s/TJ:
En contraste con la mayoría de los que
afirman ser cristianos, para quienes la religión es, convenientemente, un
simple accesorio en la vida, los TJ demuestran un amor intenso a Dios que
los mueve a seguir "buscando primero el reino y la justicia de
Dios".
Esta actitud de los TJ está de acuerdo con el primer gran mandamiento, declarado inicialmente por Moisés y repetido por Jesucristo: "Jehová nuestro Dios es un solo Jehová, y tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas" (Mc 12;29-30) (Dt 6;4-5) ("La Atalaya" de 1.1.92, pág 12-13)
El amor del cristiano ha de ser "amor
altruista" que es amor a Jehová Dios y a los que él ha nombrado sobre
nosotros. ("La Atalaya" de 1.2.93, pág 18)
El amor es aquella cualidad, implantada (por
Dios) en nosotros que se manifiesta: 1) En nuestra completa e
indefectible unión a El y a su organización teocrática; 2) en nuestra entrega
desinteresada a las otras criaturas y en nuestra activa preocupación por
su bienestar eterno. El amor es un fruto de espíritu de Dios ("This
Means Everlasting Life", pág 173)
Análisis:
Habrá observado que los TJ sitúan a Dios y
a su “organización teocrática” en el mismo plano. La razón es porque la
“organización” ocupa un puesto de preferencia en la doctrina de los TJ. Los TJ
designan bajo el nombre de "la mujer de Dios" a lo que ellos
llaman “organización celeste de Jehová”; es decir, a los millones de ángeles
que le sirven. Es probablemente un caso único de audacia de lenguaje en
toda la historia de las religiones judio-cristianas. Con esta curiosa
imagen, los TJ pretenden explicar ciertos pasajes proféticos del AT (Gn 3;15)
(Is 54;5) (Gl 4;26) (Ap 12;1-4).
Así, pues, los TJ interpretan la historia
del mundo, en función de este símbolo: La "mujer" de Dios, (su
organización), permaneció estéril durante muchos miles de años. Luego dió a luz
al primer hijo espiritual, Jesús; a continuación a los elegidos que debían ser
los miembros del Cuerpo místico de Cristo. En 1914, engendró también al
“gobierno teocrático”, establecido en el cielo, y confiado al Rey Jesús; y, en
1919, a la nación teocrática, conocida hoy bajo el nombre de Sociedad del Mundo
nuevo o Testigos de Jehová. El "resto" de los 144.000 que viven
todavía sobre la tierra constituyen la parte visible de la organización
universal de Jehová: Son los representantes visibles de la "mujer" de
Dios, los que el Rey ha establecido como "servidor fiel y
prudente", para administrar los asuntos del Reino.
El que quiera sobrevivir a Armagedón debe
amar a Jehová; debe amar igualmente su organización universal y su soberanía
sobre todas las cosas. Tiene que expresar además este amor, adhiriéndose a la
amplia organización de los TJ. La unión doctrinal establecida entre Dios, su
organización teocrática universal y la organización visible, impone a
todos un amor inquebrantable hacia la Sociedad Watch Tower.
"Los fariseos, oyendo que había hecho
enmudecer a los saduceos, se juntaron en torno de El, y le preguntó uno
de ellos, doctor, tentándole: 'Maestro, ¿cuál es el mandamiento más
grande de la Ley?'. El le dijo: 'Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón
con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el primer
mandamiento...
Jesucristo, a la pregunta de los fariseos:
¿Cuál es el gran mandamiento de la Ley?, sitúa el precepto del amor a Dios
sobre todas las cosas, en su lugar primero, absoluto y excepcional. Por esto,
éste es el "mayor y primer mandamiento" (Mt
22;34-40) (Mc 12;28-34) (Lc 10;25-37)
(Dt 6;4,5) "Oye, Israel:
Yhavé es nuestro Dios, Yhavé es único. Amarás a Yhavé, tu Dios, con todo
tu corazón, con toda tu alma, con toda tu fuerza"
Este pasaje de las Escrituras, los propios
israelitas solían rezarlo mañana y tarde todos los días, y los fariseos
lo llevaban escrito en sus filacterias.
AMARÁS AL PRÓJIMO COMO A TI MISMO
s/TJ:
“El amor a Dios nos impulsará a permanecer
firmes de parte de sus principios justos. El amor al prójimo hará que le
amonestemos acerca de los peligros latentes que lo rodean. Eso es amor
cristiano -amor que se manifiesta ante todo en lealtad a Dios, y luego en
buscar el bienestar duradero del prójimo de uno- (Lc 10;27)” ("La Atalaya" de 1.12.59, pág
710)
Análisis:
Jesucristo, en su respuesta a los
fariseos, termina diciendo: “El segundo (mandamiento), semejante a éste
(Amarás al Señor, tu Dios), es: Amarás al prójimo como a tí mismo. De estos dos
preceptos penden toda la Ley y los Profetas" (Mt 22;34-40)
(NC)
En efecto, para que quede claro cual es su
pensamiento al respecto, Jesucristo, rematando el tema, acaba con el
significado restringido que los judíos daban a "prójimo", para
darle el pleno significado que abarca a todos los hombres, incluido los
enemigos.
