s/TJ:
Con relación a la primera rebelión del hombre, hay
varias razones, pero para entender bien esas
razones tenemos que examinar las cuestiones que surgieron cuando ocurrió este grave acontecimiento.
Probablemente usted ha leído el relato de esto en la Biblia, en el tercer capítulo de Génesis. Consideremos, pues, el verdadero significado de estos acontecimientos.
Probablemente usted ha leído el relato de esto en la Biblia, en el tercer capítulo de Génesis. Consideremos, pues, el verdadero significado de estos acontecimientos.
Brevemente, esto es lo que
ocurrió: Jehová le dijo al hombre que su vida dependía de obedecer a su
Creador, y que la desobediencia resultaría en muerte (Gn
2;17). El adversario de Dios, Satanás, contradijo esta
franca y precisa declaración. Le dijo a la esposa de Adán que la
pareja humana podía desobedecer y todavía: " Positivamente no morirán". Alegó
además que tal desobediencia mejoraría la situación de ellos, pues haría
que sus ojos se abrieran, y que ellos llegarían
a "ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo" (Gn 3;4,5) Pues bien,
¿qué estuvo envuelto en esta acción rebelde de Satanás?.
Surgieron
varias cuestiones o preguntas de
gran importancia: Primero, Satanás puso en tela de juicio la
veracidad de Dios. En realidad, llamó a Dios mentiroso, y eso
con respecto a un asunto de vida y
muerte. Segundo, puso en tela de juicio el hecho de que el hombre
dependa de su Creador para vida y felicidad continuadas. Alegó que
ni la vida del hombre ni el que él pudiera gobernar sus
asuntos con éxito dependían de la obediencia a Jehová.
Afirmó que el hombre podía actuar
independientemente de su Creador y ser como Dios,
decidiendo para sí mismo lo que es correcto o incorrecto, bueno o malo. Tercero,
al argüir contra la ley declarada de Dios, en
realidad alegó que el modo de gobernar de Dios
es malo y no es para el bien de sus criaturas de esta manera hasta
desafió el derecho de Dios a gobernar.
Pero la acción de Satanás
hizo surgir otra cuestión según se muestra más tarde en la Biblia en
los capítulos 1 y 2 del libro de Job. Allí, en
cuanto a un hombre llamado Job, se manifiesta que Satanás
puso en tela de juicio la fidelidad y
la lealtad de todas las criaturas a Jehová
Dios. Sin ambages, Satanás alegó que los que sirven a Dios
no lo hacen porque aman a Dios y su regir justo, sino
sólo por razones egoístas, tales como las bendiciones
materiales que Dios les da. Afirmó, que si se quitaran estas razones,
entonces hasta un hombre como Job se apartaría de Dios (Jb 1;6-11) (Jb 2;4-5). Sí,
la rebelión de Satanás en Edén puso en tela de juicio la lealtad de todas las
criaturas de Dios en el cielo y en la Tierra. Si se les ponía a prueba,
¿probarían su amor a su Padre celestial y demostrarían que preferían
su manera de regir a la de cualquier otro?
Note, por favor, que
Satanás no hizo surgir ninguna cuestión en cuanto a la fuerza
de Dios. El no desafió a
Jehová a usar su poderío para destruirlo como
opositor. Pero sí desafío el derecho de Dios a gobernar y lo justo de su
manera de gobernar. Además, puso en tela de juicio la lealtad
de las criaturas de Dios. De modo que era una
cuestión moral lo que tenía que resolverse.
