sábado, 26 de abril de 2014

DIOS ES AMOR

DIOS ES AMOR

s/TJ

Juan nos dice: “El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor.” (1Jn 4;8)

Y también: “Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él” (1Jn 4;16). Estas palabras de la Primera carta de Juan expresan con claridad meridiana el corazón de la fe cristiana.

(1Jn 4;16) En efecto, el amor de Dios impregna todo su ser, es su misma esencia o naturaleza. En líneas generales, podemos verlo de la siguiente manera: las acciones de Jehová son posibles por su poder y están guiadas por la justicia y la sabiduría; sin embargo, son motivadas por el amor, cualidad siempre presente cuando él hace uso de sus demás atributos. Desde el principio Jehová ha tomado la iniciativa en la demostración de amor a la humanidad. “Él nos amó primero” (1Jn 4;19) en un sinnúmero de formas. Dado que el amor fomenta la armonía y el gozo, no es de extrañar que al Creador se le llame el “Dios feliz” (1 Tim 1:11) ("La Atalaya" de 15.6.93, pág 17)

Aunque Jehová ha demostrado su amor de múltiples maneras, hay una que se destaca sobre las demás. ¿A cuál nos referimos? Al hecho de que enviara a su Hijo a sufrir y morir por nosotros. Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que se trata de la mayor muestra de amor de toda la historia: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna”.  (Jn 3;16) Los motivos de Jehová se resumen en una sola palabra: amor. Nadie jamás ha demostrado un amor tan grande.  Sin embargo, surge una cuestión muy importante. ¿Nos ama Dios a cada uno de nosotros? Hay quienes aceptan que él quiere a la humanidad en general, como indica Juan 3:16, pero piensan: “Dios nunca podría amarme a mí”. Lo cierto es que a Satanás le encantaría hacernos creer que Jehová no nos ama ni valora. Por otro lado, por más inútiles e indignos de ser amados que nos creamos, Jehová nos garantiza que considera valioso a cada uno de sus siervos fieles (Mt 10;29-31) (2 Cro 19;1-3) (La Atalaya 1/7/2003, pág 14,15)

¿Qué es el amor? Se ha dicho que es la mayor necesidad del ser humano. Durante toda la vida lo buscamos, prosperamos con su calor, y languidecemos y morimos si nos falta. Con todo, resulta muy difícil definirlo. Aunque es el tema de innumerables conversaciones, libros, canciones y poemas, estos no siempre aclaran su sentido. De hecho, se abusa tanto del término, que parece que cada vez cuesta más determinar su verdadero significado. ("Acerquémonos a Jehová", pág 233-234) 

Análisis:

En el Antiguo Testamento se va manifestando el amor de Dios a medida que Él se va comunicando con los hombres. Israel, al ver como Dios lo elige, lo guia, lo perdona y lo rescata, empieza a entender el amor celoso de Dios por su pueblo.

Pero la historia de amor de Israel, se prolonga en la historia de cada hombre. Dios se le adelanta con su amor, y el hombre no comprende: en vez de aceptar el don divino, le vuelve la espalda y se va en busca de amores terrenos; se hace esclavo de las pasiones, propias y ajenas... Y Dios le persigue no para destruirlo, pues tiene demasiada compasión de él: “soy  Dios, no hombre” (Os 11;1-3,8-9). Es Amor y quiere vencer por el amor. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva.