jueves, 25 de septiembre de 2014

EL NÚMERO 144.000 ES LITERAL EN LA BIBLIA

s/TJ:

Lo necesario que es poder separar lo que es simbólico de lo que es literal es especialmente evidente cuando un lector de la Biblia llega al libro de Revelación (Apocalipsis). Este es un libro que está lleno de simbolismos.

Por ejemplo, en el (Ap 7) se alistan doce tribus de los hijos de Israel. La profecía predice que de cada una de estas tribus se sella a 12.000 personas para completar el número de 144.000. Se menciona a éstas en (Ap 14;1) como estando de pie con el Cordero en el monte de Sion. Después de examinar cuidadosamente lo que se dice acerca de estas tribus, viene a ser obvio que la Biblia no está hablando acerca de las doce tribus judías literales. La lista de Revelación no es igual a la lista de las tribus literales de (Nm 1;20-49). Con la tribu sacerdotal de Leví, se mencionan allí trece tribus, pero la lista en Revelación no incluye a las tribus de Efraín y Dan. Alista a la tribu de José, pero tal tribu no se menciona en Números. El Israel carnal no tuvo tribu de José. José estuvo representado por sus dos hijos: Efraín y Manasés. La lista tribal de Revelación no puede, por lo tanto, considerarse como algo que haya de aceptarse literalmente.

Lo que está escrito en el libro de Revelación es profético, señala a cosas que están muy en el futuro del día en que se escribió. Mucho de ello todavía tiene que cumplirse. Puesto que los descendientes carnales de Israel han perdido su identidad tribal, no podrían tomarse 12.000 personas de cada una de las tribus literales. Las tribus ya no existen. La lista tribal tiene que considerarse como símbolo de algo que estaría existiendo al tiempo en que la profecía se cumple. Es un simbolismo que representa a los seguidores ungidos de Cristo que componen el Israel espiritual, un "rebaño pequeño" que gobierna con él en los cielos. Por eso se habla de ellos como estando con el Cordero, Jesucristo, en el monte de Sion celestial, en (Ap 14;1). En (Ap 14;4) se dice que fueron "comprados de entre la humanidad como primicias para Dios y para el Cordero". En otras partes de la Biblia a los seguidores ungidos de Jesús se les menciona como las primicias susodichas (Stgo 1;18)

Es el Israel espiritual, los seguidores ungidos de Cristo, y no el Israel carnal, el que está de pie con el Cordero en el monte de Sion celestial. Estos seguidores fieles del Hijo de Dios son los que tienen el nombre del Padre "escrito en sus frentes" como marca de identificación (Ap 14;1). Esta no es una marca literal, así como no están de pie en el monte de Sion literal en Jerusalén en compañía de un cordero literal. La marca representa lo que los distingue como siendo siervos de Jehová Dios (Rom 9;6-8) (GI 3;29)

El número total de 144.000 personas a quienes se sella como el Israel espiritual ha de considerarse como número literal y no como simbolismo. Esto se discierne por el hecho de que este número específico que compone al Israel espiritual se contrasta inmediatamente después de alistar a las simbólicas doce tribus, con "una grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar" (Ap 7;9). (La fuerza de su contraste se pierde si 144.000 es cifra simbólica y también lo es la muchedumbre "que ningún hombre puede contar" ("iDespertad!" de 8.12.62, pág 27)) Estos están delante del cordero y no en el monte de Sion con él como están los 144.000. Esta conclusión armoniza con otra parte de la Biblia donde Jesús habló de sus seguidores ungidos y escogidos como un "rebaño pequeño" (Lc 12;32). El hecho de que números en medio de simbolismos pueden ser literales lo manifiesta (Ap 21;14) donde se menciona a los doce apóstoles del Cordero junto con simbolismos. (Así tambien, es literal, los mil años del reinado de Cristo (Ap 20;2,3,6,7)) ("iDespertad!" de 22.6.64, pág 27-28)

Dicen los  TJ al  hablar de  la "Parusia"  o "presencia"  de Jesucristo: "Recuerde que el libro de Revelación  se presentó "en señales" (Ap 1;1). Este pasaje: "¡Miren!   Viene con las nubes,  y todo ojo le  verá, y los que lo traspasaron"  (Ap 1;7) debe, pues, ser  simbólico." ("La Atalaya" de 1.10.92, pág 16-17)

Análisis:

Si el  Apocalipsis "se presentó en  señales" y esta es  una de las razones  por  las que  debe  entenderse  en sentido  simbólico  la expresión "todo ojo", ¿por qué no aplicar el mismo razonamiento al hablar  de  los  144.000  elegidos?.    ¿En  este  caso,  no  debe entenderse en sentido simbólico?

