DIOS ES OMNIPRESENTE
s/TJ
“Diversas
religiones enseñan que Dios es omnipresente, es decir, que está en todas
partes a la
vez. Por ejemplo, el Diccionario
Manual Teológico señala
que "Dios está completamente presente
en todos los lugares".
Asimismo, John Wesley, fundador de la Iglesia Metodista, escribió en un sermón titulado "Sobre la omnipresencia de Dios": "No hay un solo punto de espacio, ya sea dentro o fuera de los límites del universo creado, donde Dios no esté". ¿Qué enseña la Biblia sobre este asunto? ¿Es Dios omnipresente? ¿Reside al mismo tiempo en cada rincón del cielo y de la Tierra, e incluso en los seres humanos?” (“La Atalaya” del 1/8/2011, pág 27)
Asimismo, John Wesley, fundador de la Iglesia Metodista, escribió en un sermón titulado "Sobre la omnipresencia de Dios": "No hay un solo punto de espacio, ya sea dentro o fuera de los límites del universo creado, donde Dios no esté". ¿Qué enseña la Biblia sobre este asunto? ¿Es Dios omnipresente? ¿Reside al mismo tiempo en cada rincón del cielo y de la Tierra, e incluso en los seres humanos?” (“La Atalaya” del 1/8/2011, pág 27)
Puesto que Dios
es una persona que tiene un cuerpo espiritual, debe
tener un lugar donde viva. La Biblia nos dice que los
cielos son "el lugar establecido de la morada" de Dios (Jn
16;28)(Is 66;1)(Is 57;15)(Sl 123;1)(Dt 26;15)(Mt 6;9-10)(1 Reyes 8:43) Desde luego, "los
cielos" que se mencionan en estos textos bíblicos no pueden referirse a la
atmósfera que envuelve la Tierra ni al inmenso espacio sideral. ¿Por qué?
Porque los cielos físicos no pueden contener al Creador del universo (1 Reyes 8:27).
La Biblia enseña que "Dios es un Espíritu" (Juan 4:24). Él vive en
los cielos espirituales, un ámbito aparte del universo físico (1 Corintios
15:44)” (“La Atalaya” del 1/8/2011, pág 27)
Por lo tanto: el Dios
verdadero no es omnipresente. “El hecho de que Jehová tenga una morada
indica que no está en todas partes a la vez”. (“¡Despertad!” de abril 2011, pág 28)
Pero, entonces, si
Dios realmente es una persona que vive en cierto lugar en el cielo,
¿cómo puede ver todo lo que sucede en todas partes?, ¿y cómo
puede ser que su poder tenga efecto en todas partes del universo? (2Cr
16;9) Como ayuda para que entendamos esto, considere los efectos de gran
alcance de una central de energía eléctrica. Una central de
energía eléctrica se halla en cierto lugar dentro de una ciudad
o cerca de ella. Pero su fuerza eléctrica se distribuye por
toda aquella área, y suministra luz y energía. Con relación a
Dios sucede algo similar. Él está en los
cielos. Sin embargo, su espíritu santo,
que es su fuerza activa invisible, puede tener
efecto en todas partes, por todo el universo.
Dios también tiene bajo su dominio una organización de
seres espirituales llamados ángeles, cuyo número, según la Biblia, asciende a
cientos —quizás miles— de millones o más (Dan 7;10). El registro
bíblico contiene numerosos relatos de ángeles que descendieron a la Tierra como
representantes de Dios, hablaron con los seres humanos y volvieron a él con un
informe. Un ejemplo es el de los ángeles que bajaron a investigar el
clamor contra los habitantes de Sodoma y Gomorra en los días de Abrahán. Fue
seguramente después de oír el informe de estos ángeles cuando Dios decidió
aniquilar a aquellas ciudades (Génesis 18:20, 21, 33; 19:1, 13).
Como hemos visto, la Biblia pone de manifiesto que
no hace falta que Jehová Dios esté presente en todas partes al mismo
tiempo. Gracias a la intervención de su espíritu santo y de sus fuerzas
angélicas, él está al corriente de todo cuanto sucede en su creación.
No hay duda de lo útil que es la Biblia para conocer mejor
a nuestro Creador. En ella aprendemos que él tiene una morada establecida
llamada cielo, un ámbito espiritual que está más allá de los cielos físicos;
que en dicho ámbito habitan junto con él miríadas de poderosas criaturas
celestiales, y que en su morada imperan la serenidad, el poder y la pureza.
Además, la Biblia promete que al debido tiempo, la humanidad disfrutará en la
Tierra de las mismas condiciones pacíficas que reinan en los cielos (Mateo 6:10) (¡Despertad! abril 2011, pág
28)
Análisis
Aunque
a veces se
usan indistintamente las palabras inmensidad
y ubicuidad, no significan exactamente lo mismo.
INMENSIDAD,
en el sentido
teológico que aquí nos interesa, significa la aptitud del
ser divino para existir en todas las cosas y en todos los lugares.
UBICUIDAD,
en cambio, significa la presencia actual de Dios en todas las cosas y lugares.