Pero hemos de seguir el tema pasando al
evangelio de Lucas. Jesús, con la parábola conocida como “la parábola del buen
samaritano” da a "prójimo" su verdadero significado:
"Levantose un doctor de la Ley
para tentarle (a Jesús) y le dijo: Maestro, ¿qué haré para alcanzar la vida
eterna?, El le dijo: "Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?" Le
contestó diciendo: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con
toda tu alma, con todas tus fuerzas, y con toda tu mente, y al prójimo como a
ti mismo". Y le dijo: "Bien has respondido. Haz esto y vivirás".
El, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: "¿Y quién es mi
prójimo?" Tomando Jesús la palabra, dijo: Bajaba un hombre de Jerusalén a
Jericó y cayó en poder de ladrones, que le desnudaron, le cargaron de azotes y
se fueron, dejándole medio muerto. Por casualidad, bajó un sacerdote por el
mismo camino, y, viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, pasando por aquel
sitio, le vio también y pasó adelante. Pero un samaritano, que iba de
camino, llegó a él, y, viéndole, se movió a compasión, acercose, le vendó las
heridas, derramando en ellas aceite y vino; le hizo montar sobre su propia cabalgadura,
le condujo al mesón y cuidó de él. A la mañana sacando dos denarios, se los dio
al mesonero y le dijo: Cuida de él y lo que gastes, a la vuelta, te lo
pagaré. ¿Quien de estos tres te parece haber sido prójimo de aquel que cayó en
poder de ladrones?. El contestó: El que hizo con él misericordia. Contestole
Jesús: Vete y haz tú lo mismo" (Lc 10;25-37) (NC)
Un hombre "bajaba" de
Jerusalén a Jericó: unos mil metros de descenso. El hecho de poner
"un hombre", y no un judío, es elemento necesario para valorar el
prójimo, ya que para el judío sólo era prójimo otro judío. El camino,
sobre todo cerca de Jericó, es abrupto y lleno de recovecos, muy propicio
al asalto. Así le pasó a este hombre. Le robaron todo. Los detalles de su
desvalijamiento no tienen valor alegórico espiritual; son elementos
descriptivos. Y lo dejaron medio muerto.
Pero, cercanos a él, y "viéndole"
así, pasaron un "sacerdote" y un "levita". El
símbolo de la religiosidad oficial de Israel. Jericó era ciudad
sacerdotal, y acaso volvían de cumplir su turno semanal en el templo. En el
Deuteronomio se decía que, si el asno de tu "hermano" (judío) cae, lo
ayudarás a levantarse (Dt 22;4)(Ex 23;5). Y ellos sabían bien la Ley.
Pasó luego por allí un "samaritano". Estos
eran abominables para los judíos como racialmente espúreos y cismáticos.
Su odio religioso aparece reflejado en la Escritura (Jn 4;9) (Ecl 50;25-26).
Sin embargo, lleno de compasión, se acercó a él, le vendó las heridas,
derramando en ellas "aceite y vino", uso oriental ordinario en la
antigüedad y hasta en ciertos beduinos de nuestros días, lo cargó en su
cabalgadura, lo llevó a un mesón, y tuvo con él todos los cuidados. Hasta
adelantó para los primeros cuidados "dos denarios", el doble de un
jornal diario, prometiendo pagar el resto de los gastos a su vuelta.
La pregunta de Cristo está hecha con
especial intención. Le preguntaron que quién era el "prójimo" para
él. Y Cristo les pregunta que quien obró "como prójimo".
Y así, con la práctica hizo ver que cada hombre es "prójimo" para
todos los hombres. Por lo que ha de estar "próximo" a él
en todas sus necesidades.
s/TJ:
El amor nos impulsa a compartir. No cabe
duda de que su relación personal con Dios es un asunto particular. Usted
es la persona que tiene que determinar si ha dedicado su vida al Creador o
no. Usted es el que puede hacer un voto ante Dios, y es su
responsabilidad personal el esforzarse por vivir en armonía con tal
obligación. Ningún otro puede hacerlo por usted. Y con el tiempo,
individualmente, tenemos que someternos al escrutinio del gran Juez, pues el
apóstol Pablo escribió: “Todos estaremos de pie ante el tribunal de
Dios" (Rm 14;10). Cada uno será considerado responsable por sus propios
hechos.
Sin embargo esto no significa que el
cristiano puede llevar una vida apartada en su propio rincón y disfrutar
de su religión privada, porque el rasgo singular del cristianismo es su actitud
extrovertida. En seguida del amor a Dios está el amor al prójimo.
¿Y quién es su prójimo? No sólo los vecinos que viven en su calle y en su
vecindad. No sólo los que asisten a los mismos servicios religiosos que
usted asiste. No sólo los de la misma clase o nación. Jesús explicó quién es su
prójimo por medio de su parábola del buen samaritano. Recuerde su pregunta con
relación a esa parábola: "Quien de estos tres (el sacerdote, el
levita o el samaritano) te parece haberse hecho prójimo del que cayó entre los
salteadores?" (Lc 10;36) De modo que la pregunta realmente es: ¿De quién
está usted anuente a hacerse prójimo?