Antes de cualquier comentario  sobre este tema deberíamos recordar a los TJ lo  que ellos mismo nos dicen al hablar  de otro tema que tiene  que  ver  con  el libro  del  Apocalipsis  (o  Revelación): "Recuerde que el libro de  Revelación se presentó "en señales" (Ap 1;1).  Este pasaje,  pues, debe ser simbólico".   ("La Atalaya" de 1.10.92,  pág 15).   Cualquier referencia,  pues, en  el tema  que estamos tratando  al Apocalipsis debe ser  simbólico...  ¿incluído los 144.000?.

s/TJ:

Estos 144.000 israelitas espirituales son  llamados no sólo de entre los judíos  naturales,  sino de  entre  muchas  naciones. como  (Ap  5;9-10) indica: "Eres digno de tomar el  rollo y abrir sus sellos, porque fuiste degollado y  con tu sangre  compraste personas  para Dios de  entre toda tribu  y lengua  y pueblo  y nación,  e hiciste  que fueran  un reino  y sacerdotes para  nuestro Dios, y  reinarán como reyes sobre  la Tierra". Los que son  reyes y sacerdotes con  Cristo, los que están con  él en el monte de Sion celestial, están limitados  a 144.000; pero son tomados de entre todas las naciones.

Aun antes de que los registros de familia judíos fueran destruidos en 70 dC, Pablo había declarado: "No hay ni judío ni griego, no hay ni esclavo ni  libre, no  hay ni  varón  ni hembra;  porque todos  ustedes son  una persona en unión con Cristo Jesús" (Gl 3;28). Si Juan estuviera identificando a los judíos literales llevados al Reino, estaría violando el principio de  que no hay ni judío ni  griego identificados como tales después de entrar en unión con Cristo ("¡Despertad!" de 8.12.62, pág 27)

Análisis:

Los TJ afirman que sólo 144.000 elegidos -ni uno más ni uno menos iran  al cielo. Pero, Dios,  invita a  todos  los hombres,  sin distinción, al Reino  de los  cielos. "No  hay distinción  entre judío y  gentil; uno mismo es el Señor de todos, rico para todos los que le  invocan. Todo el que invoque el nombre del Señor, Será salvo" (Rom 10;12,13). Pedro declara igualmente: "Compruebo, en verdad,  que Dios  no tiene  acepción  de personas,  sino que,  en cualquier nación,  el que  le teme  y practica  la justicia  le es grato" (Hech 10;34-35)

No se  lee en ninguna  parte de  los Evangelios que  Nuestro Seûor hubiese  venido   solamente  para   un  grupo   privilegiado.   Al contrario, sus palabras de misericordia  y sus atenciones para con los pecadores  muestran claramente que  vino a salvar a  todos los hombres    que   quisieran    aprovecharse   de    la   salvación. Explícitamente dijo, hablando de El  mismo: "El Hijo del hombre ha venido  a buscar  Y  SALVAR  lo que  estaba  perdido" (Lc  19;10). Pensemos en las parábolas de la  oveja perdida y del hijo pródigo. Y, aunque El mismo consagró  toda su actividad casi exclusivamente a  los hijos  de Israel,  envió, sin  embargo, a  sus apóstoles  a predicar por el mundo entero: "Id  por todo el mundo y predicad el Evangelio  a  toda criatura.   El  que  crea  y sea  bautizado  SE SALVARA;  el que  no crea  se condenará"  (Mc 16;15,16).   Ninguna distinción,  ninguna restricción:  "Predicad a toda criatura...el que crea....SE SALVARA". Por otra  parte,  S. Pablo  escribe claramente a Timoteo: "Dios,  nuestro Salvador.... quiere que TODOS los hombres SE  SALVEN y lleguen al conocimiento de  la verdad" (1 Tim 2;4)

Ahora bien, SALVARSE quiere decir  llegar a la felicidad del cielo y a  la visión de  Dios obteniendo  la vida eterna. El Evangelio ignora en absoluto cualquier otro género de salvación.  No hay más que  dos destinos  para el  hombre: O vida  eterna o  condenación eterna. Nuestro Señor mismo ha  definido la vida eterna: "la vida eterna es que te conozcan a tí,  como único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo" (Jn 17,3).  Ver también (1Jn 2;24-25).  Y éste   es el único  premio que se destina a los  discípulos de Cristo, no hay otro: Conocer a Dios y  a Jesucristo de un modo vital, íntimo, amoroso, no abstracto (Jn 3;14-21) (Jn 8;55) (Jn 10;15) (Jn 14;23) (Jn 16;3) (1Jn 5;20) (1Jn  2;5) (1Jn 4;7-8).  En (Mt  19;16-29) y pasajes paralelos de  (Mc  10;17-21)  y (Lc  18;18-22)  queda  claro  que  SALVARSE es sinónimo de obtener la Vida eterna en el "Reino de los cielos" o en  el "Reino de Dios" que es  lo mismo (Ap 14;1-3)(1Cor 15;40-53)(Ap 5;9-10)

