tenido ninguna relación económica de calado con ellos. Sí he leído algunos libros y artículos de extestigos de Jehová en los que la organización de los mismos no queda muy bien parada, pero no creo que pueda acusar a uno u a otro en temas graves que no pueda demostrar fehacientemente.

Sin embargo, sí me gustaría comentar algunos detalles nimios que me han llamado la atención. Antes he de decir que los propios TJ escriben, en este mismo artículo que estoy analizando, que, “para no mezclar la religión y los negocios, los testigos de jehová no cobran por sus publicaciones … tampoco cobran el diezmo ni hacen colectas. Para cubrir los gastos hacen donativos voluntarios”. En otra parte, nos aseguran que “traducen, imprimen y distribuyen millones de biblias y publicaciones bíblicas sin cobrarle nada a nadie”.

Hace unos años estuve suscrito durante un tiempo a “La Atalaya” que me enviaban los TJ periódicamente … a cambio de un cheque que les enviaba yo anualmente. En mi Biblioteca tengo varios libros de los testigos de Jehová, algunos de los cuales pagué religiosamente en su momento a quienes me visitaban. Por ejemplo: “El hombre más grande de todos los tiempos”, “Apocalipsis”, “Vos podeu viure eternament a la terra que esdevindrà un paradís”, éste último editado en catalán en 1990 y que me costó en su momento 500 pesetas (cuyo importe sigue escrito, a lápiz, en el reverso de la portada).

Por otra parte, los TJ insisten que en sus reuniones no hacen colectas, pero sí admiten donativos de todos los colores: seguros, cuentas bancarias, acciones, bonos, bienes raíces, testamentos, fideicomisos… etc. ¡No están por minucias! En una fotografía que acompaña a un artículo sobre este tema, una mano está colocando un billete doblado en una especie de cajetín. No son unos céntimos o unas monedas de uno o dos euros, se trata de un billete de veinte euros ¡muchos de estos billetes se tendrían que ver en las colectas de las diversas iglesias!

Quizás ahora en estos últimos años ha cambiado el sistema y ya no se cobran las publicaciones que los TJ ofrecen, pero lo que es indiscutible es que sin ingresos no se puede vivir y si no los hay de un color se buscan de otro.

Una organización como la de los testigos de Jehová, con continuas producciones millonarias de libros y revistas, con miles de locales y centros para todo tipo de reuniones distribuidos por todo el mundo, forzosamente ha de ingresar el dinero a espuertas, si no, los números no salen. Y cuanta menos información sobre este particular se ofrezca, más y más subidos de tono, al efecto, serán los comentarios y las críticas que intentarán, como mínimo, satisfacer la curiosidad de quienes están interesados por todo ello.