Ciertamente usted no puede hacerse prójimo
de alguien a menos que llegue a conocerlo, a menos que hable con él. Y
especialmente usted se interesará en averiguar si conoce a Dios, porque si no
lo conoce, entonces la acción como buen prójimo es familiarizarlo con Dios y
con sus propósitos amorosos. De modo que hay necesidad de aprovecharse de toda
oportunidad para compartir su fe con otros, para que ellos también
reciban las bendiciones de Dios. Bajo inspiración el apóstol Pablo escribió
para explicar que la voluntad de Dios es "que hombres de toda clase sean
salvos y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad" (1Tim 2;4) Ese
debería ser su deseo también. Ciertamente debemos estar aunentes a
compartir con nuestros semejantes cualquier conocimiento de religión que
poseamos. ("¡Despertad! de 22.2.68, pág 6)
Son "los de afuera", "los
que no son parte de la congregación cristiana verdadera" ("La
Atalaya" de 1.7.93, pág 4 y 18)
La predicación de los TJ está
impulsada por su amor al prójimo - o sea, por "los de
afuera"- ya que desean que la mayor cantidad
posible de personas se salve (1Tim 4;16) ("La Atalaya"
de 1.7.93, pág 17)
Análisis:
Una vez analizado el pasaje de la
"parábola del buen samaritano", veamos que los TJ nos dicen
que hemos de seleccionar las personas con las que de alguna manera vamos a ser
su prójimo. "¿De quién está usted anuente a hacerse prójimo?", -nos
dicen que hemos de preguntarnos-, o dicho de una manera más clara, ¿Con
quien consiente usted a hacerse prójimo?. Esto quiere decir que con algunos
mejor no ser su prójimo (?). Por otra parte nos enseñan: "Ciertamente
usted no puede hacerse prójimo de alguien a menos que llegue a conocerlo,
a menos que hable con él..." O sea, que si no lo conoce
tampoco puede hacerse su prójimo (?). Y, finalmente, una vez ha decidido
consentir en ser el prójimo de alguien lo será para compartir con él sus
conocimientos de religión. De hecho en ("La Atalaya" de
15.5.68, pág 293) los TJ ponen en primer lugar el predicar su
palabra, dando una relativa importancia a si se lleva o no una vida
limpia y moral.
Creo, sinceramente, que la enseñanza de
los TJ con relación a este tema no tiene nada que ver con lo que Cristo nos
enseñó por medio de esta parábola y que ya ha quedado explicado más arriba. Sin
duda alguna debemos colocar en primera fila los bienes espirituales que
podamos aportar al prójimo. Pero, ¿acaso el buen samaritano entró en
consideraciones intelectuales o discriminatorias cuando vió al
"hombre" malherido en el suelo, preguntándose si sería judío, o
samaritano, o un sacerdote, o rico, o pobre, si lo conocía o no lo conocía?;
NO, sino que "viéndole, se movió a compasión". Incluso
decidió ayudarlo estando a una cierta distancia, porque el Evangelio dice
a continuación: "acercose". ¿Esperó entonces el
buen samaritano a hablar con él para ver si realmente reconocería la
ayuda que se le iba a prestar o a preguntarle si creía en Jehová o en Cristo, o
alguna otra cosa por el estilo. NO. El Evangelio sigue: “le vendó las
heridas, derramando en ellas aceite y vino, le hizo montar en su propia
cabalgadura, le condujo al mesón, etc". Queda también claro que el
buen samaritano no se dedicó a hacer una exposición de sus creencias a fin de
compartirlas con el herido.
El buen samaritano, como buen prójimo
("próximo") del "hombre" herido, satisfizo como buenamente
pudo sus necesidades más perentorias. Seguramente que si hubiese tenido sed, le
hubiese dado agua, si hambre, comida, si hubiese estado desnudo, le hubiese
dado ropa... también le hubiese hablado del Reino de Dios si este fuera el
caso... Pero, ¿no nos juzgará Cristo por todo esto, antes de concedernos la
vida eterna? ¿No nos preguntará si hemos sido buenos samaritanos a lo largo de
nuestra vida?. El doctor de la Ley, ¿no le había preguntado..., qué haré
para alcanzar la vida eterna?. Creo que la respuesta es todo un programa
para nuestra vida de cristianos: "Vete y haz tú lo mismo"
Para los TJ, amar a Dios significa, en
primer lugar, dar a conocer a Jehová. Amar al prójimo, para los TJ, será algo
semejante: consistirá en ayudar, mediante la palabra, a los que se encuentran
en la ruta de ministros de Dios. Practicar el amor será proclamar públicamente
sus esperanzas, incitar a los otros en las reuniones al amor y al trabajo de la
propaganda. Se prueba el amor a Dios y a sus semejantes, predicando de puerta
en puerta, en las casas, en la calle, en las plazas públicas. Todo esto debe
hacerse con tacto y bondad, para atraer a todos aquellos, cuyo corazón no ha
sido tocado aún por la organización.
Se ve claramente por lo que acabamos de
decir, que la práctica del amor al prójimo se centra, sobre todo, en esta única
cosa: atraer a los hombres a la organización de los TJ. De
esta manera se manifiesta, al mismo tiempo, el amor a Dios y al amor al prójimo.
