s/TJ:
Para amar y respetar a una
persona, uno tiene que conocer a esa
persona tal como realmente es. Para dar a Dios la devoción exclusiva que él merece, usted tiene que estudiar su Palabra y 'probar para usted mismo lo que es
la buena y la perfecta voluntad de Dios (Rm 12;2) Lo importante no es cómo los hombres
quieren adorar a Dios, sino como Dios quiere que se le adore.
Las ceremonias religiosas y las "ayudas para la devoción" quizás parezcan hermosas a los ojos de los que las usan, pero ¿cómo las considera Dios? El propio Hijo de Dios nos dice que "los verdaderos adoradores adorarán al Padre con espíritu y con verdad" (Jn 4;23) ¿Es el uso de imágenes, por ejemplo, adoración "con espíritu y con verdad"? ¿Agrada a Dios?
Las ceremonias religiosas y las "ayudas para la devoción" quizás parezcan hermosas a los ojos de los que las usan, pero ¿cómo las considera Dios? El propio Hijo de Dios nos dice que "los verdaderos adoradores adorarán al Padre con espíritu y con verdad" (Jn 4;23) ¿Es el uso de imágenes, por ejemplo, adoración "con espíritu y con verdad"? ¿Agrada a Dios?
En (Ex 20;4-5), en uno de
los diez mandamientos, Dios mismo dice: "No te harás imágenes talladas, ni figuración
alguna...No te postrarás ante
ellas, y no las servirás". Algunas personas consideran a
una imagen religiosa sencillamente
como "ayuda" para
adorar a Dios porque pueden ver y
tocar la imagen. Pero Dios inspiró al apóstol Pablo a escribir: "Andamos por
fe, no por vista" (2Cor 5;7). Dios
habla muy francamente en cuanto a
este asunto. Nos dice que el uso de imágenes no es parte alguna de la
adoración verdadera, sino que tales
imágenes son "una
falsedad" (Is 44;14-20)(Sl
115;4-8)(Sl 113;12-16). Aunque
uno quizás diga que el honor que
se da a una imagen religiosa es menos
que el que se da a Dios, Dios mismo dice
que él no compartirá ninguna de su gloria y alabanza con tales imágenes
(Is 42;8) ("La verdad que lleva a la vida
eterna", pág 25-26)
Debe condenarse el empleo en el culto de todo género de imágenes. Los primitivos cristianos
no usaron jamás imágenes
para representar la
divinidad y menos
todavía los santos. Los
apóstoles se hicieron solidarios de esta prohibición. (Hech
17;29) (1Cor 10;7-14) (1Jn 5;21) ("Que Dios....pág
141-149").
Análisis:
En
todos estos textos que aducen los TJ se
hace referencia o se habla de los ídolos que adoraban los paganos, no de las
imágenes en cuestión
s/TJ:
Amorosamente, el apóstol Juan
nos advierte "Guárdense
de los ídolos" (1Jn 5;21) ("La
verdad que lleva a la vida eterna", pág 26)
La Iglesia comenzó a
favorecer estas representaciones, signos de riqueza y de dominación, cuando
logró conquistar el poder civil, a la
salida de las catacumbas, en los días de esplendor. ("Que
dios..." pág 146)
Vése este tema en
("La Atalaya" de 15.2.92, pág 3-7) ("¡Despertad!"
de 22.6.64, pág 5 y ss) ("¡Despertad!" de 8.11.63, pág 5
y ss)
Análisis:
Hablar de
esta manera es pretender
ignorar las maravillosas pinturas que adornan el interior
de las catacumbas cristianas. En ellas se han encontrado, de los siglos III, II
y aún I, representaciones simbólicas
(cordero, pez, ancla) y alegóricas (Buen Pastor, vid, vírgenes), temas del
Antiguo Testamento (Noé, Daniel, Moisés, Jonás) e imágenes de Jesús, María y
los Santos. Son las primeras y más antiguas manifestaciones de culto de los
primeros cristianos.
Los pueblos primitivos empezaron
por adoptar ciertos símbolos groseros para representar a sus
dioses; pero, perfeccionando tales símbolos, fabricaron imágenes, y poco a poco
acabaron por concebir los dioses según
las imágenes con que los
representaban, hasta caer en el antropomorfismo más craso.
