viernes, 7 de febrero de 2014

ÁNGELES. HIJOS DE LA REGIÓN DE LOS ESPÍRITUS

ÁNGELES. HIJOS DE LA REGIÓN DE LOS ESPÍRITUS

s/TJ:

Dios crea  a muchas personas  de espíritu, celestiales, similares  a él. En la  Biblia a estos  espíritus se les  llama ángeles.  También  se les llama "hijos de Dios" (Jb 38;7)  (Sl 104;4) (Hb 1;7,13,14) Dios los creó perfectos  a todos.   Ninguno  de ellos  era un  diablo  o un  satanás. (Usted puede vivir ...., pág 18)

Análisis

Estos seres de naturaleza nobilísima, espíritus puros, elevados al orden  sobrenatural,  subsistentes  como personas,  parte  de  los cuales  alcanzaron  la  bienaventuranza   con  Dios  y  parte  son eternamente  desgraciados  por  su  culpa,  ¿cómo  vinieron  a  la existencia?

A esta pregunta contesta  la razón y la fe que  fueron creados por Dios de la nada.  En cuanto a la razón, véase ("La Creación", pág 133 y ss). La fe nos dice que los ángeles existen realmente y que han sido creados. En primer lugar,  la Biblia nos asegura que los ángeles son muchísimos y de naturaleza distinta cada uno de ellos, quiero decir  que no  es una sola  naturaleza en  muchas personas, sino muchos seres  independientes unos de otros. Por otra parte, la Biblia  afirma, que "en El  fueron creadas todas las  cosas del cielo y de  la tierra, las visibles y las  invisibles, los tronos, las dominaciones, los principados, las potestades; todo fue creado por  El  y  para  El."  (Col 1;16)  (Jn  1;3),  que  las  milicias  celestiales,  o sea,  los ángeles  deben alabar al Señor  "porque  fueron creados  a su  mandato" (Sl 148;5). La tradición está de  acuerdo  con  esta  doctrina  de la  Biblia.

Tenemos  muchísimos testimonios. Los Padres no sólo enseñaron esta  verdad en su predicación  ordinaria, sino que la defendieron valientemente contra sus impugnadores. La  doctrina  de  la creación  de  los ángeles  era  tan  común  en   oriente  en  tiempo  del  emperador Justiniano,  que  castigó  con  el  destierro  a algunos  que se atrevieron a ponerla en duda.

En lo que sí duda la tradición es en lo que  podríamos denominar  la posibilidad  de multiplicación  autónoma  de los  ángeles -como  ocurre con  el hombre  o con  los  animales- , pero  ello  no  contradice el  hecho  de su  creación  inicial.   Los documentos  eclesiásticos no cambian en nada esta censura.

Resumiendo, pues, toda la doctrina  de la existencia y creación de los ángeles, pueden establecerse estas conclusiones:

a) Es verdad de fe, por la  Sagrada Escritura y por la Tradición e implícitamente definida en el  Concilio Lateranense IV (D.428) y en el  Concilio Vaticano I (D.1783), que los ángeles existen

b) Es teológicamente  cierto que los ángeles  son puros espíritus

c) Es de fe definida en el  Concilio Vaticano I que los ángeles no proceden de Dios por emanación

   
d) Es teológicamente cierto que no proceden unos de otros
  
e) Es de  fe  definida en  el Concilio Lateranense IV  y en el Concilio  Vaticano  I que,  al  menos algunos ángeles, han  sido  creados de la nada

f) Es teológicamente cierto que todos  y cada uno de los ángeles  distintos  entre sí  por  naturaleza  y  por  la  persona han  sido creados por Dios de la  nada.(Este punto quizá pueda considerarse doctrinalmente de fe y hasta de fe definida  (D.1805))

g) Es totalmente incierta la posibilidad de que un ángel produzca  otra persona angélica, comunicándole por generación o espiración, su misma sustancia.