No puede afirmarse, sin embargo, que las
obras corporales y materiales de caridad estén totalmente ausentes en los TJ.
Pero lo primero de todo son las obras espirituales, es decir, la
predicación. Luego vendrá, en la medida de lo posible, la ayuda a los
ministros de la palabra de Dios, para que se consagren más enteramente a
su tarea espiritual. Los TJ recomiendan también todas las obras de
misericordia para con los hermanos necesitados: visita a los enfermos, ayuda
material pública o privada, individual u organizada.
Observamos que se trata siempre de una
caridad en relación con los demás Testigos o con aquellos con quienes existe
una posibilidad de "conversión". Podrían citarse algunos
casos aislados de caridad organizada a lo largo de su corta historia.
Pero, como regla general, no se cuidan de las organizaciones de caridad. No se
encuentra la práctica de una verdadera caridad, que se pueda llamar
espontánea. Al contrario, suelen atacar a las asociaciones religiosas, que
tratan de ayudar a los necesitados, tachándolas de fariseísmo. ¡Una cortina de
humo, con la que intentan cubrir su inercia en este dominio!. Todo lo que
su situación desahogada les permite dar, lo envían en forma de
contribución voluntaria, a su propia organización para colaborar en la
difusión de la Palabra de Dios. Periódicamente la Organización
recuerda la necesidad de esta contribución.
A veces, para justificar su negativa de
socorro a los que no forman parte de su organización, se cubren con los propios
textos evangélicos: "Deja que los muertos entierren a sus muertos"
(Lc 9;60), dicen. Es una alusión evidente al hecho de que los que rehúsen
adherirse a su organización no sobrevivirán a Armagedón; por tanto, son como
muertos espirituales ante sus ojos. Como es ya frecuente en ellos, han falseado
el sentido del texto sagrado, dando una significación a las palabras de Nuestro
Señor que, en el contexto, en modo alguno pueden tener.
s/TJ:
"¿Qué posición tiene Vd. ante Dios
ahora mismo?. ¿Ha hecho usted algo que merezca su aprobación, algo más, es
decir, de lo que ha hecho la gente de las religiones paganas? Sí, usted
probablemente ha sido caritativo y ha tratado de obrar justamente para con sus
semejantes. Pero, ¿no han hecho eso mismo personas de naciones llamadas
'paganas'?". ("La Atalaya" de 15.6.68, pág 363)
Análisis:
Pero, ¿no dice el Evangelio todo lo
contrario? (Mt 5; 43-48)
Los TJ en "La Atalaya 15.6.68, pág 363", nos vienen a decir que en vez de
perder el tiempo siendo caritativos y obrando justamente con nuestros
semejantes –tal como hizo el buen samaritano- nos dediquemos a estudiar
la Biblia la cual nos hará ver que hemos de enseñar a otros que a su vez
estudien la Biblia para que enseñen a otros que a su vez... Y mientras tanto,
yo me pregunto ¿quién dará de comer al hambriento?, ¿quién vestirá al desnudo?,
¿quién aplacará la sed del sediento?, ¿quién...?, ¿quién...?
Si al menos los TJ nos dijeran que
además de obrar caritativamente y con justicia tratemos de encontrar en la
Palabra de Dios la profunda razón de nuestro actuar, ¿no estarían más cerca
de la doctrina de Jesucristo que nos dice que hemos de amar a Dios sobre todas
las cosas y al prójimo como a nosotros mismos? Porque si no, ¿qué
finalidad tiene el estudio de la Biblia? ¿Dejar de ser caritativos
y de obrar con justicia? ¿Es que cuándo nos juzgue Jesucristo nos va a
pasar cuentas de las horas que hemos estado estudiando la Biblia y va a
dejar a un lado nuestra vida falta de caridad y de justicia para con
nuestros semejantes?
