martes, 25 de marzo de 2014

NADIE MORIRÁ, TODO EL MUNDO SE AMARÁ, LOS ANIMALES SERÁN AMIGABLES

s/TJ
El nuevo comienzo para llenar la Tierra con una raza justa de humanos se emprenderá después que pase la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso.

Empezará con los sobrevivientes terrestres de esa guerra universal, como fue representado por Noé y su familia cuando éstos salieron del arca de salvación después del Diluvio (Gn 9;1-7). Parejas casadas sobrevivieron aquel Diluvio, y su prole o descendientes se casaron, cuando alcanzaron la edad, entre sí. Igualmente la batalla del Armagedón no disolverá los lazos matrimoniales de los que la sobrevivan y podemos creer  y  esperar,   razonablemente,   que   el  Rey  Jesucristo autorizará matrimonios de personas solteras que sobrevivan al Armagedón, y sus matrimonios serán fructíferos con hijos. Aunque los hijos que nazcan entonces de sobrevivientes todavía imperfectos del Armagedón no nacerán perfectos, no habrá casos de niños que nazcan muertos o niños deformes. Nacerán en justicia, de padres justos, en el nuevo orden justo de Dios, y entonces no habrá necesidad de control artificial de la natalidad. 
No obstante, el matrimonio no será el único procedimiento que contribuirá a llenar la Tierra con súbditos justos del reino de Dios. El producir hijos por el matrimonio honorable de sobrevivientes del Armagedón y, a su vez, por aquellos hijos de después del Armagedón será aprobado por el Rey por evidentemente un tiempo limitado -no sabemos por cuantas generaciones-. ¿Por qué? Porque tendrá que tornar en cuenta el cumplimiento de una maravillosa profecía de la Palabra escrita de Dios. ¿Qué promesa? La de la resurrección de los muertos, la resurrección de aquellos cuyos nombres Dios no ha borrado de su memoria como siendo demasiado malos para ser reformados. La resurrección por Dios de su propio Hijo Jesucristo de entre los muertos fue una garantía de la resurrección de la humanidad en general (Jn 5;28-29)   ("La Atalaya" de 1.4.64, pág 210-211)  

Análisis:
Desde luego en este panorama no se ven inicuos por ninguna parte. Entonces, podríamos preguntarnos, ¿qué harán y dónde están en este panorama paradisíaco las personas a las que se les ha juzgado dignas de "una resurrección de juicio" porque van a practicar “cosas malas y viles" durante el Día del Juicio? Los propios TJ reconocen en otro lugar que será tal el desafuero de algunas personas que incluso será necesario eliminarlas antes de que acabe el Día del Juicio. ("Usted puede vivir...", pág 180). Y es lógico que el desafuero de estos sea en detrimento, muchísimas veces, de la felicidad de otros. 

En cuanto a los textos que invocan los TJ para describir esta nueva tierra, son de dos clases: del AT y del Ap. Los primeros son pasajes proféticos referentes a la nueva Jerusalén, sea de la Jerusalén de los tiempos mesiánicos, sea simplemente de la Jerusalén de los hebreos, reconstruida después del destierro de Babilonia. Los profetas describen la felicidad que Dios promete a los judíos del destierro a la vuelta de su país. Al anunciarles los tiempos mesiánicos, se valen de imágenes poéticas de la paz y la alegría que les traerá el Mesías. Emplean igualmente las imágenes de la prosperidad material para anunciar a su pueblo, todavía en la infancia, la alegría y paz interior, que procurará la revelación de Cristo y del Nuevo Testamento. No se trata, pues, de una felicidad terrena. 

