miércoles, 5 de marzo de 2014

LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO ERAN DADOS INDIVIDUALMENTE A LOS CRISTIANOS

LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO ERAN DADOS INDIVIDUALMENTE A LOS CRISTIANOS
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Los dones de espíritu santo: de lenguas, de profetizar, de conocimiento, etc., eran dados individualmente a los cristianos   después de Pentecostés,  pero de  forma  incompleta. 
En  efecto,  el profeta,  por ejemplo,  revelaba  el futuro  de  manera  parcial,  pues no  conocía  a cabalidad lo que predecía (1Cor 13;9-10).
Y esto era  así porque  la Congregación estaba  todavía en  su infancia. Era como un pequeñuelo que se le puede mover de una opinión a otra, como si se le acunara, y por esto  necesitaba de los dones del espíritu santo (1Cor 13;11).   No era, pues, el  tiempo para que Dios  revelara ciertos asuntos.  Estos se veían con contornos nebulosos, como si los cristianos miraran en un espejo de metal sin una buena superficie reflactante (1Cor 13;12).
De todas  maneras, estos dones  no eran provechosos para  la edificación espiritual del  Pueblo de  Dios, si  quien los tenía,  no los  usaba con amor.  Si no se  tenía amor, y se hablaba en lenguas, se  venía a ser un pedazo de bronce sonante o un  címbalo estruendoso (1Cor 13;1); si no se tenía amor y se  profetizaba, no se era nada a la  vista de Jehová (1Cor 13;2); si no  se tenía amor, ni dar todas  las posesiones para alimentar al semejante, ni siquiera el martirio  en testimonio de la verdad, tenía valor alguno para Dios (1Cor 13;3).
En la transmisión de los dones del espíritu santo siempre intervenía por lo menos un apóstol o Pablo.  Por eso, esta transmisión de los dones del espíritu santo,  cesó, fue  eliminado al morir  el último  apóstol.  Por consiguiente, cuando las personas que  habían recibido esos dones de los apóstoles  murieron,  el  don  milagroso cesó.   Para  este  tiempo,  la congregación cristiana estaba bien fundada y se había extendido a muchos países, habiéndose  establecido como organización de  Dios (1Cor 13;8b). La  organización de  Dios ya  era  como un  hombre y,  por tanto,  había adquirido suficiente conocimiento  y ya no le eran  necesarios los dones de profecía, lengua y conocimiento procedentes del espíritu.
A partir de entonces,  el espíritu santo tuvo como templo,  no el cuerpo de cada  uno, sino el  cuerpo, en  conjunto, de la  organización.  Esta, estando llena  de su espíritu,  ha glorificado a  Dios (1Cor 6;19)  y ha dado su fruto (1Cor 13;8b).
Análisis
Pero si  esto fuera  así, porque los  Testigos de  Jehová, analizando (1Cor 13;9-10), dicen: "...nos  acercamos al conocimiento perfecto y 'lo que es completo' ha de  estar próximo". Si todavía no hemos llegado a 'lo  que es completo', que es cuando  'lo que es parcial será  eliminado' (1Cor  13;8b), ¿por  qué los  Testigos de  Jehová dicen que  los dones del espíritu  santo que es lo  que es parcial -siempre según los TJ- fueron  ya eliminados al establecerse en el siglo II, la congregación cristiana como organización de Dios?
"Muchas cosas tengo todavía que deciros, pero no podéis ahora con ellas. Pero, cuando  venga él,  el Espíritu  de verdad,  os enseñará  la verdad toda, porque no hablará por su cuenta,  sino que dirá todo lo que  oiga  y  os  instruirá  en  las  cosas  que  están por venir. El me glorificará, pues recibirá de lo mío, y os instruirá. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por esto os digo que recibe de los mío y os instruirá".  (Jn 16;12-15)
Cristo quería completar su enseñanza  sobre sus apóstoles, pero no puede "ahora",  porque no podrían comprender  ni recibir útilmente estas enseñanzas sublimes.  A pesar  de tener el mejor Maestro, su estado de  gentes sencillas  e imbuidas en  el ambiente  judío, y, sobre  todo, la  sublimidad  de las  enseñanzas,  no les  permitía recibirlas entonces.  Necesitaban  una transformación radical, que estaba  reservada,  en el  plan  del  Padre, a  Pentecostés,  como momento  inicial de  la acción  del Espíritu  en ellos.   Por eso, cuando venga el  Abogado, el Espíritu de verdad,  los "conducirá a la  verdad toda  entera".  (Jn  15;15)  (Jn 17;8)  (Jn 17;14)  (Mt 28;19-20)