Por otro lado los TJ nos dicen: "Por
supuesto, el amor cristiano no ha de manifestarse solo por palabras; es más
importante manifestarlo por hechos"... "¡Qué diferente sería
este mundo si toda persona en realidad practicara esa clase de amor!" ("El
hombre en busca de Dios", pág 242, 247 y 244) ¿Por qué esta
diferencia de criterios? Pues, sencillamente, porque en ("La
Atalaya" de 15.6.68) que hemos visto más arriba, los TJ tratan de
inculcarnos que lo que debemos hacer es ocupar el tiempo predicando y que por
lo tanto dejémonos de perder el tiempo amando a la gente en las cosas de cada
día: mientras amamos de esta manera no vendemos sus publicaciones y esto no
está bien. En cambio en el libro "El hombre en busca de
Dios" tratan de inculcarnos el odio a las Iglesias cristianas -y
principalmente a la Iglesia Católica- y claro, lo mejor es demostrar lo poco
que se ama en estas iglesias. También en otra ("La Atalaya" de... pág
376) los TJ, escriben: "De modo que se trata de hacernos
prójimo de todos nuestros semejantes, todos los cuales necesitan nuestro
socorro en una forma u otra". Creo que los TJ en este tema, como
en casi todos, deberían clarificar exactamente su posición. No
tiene nada que ver lo que nos han dicho en ("¡Despertad!" de 22.2.68,
pág 6): "Ciertamente usted no puede hacerse prójimo de alguien a
menos que llegue a conocerlo", con lo que nos dicen ahora en ("La
Atalaya" de... pág 376): "De modo que se trata de hacernos
prójimo de todos nuestros semejantes, todos los cuales
necesitan nuestro socorro en una forma u otra"
Pero es que aún hay más interpretaciones
de estos pasajes por parte de los TJ que yo creo siguen confundiendo a
quienes les escuchan. Veamos lo que nos dicen ahora comentando la parábola del
samaritano:
s/TJ:
Ante eso, su interlocutor le preguntó:
"¿Quién, verdaderamente, es mi prójimo?". En vez de contestarle
directamente, Jesús le refirió, a modo de ilustración, la historia de un judío
al que asaltaron, golpearon y dejaron medio muerto. Por su lado pasaron dos
judíos: primero un sacerdote y después un levita. Ambos repararon en la
condición de su paisano, mas no hicieron nada para ayudarlo. Luego, pasó un
samaritano. Movido por la compasión, vendó las heridas del judío, lo
llevó a una posada y pagó para que lo cuidaran. Jesús preguntó al hombre
con quien hablaba: "Quién de estos tres te parece haberse hecho
prójimo del que cayó entre los salteadores?" Obviamente fue el samaritano
compasivo. De este modo mostró que el verdadero amor al prójimo trasciende las
barreras étnicas (Lc 10;29-37). ("La Atalaya" de
15.9.93, pág 3)
Análisis:
Pero ¿no nos han dicho los TJ en varias
ocasiones que en la Biblia no debemos leer más de lo que dice? Pues la
Biblia no dice que el hombre asaltado, golpeado y medio muerto, fuera judío.
Dice literalmente "un hombre": "Cierto hombre
bajaba de Jerusalén..." (NM) (Lc 10;30). Siendo esto así ya no tiene
sentido todo lo que los TJ interpretan de esta maravillosa parábola del
Señor. Y fijémonos que, basándose en esta interpretación, los TJ
desarrollan todo un artículo de "La Atalaya" que se
titula: "¿Por qué amar al prójimo?, asegurando que “la ilustración
de Jesucristo del samaritano reveló el verdadero significado
del amor al prójimo" ("La Atalaya" de 15.9.93, pág
4) Y aún otra interpretación:
s/TJ:
Sí, debemos vivir en conformidad
con los principios bíblicos. Estos pueden resumirse en los dos
mandamientos que enunció Jesucristo en respuesta a la pregunta sobre cuál era
el mayor mandamiento del código de Moisés: "Tiene que amar a
Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu
mente... Tienes que amar a tu prójimo como a tí mismo" (Mt
22;36-40). Para aclarar lo que implica el segundo de estos mandamientos,
Jesús dijo, según (Mt 7;12): "Por lo tanto, todas las cosas que quieren
que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen
que hacerlas a ellos; esto, de hecho, es lo que significan la
Ley y los Profetas". ("La Atalaya" de 1.2.93, pág
15)
El cristiano no puede ser egoísta y a la vez
obedecer las palabras de Jesucristo en (Mt 22;36-40)... El apóstol Pablo
comprendía esta ley del amor. Escribió: "Mediante él ofrezcamos siempre a
Dios sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que hacen
declaración pública de su nombre. Además, no olviden el hacer bien
y el compartir cosas con otros, porque dichos sacrificios le son de mucho
agrado a Dios" (Hb 13;15-16)... Los cristianos ofrecemos nuestro
sacrificio de alabanza mediante Cristo Jesús. Y demostramos nuestro amor a Dios
principalmente por medio de ese sacrificio de alabanza, es decir, la
declaración pública de su nombre. Sobre todo, nuestro espíritu altruista basado
en el amor nos incita a predicar las buenas nuevas con celo y a estar siempre
dispuestos a ofrecer el fruto de nuestros labios a Dios. De este modo
manifestamos amor a nuestro semejante también. ("La Atalaya"
de 1.6.93, pág 8 y ss)
"...Jesús siguió con su sermón y
proclamó que 'Dios mostraba amor a los inicuos. Hacía que el sol
brillara y la lluvia cayera sobre ellos. No hay nada
extraordinario en amar a los que nos aman. Los inicuos hacen
eso. No hay razón para recibir un galardón por
eso. Demuestren ser hijos de Dios. Imítenlo. Háganse
prójimo de todos y amen a su prójimo. Y así sean
"perfectos, como su Padre celestial es
perfecto" (Mt 5;45-48)... Una ley
superior de amor exige un amor piadoso sin
límites ("La Atalaya" de 1.10.90, pág 15)
"La obra de dar testimonio a las
naciones tiene que verse respaldada por otra responsabilidad cristiana
según dice (Pr 3;27-28): 'No retengas el bien de aquellos a quienes
se les debe, cuando sucede que está en el poder de tu
mano hacerlo. No digas a tu semejante: 'Anda y vuelve,
y mañana daré' cuando hay algo contigo'. Dado que mucha gente
del mundo está atrapada en las garras de la pobreza y el hambre, ha
sido necesario ayudar en casos urgentes al semejante..." ("La
Atalaya" de 1.10.90, pág 15)
Análisis:
Creo que cualquier
cristiano puede estar de acuerdo con estas palabras... pero...