Otros textos relativos a la nueva Tierra son sacados del Apocalipsis, donde se trata expresamente de 'un cielo nuevo y una tierra nueva' (Ap 21;1). La expresión proviene de (Is 65;17) S.Juan habla aquí de una tierra transformada, que formará parte de la alegría de los elegidos después de la resurrección y del último juicio. Pero leyendo el contexto, se ve que él no ha querido indicar ninguna oposición entre el cielo y la tierra, como si dos grupos diferentes debieran habitar el uno y la otra. Al contrario, aparece claramente que se trata de una sociedad completa y única de todos los que serán salvados: "Y la Ciudad Santa, la Jerusalén nueva, la vi bajar del cielo, de junto a Dios preparada como una novia adornada para su esposo. Y oí una voz potente salida del trono que decía; “Esta es la morada de Dios entre los hombres. Y pondrá su morada entre ellos, y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios estará con ellos” (Ap 21;2-3) Esta ciudad es, evidentemente, la sociedad de todos los elegidos unidos entre ellos como piedras de un edificio. 

s/TJ:
Esto significa que no habrá políticos faltos de honradez ni líderes egoístas y voraces de los negocios para oprimir a la gente. Tampoco llevará la gente la carga de altos impuestos para pagar por armas militares. Nunca volverá alguien a estar sin buen alimento y sin vivienda cómoda porque no pueda pagar por esas cosas. El desempleo, la inflación y los precios altos ya no existirán. Habrán dejado de existir los problemas que causan sufrimiento a las Familias hoy día. Toda persona tendrá trabajo agradable y podrá ver el resultado de su labor y disfrutar de ello   ("Usted puede vivir...” pág 159)  
Personas de toda raza y nacionalidad aprenderán a vivir juntas como una sola familia de hermanos y hermanas.    Verdaderamente se amarán unas a otras. Nadie será egoísta y desconsiderado. Nadie odiará a otra persona sólo por razones de raza, color o procedencia. El prejuicio dejará de existir. Toda persona en la Tierra llegará a ser verdadero amigo y prójimo de toda otra persona   ('Usted puede vivir ...”, pág 163) 
Los hogares y jardines serán hermosos. Las personas serán amorosas y bondadosas. Los animales serán  amigables. Pero es que además, ni enfermaremos ni envejeceremos ni moriremos. Los que son viejos hasta rejuvenecerán (ls 33;24) (Job 33;25)   ('Usted puede vivir...”, pág l64-165) ("¡Despertad!” de 8.12.67, pág 5 y ss)  
En la nueva Tierra paradisíaca, nadie que viva en salud juvenil perfecta querrá morir alguna vez. ¡Y nadie tendrá que morir!  ("Usted puede vivir ...” ,pág 165)  
Análisis
Pero entonces, ¿cómo debemos entender (Is 65;20): “Ya no llegará a haber de aquel lugar un niño de pecho de unos cuantos días de edad, ni un anciano que no cumpla sus días; porque uno morirá como mero muchacho, aunque cuente con cien años de edad; y en cuanto al pecador, aunque cuente con cien años de edad se invocará el mal contra él” (NM) “No habrá allí niño que muera de pocos días, ni viejo que no cumpla los suyos. Morir a los cien años será  morir niño, y no llegar a los cien años será tenido por maldición.” (NC)  Queda claro que en la “Nueva Tierra” ¡También se morirá!... porque “morir a los cien años será morir niño” y “no llegar a los cien años será tenido por maldición”. 
Los TJ nos dicen, por otra parte, que “la vida de los animales que son inferiores al hombre, es de menor valor que la vida del hombre. El Creador no hizo a estos animales para que vivieran para siempre” (2Pe 2;12) ('Usted puede sobrevivir...' pág 33). Entonces, ¿porque nos dicen que los animales serán amigables? Ante los sentimientos humanos, a medida que vayan muriendo causarán pena y dolor, lo que está en contra de la felicidad absoluta que -s/TJ- deberá reinar. ¿O es que las personas ya no tendrán sentimientos?  Y, en la etapa definitiva del Reino de Dios, ¿No  habrá desaparecido la muerte?  ¿O es que la muerte de los animales no es 'muerte'? 

s/TJ
Ya que resucitarán los que están en las tumbas conmemorativas, en aquel tiempo, en vez de anuncios de muertes, habrá gozosos informes de los que habrán sido resucitados. ¡Qué maravilloso será dar la bienvenida de entre los muertos a padres, madres, hijos y otras personas amadas que ahora está en el sepulcro!   ("Usted puede vivir...”, el pág 165)  
Análisis
¡Y que desgraciado será -digo yo- aquél que espera que resucite un ser querido y no lo haga por haber sido condenado!