jueves, 11 de noviembre de 2021

NOS ENFRENTAMOS EN LA ACTUALIDAD AL “DÍA DE JEHOVÁ” (CULMINACIÓN DE LOS “ÚLTIMOS DÍAS”)

NOS ENFRENTAMOS EN LA ACTUALIDAD AL “DÍA DE JEHOVÁ” (CULMINACIÓN DE LOS “ÚLTIMOS DÍAS”)

 Nos enfrentamos en la actualidad, según los Testigos de Jehová, al que ellos llaman el “Día de Jehová”. Es el próximo acontecimiento a nivel planetario que tiene que ocurrir

 s/TJ:

 Apocalipsis, el último libro de la Biblia, nos habla de un ángel que vuela en medio del cielo con “buenas nuevas eternas que declarar como noticias gozosas” y que dice con voz fuerte: “Teman a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora del juicio por él” (Ap 14:6, 7). “La hora del juicio”, durante la cual se pronuncia y ejecuta la sentencia divina, es un período de tiempo relativamente corto. Dicha hora representa la culminación de “los últimos días” en los que estamos viviendo (2 Tim 3:1).

La llegada de “la hora del juicio” constituye una buena noticia para quienes aman la justicia. Será entonces cuando Dios elimine al actual sistema de cosas, violento y desamorado, que tanto sufrimiento ha causado a sus siervos. 

Es ahora, antes de que la destrucción del actual sistema de cosas malvado dé por terminada “la hora del juicio”, cuando se nos da la siguiente exhortación: “Teman a Dios y denle gloria”. ¿Lo está haciendo usted? No basta con decir: “Creo en Dios” ... El temor a Dios debería impulsarnos a tratarlo con reverencia y alejarnos de la maldad. Debería motivarnos a amar lo bueno y odiar lo malo. Si glorificamos a Dios, lo escucharemos con el mayor respeto, por lo que no habrá nada que nos tenga tan ocupados que descuidemos la lectura regular de su Palabra, la Biblia… Si nos damos cuenta de que deberíamos prestar más atención a estos asuntos, hagámoslo sin demora. 

¿A qué nos enfrentamos en la actualidad?  En (Ap 14:8), un ángel declara: “¡Babilonia la Grande ha caído!”. Y ya ha sucedido, pues actualmente ella no puede contener a los siervos de Jehová. La corrupción de Babilonia y su implicación en las guerras han quedado claramente expuestas, y su final está cerca. Por tal motivo, la Biblia exhorta a gente de todo lugar: “Sálganse de ella [Babilonia la Grande] [...] si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas. Porque sus pecados se han amontonado hasta llegar al cielo, y Dios ha recordado sus actos de injusticia” (Ap 18:4, 5) (“Alerta”, págs. 12-15).

 (Y ya sabemos que Babilonia la Grande, según los TJ, es el sistema religioso mundial que lleva el sello distintivo de la antigua Babilonia) 

La Biblia predice que los gobiernos de la actualidad se comportarán como una bestia salvaje: atacarán a “la ramera” (o sea, a la religión falsa), la desnudarán, es decir revelarán su verdadera naturaleza, y la destruirán por completo (Ap 17;16)

 ¿Será posible que los gobiernos mundiales lancen semejante ataque? Según las Escrituras, Dios pondrá “en sus corazones” la idea de hacerlo (Ap 17;17). No será un comportamiento predecible ni gradual, sino repentino, imprevisto y desconcertante.

 Para conseguir el favor de Jehová, es vital que tanto nuestros deseos como nuestros actos evidencien que no somos parte de Babilonia la Grande. No podemos demorarnos, pues la Biblia nos advierte así de su repentino fin: “Con lanzamiento veloz será arrojada abajo Babilonia la gran ciudad, y nunca volverá a ser hallada” (Ap; 18:21)). 

Lo animamos a que nos pida ayuda (o sea, a los TJ) para averiguar lo que Dios espera de cada uno de nosotros a fin de que nuestra adoración sea de Su agrado. Ahora es el momento de hacerlo. No se demore. ¡Se acerca el fin de la religión falsa! (Sof 2:2, 3.) (Religión falsa. Noticias del reino núm. 37, pág 1-4) 

Análisis:

 Yo, por mi parte, les sugiero que mientras esperamos el Día de Jehová, en vez de pedir ayuda a los TJ, nos vayamos directos a la Biblia y repasemos y tengamos siempre como norma de vida, por ejemplo, (Rom 13;8-10): “No estéis en deuda con nadie, sino amaos los unos a los otros, porque quien ama al prójimo ha cumplido la Ley. Pues “no adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás” y cualquier otro precepto, en esta sentencia se resume: “Amarás al prójimo como a ti mismo”. El amor no obra el mal del prójimo, pues el amor es el cumplimiento de la Ley”,   

Claro que para los TJ “ser caritativo y tratar de obrar justamente para con nuestros semejantes” es algo que no merece la aprobación de Dios porque esto también lo hacen las “personas de naciones llamadas paganas” (La Atalaya 15/6/1968, pág 363). 

No parece que Pablo sea de esta opinión. Y entre Pablo y los Testigos, me quedo con Pablo… ¡faltaría más!