ya no puede estarlo cuando todas estas bonitas palabras, los TJ las
quieren hacer realidad solamente en una de las expresiones del amor al prójimo:
la predicación oral de la Palabra de Dios y en la ayuda prácticamente exclusiva
a los "hermanos espirituales". Con ello, los TJ, demuestran que se
quedan, lastimosamente, a medio camino. Jesucristo, después de enseñarnos
las bienaventuranzas y de decirnos que nuestras obras han de brillar entre los
hombres para que glorifiquen al Padre que está en los cielos, dice que "el
que practicare y enseñare, éste será grande en el reino de los
cielos". El que practicare y enseñare, no sólo el que enseñare... y
el que practicare ha de hacerlo entre los hombres, no solamente entre los
"hermanos espirituales" (Mt 5;1-20).
Y ¿dónde queda en la doctrina del amor al
prójimo de los TJ, lo que se nos dice en (Mt 5;38-42)? En efecto, el discípulo
de Cristo deberá estar tan henchido del espíritu de caridad, que no deberá
regatear nada por el prójimo. Los propios TJ han escrito: "Los judíos
reincidentes de los días de Isaías se deleitaban en su ayunar, afligirse el
alma, inclinar la cabeza y sentarse en saco y cenizas. Pero Jehová quería que
libraran a los oprimidos, alimentaran a los hambrientos, alojaran a los que no
tenían hogar y vistieran a los desnudos (Is 58;3-7)" ("La
Atalaya" de 1.10.90, pág 17) y aún si son nuestros enemigos hemos de tener
el mismo comportamiento: "... si tu enemigo tiene hambre, aliméntalo; si
tiene sed, dale algo de beber... no te dejes vencer por el mal, sino sigue
venciendo el mal con el bien" (Rm 12;17-21) ("La Atalaya" de
1.7.93, pág 21).
JESUCRISTO FUE EJEMPLO DE BUEN SAMARITANO
s/TJ:
Tal como Jehová proveyó alimento para
todo ser vivo en la Tierra, Jesús también dio alimento a sus seguidores.
No pasó por alto sus necesidades fundamentales. Los milagros que realizó
al dar de comer a 5.000 varones y después a otros 4.000 prueban que
se interesaba en ellos y que era responsable. (Mc 6;35-44)
(Mc 8;1-9) ("La Atalaya" de 1.9.93, pág 11)
Análisis:
El comportamiento más importante de
Jesucristo, como buen samaritano, fue, lógicamente, dar su propia vida
para salvar a todo el mundo, sin excepción. Pero el comportamiento de
Jesucristo a lo largo de su vida, fue, también, como la de un buen samaritano.
Jesucristo, al ver a unas personas con problemas, no preguntó si realmente
todos y cada uno de los 5.000 varones creían en él, no atendió sólo a los que
conocía de entre los 5.000 varones, no diferenció entre judíos y no judíos
de los 5.000 varones... sencillamente, vio que allí habían hombres y
mujeres que tenían necesidades fundamentales, se interesó por ellos y los amó,
y los ayudó dándoles de comer... después, sencillamente, y de una forma
totalmente desinteresada, "los despidió" (Mc 6;45).
Los Testigos de Jehová nos dicen que hemos
de interesarnos de verdad en los demás. (Lc 10;29-37) ("La
Atalaya" de 1.8.93, pág 19). Por otra parte, nos dan la definición de
"amor cristiano": "Amor que se manifiesta ante todo en
lealtad a Dios y luego en buscar el bienestar duradero del prójimo de uno" (Lc
10;27) ("La Atalaya" de 1.12.59, pág 710).
Pero, estas buenas intenciones se diluyen
cuando empiezan a darle vueltas para concretar quien es el "prójimo" al
que deben ayudar, para saber quién es "el semejante",
y casi siempre suelen terminar con la coletilla... "en
casos urgentes... hay que ayudar sobre todo a nuestros hermanos
espirituales" (“La Atalaya” de 1.10.98, pág 15) ("La
Atalaya" de 15.12.93, pág 20) ("La Atalaya" de 1.12.93, pág 10 y
ss). Y aquí se acaba el tema. Y así van por la vida, ciegos ante el
que tiene hambre, ciegos ante el que tiene sed, ante el desnudo, ante el
enfermo, etc, etc. Su "compasión" sólo aflora cuando el
hambriento, el sediento, el desnudo, el enfermo es... "hermano
espiritual". Si antes de tener necesidad de su ayuda no los has
escuchado, no los has aceptado, no te has metido en la cabeza de que Dios
tiene un nombre y quiere que le llames por este nombre antes que llamarle
Padre, no te has convencido de que Jesús era un hombre como tú y que
anteriormente había sido creado como un hijo de Dios,... no tienes derecho a
que se compadezcan de tí y te amen, y a pesar de (Pr 3;27-28) que tan
rimbombantemente citan, los TJ te dirán: "Anda y vuelve, y mañana
te daré"... o te dirán: "¡Ves en paz, mantente caliente y
bien alimentado! (Stgo 2;15-17)
s/TJ:
Jesús es bien conocido por los milagros que
ejecutó. Se compadecía de la gente que sufría, y con gusto usaba los poderes
que Dios le había dado para ayudarla... Por compasión, Jesús ayudó a los
enfermos y a los hambrientos... (Mc 1;40-42) (Mt 15;30-31). El hecho de que
Jesús realmente se interesaba en estas personas que sufrían y verdaderamente
quería ayudarlas se puede ver por lo que después dijo a sus discípulos:
"me compadezco de la muchedumbre..." (Mt 15; 32-38). En otra ocasión,
ante un hijo muerto, el unigénito de su madre... "se enterneció por
ella" (Lc 7;11-17). Sin embargo, los milagros que Jesús ejecutó fueron
sólo de beneficio temporal... Pero los milagros de Jesús probaron que él
había sido enviado de Dios, que realmente era el Hijo de Dios. Y probaron que,
con el poder de Dios, todos los problemas humanos pueden ser resueltos. Sí,
mostraron en escala pequeña lo que acontecerá en la Tierra bajo el reino de
Dios. ¡En este tiempo se alimentará a los hambrientos, se sanará a los
enfermos y hasta se levantará a la vida a los muertos!. (Ap 21;3-4) (Mt
11;4-5). ("Usted puede vivir..." pág 64-66)
Análisis:
Jesucristo ayuda a mucha gente
materialmente sin que esta gente sean discípulos suyos. Después se harán
o no discípulos suyos, pero cuando les ayuda no lo son.