Las acusaciones falsas de
Satanás contra Dios se pueden ilustrar, hasta cierto
grado, con lo humano. Supóngase que
un hombre que tiene una familia grande es acusado por
uno de sus vecinos de muchas cosas falsas acerca de la
manera en que él gobierna su familia. Supóngase que
el vecino también dice
que los miembros de la familia
no le tienen verdadero amor a su padre, sino que sólo se
quedan con él para obtener el alimento y las cosas materiales que él
les da. Pues, ¿cómo podría el padre de la
familia responder a tales acusaciones? Si sencillamente
usara violencia contra el acusador, esto no sería respuesta
a las acusaciones. En vez de eso, pudiera sugerir que eran
verdaderas. ¡Pero qué excelente respuesta sería el que él
permitiera que los miembros de su propia familia fueran sus testigos y mostraran
que su padre verdaderamente era un cabeza de familia
justo y amoroso y que ellos se sentían felices de vivir con él
porque lo amaban!. Así sería completamente vindicado (Pr 27;11)(Is 43;10)
Esto ilustra
en cierto modo lo que Dios
ha hecho. Además, él ha permitido
suficiente tiempo -ya casi 6.000 años- para que se resuelva la cuestión más
allá de toda duda. Ha permitido este tiempo, no sólo para permitir a
sus criaturas fieles dar prueba de su devoción a
él y a su modo de regir, sino también para demostrar que
cualquier otra clase de régimen resulta
sólo en lo malo. (Pr 1;30-33) (Is 59;4,8).
Al
rebelarse contra Jehová Dios, Satanás se
estableció a sí mismo como gobernante rival. Y, al
adoptar el proceder que recomendó Satanás, la
primera pareja humana se declaró independiente
de la gobernación de Jehová y llegó a estar
bajo el control de Satanás (Gn 3;6) (Rm 6;16). Al dejar
Dios que tanto Satanás como el hombre siguieran hasta el límite en sus
esfuerzos por actuar y regir independientemente de su Creador, el fracaso total
de ellos en cuanto a producir buen gobierno, con
verdaderos beneficios para toda la humanidad, se haría manifiesto
hasta estar más allá de toda negación
futura. Mientras tanto, Jehová haría
que los que lo
amaban en la Tierra proclamaran su
nombre y sus propósitos para la iluminación de todos
los que aman y buscan lo que es correcto. Véase una
actuación similar de Dios en (Ex 9;15-16). ("La
verdad que lleva a vida eterna", pág 65-71)
Lo que el
Diablo alegó fue que los humanos
pueden arreglárselas sin Dios. Sostuvo que la gente se
puede gobernar a sí mismo con éxito, sin la ayuda de
Dios. El Diablo también alegó que podía apartar de
Dios a todos los que serían prole de Adán y Eva.
Por supuesto, Dios pudo
haber destruido a Satanás inmediatamente. Pero eso no
hubiera contestado las preguntas que Satanás había hecho surgir,
preguntas que pudieran permanecer en la mente de los ángeles que estaban
observando. Por eso Dios permitió tiempo para que
Satanás tratara de probar sus afirmaciones. ¿Con qué
resultado? ("Usted puede vivir...", pág 20)
La clara
comprensión de las cuestiones que
surgieron en Edén y el conocimiento de
los atributos de Jehová
nos ayudan a conciliar la existencia del mal
con los atributos divinos de poder y de amor. Aunque es
cierto que Jehová posee un poder ilimitado y
es la personificación del amor, también es sabio y
justo. Manifiesta estos cuatro atributos en perfecto
equilibrio. Por ello, no empleó su poder irresistible para
destruir a los tres rebeldes de inmediato. Esa
acción hubiera sido justa, pero no necesariamente sabia ni
amorosa. Por otra parte, tampoco perdonó y olvidó, para algunos la
acción más amorosa, si bien no hubiera sido ni sabia ni justa.