Supone la creación y existencia de las cosas. Es, sencillamente,
la omnipresencia actual de Dios en todo cuanto existe. Así, en el orden natural y filosófico cabe
distinguir una triple manera de estar presente en una cosa o lugar:
a)
POR PRESENCIA, VISIÓN O CONOCIMIENTO, cuando
las cosas están presentes ante nuestra mirada o conocimiento. En este sentido
se dice que los alumnos de una clase están presentes a la mirada de su
profesor, que los está viendo a todos desde su tarima.
b)
POR POTENCIA, INFLUJO O PODER, cuando se deja sentir el poder
o influjo de una persona en algún lugar aunque no
esté materialmente presente en él Y así, por ejemplo, el poder del rey se
extiende a todos los lugares de su reino aunque no esté personalmente presente
en todos ellos.
c) POR ESENCIA O SUBSTANCIA, cuando una cosa está realmente presente en el lugar que ocupa.
Dios –por su
infinidad e inmensidad- está presente en todas las cosas y lugares por
esencia, presencia y potencia. Y que Dios es infinito e inmenso, está reiteradamente expuesto en las Sagradas
Escrituras. He aquí algunos
textos impresionantes, que podrían multiplicarse con abundancia:
«¿Dónde
podría alejarme de tu espíritu? ¿Adónde huir de tu presencia? Si subiera a los
cielos, allí estás tú. Si bajare a los abismos, allí estás presente. Si,
robando las plumas a la aurora, quisiera habitar al extremo del mar, también allí me cogería tu mano y me
tendería tu diestra. Si dijere: «Las tinieblas me ocultarán, será la noche mi
luz en torno mío», tampoco las tinieblas son densas para ti, y la noche
luciría como el día, pues tinieblas y luz son iguales para ti» (Sl
139;7-12).
«¿Soy
yo, por ventura, Dios sólo de cerca? Palabra de Yavé. ¿No lo soy también de
lejos? Por mucho que uno se oculte en escondrijos, ¿no le veré yo? Palabra de Yavé. ¿No lleno yo los cielos
y la tierra? Palabra de Yavé» (Jer 23;23-24)
«¿Crees tú poder
sondear a Dios, llegar al fondo de su omnipotencia? Es
más alto que los cielos. ¿Qué harás? Es más profundo que el abismo. ¿Qué entenderás? Es más extenso
que la tierra, más ancho que el mar» (Job 11;7-9) «Los cielos y los cielos de los cielos no son capaces de contenerte»
(1Re 8;27) (2Par 2;6)(2Par 6;18) «El
Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él, ése, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por mano
del hombre... No está
lejos de nosotros, porque en El vivimos y nos movemos y
existimos» (Hech 17;24 y
27-28).
Y es que Dios, como
espíritu, está en todas partes.
Dios no es sólo
eterno (Rm 16;26) (1Tim 1;17), sin principio ni fin,
trascendente al tiempo e invisible (Jn 1;18) (1Tim 6;16), sino que también es, explícitamente, espíritu, "es el Gran
Espíritu, aquél cuya existencia es eterna" (Jn 4;24) (Sl
90;1-2) , por lo cual no está atado al tiempo y al espacio.
Antes de
Jesucristo, y aun en su tiempo, el espacio encima del
firmamento se consideraba la morada de Dios (Gn
11;1-10) (Gn 11;28) (Eclo 5;1) (Sl 2;4) (Sl 11;5)
(Sl 14;2) (Jb 22;12) (Mt 5;15,45) (Ef 6;9) etc... El
firmamento se llama entonces trono de Dios, como la tierra es el escabel
de sus pies (Is 66;1). De la forma gramatical de
la palabra (dual en hebreo), dedujo la literatura
posterior la existencia de dos cielos, y fundada en el giro "el
cielo y los más altos cielos" (1Re 8;27), hasta de tres
cielos , de los que el más alto, el tercero, sería la morada
de Yahvéh. Así vemos que de conformidad con la ciencia
astronómica de entonces, que distinguía el cielo atmosférico, el de los astros
y el superior o empíreo, Pablo nos explica que
fue arrebatado hasta el tercer cielo (2Cor 12;2)
¿Pero no se dice en la
Biblia: "...los
cielos y los cielos de los cielos no son capaces de contenerte" (1Re 8;27) (2Par 2;6) (2Par
6;18); "...¿Adónde
huir de tu presencia? (Sl
139;7-12). Ver también: (Jr 23;23-24) (Jb 11;7-9) (Hech 17;24) (Hech
17; 27-28) Claramente Dios, como espíritu, está en todas partes.
¿Cómo explican los
TJ los versículos en los que se dice que Dios baja personalmente a la
Tierra para cumplir algún cometido?. Por ejemplo (Gn 3;8) en el
que se presenta a Yahvé Dios "paseando por el jardín al
fresco del día", o (Gn 11; 5) en el que se dice que "bajó
Yahvé a ver la ciudad y la torre que estaban haciendo los
hijos de los hombres", o
en (Gn 18;20) en dónde hablando de Sodoma y Gomorra, Dios dice: "Voy a bajar personalmente, a
ver si lo que han hecho responde en todo al clamor que ha llegado hasta
mí...", etc, etc.
En todos estos casos, ¿Dios abandonaba su morada en los cielos y
bajaba, en persona, a la Tierra? ¿Es que
con su espíritu santo en acción y sus millones de ángeles no tenía
bastante?