Los milagros de Jesús mostraron que era
Hijo de Dios, ¡sí!. Pero la Biblia dice que los ejecutó "porque
se compadeció de los necesitados", porque "se enterneció de
ellos". ¿No nos estaba enseñando cuales deben ser nuestros
sentimientos hacia los enfermos, los hambrientos, los necesitados en
general? Pero ¿no vemos que se nos va a juzgar precisamente por
cual haya sido nuestra actitud hacia ellos?
s/TJ:
Jesús mostró cómo su
manifestación de amor debe afectar nuestras
relaciones con otros humanos. Después de servir
humildemente a sus apóstoles mediante lavarles los pies, Jesús
dijo: "Yo les he puesto el modelo, que, así como
yo hice con ustedes, ustedes también deben
hacerlo". Añadió: "Les doy un nuevo
mandamiento: que se amen unos a otros; así como yo los he
amado, que ustedes también se amen los unos a los otros" (Jn
13;15,34). Sus discípulos aprendieron, y se sintieron
impulsados a tratar de hacer como él hizo.
"En esto hemos venido a conocer el amor -escribió el apóstol
Juan-, porque aquél entregó su alma por nosotros; y nosotros estamos obligados
a entregar nuestras almas por nuestros hermanos" (1Jn 3;16).
Sin embargo no estaríamos cumpliendo
con el propósito de la vida y del ministerio de Jesús si su
ejemplo nos moviera a sencillamente amar y hacer el bien a
los demás humanos. El amor de Jesús a nosotros, ¿no debería
llevarnos también a amarlo a él en cambio, y
especialmente a amar a su Padre, quien le enseñó todo lo que
Jesús sabe? (Ef 5;1-2) (1Pe 1;8-9)
¡Qué vigorosa fuerza de obligación en
nuestra vida debe ser el amor que Jesús nos tiene! "El amor que el Cristo
tiene nos obliga a no vivir ya para nosotros mismos, sino para el que murió por
nosotros y fue levantado" (2Cor 5;14-15). "Si ustedes me aman,
observarán mis mandamientos", dijo Jesús. (Jn 14;15-21) (1Jn 2;3-5).
Durante la transfiguración de Jesús, Dios mismo dio este mandato respecto
a su Hijo: "Escúchenle" (Mt 17;5). No obstante, hay que recalcar que
el escuchar a Jesús significa más que simplemente oír lo que dice.
Quiere decir obedecer sus instrucciones, sí, imitarlo haciendo lo que él hizo y
tal como lo hizo.
¿Y qué es lo que Jesús quiere que hagamos?.
Jesús recibió la comisión divina de predicar acerca del Reino de su
Padre, y enseñó a sus seguidores a efectuar la misma obra... Es obvio que
Jesús quería que sus seguidores fueran predicadores y maestros. (Mc 1;38)
(Lc 4;43) (Mt 10;7) (Lc 10;9). "El que ejerce fe en mí, ese
también hará las obras que yo hago; y hará obras mayores que éstas" (Jn
14;12). En efecto, las obras de sus seguidores, serían mayores que las de él
porque en su ministerio alcanzarían a muchas personas más en un territorio más
extenso y por más tiempo. Con todo, después que se dió muerte a Jesús el temor
paralizó a sus discípulos. Se escondieron y no efectuaron la obra para la cual
él los había adiestrado. Algunos hasta regresaron al negocio de la pesca.
Posteriormente... (Jn 21;1-17), Jesús
se apareció materializado en un cuerpo humano junto al mar de Galilea...
Jesús, después de servirles desayuno, y probablemente mirando hacia la gran
cantidad de peces (que milagrosamente habían pescado), preguntó a Pedro:
"Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que a estos?. Parece que Jesús quiso
decir: ¿Estás más apegado al negocio de la pesca que a la obra de predicar para
la cual te he preparado?... "Apacienta mis corderos"...
