domingo, 16 de febrero de 2014

ACTUACIÓN DE LOS DISCÍPULOS UNA VEZ CRISTO PARTIÓ HACIA EL CIELO

ACTUACIÓN DE LOS DISCÍPULOS UNA VEZ CRISTO PARTIÓ HACIA EL CIELO

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Cuando Jesucristo fue resucitado, dio destellos  de luz respecto a una obligación que recaía sobre todos sus seguidores. Lo más probable es que se dirigiera a los 500 discípulos reunidos en Galilea cuando dijo: "Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado. Y ¡miren!, estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas" (Mt 28;19-20) (1Cor 15;6).
A partir de entonces, todos los seguidores de Cristo habrían de ser predicadores, y su comisión de predicar no se limitaría a "las ovejas perdidas de la casa de Israel" (Mt 10;6). Tampoco efectuarían el bautismo de Juan, en símbolo de arrepentimiento para perdón de pecados, sino que bautizarían a las personas "en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo"... Hasta entonces habían sido testigos de Jehová únicamente, pero a partir de ese momento serían también testigos de Cristo (Hech 1;6-8) ("La Atalaya" de 15.5.95, pág 10-11)

Una vez Cristo partió al cielo  sus discípulos obedecieron su mandato de enseñar  y bautizar,  durante los  tres  años y  medio siguientes,  pero limitaron su obra de hacer discípulos  a los judíos, prosélitos judíos y samaritanos circuncisos.  Luego, en 36  dC, Dios mandó que se predicaran las  buenas nuevas  a Cornelio,  un hombre  incircunciso, y  a su  casa. Durante la década siguiente otros  gentiles entraron en la congregación. Sin embargo, parece ser que la mayor parte de la obra se llevó a cabo en la zona  del Mediterráneo  oriental (Hech  10;24) (Hech  10;44-48) (Hech 11;19-21) ("La Atalaya" de 1.12.91, pág 12 y 13)

Los mensajes que  Cristo envió a las siete congregaciones  de Asia Menor mediante la  Revelación (Apocalipsis)  que dió  al apóstol  Juan indican claramente  que, para fines del S.I dC., las prácticas y actitudes religiosas babilónicas estaban infiltrándose en   la  congregación cristiana (Ap 2 y 3).  La apostasía floreció particularmente desde el S. II  hasta el  S. V  dC.  y eso  llevó  al surgimiento  de una  imitación corrupta de la religión cristiana  pura.  Doctrinas babilónicas como las de  la inmortalidad  del alma,  un infierno  ardiente y  la Trinidad  se incorporaron en las enseñanzas  del cristianismo apóstata.  Las iglesias -católica, ortodoxas y luego las protestantes- adoptaron aquellos dogmas falsos y  así se hicieron  parte de  Babilonia la Grande.,  el diabólico imperio mundial de la religión falsa.

La religión verdadera  nunca ha sido completamente  eliminada.  A través de los siglos siempre ha habido  quienes amen la verdad; algunos pagaron con su vida  su fidelidad a Jehová  y su Palabra, la  Biblia.  Pero como muestra la  ilustración de  Jesús sobre  el trigo y  la mala  hierba, el trigo simbólico  -o los hijos  ungidos del  Reino- sería separado  de la mala hierba -o los hijos del  inicuo- sólo en la "conclusión del sistema de cosas" (Mt  13;24-30) (Mt 36;43).   fines del S. XIX,  cuando ya se acercaba  el  tiempo  del  fin  -el tiempo en que se efectuaría tal separación- estudiantes sinceros  de la Biblia empezaron  a librarse del cautiverio a la religión falsa. ("La Atalaya" de 1.12.91, pág 12 y 13)