¿Cuándo fueron creados los ángeles?. La cuestión  no puede resolverse con los textos  de la Sagrada Escritura, sencillamente, porque no lo dice.  Por lo tanto, los TJ no pueden ser categóricos en este  aspecto, como  cuando aseguran que:   
    
s/TJ: 

"Mucho antes de que Dios 'empezara  a hacer la tierra', creó los ángeles como personas invisibles...  La creación  de los ángeles aconteció antes de que  el planeta  tierra fuera  preparado para  habitación humana." ("De paraíso perdido a paraíso recobrado", pág 29 y 30) ("La Atalaya" de 1.5.68, pág 263)

Análisis

El Concilio Lateranense IV enseña que el hombre fue creado después de las criaturas espirituales y las materiales, luego no cabe duda que los  ángeles ciertamente fueron  creados antes que  el hombre. (D.428).  Ahora bien,  ¿fueron creados también antes  que el mundo visible?   Los  Padres andan  divididos  ante  esta pregunta:  hay quienes lo afirman y quienes lo niegan.  

s/TJ: 

En  años  recientes se  ha  confirmado  de manera  concluyente  mediante conocimiento aumentado  que no  es posible que  existan criaturas  ni en Marte ni en los otros planetas de nuestro sistema solar con la excepción de la  Tierra.  La base  de la creencia  de muchos científicos  sobre la existencia de criaturas inteligentes en  otros planetas es la convicción de que la  vida inteligente es el producto de inevitables  procesos evolutivos... La realidad es que aun la vida en la Tierra no evolucionó de materia inanimada. Los humanos  inteligentes no son producto de centenares de millones de años de desarrollo evolutivo.  Más bien el hombre fue creado divinamente. La vida sólo procede de vida ya existente, y Jehová Dios es la fuente  de toda la vida, como escribió el inspirado  salmista bíblico: "Contigo está  la fuente  de la  vida" (Sl 36;9).

Pero a pesar del hecho de que no hay formas "evolucionadas" de vida, ¡sí existen criaturas maravillosas e inteligentes en la región de lo que los hombres llaman  "espacio exterior"!.  Además, ¡se  ha logrado establecer comunicación con ellas!." "Las criaturas sobrehumanas e inteligentes que existen en el espacio exterior fueron creadas por Jehová Dios. La creación de éstas aconteció antes de que el planeta Tierra fuera preparado para habitación humana. En su Palabra, la Biblia, Jehová Dios habla del tiempo en que él fundó la Tierra. En ese tiempo, según explica él, 'las estrellas de la mañana gozosamente clamaron a una, y todos los hijos de Dios empezaron a gritar en aplauso" (Jb 38;4-7). Estos hijos de Dios son poderosas criaturas angelicales que verdaderamente son "mucho más hábiles e inteligentes que nosotros". En el pasado Dios a menudo las usó para comunicarse con los humanos. ('La Atalaya' de 1.5.68, pág 261-264)

"Antes del diluvio algunos ángeles cultivaron deseos que eran contranaturales para las criaturas celestiales, llegaron a estar descontentos debido a que no podían casarse y materializaron cuerpos carnales para tomar mujeres como esposas. En vista de que aquellos ángeles "no guardaron su posición original ...  Dios los ha reservado con cadenas sempiternas bajo densa oscuridad para el juicio del gran día' (Jd 6) (Gn 6;1-2)."('La Atalaya' de 15.5.92, pág 13)

Estas criaturas inicuas en el espacio invisible ahora están circunscritas a la cercanía de la Tierra, y tienen "gran cólera porque saben que sólo tienen un corto período de tiempo' antes de que sean abismadas (Ap 1;1) (Ap 12;9-12) (Ap 20;1-3). Para obtener protección de su influencia necesitamos la ayuda de Dios y sus ángeles fieles. Felizmente, se promete esta ayuda y, se nos asegura consoladoramente: Dios "dará a sus propios ángeles un mandato concerniente a ti, para que te guarden en todos tus caminos." “El ángel de Jehová está acampado todo alrededor de los que le temen, y los libra" (SI 91;11) (SI 34;7) (Hb 1;7-14) ("La Atalaya' de 1.5.68, pág 264)

