miércoles, 26 de febrero de 2014

LIBRO DE LA VIDA

LIBRO (O ROLLO) DE LA VIDA
s/TJ:

Al parecer, en un sentido figurado, Jehová ha estado escribiendo nombres en el libro de la vida desde la “fundación del mundo” (humanidad redimible) (Ap 17;8). El nombre de Abel debe haber sido el primero que se registró en ese rollo simbólico.

Sin embargo, los nombres que aparecen en el “rollo de la vida” no son los de personas a las que se ha predestinado a ganarse la aprobación de Dios y la vida, (Vida eterna en la tierra) puesto que según las Escrituras los nombres pueden ‘borrarse’ del “libro de la vida”: “Al que haya pecado contra mí –dice Jehová- lo borraré de mi libro” (Ex 32;32, 33).

Por lo tanto, parece ser que el nombre de una persona se escribe en el “libro de la vida” cuando llega a ser siervo de Jehová, y solo permaneciendo fiel puede conservar su nombre en este libro. (Ap 3;5) (Ap 17:8) (Éx 32;32, 33) (Lc 10;20) (Flp 4;3) (Ap 20;15) (Sl 37;29) (Sl 69;29) (“Perspicacia”, vol 2, pág 498-203)

En la escena de juicio que aparece en (Ap 20;11-15) se ve que durante el reinado milenario de Cristo se abre “el rollo de la vida” para que se apunten nuevos nombres en él.

Aquellos que vuelven a la vida gracias a la ‘resurrección de los injustos’ tendrán entonces la oportunidad de conseguir que sus nombres sean escritos en “el libro de la vida”, siempre y cuando cumplan obedientemente con las instrucciones que se hallan escritas en los rollos. (Hch 24:15.)

Como cabe esperar, los siervos fieles de Dios que vuelvan en la ‘resurrección de los justos’ ya tendrán sus nombres escritos en “el rollo de la vida”. Su obediencia leal a las instrucciones divinas hará posible que sus nombres permanezcan escritos en él.

Aquellos cuya esperanza es la vida celestial consiguen la inscripción permanente de sus nombres ‘venciendo’ al mundo mediante su fe y demostrando fidelidad “hasta la misma muerte”. (Ap 2;10) (Ap 3;5) En cambio, quienes tienen esperanza de vivir sobre la Tierra deberán demostrar su lealtad a Jehová durante la prueba final y decisiva que tendrá lugar al fin del reinado milenario de Cristo. (Ap 20;7, 8) Una vez conseguido, habrán logrado que Dios retenga sus nombres permanentemente en “el libro de la vida”, lo que significará que Jehová habrá reconocido que son justos en todo sentido y merecedores del derecho a la vida eterna sobre la Tierra (Rom 8;33.)
(“Perspicacia”, vol 2, pág 1198-1205)

¿Cómo determinará Jehová quiénes han de tener su nombre escrito en el "rollo de la vida," o "el libro de la vida"? (Ap 20;12, 15) Será mediante una prueba que se impondrá a la humani­dad. Recuerde que Adán y Eva fracasaron bajo una prueba de esa índole, y que Job, cuando fue -puesto a prueba, mantuvo su integridad. Pero la fe de la mayoría de los humanos que vivan hasta el fin de los 1.000 años nunca habrá sido sometida a prueba. Antes de que se les resucitara ignoraban los propósitos de Jehová. Eran parte del inicuo sistema de cosas de Satanás; eran "injustos." Entonces, después de su resurrección, se les hizo fácil servir a Jehová porque vivían en el paraíso sin oposición alguna procedente del Diablo. Pero, ¿servirán a Jehová estos miles de millones de humanos, que entonces serán perfectos, si a Satanás se le da la oportunidad de tratar de impedir que sigan sirviendo a Jehová? ¿Puede Satanás hacer a ellos lo que hizo a los perfectos Adán y Eva?

