miércoles, 30 de agosto de 2023

REFLEXIÓN AL TEMA 07: "¿Cómo es Jehová? ¡DISFRUTE DE LA VIDA PARA SIEMPRE!

 Dios es compasivo y misericordioso

“Muchos creen que Dios es indiferente o insensible, por lo que, si se preocupara por nosotros, las cosas serían muy diferentes. En efecto, vivimos en un mundo plagado de guerras, odio y dolor. Todos nos enfermamos, sufrimos y perdemos a seres queridos. Por eso hay quienes dicen: “Si le importáramos a Dios, ¿no nos libraría de todos estos problemas?”. Y lo que es peor, muchos maestros religiosos hacen pensar a la gente que Dios es insensible. Por ejemplo, cuando ocurre una tragedia, dicen que fue la voluntad de Dios. En la práctica, es como si afirmaran que Dios tiene la culpa de las desgracias. Pero ¿es eso verdad? (¿Qué enseña realmente la Biblia? (pág 10/ párrafos 6 y 7)

Los testigos de Jehová (TJ) opinan que Dios es sensible tal como lo entendemos entre las relaciones humanas. Así es, por ejemplo: (Sl 78;38-41) (Sl 103;8) (Sl 103;13-14) (Pr 27;11) (Zac 2;8) (“Usted puede vivir…” pág 38-39) (“La Atalaya” del 15.6.93, pág 14 y 15).

 Analizando este tema, veremos que Dios no puede variar sus emociones ni sentimientos según sea nuestra forma de vivir. Dios no puede estar ahora contento, ahora triste según la forma puntual de vivir de cada una de las personas que habitan la tierra. Nadie puede ni contristar el espíritu de Yahvé, ni añadirle un ápice de regocijo a su inmutabilidad perfecta. Todo ello es consecuencia necesaria y obligada de su condición de acto puro (sin mezcla de potencialidad alguna), de su simplicidad y de su absoluta perfección. La Biblia apoya su inmutabilidad: (Sl 32;11) (Sl 101;26-28) (Mal 3;6) (Sant 1;17).

 El sentido de los versículos que nos presentan los TJ se han de entender antropomórficamente, como tantos otros versículos de la Biblia. Dios ama siempre la virtud y odia siempre el pecado dondequiera que estén. Por ejemplo: Dios amó a Judas cuando éste era virtuoso, y le odió cuando el mismo Judas se metió en el ámbito, odiado por Dios, del pecado. Todo el cambio lo realizó el mismo Judas, pasándose de la virtud al pecado. Dios permaneció inmutable, como siempre, amando el bien y odiando el mal.

 Por otra parte, el hombre sí tiene una tendencia natural a sentir emociones, sentimientos, etc. Y en un momento dado se sentirá triste y en otro cambiará y se sentirá alegre, porque sus sentimientos varían de un momento al otro según sea lo que le afecte. Pero como todo lo sujeto a cualquier clase de cambio está de algún modo en potencia (al menos para ese cambio), se sigue que en manera alguna es posible que Dios esté sujeto a mutación, ya que Dios es infinitamente perfecto.

 Todo lo que ocurre es permitido por Dios, porque si no, no ocurriría, esto está claro. Pero también está claro que muchos de los males (o que al menos se han percibido como tales) que ha sufrido el hombre, han sido causados directamente por el propio Dios. Hablo del mal no de lo que entendemos por maldad. La Biblia está llena de casos: El Diluvio Universal, Sodoma y Gomorra, pestes diversas, esposa de Lot, Onán, etc, etc….

 Yo creo que Dios es eterno, y por tanto conoce desde la eternidad todo cuanto nos ocurre en nuestra corta historia. Y al decir todo, comprendo lo pasado, lo presente y lo futuro, nada se ha escapado, se escapa ni se escapará a su conocimiento. Y si en alguna ocasión –como nos enseña la Biblia- Dios ha intervenido personalmente ¿por qué no puede hacerlo, por ejemplo, ahora en nuestro tiempo?  Dios sabía de antemano que intervendría personalmente en cada uno de los casos que han quedado registrados en la Biblia, ¡quién sabe si tenía y si tiene prevista otras intervenciones en el futuro que puntualmente haya ejecutado o vaya a ejecutar!  Dios, desde la eternidad, quiere todo lo bueno para la humanidad y hará lo imposible para que su deseo sea un éxito sin menoscabar nuestra libertad.

 Por lo tanto, tampoco es de extrañar que, en algunas ocasiones, haya personas que vean en una gran catástrofe o en una muerte, directamente la mano o la voluntad de Dios. Aunque en general, los lamentos van más en la dirección del por qué Dios permite tal o cual acontecimiento que en el de aceptar su acción directa como causa del mismo.