No obstante, los ángeles fieles son felices. Jehová colocó los cimientos de la Tierra "mientras cantaban a coro las estrellas de la aurora entre la alegría de sus servidores celestiales" (,Jb 38;7) ¿Por qué son felices los santos ángeles? Porque sirven constantemente a. Jehová Dios "mediante escuchar la voz de su palabra" para obedecerla. Se deleitan en 'hacer Su placer' (Sl 103;20-21). Sí, los santos ángeles son felices porque sirven fielmente a Jehová ('La Atalaya' de 15.5.92, pág 13)

Análisis: 

Podemos observar que cuando "Jehová colocó los cimientos de la Tierra", todavía no había ocurrido lo que se nos cuenta en (Gn 6;1-2) y que los TJ nos explican diciendo que algunos ángeles "llegaron a estar descontentos debido aL que no podían casarse y materializaron cuerpos carnales para tomar mujeres como esposas." No deberían estar muy alegres éstos cuando "Jehová colocó los cimientos de la Tierra". Quizá es que tiene razón un TJ cuando reflexionando sobre su vida anterior dice: "A menudo había inquirido en el seminario sobre la vida en el más allá, y me habían contestado que el cielo es como una gran iglesia en la que todos estarán de pie orando ante Dios. Yo pensaba: '-Qué aburrimiento!" '(¡Despertad! de 22.8.93, pág 14). 

Y digo yo ¿Qué diferencia habrá entre esta explicación -sin querer decir con ello que sea correcta- y la que nos dan los TJ sobre la vida de los ángeles? ¿Qué panorama les espera a los 144.000 cristianos ungidos cuando hayan terminado con su tarea de jueces? "Los cristianos ungidos casados que sirven gozosamente a Dios ahora, no se casarán cuando sean resucitados a la vida celestial, pero serán felices al efectuar la voluntad divina como criaturas de espíritu" ('La Atalaya, de 15.5.92, pág 13) Y ¿no nos dice (Mt 18;10) que los ángeles de los pequeños ven de continuo en el cielo la faz de Dios? ¿Acaso les ocurrirá a los 144.000 que se aburrirán y estarán descontentos viendo la buena vida que -a juzgar por los dibujos que del Reino de Dios en la Tierra nos presentan los TJ- se dan sus correligionarios en la Tierra?

El tema que sacan a colación los TJ en la primera parte   de esta cita, puede leerse en todo su jugo en ("Cosas en las cuales es imposible que Dios mienta',pág 167/37). Sobre esta interpretación de los TJ podemos añadir también que la han cambiado varias veces a lo largo de su historia. 

Esta pequeña perícopa, (Gn 6;1-4), extremadamente enigmática, aparece artificialmente incrustada en el contexto, ya que no se adapta a lo narrado en el capítulo 5 sobre la genealogía de los patriarcas.

Por otra parte, en la narración de] diluvio que sigue, no   se alude para nada a este incidente de las relaciones entre los "hijos de Dios" y las "hijas de los hombres. Por eso, la mayor parte de los autores consideran este fragmento como una adición posterior, incrustada por el recopilador yhavista para acentuar más el estado de prevaricación de la humanidad como justificación de] terrible castigo del diluvio. En su forma primaria parece que el fragmento es una explicación popular y folklórico del origen de los gigantes o nefilim, raza ciclópea, a la que en la tradición cananea se atribuía la construcción de los monumentos megalíticos, abundantes sobre todo en Transjordania; eran los héroes famosos muy de antiguo, cuyas hazañas corrían en las leyendas ancestrales.

La expresión "hijos de Dios", en la Biblia, es equivalente a ángeles y en este sentido lo han entendido los traductores griegos alejandrinos de la versión de los LXX. Los Santos Padres comúnmente aceptan la versión de los LXX y entienden el pasaje bíblico en el sentido de relaciones sexuales pecaminosas entre los "ángeles" y las "hijas de los hombres" .

