s/TJ:
¿Dónde,
por lo general, desean vivir para siempre los humanos? Es donde se han acostumbrado a vivir, aquí en la Tierra. El hombre fue hecho para la Tierra, y la Tierra para el hombre. (Gn 2;8,9,15) (Sl 104;5)
Puesto que la Tierra fue hecha para durar para siempre, entonces el hombre también debería vivir para siempre. ¡De seguro un Dios amoroso no crearía a los humanos con el deseo de vivir para siempre y entonces les negaría la realización de este deseo! (1Jn 4;8) (Sl 133;3) ("Usted puede vivir...", pág 9 y 10)
Puesto que la Tierra fue hecha para durar para siempre, entonces el hombre también debería vivir para siempre. ¡De seguro un Dios amoroso no crearía a los humanos con el deseo de vivir para siempre y entonces les negaría la realización de este deseo! (1Jn 4;8) (Sl 133;3) ("Usted puede vivir...", pág 9 y 10)
Al aparecer
el hombre sobre la Tierra hace
aproximadamente seis mil años, ¿quién era gobernante
sobre toda la Tierra? ¿El hombre, porque vivía
en ella? No, sino Dios, porque él la había
creado, y el hombre perfecto era meramente súbdito
de Dios el Gobernante universal. Él era el Teócrata,
título que significa Dios-Gobernante, y tenía una teocracia sobre toda la
Tierra.
¿Eran felices el
hombre y la mujer perfectos en el Paraíso bajo aquella teocracia?.
Eran perfectamente felices y tenían ante ellos la
oportunidad de vivir para siempre felices en aquel Paraíso, si obedecían
perfectamente al Teócrata celestial. Cuando, finalmente, toda la
Tierra llegara a estar llena con la prole de esta pareja perfecta que estaba en
el Paraíso, ¿quién, entonces, sería el gobernante sobre toda la Tierra?.
¿El primer hombre, padre de todos ellos? No, sino el
Creador del hombre, el
Teócrata celestial. Este era el propósito original de
Dios el Creador. Hoy día, meramente seis mil años después, ése es
todavía su propósito. El no ha cambiado de parecer hoy en cuanto a
ello porque los miles de millones de habitantes de la Tierra estén opuestos a
ello.
En cuanto
a su propósito declarado, él dice en su libro inspirado:
"Yo soy Jehová; no he cambiado" (Mal 3;6) ¿Será
imposible para él realizar su propósito no cambiado de
gobernar mundialmente? Juzgándolo por lo que él ha dicho y hecho
en el pasado, la contestación es un llano ¡No!. La
generación de hoy día de la humanidad todavía
verá si puede hacer imposible para Dios el Creador el que él realice
su propósito. ("La
Atalaya" de 1.4.64, pág 200-201)
Aunque la
primera pareja humana desobedeció a Dios, y así probó que
no era digna de vivir para siempre, el
propósito original de Dios no
cambió. ¡Tiene que cumplirse! (Is
55;11) La Biblia promete: Los justos mismos
poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella"
(Sl 37;29) Con frecuencia la Biblia menciona el
arreglo de Dios de dar vida eterna a los humanos
que le sirven (Jn 3;14-16,36) (Is 25;8) (Ap 21;3,4)
¿Dónde,
por lo general, desean vivir para siempre los humanos? Es donde se
han acostumbrado a vivir, aquí en
la Tierra. El hombre fue hecho para
la Tierra, y la Tierra para el
hombre. (Gn 2;8,9,15) (Sl 104;5) Puesto que la
Tierra fue hecha para durar para
siempre, entonces el hombre también debería vivir para
siempre. ¡De seguro un Dios amoroso no crearía a
los humanos con el deseo de vivir para siempre y entonces
les negaría la realización de este deseo! (1Jn 4;8) (Sl 133;3) ("Usted puede vivir...",
pág 9 y 10)
Análisis:
¿Es que tienen otro
sitio para vivir los humanos? Ahora bien la pregunta dice “para siempre”.
Esto son palabras mayores. Si el hombre fue hecho para la Tierra ¿Por qué se
van 144.000 al cielo por toda una eternidad? ¿Es que no son hombres? Quizás
no van a estar a gusto porque se encontrarán fuera de su ambiente que es la
Tierra ¿no es así?