Se necesitaba tiempo
para zanjar las cuestiones que Satanás
suscitó. Haría falta tiempo para probar si
los humanos podían gobernarse bien independientemente de
Dios o no. Al permitir que
los tres rebeldes siguieran viviendo, Jehová también
hizo posible que los seres humanos participaran en probar
la falsedad de la alegación de Satanás, sirviendo a Dios fielmente en
circunstancias difíciles. ("La
Atalaya" de 1.2.94, pág 5)
La fuente de
las dificultades por las que atraviesa
la Tierra desde entonces es peligrosa, insidiosa y
absolutamente invisible: el Diablo. La Biblia al
describir el Diablo dice que se llama "el
dios de este sistema de cosas" y "el
gobernante de este mundo" de quien Jesús dijo
que no tenía dominio sobre él (Jn 14;30) y que sería echado fuera
(2Cor 4;4) ( Jn 12;31) (Ap 12;9)
La desobediencia
de nuestros primeros padres fue un desafío lanzado al
rostro de Dios. Dios había estado perfectamente dentro de
sus derechos al hacer que la vida continua en el
Paraíso para nuestros primeros padres dependiera de
la obediencia. Sólo de tal manera podrían haber
demostrado su aprecio por lo que Dios había
hecho por ellos. El no mostrar aprecio los
identificaría como no mereciendo las bendiciones de que disfrutaban
(Gn 2;17)
Por su desobediencia
nuestros primeros padres dejaron ver que no apreciaban lo que Dios había hecho
por ellos y por eso justamente fueron condenados a muerte y echados del paraíso
(Gn 3;1-24)
Entonces Satanás el
Diablo, quien había instigado a Eva a desobedecer, en primer lugar, usó la
desobediencia de ellos para lanzar un vituperio, un desafío, una bravata, de
que podía apartar de Dios a todos los hombres. Para permitir a Satanás que
tratara de demostrar su desafío, Dios le permitió a él así como a la raza
humana imperfecta el continuar existiendo. (Ex 9;16) (Pr 27;11). Esto no es
teoría fantástica, sino una verdad clave que se nos da a saber por el relato
bíblico de Job.
Pudiéramos asemejar la
condición de la humanidad a la de la prole de un marido y su mujer que se
hubieran hecho traidores, pero que en vez de ser ejecutados hubieran sido
enviados a una isla inhospitalaria. Mientras están en esta isla tienen hijos y
estos hijos quizás quieran maldecir al gobierno debido a su condición. Pero fue
una misericordia el que sus padres no fueran ejecutados inmediatamente, y así
pudieran tener hijos. Si esos hijos fueran sabios sacarían el mejor partido de
su condición y demostrarían ser ciudadanos leales, esperando el que algún día
se les permitiera salir de la isla y regresar a la patria de sus
padres. Esto es exactamente lo que la Biblia muestra que tendrá
lugar al debido tiempo de Dios.
Como veremos más adelante,
hoy en día la humanidad vive en un inicuo sistema de cosas, en una isla penal,
por decirlo así, debido a los pecados de nuestros primeros
padres. Dios, siendo amor, ha hecho provisión para permitir que la prole de
aquellos primeros padres, es decir, los que de ella sean sumisos a la justicia
y muestren que merecen la oportunidad, regresen a la patria de sus primeros
padres, el Paraíso terrestre (Jn 5;28-29) (Ap 21;4) (¡Despertad! de 22.9.64, pág
27-28)
El transcurso del tiempo
ha probado que los humanos no pueden gobernarse bien a sí mismos sin la ayuda
de Dios. Sus intentos de hacerlo han fracasado por completo. La gente ha
sufrido terriblemente bajo los gobiernos de hombres, que, como muestran las
Escrituras, han sido controlados entre bastidores por el Diablo. Además, el que
Dios haya permitido tiempo ha mostrado claramente que Satanás no ha podido
apartar a todas las personas de adorar a Dios. Siempre ha habido algunas que
han permanecido fieles a la gobernación de Dios. Por ejemplo, usted puede leer
en la Biblia que Satanás trató de lograr que Job dejara de servir a Dios, pero
no tuvo éxito en ello (Jb 1;6-12)
Así se ha probado la
falsedad de las alegaciones del Diablo. Él muy ciertamente merece destrucción
por haber dado comienzo a una inicua rebelión contra Dios. ("Usted puede vivir ... , pág
21 )
La Biblia muestra que
Satanás ha usado el tiempo para edificar en el cielo y en la Tierra una
organización sobre la cual él rige. El grado de su control de la Tierra lo indica
el hecho de que pudo ofrecer a Jesús todos los reinos del mundo a cambio de la
adoración de Jesús (Mt 4;8-9). Por eso es que a Satanás se le llama "el
gobernante de este mundo" (Jn 16;11). ¿Qué ha significado esto para la
humanidad, y cuál ha sido el resultado del derrotero
del hombre de actuar independientemente de Dios y de su
régimen?