El
precepto segundo del decálogo se ordena a imponer a los israelitas una
concepción inmaterial de su Dios, camino
para llegar a la sentencia del Salvador de (Jn 4;23)
Las
Sagradas Escrituras nos hablan mucho de la tendencia de Israel hacia los
ídolos. Si al fin vino a prevalecer en el pueblo el precepto de no usar
imágenes en el culto de Yahvéh, fue gracias a los esfuerzos de los profetas,
que más de una vez ridiculizaron los usos paganos de rendir culto a los ídolos
(Is 44;14-20)(Jn 10; 1 y ss)
Los
israelitas venían de Egipto donde los egipcios habían llegado al paroxismo en
la adoración de los fenómenos naturales, de los astros y seres creados. La
propensión de los israelitas a copiar los cultos cananeos, fenicios y asirios
fue la obsesión de la predicación profética. La prohibición de Yahvéh fue
muchas veces desobedecida (Ex 32)(Jc 17)(1Re 12;28)(1Re 13:34)(1Re 14;16)
En
la época de Cristo, la Ley era estrictamente observada, de tal forma que los
escritores romanos acusaban a los judíos "ateos" por su repugnancia a
plasmar en imágenes sus ideas religiosas. (Tácito. Hist. V5).
El
precepto de (Ex 20;4) tiene su razón principal de ser en la rudeza del pueblo
-como tantos otros preceptos-. Cuando, mediante la revelación evangélica, haya
desaparecido esa rudeza, la Iglesia hará
uso de las imágenes, no sólo para representar al Verbo encarnado, sino
al mismo Padre eterno. Los que alegan
este precepto en contra de la práctica de la Iglesia, nos suponen, o se suponen
a sí mismos, con la misma mentalidad de
los antiguos hebreos o gentiles. Semejante precepto está destinado a ser
suprimido y sustituido por otro cuando las circunstancias cambian.
Los
T.J. admiten que la Iglesia no recomienda la adoración directa de las imágenes,
sino más bien lo que ellas representan.
Sin embargo llaman a esto "adoración relativa".
s/TJ:
Toda idolatría, completa o
relativa, debe ser rechazada, pues esta teoría puede ser aceptable para hombres
instruidos, pero no para gentes de pueblo. Por otra parte, añaden, son
numerosos los casos en que se ofrecen flores y se encienden velas ante estatuas
e imágenes. Incluso se las erige en los lugares de cataclismos, para evitar el
peligro. Lo que prueba que los cristianos no sólo tienen confianza en lo que
las imágenes representan, sino también en las imágenes mismas (Hech 10;25-26)
(Hech 14;10-18) (Ap 19; 10) (Ap 22; 8-9) (Jn 14;13) (Jn 15;16) (Rom 8; 24-25)
(2Cor 4;18) (2 Cor 5;7) ("Que Dios...", pág
142-150)
Análisis:
No
aparece en todos estos versículos ninguna prohibición relativa a las
imágenes ni a la oración que se dirige a
Dios por intercesión de sus servidores. El hagiógrafo declara en estos pasajes
que es necesario adorar al único Dios,
que la oración hecha en nombre de Jesús es siempre escuchada y que nosotros
vivimos hora en la fe, no en la visión clara. Aún en estos casos -de gente de pueblo, como dicen los T.J.-, no es difícil de comprender que se
apela a la intercesión de aquellos que representan las imágenes, no a la
materia de la que están hechas.
No
se atribuye ningún valor real a la estatua o imagen como tal. A Dios no le
importa que se hagan imágenes ni que las tengamos en nuestro poder bien sean
para adorno, bien sean para venerarlas por lo que representan. Si así no fuera,
Dios mismo se contradiría. Véase (Ex 25;18-20) (1 Re 6; 23-29) (1 Re 7; 25-44) (Num 21; 4-9). Es muy interesante
el pasaje bíblico (Num 21; 4-9) y la exégesis que del mismo hace el autor del
libro de la Sabiduría en (Sab 16; 5-8). Resumiendo podemos decir que Yhavé
manda a Moisés que erija una imagen para que quien la mire quede curado de su
dolencia. El libro de la Sabiduría nos dice que quien la miraba no era curado
por lo que veía sino por Dios. Exactamente lo que la Iglesia viene predicando
con relación a las imágenes... aunque a veces no es fácil vencer la sensiblería
de muchas personas.
