Dios es compasivo y misericordioso
“Muchos creen que
Dios es indiferente o insensible, por lo que, si se preocupara por nosotros,
las cosas serían muy diferentes. En efecto, vivimos en un mundo plagado de
guerras, odio y dolor. Todos nos enfermamos, sufrimos y perdemos a seres
queridos. Por eso hay quienes dicen: “Si le importáramos a Dios, ¿no nos
libraría de todos estos problemas?”. Y lo que es
peor, muchos maestros religiosos hacen pensar a la gente que Dios es
insensible. Por ejemplo, cuando ocurre una tragedia, dicen que fue la voluntad
de Dios. En la práctica, es como si afirmaran que Dios tiene la culpa de
las desgracias. Pero ¿es eso verdad? (¿Qué
enseña realmente la Biblia? (pág 10/ párrafos 6 y 7)
Los testigos de Jehová (TJ) opinan
que Dios es sensible tal como lo entendemos entre las relaciones humanas. Así
es, por ejemplo: (Sl 78;38-41) (Sl 103;8) (Sl 103;13-14) (Pr 27;11) (Zac
2;8) (“Usted puede vivir…” pág 38-39) (“La Atalaya” del 15.6.93, pág 14 y 15).
Analizando
este tema, veremos que Dios no puede variar sus emociones ni sentimientos según
sea nuestra forma de vivir. Dios no puede estar ahora contento, ahora triste
según la forma puntual de vivir de cada una de las personas que habitan la
tierra. Nadie puede ni contristar el espíritu de Yahvé, ni añadirle un ápice de
regocijo a su inmutabilidad perfecta. Todo ello es consecuencia necesaria y
obligada de su condición de acto puro (sin mezcla de potencialidad alguna), de
su simplicidad y de su absoluta perfección. La Biblia apoya su
inmutabilidad: (Sl 32;11) (Sl 101;26-28) (Mal 3;6) (Sant 1;17).
El
sentido de los versículos que nos presentan los TJ se han de entender
antropomórficamente, como tantos otros versículos de la Biblia. Dios ama
siempre la virtud y odia siempre el pecado dondequiera que estén. Por ejemplo:
Dios amó a Judas cuando éste era virtuoso, y le odió cuando el mismo Judas
se metió en el ámbito, odiado por Dios, del pecado. Todo el cambio lo
realizó el mismo Judas, pasándose de la virtud al pecado. Dios permaneció
inmutable, como siempre, amando el bien y odiando el mal.
Por
otra parte, el hombre sí tiene una tendencia natural a sentir emociones,
sentimientos, etc. Y en un momento dado se sentirá triste y en otro cambiará y
se sentirá alegre, porque sus sentimientos varían de un momento al otro según
sea lo que le afecte. Pero como todo lo sujeto a cualquier clase de cambio
está de algún modo en potencia (al menos para ese cambio), se sigue que en
manera alguna es posible que Dios esté sujeto a mutación, ya que Dios es
infinitamente perfecto.
Todo lo
que ocurre es permitido por Dios, porque si no, no ocurriría, esto está claro.
Pero también está claro que muchos de los males (o que al menos se han percibido
como tales) que ha sufrido el hombre, han sido causados directamente por el
propio Dios. Hablo del mal no de lo que entendemos por maldad. La Biblia está
llena de casos: El Diluvio Universal, Sodoma y Gomorra, pestes diversas, esposa
de Lot, Onán, etc, etc….
Yo creo
que Dios es eterno, y por tanto conoce desde la eternidad todo cuanto
nos ocurre en nuestra corta historia. Y al decir todo, comprendo lo
pasado, lo presente y lo futuro, nada se ha escapado, se escapa ni se escapará
a su conocimiento. Y si en alguna ocasión –como nos enseña la Biblia- Dios
ha intervenido personalmente ¿por qué no puede hacerlo, por ejemplo, ahora en
nuestro tiempo? Dios sabía de antemano que intervendría personalmente en
cada uno de los casos que han quedado registrados en la Biblia, ¡quién sabe si
tenía y si tiene prevista otras intervenciones en el futuro que puntualmente
haya ejecutado o vaya a ejecutar! Dios, desde la eternidad, quiere todo
lo bueno para la humanidad y hará lo imposible para que su deseo sea un éxito sin
menoscabar nuestra libertad.
Por lo
tanto, tampoco es de extrañar que, en algunas ocasiones, haya personas que vean
en una gran catástrofe o en una muerte, directamente la mano o la voluntad de
Dios. Aunque en general, los lamentos van más en la dirección del por qué Dios
permite tal o cual acontecimiento que en el de aceptar su acción directa como
causa del mismo.