"Conozco a un  hombre en unión con Cristo que,  hace catorce años, -si en el  cuerpo no lo sé, o  fuera del cuerpo no lo  se; Dios lo sabe-fue  arrebatado  como  tal hasta  el  tercer  cielo...  fue arrebatado al paraíso y  oyó palabras inexpresables..." (NM) (2Cor 12;1-4) Esta claró que el tercer cielo es igual al Paraíso...

De  varios hombres  fieles de  antes de  Cristo: "Eran extraños y residentes temporales  en la  Tierra... pero ahora  están haciendo esfuerzos para obtener un lugar mejor, es decir, uno que pertenece al cielo... por  lo tanto Dios... les tiene lista  una ciudad" (NM) (Hb 11;14-16)

A pesar de todo  esto, los TJ nos dicen:  "Cuando Jesucristo habló de vida eterna  se refería a la vida eterna  que tendría alguien o en los cielos como espíritu  inmortal que gobernaría con Cristo, o a la vida eterna de alguien  como humano en una tierra paradisíaca bajo esa gobernación del Reino (Jn 11;11)" ("El hombre en busca de Dios", pág 248)

s/TJ:

La Biblia  también se  refiere a esta  congregación de  144.000 miembros mediante términos como  "la novia", "la esposa del cordero",  "el cuerpo de  Cristo", "el  templo  de Dios",  "el  Israel de  Dios"  y "la  nueva Jerusalén" (Ap 21;9)  (Ef 4;12) (1Cor 3;17) (Gl 6;16)  (Ap 21;2) ("Usted puede vivir para siempre...",pág 126)

"Los  que pertenecen  al Cristo"  son  los 144.000  discípulos fieles  a quienes se escoge para que gobiernen  con él en el Reino (A,172).  Sobre la resurrección  celestial de estos, la  Biblia dice: "Feliz y  santo es cualquiera que  tiene parte en  la primera resurrección; sobre  éstos no tiene autoridad la  muerte segunda, sino que serán sacerdotes  de Dios y del  Cristo, y  gobernarán  como reyes  con  él por  los  mil años"  (Ap 20;6)(Ap 14;1)  (Ap 14;3).   Por eso  los que siguen  en orden  para ser resucitados  después de  la  resurrección de  Cristo,  son los  144.000. Ellos tienen parte en la  "primera resurrección", o "la resurrección más temprana" (Flp 3;11) ("Usted puede vivir...", pág 172 y 173)

Entre  estos 144.000,  se encuentran  los apóstoles  y otros  cristianos primitivos (2Tim 4;8) (Mt 19;27,28) (1Cor 1;1-2) (1Cor 6;2) (Jn 14;1-3) ("Usted puede vivir...", pág 123).

Los 144.000 llegan a ser parte de la "descendencia" de Abrahan herederos con respecto  a una promesa (Gl  3;16) (Gl 3;29) (St  2;5)
("Usted puede vivir...", pág 124)

Pero entre estos 144.000, no se encuentran David, Job, Juan el Bautista, etc, (Hech  2;29-34) (Job 14;13-15)  (Jn 3;13) (Mt 11;11)  ("Usted puede vivir...", pág 121) Por ejemplo (Hech  2;29-34) nos explica que David ni subió ni subirá al cielo.  Poco  después de la resurrección de Jesús, el apóstol Pedro  dijo a una muchedumbre  de judíos: "El cabeza  de familia David... falleció y también fue sepultado y su tumba está entre nosotros hasta este día...  De hecho David  no ascendió al cielo.  (Hech 2;29-34) Así que David, quien  fue un hombre bueno, no fue  al cielo...  De hecho todos los  hombres y mujeres fieles  que murieron antes de  la muerte de Jesús tenían  la esperanza  de vivir  de nuevo  en la  Tierra, no  en el cielo.  Serán resucitados  para que estén entre  los súbditos terrestres del reino de  Dios.  (Sl 72;7-8) (Hech 17;31) ("Usted  puede vivir..." , pág 123).