Para que esas cuestiones queden resueltas,-Jehová deja que Satanás y sus demonios salgan del abismo donde han estado durante los 1.000 años. ¿Qué resultado tiene esto? La Biblia muestra que Satanás logra apartar a algunas personas de servir a Jehová (Ap 20;8). Estas serán como "la arena del mar," lo que significa que es una cantidad indeterminada. Después de efectuarse esa prueba, Satanás y sus demonios, y también los que no salgan victoriosos de la prueba, son arrojados en el simbólico "lago de fuego," que es la muerte segunda (eterna). (Ap 20;7-10, 15) Pero aquellos cuyos nombres se encuentren escritos en "el libro de la vida" permanecerán en el glorioso paraíso terrestre. El que tengan sus nombres escritos en "el libro de la vida" significa que Jehová los juzga perfectamente justos en corazón, mente y cuerpo, y por eso dignos de vivir para siempre en el paraíso en la Tierra. (“Usted puede vivir para siempre…”, pág 182-183)

Análisis:

El nombre de  los que están escritos  en el "libro de  la vida" no han de escribirse, ya están escritos. En ninguna parte se  dice ni se da a entender que los nombres son escritos después del juicio o  de la prueba.  Al contrario, véase, por ejemplo, (Ap 17;8): "... y se maravillarán los moradores de la Tierra , cuyo nombre no está escrito  en el libro de la vida desde la creación del  mundo..." 

Hemos  de recalcar  que el  autor del  Apocalipsis hace  hincapié, sobre todo, en la resurrección de  los que no estaban inscritos en el "libro  de la  vida". Hay, pues, una resurrección  final para buenos y  malos.  Pero  para los buenos  será resurrección  para la vida; en  cambio para los  malos será resurrección para  la muerte eterna, para el juicio eterno...   Pero todo esto es otra historia muy distinta a la de los TJ. 

Los TJ dicen: "recuerde que Adán y Eva fracasaron  bajo una prueba  de esa  índole" O sea,  que según estas  palabras, Adán  y  Eva  fueron sometidos  a  prueba que  no lograron superar. Esta afirmación contradice las propias palabras de los TJ en otro de sus escritos. Dicen los TJ: "Esto  parecería indicar que mucho antes de que Adán pecara Dios había hecho provisión para rescatar a la humanidad, mostrando presciencia del pecado de Adán.  Pero esto no fue así."  "Cuando Dios dio a Adán y Eva el mandato de no comer del fruto de cierto árbol para que no murieran, no había nada en Adán y Eva que indicara  que desobedecerían. De hecho si hubiera habido esto hubiera desprestigiado desfavorablemente a Jehová Dios su creador". 

"La  presciencia  de  los  actos futuros  libres  es  un  concepto contradictorio, pero  dado que  evidentemente no se  puede probar, tenemos que  hallar otra solución,  y hay una  solución razonable. Por ejemplo, aunque  Dios es omnipotente no utiliza  todo su poder en toda situación.  Y así sucede con su conocimiento infinito, que incluye su presciencia. Él tiene la habilidad de ver y conocer  todas las cosas, pasadas, presentes y futuras, pero también puede evitarse cierto conocimiento si opta por hacerlo. Por consiguiente, Dios puede rehusar examinar el futuro si así lo quiere, y, ciertamente, parece que  optó por no examinar el futuro en el caso de Adán y Eva. ¿Por qué?. Porque al ejercer presciencia sin ciertas condiciones previas existentes mediante las cuales determinar el resultado lógico que  había de esperarse equivaldría a la predestinación del destino eterno  de las criaturas".

La Sagrada  Escritura nos  habla con frecuencia  de los  libros de Dios, como  para indicar que en  el juicio divino se  sabrán todas las  cosas  que hicieron  los  mortales. Es  un modo  humano  de concebir  y expresar las  cosas divinas. En  realidad, Dios no necesita de libros ni memoria para acordarse de lo que ha hecho cada uno. Su presciencia divina lo conoce  todo y nada podrá escapar a su juicio  infalible. 

Todos serán  juzgados según sus  obras.  No  basta la sola  fe para salvarse.  En el "libro de la vida", están escritos los  nombres de  los predestinados para la  vida eterna. Cuantos no estén en este libro serán arrojados al "lago de fuego" (Ap 20;15) 

Todos  los muertos  tendrán que  comparecer a  juicio.  Nadie  se librará de él.  Porque tanto el  Mar, como la Muerte y el Infierno o  Seol entregaron  los muertos  que tenían  en su  seno para  que fueran juzgados según sus obras. El  Mar, el Seol y la Muerte están  personificados como tres  monstruos insaciables (Ap 1;18) (Pr 27;20) o como  poderosos carceleros que tenían a los muertos encerrados en remotísimas prisiones.  Sin embargo, ante el mandato de Dios, tienen que entregar dócilmente las presas que consideraban suyas.