"Pastorea mis ovejitas"... "Apacienta mis ovejitas".
¿Hay duda alguna de lo que Jesús quería que Pedro y sus compañeros hicieran?
¡Cuán vigorosamente grabó en ellos -como en todos los que serían sus
discípulos hoy- que, si lo aman a él, también van a participar en la obra de
hacer discípulos!
Unos días después de aquella conversación en
la playa, Jesús se apareció en una montaña de Galilea y dio la siguiente
instrucción a una asamblea feliz de unos 500 seguidores: "Vayan, por lo
tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones... enseñándoles a
observar todas las cosas que yo les he mandado" (Mt 28;19-20) (1Cor 15;6)
¡Imagínese! Todos -hombres, mujeres y niños- recibieron aquella misma
comisión. Posteriormente, poco antes de ascender al cielo Jesús dijo a sus
discípulos: "Serán testigos de mí... hasta la parte más distante de la
tierra" (Hech 1;8). No cabe duda de cómo debemos responder al
amor de Jesús. Cómo dijo a sus apóstoles: "Si observan mis mandamientos,
permanecerán en mi amor... Ustedes son mis amigos si hacen lo que les mando"
(Jn 15;10-14) ("La Atalaya" de 15.2.92, pág 15 y
16)
Análisis:
En estos párrafos hay un sin fin de
despropósitos. Desgranémoslos uno a uno:
1) Los TJ, nos enseñan que "no
estaríamos cumpliendo con el propósito de la vida y del ministerio de Jesús si
su ejemplo nos moviera a sencillamente amar y hacer el bien a los demás
humanos. El amor de Jesús a nosotros, ¿no debería llevarnos también a amarlo a
él en cambio, y especialmente a amar a su Padre, quien le enseñó todo lo que
Jesús sabe?" (Ef 5;1-2) (1Pe 1;8-9). Pero ¿no nos dice Jesús que para
obtener la vida eterna hemos de amar a Dios y a nuestro prójimo, precisamente
por amor a Dios? ¡Pues si hacemos sencillamente eso no necesitamos nada más!.
Otra cosa es la peculiar manera de entender el amor al prójimo que tienen
los TJ y que les lleva a creer que únicamente se está cumpliendo de una manera
plena con este mandamiento si en vez de dar de comer al hambriento, de enseñar
al que no sabe, de visitar a los enfermos, etc, etc, se dedica el máximo de
tiempo a exclusivamente predicar un Reino de Dios en el que milagrosamente todo
esto no será necesario porque no habrán necesitados, ni hambrientos, ni
enfermos, etc, etc. O sea, que el esfuerzo que Cristo nos pide no es que
mostremos nuestro amor hacia los desvalidos y necesitados, sacrificándonos por
ellos en un intento de solucionar sus problemas, de manera que
este amor hacia ellos les haga comprender el amor que Dios sintió hacia el
hombre cuando por su desobediencia perdió toda posibilidad de redimirse
por sí mismo, sino que egoístamente dejes que cada uno soporte resignadamente
su problema y que únicamente le animes haciéndole creer que si acepta la
doctrina de la Watch Tower muy pronto su vida cambiará en un Nuevo Mundo de
felicidad.
2) (Jn 21;15) Los TJ nos enseñan que
"Jesús... preguntó a Pedro: "Simón, hijo de Juan ¿me amas más que
a estos? Parece que Jesús quiso decir: ¿Estás más apegado al negocio de
la pesca que a la obra de predicar para la cual te he preparado?". Ni
la traducción del Nuevo Mundo (año 1967) presenta esta traducción. En
efecto, dice: "¿me amas más que estos?" Sobra todo
comentario.
3) Los TJ concluyen su interpretación a
tal traducción: "¿Hay duda alguna de lo que Jesús quería que
Pedro y sus compañeros hicieran?" ¿Pero no hablaba sólo a Pedro,
incluso en la falsa traducción de los TJ? y desde luego, si Cristo hace una
distinción como realmente la hace entre Pedro y los demás apóstoles ¿Qué
habrá querido decir con los mandatos que le da a él sólo? Los TJ quiere rehuir
esta respuesta y para ello falsean la traducción.
4) (Mt 28;19-20) (1Cor 15;6) Los TJ nos
enseñan que "Unos días después de aquella conversación en la playa,
Jesús se apareció en una montaña de Galilea y dio la siguiente
instrucción a una asamblea feliz de unos 500 seguidores: 'Vayan, por lo tanto,
y hagan discípulos de gente de todas las naciones... enseñándoles a observar
todas las cosas que yo les he mandado' ¡Imagínese! Todos -hombres,
mujeres y niños- recibieron aquella misma comisión". No hay
ninguna razón para aceptar que la asamblea de 500 seguidores de que habla (1Cor
15;6) deba ser la reunión que celebró Jesucristo con sus once
apóstoles en un monte de Galilea (Mt 28;19-20). Mateo sólo habla de los once y
en ningún caso deja entrever que otros discípulos estuvieran con ellos.
Por lo tanto la orden de: "Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos
de gente de todas las naciones,... enseñándoles a observar todas las cosas que
yo les he mandado" sólo la recibieron los once apóstoles.