s/TJ:
Incluso mientras estaba
agonizando en el madero, Jesús confirmó de manera contundente cuál es la esperanza
de la humanidad. Cuando el delincuente que estaba a su lado le dijo: “Acuérdate
de mí cuando entres en tu reino”, él le prometió: “Verdaderamente te digo hoy:
Estarás conmigo en el Paraíso” (Luc. 23:42, 43).
Puesto que este hombre seguramente era judío, no necesitaba que le explicaran qué era el Paraíso. Él ya conocía la esperanza de la vida eterna en un nuevo mundo en la Tierra. (“La Atalaya” 15/8/2009, pág 7-11)
Puesto que este hombre seguramente era judío, no necesitaba que le explicaran qué era el Paraíso. Él ya conocía la esperanza de la vida eterna en un nuevo mundo en la Tierra. (“La Atalaya” 15/8/2009, pág 7-11)
Análisis:
Jesús le dice al delincuente que estará con Él
en el “paraíso”? ¿Y dónde entonces se
creía estaba el “paraíso”?. Veamos (2Cor 12;1-4). ¿No dice
Pablo que fue arrebatado al tercer cielo (morada
de Dios y de Jesucristo glorificado), al paraíso? La
expresión “el tercer cielo”, para designar el lugar donde
mora Dios, está tomada del lenguaje que le era familiar, en conformidad con la
ciencia astronómica de entonces, que distinguía el cielo atmosférico, el de los
astros y el superior o empíreo. Este tercero, se corresponde con la otra
expresión “paraíso” que es de sabor más judío y es empleada por
Jesucristo para designar el lugar donde van las almas de los justos
después de la muerte (Lc 23;43). Allí en este “paraíso” o “tercer
cielo”, Pablo oyó palabras
“inexpresables” (NM) que el hombre no puede decir. Pablo se considera impotente
para expresar lo que allí contempló. Todo hace suponer que el apóstol Pablo
llegó, en su visión o revelación, hasta el máximo que puede alcanzar un hombre
en la vida, acercándose a la directa contemplación de Dios. Sencillamente,
Jesús le dijo al ladrón que estaría con Él en el cielo.
Porque,
fijémonos: En (Lc 23) Jesús no dice que al final Él estará con aquel hombre,
sino que aquel hombre estará con Él, ¿dónde?, en el Paraíso. Por lo
tanto, si al final Jesús estará en el cielo como rey del Reino de Dios, aquel
hombre estará con Jesús en el cielo, según su promesa, sea cual sea la
interpretación que queramos dar a “Paraíso”. No es lo mismo
estar “con” Jesús en el Reino de los cielos, como así dicen los TJ que están los 144.000
cristianos ungidos, que estar en la tierra “como súbdito”
de este reino.
s/TJ:
En cambio, lo que sí
hacía falta explicar era la esperanza celestial. Cuando Jesús les dijo a sus
discípulos que iría al cielo y les prepararía un lugar, ellos no le
entendieron (léase Juan 14:2-5). “Tengo muchas cosas que
decirles todavía —señaló más tarde—, pero no las pueden soportar ahora.
Sin embargo, cuando llegue aquel, el espíritu de la verdad, él los guiará a
toda la verdad.” (Juan 16:12, 13.) Los discípulos
no lograron entender que sus tronos estarían en el cielo sino hasta después
del Pentecostés del año 33, cuando fueron ungidos por espíritu santo para
llegar a ser reyes (1 Cor. 15:49; Col. 1:5; 1 Ped. 1:3, 4). La esperanza de la herencia celestial, que fue toda una revelación,
se convirtió en el tema principal de las cartas de las Escrituras Griegas
Cristianas. Ahora bien, ¿refuerzan dichas cartas la esperanza de que la
humanidad vivirá para siempre en la Tierra?
En su carta a los
Hebreos, el apóstol Pablo llamó a sus compañeros cristianos “hermanos santos,
participantes del llamamiento celestial”. Sin embargo, también indicó que Dios
ha puesto “la tierra habitada por venir” bajo la autoridad de Jesús (Heb. 2:3, 5; 3:1). En las
Escrituras Griegas Cristianas, la palabra original que se traduce “tierra
habitada” siempre se refiere al planeta habitado por seres humanos. Por tanto,
“la tierra habitada por venir” es el sistema de cosas que en el futuro habrá en
la Tierra bajo la autoridad de Cristo. Será entonces cuando Jesús hará que se
cumpla esta promesa de Dios: “Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán
para siempre sobre ella” (Sal. 37:29). (“La Atalaya”
15/8/2009, pág 7-11)
Análisis:
Son frecuentes
en la literatura judía y en las escuelas rabínicas las expresiones “siglo presente” y “siglo futuro” o “venidero”
para designar los períodos inmediatos anterior y posterior al Mesías, en los
que el “siglo futuro” es,
lógicamente, la denominada “época
mesiánica”, época que se inicia después de la vida de Jesús. Ej: “… no sólo en este siglo, sino también en el
venidero…” (Ef 1;21); “… para
librarnos del presente siglo malo…” (Gl 1;4); “... que no fue a los ángeles a quienes sometió el mundo venidero de
que hablamos…”. Y también: (Hb 6;5)(9;11)(10:1)(13;14)