LIBROS (O ROLLOS) EN LOS QUE CONSTAN LAS ACCIONES BUENAS Y MALAS DE CADA UNO 

s/TJ:

El apóstol Juan vio en visión lo que sucede inmediatamente antes del Día del Juicio. Escribió: "Vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. De delante de él huyeron la tierra y el cielo,... Y vi a los muertos,  los grandes y los pequeños, de pie delante del trono... Y los muertos fueron juzgados." (Ap 20;11, 12) También se juzgará a los "vivos" que sobrevivan al Armagedón, así como a cualesquier hijos que éstos tengan. (2 Timoteo 4:1)

En su visión Juan vio cómo se les juzga. "Y se abrieron rollos," escribió. "Y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus  hechos. Y el mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados individualmente según sus hechos." (Ap 20;12, 13).

¿Qué son los "rollos" que se abren y se usan para juzgar tanto a "los muertos" como a "los vivos"? Patentemente serán algo que va más allá de nuestra Santa Biblia de la actualidad. Son escritos o libros inspirados que contienen las leyes e instrucciones de Jehová. Por la lectura de éstos toda la gente que esté en la Tierra podrá conocer la voluntad de Dios. Entonces, con las leyes e instrucciones de estos "rollos" como base, toda persona en la Tierra será juzgada. Los que obedezcan las cosas escritas allí recibirán los beneficios del sacrificio de rescate de Cristo, y gradualmente alcanzarán la perfección humana.

Para el fin del Día de Juicio de 1.000 años nadie en la Tierra estará en condición moribunda por el pecado de Adán. Verdadera­mente, en el sentido más pleno todas las personas llegan a vivir por el hecho de que finalmente alcanzan la perfección humana. Estarán en la misma condición de perfección en que se hallaron Adán y Eva en el jardín de Edén. (“Usted puede vivir para siempre…”, pág 181-182)

LIBRO (O ROLLO) DEL CORDERO

Es un rollo simbólico en el que están escritos los nombres de quienes gobernarán con Jesús en su Reino celestial. Esta lista incluye los nombres de los cristianos ungidos que tienen la esperanza de ir al cielo pero que aún viven en la tierra (Ap 13;8) (Ap 14;1,4).

Se dice que los que tienen sus nombres escritos en el rollo del cordero entran en la santa ciudad la Nueva Jerusalén y llegan a formar parte del Reino mesiánico celestial (Ap 21;2, 22-27). Sus nombres se hallan tanto en el “rollo del cordero” como en el “libro de la vida” de Dios (Fl 4;3) (Ap 3;5) (“Perspicacia”, vol 2; pág 1198-1205).

En vista de que este rollo pertenece al Cordero, es lógico concluir que los nombres registrados en él corresponden a las personas que Dios le ha dado. (Rev 13:8; Jn 17:9, 24.) Por eso es significativo que la siguiente referencia al Cordero en el libro de Revelación lo presente de pie en el monte Sión, con 144.000 personas compradas de entre la humanidad. (Rev 14:1-5.) (Perspicacia, vol 2, pág. 498-503)

NO HAY LIBRO NI ROLLO PARA LOS NOMBRES DE LAS PERSONAS QUE ADORAN A LA SIMBÓLICA BESTIA SALVAJE

Contrariamente, los nombres de las personas que adoran a la simbólica bestia salvaje no se registran en el rollo del Cordero. (Ap 13;8) La bestia salvaje ha recibido su autoridad, poder y trono del dragón, Satanás el Diablo. Los que adoran a la bestia salvaje son, por lo tanto, parte de la ‘descendencia de la serpiente’  (Ap 13;2) (Jn 8:44) (Ap 12;9)

Antes de que les nacieran hijos a Adán y Eva, Jehová Dios anunció que habría enemistad entre la ‘descendencia de la mujer’ y la ‘descendencia de la serpiente’. (Gé 3:15.) Así, ya se determinó desde la fundación del mundo que ningún adorador de la bestia salvaje tendría su nombre escrito en el rollo del Cordero. Solo tendrían ese privilegio personas que fueran ‘sagradas’ desde el punto de vista de Dios. (Rev 21:27.)