Los
protestantes nos dicen que la veneración que prestamos a las imágenes es una
superstición intolerable una verdadera
idolatría, prohibido expresamente por la Biblia. Y muchos católicos no comprenden, e incluso critican, el uso de las imágenes.
La Iglesia
ha hablado varias veces
acerca del culto de las imágenes, con ocasión, sobre todo, de
los iconoclastas o destructores y de los
ataques de los protestantes. Los dos documentos fundamentales son el del Concilio II de Nicea (787) y el de la
sesión 25ª del Concilio de Trento (1563), apoyados ambos históricamente en las
costumbres recibidas desde los primeros tiempos del cristianismo y en los
santos padres. Véanse las palabras del
Concilio de Trento: "Se han de tener y conservar, sobre todo en los
templos, las imágenes de Cristo, de la Virgen madre de Dios y de los demás
santos, y se les ha de tributar el debido honor y veneración, no por creerse
que resida en ellas la divinidad o una virtud, por la que se les haya de rendir
culto o por que se les haya de pedir algo, o por que se haya de depositar en las
imágenes la confianza como antiguamente hacían los paganos, que depositaban su
esperanza en los ídolos, sino por que el
honor que se les da se dirige a los prototipos que ellos representan; de modo
que por las imágenes a las cuales besamos y ante las cuales nos descubrimos la
cabeza y nos prosternamos, adoramos a
Cristo y veneramos a los santos cuya semejanza ostentan ellas".
¿Puede
encontrarse en todo esto, algo de reprobable?. Las imágenes excitan en el
pueblo el recuerdo de los grandes méritos y heroicas virtudes que en la Virgen
y en los santos resplandecieron, incitándole a la imitación y fomentando su piedad. A las
imágenes, en cuanto cosas, no se les tributa ningún culto, ni siquiera veneración alguna.
A
las imágenes, en cuanto imágenes de alguien sí se les rinde culto; pero,
nótese, puramente relativo a las
personas representadas. Culto no "a las imágenes", sino "a
través de las imágenes". En sí mismas, en
cuanto representación de una persona santa, adquieren además cierta
categoría sagrada al estilo de las cosas que usó aquel santo o de los
evangelios, que son imagen gráfica de la palabra de Dios; pero aún ésta
veneración que se dirige a la misma imagen en cuanto tal considerada sagrada en
cierto modo por su destino de representar a alguien sagrado, se refiere, en
último término, a la persona representada; si prescindimos de la persona, la
imagen pierde toda su categoría religiosa, aunque tuviese una gran categoría artística, o al menos, universal.
Se las corona, se las enciende lámparas, se las venera; pero el significado terminal, encerrado en estas
manifestaciones no se detiene en la imagen; pasa al santo, que es a quien va
dirigido. En el Evangelio no hallamos prescripciones ni prohibiciones expresas,
ni implícitas, respecto al culto de las imágenes tal cual lo entiende la
Iglesia Católica.
Dicen
los TJ que Dios prohíbe en la Biblia la adoración de las imágenes y que por lo
tanto la iglesia Católica hace mal
permitiéndolas. Ya hemos dicho que la Iglesia no permite la adoración, sino la
veneración por lo que la imagen representa. Veamos ahora la Biblia: Dice el
Exodo (Ex 20;4 y ss): "No te harás imágenes talladas ni figuración alguna
de lo que hay en lo alto de los cielos
ni de lo que hay en las aguas... No te postrarás ante ellas y no las
adorarás...". Si Dios impuso este precepto al pueblo de Israel fue por el peligro especial de Idolatría en
que se encontraba. Estaba rodeado de gentes idólatras por todas partes y él era ya de suyo inclinado a
ello, como lo manifestó repetidas veces en su Historia. Esta idea en la
prohibición de Dios se ve clara en el versículo anterior: (Ex 20;3) "No tendrás otro Dios que a Mí".
Esta es la idea, el sentido del mandamiento. A Dios no le importa que se hagan
imágenes ni que las tengamos en nuestro poder bien sean más para adorno, bien
sean otras para venerarlas por lo que representan. Si así no fuera, Dios mismo
se contradiría. Véase (Ex 25;18-20) (1Re 6;23-29) (1Re 7;25-44) (Num
21;4-9). (Idolatría: (Ex.c. 32) (Is. c.