Análisis:

Interpretaciones similares hacen  con relación a Job y  a Juan "el Bautizante". De hecho  la cita escriturística que  efectúa Pedro en (Hech 2;29-34)  es la  del (Sl  110;1), que  aplica a  la gloriosa exaltación de Cristo hasta el  trono del Padre (Hech 2;34-35).  Es un salmo directamente mesiánico, que había sido citado también por Jesucristo para  hacer ver a  los judíos  que el Mesías  debía ser algo más que hijo de David (Mt 22;41-46).  S.Pablo lo cita también varias veces (1Cor 15;25) (Ef 1;20) (Hb 1;13).  El razonamiento de Pedro es, en parte, análogo al de Jesús, haciendo ver a los judíos que esas  palabras no pueden decirse  de David, que está  muerto y sepultado, sino  que hay  que aplicarlas al  que resucitó  y salió glorioso de la  tumba, es decir a Jesús de  Nazaret, a quien ellos crucificaron.  La  conclusión, pues, como muy  bien deduce S.Pedro (v36), se impone:  Jesús de Nazaret con el milagro  de su gloriosa resurrección, ha  demostrado que él, y  no David, es el  "Señor" a que alude  el (Sl  110), y  el "Cristo" (hebr.   Mesías) a  que se refiere el (Sl 16)

Cuando S. Pablo en (Hech 23; 1-11) se está defendiendo delante del Sanedrín,  dice: "Hermanos  (¿se  habrán fijado  los  TJ que  dijo "hermanos"),  yo  soy fariseo  e  hijo  de fariseos:  Por  nuestra esperanza en la resurrección de los muertos, soy traído a juicio".  S.Pablo  dice "nuestra  esperanza"  y claramente  la esperanza  de S.Pablo era la  resurrección, no para volver a la  vida aquí en la Tierra, sino para estar junto a Cristo en el cielo.  Por lo tanto,  al decir nuestra, nos está dando  una referencia de cuál podía ser  la  esperanza de  los  judíos  fariseos quienes, como  se dice  a continuación, creían en los ángeles  y en los espíritus. En (Hech 24;15) se  dice que  S.Pablo tiene  la misma  fe en  la Ley  y los  Profetas  que  tenían  los  judíos  y su  misma  esperanza  en  la resurrección de los justos y de los malos.

¿Pero quiénes  son los  144.000 que  se citan  en (Ap  7;4).  Esos 144.000 son  12.000 de  cada tribu de  Israel (Ap  7;4-8).  Podría referirse a  los fieles convertidos  del judaismo.  El  vidente de Patmos coloca la  tribu de Judá en primer lugar,  por ser la tribu de la cual había salido el Mesías, Jesucristo.  La tribu de Dan no es nombrada,  tal vez  porque una  tradición judía  la consideraba como  maldita,  por  suponer  que   de  ella  había  de  salir  el anticristo.  Pero con el fin de  que subsista el número 12 -número sagrado de las  tribus de Israel- el hagiógrafo nombra  a la tribu de Leví y desdobla la tribu de  José en las de Efraim (en lugar de Efraim es nombrado  José) y de Manasés.  Claro es  que los números no tienen más  que valor simbólico.  Tal vez  este cuadro provenga de (Ez 48;1 y ss).

Según los TJ, la agrupación  de los 144.000 comenzó en Pentecostés en el  primer siglo y continuó  hasta 1935, cuando se  completó el grupo y  se cerró la  puerta.  Los  nuevos creyentes desde  el año 1935 no  son parte de la  congregación de 144.000 sino  que forman una  clase secundaria  llamada la  "grande muchedumbre"  de "otras  ovejas".

(Ap 7;4) dice  que los 144.000 son "de los  hijos de Israel", pero los  TJ  enseñan  que  la  Congregación  cristiana  se  representa simbólicamente  como  el "Israel  espiritual"  y  que por  eso  se extraen los 144.000 de todas  las naciones.  Sólo tenemos que leer los   pocos versículos   que   siguen   para   desacreditar   su interpretación: "De  la tribu  de Judá, doce mil sellados;  de la tribu...  etc,  etc." (Ap  7;5-8) ¿Cómo se  podría hablar  con más claridad de Israel  que haciendo una lista de las  doce tribus que componen esta nación?.  Los TJ insisten en que la referencia a los 12.000  de cada  tribu  es  simbólica, así  como  las mismas doce tribus. Pero entonces tendríamos que, lógicamente,   la multiplicación  de  los doce  mil simbólicos de las 12 tribus simbólicas  debiera  dar  un  número total  de  144.000 simbólico también.  No  obstante, los TJ creen  y enseñan que 144.000  es un número con un valor exacto.   O  sea, la  multiplicación de  dos números simbólicos dan  como producto  un número  literal (?).  La interpretación de los TJ lleva a una flagrante contradicción.