Precisamente, al saber y
al creer que existe un Reino de los Cielos en el que es posible ver a Dios y
ser llamado su “hijo”, mi corazón –ya no digo mi alma- late
con fuerza cuando piensa en ello. Mi corazón y el de millones de cristianos que
creemos tenemos un lugar reservado cerca del Padre.
Dicen los TJ que “puesto
que la tierra fue hecha para durar para siempre”. Conclusión de
los TJ en la que no parece estar de acuerdo la ciencia
Así
es. La tierra se ralentiza 12 segundos
cada 15.000 años. Esto se debe a los efectos de la gravedad lunar. Como resultado
de estos cambios el día medio solar que nominalmente tiene 86400 segundos
se está volviendo progresivamente más largo y es actualmente medible mediante
relojes atómicos de gran precisión.
Por otra parte, el futuro del planeta está estrechamente ligado al
del sol. La luminosidad del Sol va creciendo de manera que el aumento de la
radiación tendrá consecuencias nefastas en la Tierra, incluyendo la pérdida de
los océanos del planeta.
Sin embargo, se calcula que la Tierra sea habitable por alrededor
de otros 500 millones de años. El Sol, siguiendo su evolución natural, se convertirá en una gigante roja expandiéndose hasta unas 250 veces su
tamaño actual, alcanzando un radio cercano a unos 150 millones de km. El destino que sufrirá la Tierra
entonces no está claro pero se supone que la órbita de la Tierra decaerá ocasionando
que el planeta penetre en la atmósfera estelar y se vaporice.
Ya dice Jesús en (Mt 5;18) que “antes pasarán el cielo y la tierra
que falte una jota o una tilde de la Ley hasta que todo se cumpla” y por
otra parte en (Mt 24;35) nos dice: “El cielo y la tierra pasarán pero mis
palabras no pasarán”. Quizás los TJ digan que Jesús no se refería al cielo
y la tierra literal. Yo creo que sí, porque si no, ¿por qué nos aconseja que “no
alleguéis tesoros en la Tierra” (Mt 6;19) Por otra parte, San Pedro nos
dice: "Los cielos y la tierra actuales están reservados por la misma palabra para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los impíos"... (2Pe 3;7) “Pero nosotros esperamos otros cielos nuevos y otra tierra nueva”
(2Pe 3;13) Ya que hablamos de una estancia para siempre, muy bien podría
referirse al Reino de los Cielos como nuestro lugar de estancia definitivo que
colme nuestra espera y nuestros deseos profundos de estar cerca de Dios.
Es cierto que en el Antiguo Testamento el objeto de la promesa era la
posesión de la tierra en la que el pueblo gozaría de una existencia libre según
la justicia (Dt 6, 20-25) (Salmo 37;3,9,11,22,29,34)
Pero en la Nueva Alianza el objeto de la promesa es
el reino de los cielos, la vida eterna, la patria celestial. Pablo escribe: “Esto
se lo decimos apoyados en la Palabra del Señor: los que quedemos vivos hasta la
venida del Señor no nos adelantaremos a los ya muertos; porque el Señor mismo,
al sonar una orden, a la voz del arcángel y al toque de la trompeta divina,
bajará del cielo; entonces resucitarán primero los que murieron en
Cristo; después nosotros, los que quedemos vivos, seremos
llevados juntamente con ellos al cielo sobre las nubes, al encuentro del Señor;
y así estaremos siempre con el Señor” (1Tes 4, 15-17).
Así el Señor cumplirá plenamente lo que nos prometió en la Última Cena: En la
casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así lo habría dicho,
porque voy a prepararles un lugar. Cuando haya ido y les tenga preparado un
lugar, volveré para llevarlos conmigo, para que donde yo esté, estén
también ustedes (Jn; 14, 2-3).
Así, pues, la doctrina de los TJ de una futura separación entre buenos (con
destino el cielo) y buenos (con destino la tierra) no es una verdad presente en
la Biblia. Esta habla de una separación entre malos y buenos; no entre buenos y
buenos. Y promete la patria celestial, no un paraíso en la tierra.