44)).
Es
muy interesante el pasaje bíblico (Num 21;4-9) y la exégesis que del mismo hace
el autor del libro de la Sabiduría en
(Sab 16;5-8):
(Num
21;4-9): "Partiéronse del monte Ors
en dirección al mar Rojo rodeando la tierra de Edom; y el pueblo murmuraba
impaciente, por el camino contra Dios y contra Moisés diciendo: "¿Por qué
nos habéis sacado de Egipto a morir en este desierto?.No hay pan ni agua y
estamos ya cansados de un tan ligero manjar como éste". Mandó entonces
Yhavé contra el pueblo serpientes venenosas que los mordían y murió mucha gente
de Israel. El pueblo fue entonces a Moisés y le dijo: "Hemos pecado murmurando contra Yhavé y contra tí; pide a Yahvé
que aleje de nosotros las serpientes". Moisés intercedió por el pueblo, y Yhavé dijo a Moisés: "Hazte
una serpiente de bronce y ponla sobre un asta; y cuantos mordidos la miren, sanarán".
Hizo, pues, Moisés una serpiente de bronce, y la puso sobre un asta; y cuando
alguno era mordido por una serpiente, miraba a la serpiente de bronce y se
curaba".
(Sab
16;5-8): "Mas cuando sobre estos
vino la terrible furia de las bestias, y perecían por las mordeduras de las
tortuosas serpientes, tu cólera no duró hasta el fin; para su corrección fueron
por un poco turbados; tuvieron una señal
de salud para traerles a la memoria los preceptos de la Ley. Pues el que se
volvía a mirarla no era curado por lo que
veía, sino por ti, Salvador de
todos".
En
los tiempos de Juliano el Apóstata (361-363), ya acusaba este emperador, a los
cristianos de que adoraban imágenes y cruces. S.Cirilo (376-444), que es el que
nos transmite la noticia, añade en su escrito la justificación de esta práctica
cristiana, y no es otra que la del Concilio Tridentino ya citada: "aunque
hacemos imágenes a los piadosos varones -dice- no lo hacemos para adorarlas
como a dioses, sino para que mirándoles,
nos sintamos movidos a la emulación de los mismos".
De
todos modos existen ridiculeces y exageraciones cometidas por las gentes
sencillas. Personas que pasan por delante del Sagrario o del Santo Cristo sin
saludarlos siquiera para irse a postrar ante la imagen de S. Antonio, por
ejemplo. Personas que discuten porque
para unos es la Virgen del Carmen la
mejor y para otros lo es la de los Dolores. Hay abusos, repito, grotescas
actitudes, indiscreciones que la Iglesia Católica está muy lejos de aprobar.
¿Qué hacer? ¿Suprimir el culto? Esto sería suprimir los alimentos porque pueden
provocar una mala digestión.
Yo
creo, por otra parte, que a Dios no le deben ofender mucho esas injurias,
¡todas fueran como ellas!. A las gentes que las hacen les salva su simplicidad,
su buena intención... Lo único que se puede hacer, ante este problema, en buena lógica es:
tratar de educar a las gentes: "La
Religión sin cultura pronto se convierte en superstición".
Según
la razón, el hombre no es puro espíritu; vive en la materia y es, en gran
parte, materia y, todo él, animal, al
mismo tiempo que racional; su espíritu se expresa a través de la materia y a
través de ella conoce. Es tan ineludiblemente humano esto, que el mismo
protestantismo, que critica la introducción del uso de imágenes, se ve forzado
a llenar esta soledad, en la que se siente incómoda la sicología de sus fieles.
La música religiosa del gran Bach, vendrá a tratar de llenar este vacío. Protestantes
y católicos buscan una misma cosa, aquellos con la música, estos con la música,
pintura, escultura y los elementos secundarios de flores, incienso, fuego, luz
tamizada: recoger y dirigir la imaginación y los sentidos, ambientar para la
oración y el culto que han de realizar el corazón y el espíritu. Los psicólogos
dan más eficacia a los medios visuales que utiliza preferentemente la Iglesia
Católica. Ya decía la sabiduría antigua: "Llega más al alma lo que entra
por los ojos que por los oídos”.