También  hemos  de  recordar  que  cuando los  TJ  dicen  que  los apóstoles  "juzgarán" -entendido  literalmente- conjuntamente  con Jesús,  juzgarán  a todo  el  mundo,  pero  en (Mt  19;27-29)  (Lc 22;28-30) que aportan  como prueba, dice que juzgarán  "a las doce tribus de Israel".  Por lo tanto, o lo cogemos todo literal o todo simbólico.

En el Apocalipsis,  S.Juan utiliza con profusión  el simbolismo de los números: 12 significa en nuestro texto, la perfección, y 1.000 una multitud  considerable pero indeterminada.  El número 144.000 es el producto  de multiplicar 12 * 12 *  1.000.  En manera alguna puede designar el número  exacto, matemáticamente limitado, de los que llegarán a  ser  únicamente  "creaturas  espirituales"  como quieren los TJ.

Los TJ nos  siguen enseñando que tampoco ha  de entenderse Israel, del mismo párrafo, de forma literal  ya que se refiere a la Israel espiritual, a la Iglesia de Cristo.

Los TJ  cuando tratan  de (1Cor 3;11)  ("La Atalaya"  de 15.11.63, pág 679) hacen un razonamiento al  hablar del purgatorio que si lo aplicamos aquí  han de aceptar  -con toda lógica- que  los 144.000 son simbólicos, porque también lo son los 12.000.

¿Cuál es el  razonamiento que hacen los TJ  analizando (1Cor 3;11) Dicen: "Se afirma  que la enseñanza del purgatorio  tiene apoyo en las Escrituras... Entre  los principales textos que  se usan para probar esto  se halla  (1Cor 3;11-15). ¿Puede usarse  este texto para probar que haya un purgatorio?   No, no puede usarse así.  En primer lugar, dado que las obras del cristiano no son literalmente oro  y plata,  heno o  paja,  tampoco sería  literal el  fuego..." Exactamente el  mismo razonamiento  que presentábamos  más arriba: Dado  que las doce tribus y  los  12.000 de  cada  tribu no  son literales,  tampoco es  literal la  cifra de  144.000...  Pero  ya sabemos que los TJ tienen salida para todo...

¿Y quien  conforma el  otro grupo  de 144.000 que  se cita  en (Ap 14;1-5)?.   En oposición  al dragón  y  a sus  auxiliares, en  (Ap 14;1-5), nos presenta  el profeta al Cordero en el  monte de Sion, símbolo del templo y de la ciudad santa, rodeado de otros 144.000 escogidos, que  no son los de  antes (Ap 7;4), sino  los fieles de Cristo,  que  no han  querido  adorar  a  la Bestia,  son  llamdos  "vírgenes" en el sentido de que no se han manchado con el culto de   los ídolos  paganos, principalmente  con el culto  de la  Bestia o culto imperial.  Roma era la  Gran Prostituta (Ap 19;2); en cambio  el Cordero de Dios era inmaculado.

Tanto el Cordero como los  144.000 vírgenes estaban sobre el monte Sion.  En el AT, el monte Sion era el símbolo de la fuerza y de la seguridad para  Israel, porque Dios  habitaba en él y  lo protegía contra todo enemigo. (Sl 2;6) (Sl 48;1 y ss) (Sl 53;7). De igual modo, Sión significa en nuestro pasaje del Apocalipsis  un sitio seguro  de refugio  en el  que el  Cordero reúne  a sus  pacíficos ejércitos.  Mientras que  el Dragón y la  Bestia estaban apostados sobre la arena movediza de la playa y las olas del mar, el Cordero está sobre el monte Sión, símbolo de seguridad y estabilidad.

El Cordero, a quien siguen los elegidos, es al mismo tiempo su pastor. Jesús les precede y ellos caminan  en  pos  de  él. Rescatados de entre los hombres  cautivos del pecado por el precio de la sangre del Cordero, constituyen  las primicias de la masa de los redimidos  ofrendadas a Dios y  al Cordero.  La Ley  de Moisés prescribía la ofrenda de las primicias de los frutos de la tierra. Estas primicias,  por ser los primeros frutos, eran naturalmente, considerados como  lo más  excelente, y por  eso eran  ofrecidos a Dios. Pues  tales son  los  que  forman  esa multitud  de  almas escogidas de entre la masa de los seres humanos.