¿POR QUÉ JESÚS
REÚNE PRACTICAMENTE EN UNO SOLO -al decir que son semejantes- LOS PRECEPTOS DEL
AMOR A DIOS Y DEL AMOR AL PRÓJIMO? (Mt 25;31-46) (Mt 22;39).
En (Mc 9;33-37) (Mt 18;1-5) (Lc 9;46-48) Jesucristo tomando a un niño y poniéndolo en medio de sus apóstoles les dijo: "Quien recibe a uno de estos niños en mi nombre, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, no es a mí a quien recibe, sino al que me ha enviado".
Se empieza a entrever que, en cada
hombre, por ser todos hermanos de Cristo e hijos, por tanto, del mismo Padre
Dios, Cristo está presente de alguna manera, y, por eso, al amar a los
hombres se ama a Dios. Todos los hombres nos convertimos en un sacramento, en
signo sensible de la presencia de Dios en el mundo.
"Quien no ama a su hermano, a
quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve" (1Jn 4;20) Todo el pasaje de
(1Jn 4;7-21) es preciso leerlo y releerlo.
Por esto S. Agustín pudo decir:
"Ama y haz lo que quieras". Frase que algunos
protestantes entendieron a su favor en el sentido de que amando a Dios
sobraba cualquier valoración de las obras que uno podía hacer. Lo único
que tenía valor para estos protestantes era amar a Dios. Pero es que la frase
de S. Agustín sigue, y en las siguientes palabras nos deja muy claro lo
que él ha querido decir: "...si callas, callarás con amor; si
gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas,
perdonarás con amor. Como está dentro de ti la raíz del amor ninguna otra cosa
sino el bien podrá salir de tal raíz." S. Agustín tenía muy
claro el significado del amor cristiano que asocia indisolublemente el amor a
Dios y el amor al hermano.
"Acercósele (a Jesús) uno y
le dijo: Maestro, ¿qué de bueno haré yo para alcanzar la
vida eterna? Él le dijo: "...si quieres entrar en la vida, guarda los
mandamientos'. Díjole él: "¿Cuáles?" Jesús respondió: "No
matarás, no adulterarás, no hurtarás, no levantarás falso testimonio; honra a
tu padre y a tu madre y ama al prójimo como a ti mismo. Díjole el joven:
Todo esto lo he guardado, ¿Qué me queda aún? Díjole Jesús: "Si quieres ser
perfecto, ve, vende cuanto tienes, dalo a los pobres, y tendrás un tesoro
en los cielos, y ven y sígueme". Al oír esto el joven, se fue triste,
porque tenía muchos bienes. Y Jesús dijo a sus discípulos: En verdad os digo:
qué difícilmente entra un rico en el reino de los cielos. De nuevo os digo: es
más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que entre un rico en el
reino de los cielos. Oyendo esto, los discípulos se quedaron estupefactos y
dijeron: "¿Quién, pues, podrá salvarse?" Mirándolos, Jesús les dijo:
"Para los hombres, imposible, mas para Dios todo es posible". (Mt
19;16-26)