Quien
besa una foto de su madre o de su mujer no besa unos centímetros cuadrados de
papel; en éste se deposita el beso
material, la presión, el calor, el chasquido; pero todo aquello se dirige al
ser amado; a él es a quien se quisiera besar; ya que no es posible se besa al
menos su imagen. Lo cual no suprime que a la foto misma, no en cuanto papel,
sino en cuanto imagen se le tribute también cierto cariño, y no se perdonaría a
quien la escupiese, porque, sicológicamente, la imagen y lo imaginado se
identifican; pero aún este cariño al retrato en sí mismo es relativo, dirigido
en último término a la persona representada.
No
es obligatorio rendir veneración a las imágenes o culto a través de las
imágenes; puede haber sicologías que prefieren una religiosidad más abstracta y
directa. Sólo hay la obligación negativa de no despreciar las imágenes, pues sería despreciar a quien representan.
Pero,
humanamente, las imágenes son una ayuda insustituible de la religión o, al
menos, de la religiosidad. Enraízan en la más profunda sicología humana. A esta
raíz sicológica humanísima apelaba ya,
para defender el culto similar de las reliquias, Leoncio de Neápolis (Chipre): "Dime, tú que piensas que no hay que
venerar lo que está hecho por manos de hombres y absolutamente nada de lo
creado, dime, ¿no es verdad que muchas veces, al ver en tu casa un vestido o un
adorno de tu mujer o de tus hijos muertos, los has cogido, besado y bañado con
tus lágrimas sin que nadie te reprochase por
ello? Tú no has adorado a los vestidos como si fueran
Dios, sino que, besándolos, has mostrado
tu afecto hacia aquel que un tiempo los llevó".
¿Por
qué está prohibido el mirar figuras obscenas?.
Porque
su visión llama a la lujuria, excitando en el hombre el apetito carnal.
Precisamente porque el hombre necesita de cosas externas y materiales que lo
exciten, la Iglesia permite culto de los santos que lo llaman a la perfección y prohibe el mirar
grabados pornográficos porque lo llaman al pecado.
¿Qué
otras cosas hacen los pueblos con sus héroes nacionales?.
Martí
tiene un busto, por lo menos en cada pueblo de Cuba. Igual cosa ocurre en
Norteamérica con Washington y Suramérica con Bolivar.
Los
católicos, en fin, veneran a sus grandes
figuras "nacionales" que
son los santos y santas, pero no los adoran.
s/TJ:
"No obstante, la hora viene, y ahora es, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre con espíritu y con verdad, porque, en realidad, el Padre busca a los de esa clase para que lo adoren". (Jn 4;23) (TNM)
Análisis:
Gran parte de la actividad de predicación de los TJ sigue el esquema de la negación de la deidad de Cristo, mientras enseñan que sólo el Padre (Jehová) debe ser adorado. Para establecer esta doctrina, llevan a sus estudiantes nuevos en una gira a través de la Biblia, evitando con cuidado pasajes tales como (Is 9:6) (Mat 28;9) (Jn 1;1) (8;58, 59) (20;28) (Col 2;9) (Heb 1;6) todos los cuales revelan la deidad de Cristo y la adoración debida a Él.
Los traductores de la Sociedad Atalaya, al preparar su Traducción del Nuevo Mundo, tuvieron cuidado de traducir la palabra griega "proskuneo" (adoración, reverencia, rendir homenaje a) de modo selectivo. Cuando la palabra se refiere al Padre, la traducen "adorar", pero cuando se refiere al Hijo la traducen "rendir homenaje a".
De todas maneras, si le pregunta al TJ si él respeta los deseos del Padre en otros aspectos, como es natural, le responderá que sí. Luego diríjalo en su Biblia a (Jn 5:23), donde dice que el Padre requiere "que todos honren al Hijo así como honran al Padre…" Si el Testigo no le da la honra de adoración al Hijo, entonces su adoración del Padre es vana, porque el mismo versículo dice: "El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió."
Véase: (Gn 18;1, 2) (Ex 3;14) (Sl 110;1) (Is 9;6) (Dn 10;13,21) (Hb 1;6).