La historia testifica el
hecho de que esto no ha producido paz, contentamiento ni vida eterna para la
humanidad. Ha traído lo contrario: miles de años de dolor, sufrimiento y
muerte. El registro de la historia y la terrible situación del mundo hoy día
son prueba de que el hombre no ha tenido buen éxito al gobernar sin Dios.
Verdaderamente, como dice (Ecl 8;9), "el hombre ha dominado al hombre
para perjuicio suyo" (SI
127;1) (Jr 10;23-24)
Satanás, realmente ha
demostrado que no merece ser el gobernante de nada. En vista de
eso, Jehová está plenamente justificado ahora para destruir a ese
rebelde degradado junto con todos los que han participado en sus actos inicuos
(Rrn 16;20) ("La verdad que lleva a vida eterna", pág 65-71)
Jehová había dicho
claramente a Adán y Eva que morirían si comían del fruto prohibido. Y así fue,
aunque Satanás le había asegurado a Eva los contrario. Satanás también está
bajo sentencia de muerte; entretanto sigue extraviando a la humanidad. Por
ello, la Biblia dice: “El mundo entero yace en el poder del inicuo” (1Jn
5;19) (Gn 2;16-17) (Gn 3;4) ( Gn 5;5) (“La Atalaya” de 1.2.94, pág 5)
Análisis:
Nada en el libro de Job
indica que la escena de Dios y Satán se desarrolló tal cual la pintan los TJ.
El hagiógrafo nos cuenta un coloquio que sobrepasa los lindes de la
verosimilitud y que tiene lugar en la corte celestial a la que asisten los
hijos de Dios o ángeles y un misterioso personaje llamado Satán, que significa
"enemigo", y que por el contexto se deduce que es como el fiscal que
tiene Dios para probar la virtud de los suyos. (Véase una escena similar en
(1Re 22;19-22)). Está claro que en ambos textos se trata de escenificaciones
literarias que no han de tomarse al pie de la letra. (Satán también aparece en
(Zac 3;1-2).
En
el texto que comentamos, Satán no es todavía abiertamente el
“espíritu del mal", enemigo del reino de Dios, el
"diablo", que trajo la muerte y
el pecado aI mundo. Aquí es el "adversario"
jurídico, el “acusador" que tiene por finalidad aquilatar la virtud
de los servidores de Dios, enviando calamidades para que renieguen de él y
castigando a los hombres.
Esta concepción teológica
tiene su razón de ser en el deseo de salvaguardar la trascendencia divina, pues
el Ser bueno por excelencia no debía tener contacto directo con los males que
sufren los hombres, y así se crea un intermediario encargado de enviar
calamidades a la humanidad para probarla. Este carácter de adversario de los
derechos divinos se acentuará en la tradición israelita, terminando por
ser el enemigo declarado de los intereses de Dios, el instigador al mal
(1Cr 21;1).
Los "hijos de
Dios", al contrario, parecen ser seres angélicos que tienen por finalidad
glorificar y acompañar a Dios, colaborando con El en el gobierno del mundo.
Según (SI 89;7) habitan en los cielos y constituyen el "ejército
celeste" (1Re 22;19 y ss).
La escenificación adquiere su punto álgido
en el diálogo antropomórfico de Dios con Satán. (Zac 1;11) como también
aparecen unos caballeros -instrumentos de la Providencia- que van de
inspectores por los cuatro ángulos de la tierra).
De ninguna parte de este
diálogo podernos concluir que Satanás desafía a Dios alegando que ningún hombre
sería íntegro a El bajo prueba y menos que Dios le permita seguir viviendo
-unos seis mil años- para que precisamente demuestre su bravata. Sólo
y únicamente se habla de Job y de la prueba a que Satán, con la autorización de
Dios, le somete.