Pero a partir del S IV, una vez aclarada la naturaleza espiritual de los ángeles, los cuales, por lo mismo, no podían sentir atracciones de tipo sexual, la mayor parte de los padres se inclinan por la opinión de que estamos ante una tradición popular que representaba el diluvio como la aniquilación de una raza de gigantes brutales y orgullosos. A causa de su fuerza sobrehumanas la imaginación popular les atribuía un origen igualmente sobrehumano. Eusebio veía en este pasaje bíblico el origen de las leyendas griegos sobre los gigantes y titanes, los cuales provenían de las relaciones entre las divinidades y las mujeres. El texto bíblico presenta a Dios como Soberano, Señor de la historia humana, y que no quiere transigir con las aberraciones sexuales reinantes: "No permanecerá por siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne" (v.3). La palabra "carne" tiene aquí sentido de fragilidad y aun de sensualidad: el hombre, bajo el pecado, se ha ido separando de Dios, entregándose a las exigencias carnales de su cuerpo y olvidándose de sus valores espirituales. Por eso Dios va a enviar el diluvio devastador.
 
s/TJ: 

"Las Santas Escritura dividen en por lo menos tres clases a estos "hijos de Dios" celestiales. La primera de estas clases que se menciona es la de los "querubines" (Gn 3;24) (Sl 80;1) (Sl 99;1) (ls 37;16). Además de esos querúbicos  "hijos de Dios" hay    una clase general de ángeles. No hay razón histórica para dudar de la existencia de estas criaturas invisibles de la región de los espíritus, porque han hecho muchas apariciones de autenticidad comprobada a los hombres. (Gn 18;1) (Gn 19;29) (Gn 32;1-2). La palabra bíblica para ángel significa también “mensajero" (Mal 3;1) (Sl 103;19-21) Una clasificación más de los "hijos de Dios" celestiales es la de los serafines. Estas criaturas de la región espiritual muestran mucha reverencia a la persona de Dios (Is 6;1-7).


La cantidad de todos estos celestiales "hijos de Dios", los querubines, los serafines y los ángeles, llega a millones (Dn 7;9-10). Un número tan tremendo de "hijos de Dios" celestiales despliega la gran productividad creativa por parte del Padre celestial, Jehová Dios el Todopoderoso. El tiene una maravillosa familia de hijos obedientes en los cielos. Estas no son criaturas de sangre y carne, porque fueron creadas antes que fuera creada nuestra Tierra sobre la cual nosotras, criaturas de sangre y carne, ahora vivimos. De modo que esos "hijos de Dios" celestiales son espíritu, como Dios mismo lo es, y en naturaleza son completamente distintos a  nosotras las criaturas humanas terrestres. Los "hijos de Dios" de la región de los espíritus eran todos hermanos, pues todos eran hijos de] mismo Padre celestial." ('El propósito eterno de Dios va triunfando ahora", pág 29-33) 

(Ap 5:11) deja ver que alrededor del trono de Dios había "miríadas de miríadas" de ángeles. Una miríada es un conjunto de 10.000 unidades; por consiguiente, una miríada de miríadas (10.000 x 10.000) equivale a 100.000.000. Sin embar­go, el texto dice "miríadas de miríadas", dejando así abierta la posibilidad de que existan muchos miles de millones de espíri­tus celestes. ) El registro bíblico contiene nu­merosos relatos de ángeles que descendieron a la Tierra como representantes de Dios, habla­ron con los seres humanos y volvieron a él con un informe. Un ejemplo es el de los ángeles que bajaron a investigar el clamor contra los habitantes de Sodoma y Gomorra en los días de Abrahán. Fue seguramente después de oír el informe de estos ángeles cuando Dios deci­dió aniquilar a aquellas ciudades (Génesis 18: 20, 21, 33; 19:1, 13).

Como hemos visto, la Biblia pone de ma­nifiesto que no hace falta que Jehová Dios esté presente en todas partes al mismo tiempo. Gracias a la intervención de su espíritu santo y de sus fuerzas angélicas, él está al corriente de todo cuanto sucede en su creación.

Análisis:

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